Como se esperaba, las diferencias sobre el concepto y la práctica en materia de derechos humanos fue el principal escollo en la reunión para normalizar las reuniones entre Estados Unidos y Cuba, que acaba de celebrarse en La Habana. Cerrando los ojos ante la realidad de la cárcel de Guantánamo y los problemas raciales de su país, Roberta Jacobson, Subsecretaria Hemisférica del Departamento de Estado, declaro que para Estados Unidos es indispensable que Cuba “mejore las condiciones de respeto a los derechos humanos”, incluyendo la libertad de expresión y de reunión. La negociadora cubana, Josefina Vidal, encargada de asuntos de Estados Unidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores de su país, declaró que en materia de derechos humanos, Cuba estaba orgullosa de haber logrado que los ciudadanos de su nación tengan acceso universal a derechos humanos básicos como son la salud y la educación.
En la declaración final de esta primera reunión cara a cara entre los altos funcionarios diplomáticos de ambos países quedaron estampadas sus “profundas diferencias” en materia de derechos humanos.
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“Como elemento central de nuestra política, presionamos al gobierno cubano para que mejore las condiciones de los derechos humanos, incluida la libertad de expresión y de reunión”, dijo la jefa de la delegación estadounidense, Roberta Jacobson, en una declaración por escrito en español emitida al término de la jornada de negociaciones.
“La palabra presión no se usó”, replicó de inmediato la jefa negociadora cubana, Josefina Vidal. “Cuba ha demostrado a lo largo de su historia que nunca ha respondido ni responderá a presiones”, continuó con el gesto serio, aunque reconoció que existió “un intercambio en el que cada parte afirmó las visiones y concepciones que tiene sobre el tema del ejercicio de los derechos humanos”.
Más allá de la discusión sobre si hubo o no “presión” (en el comunicado en inglés se usa la palabra “pressed”, que también puede ser traducida como hacer hincapié en algo) el hecho es que en su primera cita oficial desde que los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaran en diciembre el primer cambio de política bilateral en más de medio siglo, Cuba y EE UU tropezaron sobre el mismo tema que los ha mantenido en tensión durante décadas.
Jacobson insistió en que la defensa de los derechos humanos y libertades fundamentales como la de expresión o reunión son parte “central” de la agenda a discutir con Cuba. La más alta funcionaria estadounidense que pisa la isla en más de tres décadas se reunirá este viernes, antes de concluir su visita a La Habana, con un grupo de disidentes, dentro de la política de EE UU de aprovechar este tipo de visitas oficiales para contactar con la “sociedad civil”.
Cuba por su parte sostiene que los dos países tienen “diferentes concepciones” sobre lo que son derechos humanos, aspecto en el que la isla se jacta de logros sociales como el acceso universal a la salud y la educación.
Vidal volvió a lanzar este jueves la oferta a Washington de celebrar un encuentro diferenciado, “respetuoso y sobre bases de reciprocidad”, para abordar esta materia, en la que indicó además que considera que Washington tiene también que dar más de una explicación.
“Cuba tiene preocupaciones sobre el ejercicio de derechos humanos en EE UU”, contraatacó la jefa de la delegación cubana. En un comunicado, Cuba precisa que esa preocupación se refiere, entre otras cosas a la “persistente ilegalidad de las detenciones en Guantánamo y los reconocidos actos de tortura que allí se cometen”, así como la “brutalidad y el abuso policial” en casos como el de Ferguson que “evidencian el incremento del racismo y la discriminación racial”. La “desigualdad salarial” y otras “limitaciones al ejercicio de las libertades sindicales y de negociación” son otras de las “preocupaciones” cubanas en EE UU.
Las dos partes concluyeron su primera ronda de negociaciones haciendo votos para continuar el diálogo en todos sus puntos, incluidos los derechos humanos. Aunque todavía no hay fecha para la próxima cita.