Por Rodrigo Meza
Cuando se habla del movimiento social en Chile, tendemos a pensar en el pueblo, en la gente común y corriente, frecuentemente caracterizado por ambientalistas, trabajadores, estudiantes, representantes de la diversidad sexual, entre otros. Sin embargo, quisiera proponer la existencia de un (otro) movimiento social que habitualmente no se ve a sí mismo como un “movimiento social”, el cual se encuentra radicado dentro de la elite chilena: los poseedores del capital intelectual y monetario del país.
Muchísimas veces más influyente y poderoso, este (otro) movimiento social opera y se articula a través de organizaciones de la sociedad civil, es decir, las llamadas ONG’s, Fundaciones, Asociaciones, entre otras. No forman parte del Movimiento Social, ya que su lógica más técnica los obliga a mantener cierta distancia “objetiva”, pero eso no les impide participar de una forma u otra.
El buen manejo de las disputas internas y la especificidad de las acciones que proponen las organizaciones de derecha son las responsables del poder de convocatoria que logran, así como de la constante presencia de voluntarios y de recursos económicos que las sustentan.
Las organizaciones de izquierda tienden a sentirse más parte del movimiento social, casi como sostenedores de la filosofía detrás de tal movimiento. Ahí están Fundación Sol, por el lado de los trabajadores o Fundación Terram por el lado de los ambientalistas, por dar algunos ejemplos.
Por su parte, las personas de derecha tienden a sentirse parte de organizaciones más específicas, pero que pueden llegar a tener un gran impacto en la sociedad, como Techo o la Teletón. No tan trascendentales para la izquierda, sin duda son temas importantes, pero abordados con la lógica de la derecha, con empresas auspiciadoras, publicidad, lobby, etc.
¿Cuál es el panorama general de este (otro) movimiento social? Las organizaciones civiles de ambos lados no son capaces de organizarse entre sí para potenciar sus propios fines, pese a su supuesta superioridad técnica y “objetiva”.
Por la izquierda, si bien existen conglomerados como Acción que buscan generar una organización más fuerte para causas comunes, aún persisten viejas disputas entre algunas organizaciones, nacidas de desconfianzas que tienen tan fragmentado a este sector político. También poseen una falta crónica de financiamiento, debido tal vez a su reticencia para captar fondos de empresas.
Por la derecha, las organizaciones parecieran ser más sólidas, en parte gracias a los recursos que logran obtener de sus auspiciadores, socios y donadores. También demuestran mayor capacidad de participar en proyectos conjuntos, siempre y cuando no toquen temas sensibles o de índole moral, lo cual tiende a dejar fuera temas muy importantes para el conjunto de la sociedad.
Mi hipótesis es que el buen manejo de las disputas internas y la especificidad de las acciones que proponen las organizaciones de derecha son las responsables del poder de convocatoria que logran, así como de la constante presencia de voluntarios y de recursos económicos que las sustentan.
Mientras la derecha se reúne en una especie de “touch and go” para abordar temas específicos, con metas, visiones y misiones, la izquierda necesita de mesas de discusión y de convocatorias masivas, de horizontalidad, solo para decidir en qué invertir las energías. Ahí está probablemente el mayor el triunfo de un lado y la mayor miseria del otro.
En este contexto, se supone que nos encontramos en una coyuntura histórica, donde se esperan importantes cambios sociales, políticos y económicos, sin embargo, el texto entre líneas indica que las cosas no han cambiado mucho, solo se han diversificado y ampliado los temas, pero las relaciones sociales y sus limitaciones siguen siendo las mismas de hace décadas en Chile.
El desafío estaría entonces en encontrar una voz común, una gran causa nacional que genere el efecto positivo en cadena que beneficie a todas las organizaciones de la sociedad civil por igual. Se viene Populusaurio 2014 este 11 de octubre, así que quién sabe lo que pasará.
Ojalá que sea más que un mall de hobbies.
Fuente: El Quinto Poder