Como trabajadores y trabajadoras coincidimos en la necesidad imperiosa de generar una reforma al código del trabajo, de eso no hay duda. Gozando del más amplio acuerdo al interior del movimiento de trabajadores/as con respecto a los aspectos concretos que debieran materializarse en cualquier intento serio de modificar el plan laboral de la dictadura, nos mantuvimos expectantes sobre el proyecto que emanaría del gobierno, y que al menos nominalmente, contenía varios de estos aspectos.
Sin embargo, los antecedentes del ejecutivo en materias como la ley del multirut, el reajuste del salario mínimo y las constantes reuniones con la CPC y la SOFOFA que antecedieron el advenimiento del proyecto, hacían vislumbrar un escenario más bien magro.
De hecho así fue.
Si bien el proyecto aprobado por la cámara de diputados y que se discute ahora en la cámara alta dejaba bastante que desear, la aparente incapacidad de los trabajadores y trabajadoras para generar un escenario que obligara al ejecutivo y al empresariado a negociar en un escenario menos asimétrico, fue una señal que se tomó como una oportunidad para profundizar las medidas regresivas y limitar cualquier aspecto positivo que pudiese existir en el proyecto. Así las indicaciones propuestas por el gobierno el pasado 9 de Diciembre vienen a cerrar cualquier posibilidad de “modernización de las relaciones laborales”.
La defensa del derecho a huelga y el fin del reemplazo que había anticipado el gobierno y defendido la CUT, aunque ya se encontraban limitados en el proyecto original con el concepto de servicios mínimos, se ven aún más vacíos cuando se pretende permitir la contratación de personal con dos meses anterior a la negociación colectiva y la incorporación del concepto de “adecuaciones necesarias”, mediante el cual el empleador podrá realizar ajustes en turnos y horarios con el fin que las trabajadoras y trabajadores no involucrados en la huelga realicen las funciones pactadas en sus contratos de trabajo, incentivando así a la polifuncionalidad.
Por otro lado se incorporan figuras que permiten el descuelgue individual en huelga, acortando los plazos para el descuelgue inclusive a 6 días en las micro y pequeñas empresas, así como el descuelgue colectivo en huelga votando las nuevas ofertas del empleador.
Otras indicaciones proponen aumentar el quórum de constitución de los sindicatos manteniendo los/as 8 requeridos/as, pero mientras estos representen al menos el 50% de los/as trabajadores/ de la empresa.
Además se requerirá mantener este quórum para poder negociar colectivamente. Por otro lado, se permitirá a las empresas realizar por su cuenta o subcontratar los servicios que pudiesen truncarse por posibles huelgas de trabajadores/as subcontratados/as.
Un intento claro por debilitar las aspiraciones de sectores que han logrado por la vía de los hechos sobrepasar la restrictiva legislación nacional en favor de los y las trabajadoras.
Esto último es particularmente grave para el sector que represento, a saber los/as trabajadores/as de Aseo y Ornato, donde existen más de 13.000 trabajadores/as subcontratados/as a nivel nacional y en donde las mandantes son las municipalidades, delegando un servicio público que por excelencia y a nivel histórico ha sido parte de las funciones estatales.
Sin duda, estas modificaciones intentan desligar definitivamente a las mandantes de sus responsabilidades sobre las relaciones laborales existentes con los/as trabajadores/as externalizados/as, lo que en nuestro sector se refuerza con el despojo absoluto del derecho a huelga por encontrarnos dentro de la categoría de servicios de primera necesidad, figura incorporada en el proyecto original.
Al interior de la CUT los ánimos están intranquilos, ya que el supuesto quiebre con el gobierno tras las nuevas indicaciones presentadas deben materializarse en algo más que simples descargos. La política de los trabajadores y trabajadoras no puede remitirse solo a los comunicados e intervenciones en la prensa.
¿Podrá la dirección de la CUT estar a la altura del proceso o matizará su descontento en tanto militantes de partidos de la NM? El escenario ha cambiado, ya ni siquiera el tibio proyecto que defendían se sostiene y mientras tanto nos dirigimos hacia un Chile donde las relaciones laborales serán aún más asimétricas en desmedro de los trabajadores y las trabajadoras
(*) Presidente FENASITRASUR