Ha quedado claramente de manifiesto en los últimos días lo que se oculta detrás del proceso de “impeachment” impulsado por el presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, contra la presidenta Dilma Rousseff, electa hace poco más de un año.
Se trata de una maniobra diversionista para salvarse de las acusaciones de corrupción en vasta escala que pesan sobre él.. Tan es así, que el martes 15 la policía allanó sus domicilios y oficinas, y el Congreso abrió una investigación en su contra, que puede conducir a que pierda su mandato.
Acusado por la fiscalía de recibir sobornos millonarios en el marco del megafraude a la empresa petrolera estatal Petrobras, Eduardo Cunha habrá de ser investigado además por el Consejo de Ética del Congreso por ocultar sus abultadas cuentas en Suiza.
La policía realizó los allanamientos para “evitar que pruebas importantes sean destruidas”. Del domicilio de Cunha en Brasilia se llevaron su computadora y su teléfono celular. También fueron allanados su domicilio y sus oficinas en Río de Janeiro. Pasó de la condición de acusador a la de acusado.
Lo mismo ocurrió con las oficinas de dos legisladores y de los ministros de Turismo y de Ciencia y Tecnología, pertenecientes todos ellos al mismo partido de Cunha, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
Cunha fue acusado por la Fiscalía en agosto de haber cobrado sobornos por al menos cinco millones de dólares en el marco de la red de corrupción que defraudaba a Petrobras. Las autoridades investigan asimismo si se quedó con dinero de origen sospechoso en cuentas bancarias en Suiza que no declaró y cuya existencia fue confirmada por el banco suizo donde efectuó los depósitos.
El Consejo de Ética de la Cámara de Diputados decidió el martes abrir una investigación para establecer si Cunha violó el Código de Ética de la institución al asegurar a sus pares que no poseía ninguna cuenta no declarada al fisco en el exterior.
Cunha dispone de un plazo para defenderse ante el Consejo de Ética, que al cabo de tres meses emitirá una recomendación. El plenario de la Cámara puede luego poner fin a su mandato.
Esa es la razón por la cual las grandes manifestaciones populares que han estado recorriendo muchas ciudades de Brasil en defensa del gobierno de Dilma Rousseff incorporaron la consigna: “¡Fora Cunha!”.
A ello se suma otra razón, y es la conducta asumida por Cunha y su sector evangélico en relación con importantes temas legislativos que están en debate, entre ellos aumentar las restricciones a los abortos en casos de violación y reducir la edad penal a 16 años.
Esto ha provocado la repulsa de movimientos sociales diversos, al punto de que legisladores del PT y de otros partidos de izquierda, como el PSOL y la Rede de Marina Silva reclamaron a la Corte Suprema el alejamiento de Cunha de la presidencia de la Cámara.
Esa fue una de las más destacadas noticias internacionales del martes, junto a la del acuerdo entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC-EP para el establecimiento de una paz duradera en Colombia. La presidenta Dilma afirmó en un comunicado que “espero que todos los hechos investigados sean esclarecidos lo más rápidamente posible, y que se establezca la verdad”.
Las informaciones sobre los allanamientos en los domicilios de Cunha insistían en que su objetivo era evitar que se destruyeran evidencias de los delitos denunciados.
La senadora Constanza Moreira, profunda conocedora de la realidad brasileña, ha publicado un exhaustivo artículo, titulado: “Riesgo Brasil. El juicio político contra Dilma”, en el cual examina sucesivamente el factor Cunha, el factor Temer, el factor financiero y una breve historia del proceso de “impeachment”.
En el capítulo dedicado al vicepresidente Michel Temer, señala que éste maniobra con la aspiración de pasar a ocupar la presidencia, y con esa intención ya ha diseñado las líneas para un futuro gobierno (“que causa escalofríos”, señala Constanza), ya que incluye recortes al presupuesto público, privatización y desregulación, apuesta al sector privado como organizador de la economía, flexibilización laboral, reforma tributaria. Esto es precisamente lo que está en juego en la actual coyuntura brasileña.
Lo confirma citando un análisis del ex presidente de la Orden de Abogados de Brasil, Vladih Damous, quien afirma:
“Hay una tentativa de golpe parlamentario en la tramitación del proceso de impeachment contra la presidenta. Si el proceso prospera aún en ausencia de los presupuestos para los que la Constitución lo prevé, tendremos simplemente un golpe, aunque disfrazado y escondido”. Como se hizo en Paraguay y en Honduras.
Para evitarlo, el pueblo brasileño se está movilizando intensamente en todo el país.
Fuente: La República