Un informe preliminar de especialistas de la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria, reveló que la ciudad de Palmira sufrió significativos e ireparables daños por parte de los terroristas del Estado Islámico.
De acuerdo con Ahmad Deeh, jefe del grupo de expertos, además de la destrucción de los templos de Bel y Bal Shamin, el vandalismo de los armados provocó serias afectaciones en el Museo, Arco del Triuno, la estatua del León de Lat y el Castillo a la entrada de la antigua Ciudadela.
El funcionario indicó que dicha labor es intensa pero que a determinados sitios no se ha podido llegar por la enorme cantidad de minas dejadas por los terroristas y que requieren un esfuerzo adicional.
Añadió que en varios de los casos detectados es posible restaurarlos, entre ellos la monumental estatua del León de Lat, la cual data del Siglo II de nuestra era, con 3.5 metros de altura y unas 15 toneladas de peso y única de su tipo en el mundo.
Explicó que fue imposible llegar hasta la zona de las Tumbas Torres destruidas por los terroristas en septiembre pasado, y sólo se logró fotografiarlas a distancia y que pueden haber sufrido excavaciones clandestinas y robos.
Deeh informó que la misión iniciará la ejecución de un proyecto urgente para el Castillo y el Museo, y otros para una restauración a largo plazo del Arco del Triunfo y los templos de Bel y Bal Shamin.
Precisó que la Dirección General de Antigüedades a través de su comunicación con la Interpol, da seguimiento al tema del robo de los terroristas a la arqueología siria en general con el fin de recuperar lo robado.
Palmira es uno de los seis sitios arqueológicos de Siria declarados Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones para la Educación, la Ciencia y la Cultura en 1980.
La ciudad fue ocupada por el Estado Islámico en mayo del 2015 y su parte más antigua ocupa una extensión aproximada de 0,36 hectáreas en el medio del desierto sirio, a unos 245 kilómetros al norte de Damasco.
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