jueves, marzo 28, 2024
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Historia en Vivo y en Directo: Cuba y Estados Unidos Reestablecen Relaciones Diplomáticas Después de 54 Años

El presidente Obama se congratuló hoy por el inicio de un «nuevo capítulo» en las relaciones Cuba y Estados Unidos, al confirmar que EE.UU. y Cuba abrirán sus respectivas capitales a finales de este mes, mientras las relaciones diplomáticas quedan restablecidas formalmente entre los dos países por primera vez en más de 50 años. A su turno, el presidente de Cuba, Raúl Castro, ratificó hoy la decisión de restablecer relaciones diplomáticas con Estados Unidos y abrir misiones diplomáticas permanentes en los respectivos países, a partir del 20 de julio de 2015.

 

Estados Unidos y Cuba reabrirán sus respectivas embajadas el próximo 20 de julio, según informó el ministerio de Relaciones Exteriores cubano.

A través de un escueto comunicado oficial, Cuba informó que el ministro interino de Relaciones Exteriores, Marcelino Medina, recibió este miércoles en la sede de la Cancillería al jefe de la Sección de Intereses de los EE.UU en La Habana, Jeffrey DeLaurentis, quien le entregó una carta del presidente Barack Obama dirigida a Raúl Castro.

Se indicó que en la carta se «confirma la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas entre los dos países y abrir misiones diplomáticas permanentes en las respectivas capitales, a partir del 20 de julio de 2015».

El esperado anuncio llega pasados seis meses desde el 17 de diciembre de 2014, la fecha en la que los presidentes de ambos países informaron del inicio de un proceso para restaurar sus relaciones diplomáticas, rotas en 1961.

La apertura de embajadas en La Habana y Washington culminará la fase de la restauración de los vínculos diplomáticos.

Ello no supone la normalización total de relaciones, ya que para esto Cuba exige el levantamiento del embargo económico, comercial y financiero que Estados Unidos aplica a la isla, así como la devolución de los terrenos de la Base Naval de Guantánamo.

La parte cubana asume esta decisión, animada por la intención recíproca de desarrollar relaciones respetuosas y de cooperación entre nuestros pueblos y gobiernos, subraya una carta del dignatario divulgada por la televisión nacional.

Cuba se inspira asimismo en los principios y propósitos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, a saber, la igualdad soberana, el arreglo de las controversias por medios pacíficos, puntualiza el jefe de Estado.

Asimismo, abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, la no intervención en los asuntos que son de la jurisdicción interna de los Estados.

Señala que el fomento de las relaciones de amistad entre las naciones deben estar basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y la cooperación en la solución de problemas internacionales, en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos.

Lo anteriormente expresado está en conformidad con el espíritu y las normas establecidas en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas del 18 de abril de 1961 y en la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares del 24 de abril de 1963, de las cuales Cuba y Estados Unidos son Estados Parte, y estas regirán los nexos bilaterales, enfatizó el mandatario.

En tanto una declaración del gobierno cubano recalca que no podrá haber relaciones normales entre ambas naciones mientras se mantenga el bloqueo económico, comercial y financiero que se aplica con todo rigor, provoca daños y carencias al pueblo cubano.

El documento considera esta política el obstáculo principal al desarrollo de la economía, constituye una violación del Derecho Internacional y afecta los intereses de todos los países, incluyendo los de Estados Unidos.

Para alcanzar la normalización será indispensable también que se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo, cesen las transmisiones radiales y televisivas hacia Cuba que son violatorias de las normas internacionales y lesivas a nuestra soberanía.

También demanda la eliminación de los programas dirigidos a promover la subversión y la desestabilización internas, y se compense al pueblo cubano por los daños humanos y económicos provocados por las políticas de Washington.

El texto reconoce las decisiones adoptadas hasta el momento por el presidente norteamericano, Barack Obama, de excluir a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo internacional.

También de instar al Congreso de su país a levantar el bloqueo y de comenzar a adoptar medidas para modificar la aplicación de aspectos de esta política en uso de sus prerrogativas ejecutivas.

Como parte del proceso hacia la normalización de las relaciones, a su vez, habrá que construir las bases de unos vínculos inexistentes entre ambos países en toda su historia, explica la declaración.

Estos vínculos deberán cimentarse en el respeto absoluto a la independencia y soberanía; el derecho inalienable de todo Estado a elegir el sistema político, económico, social y cultural, sin injerencia de ninguna forma.

El gobierno de Cuba reitera la disposición a mantener un diálogo respetuoso con Estados Unidos y a desarrollar relaciones de convivencia civilizada, basadas en el respeto a las diferencias entre ambos gobiernos y en la cooperación en temas de beneficio mutuo.

Palabras del Presidente de EEUU Barack Obama sobre el reinicio de las relaciones diplomáticas con Cuba, en el Rose Garden, de la Casa Blanca.

EL PRESIDENTE:

Buenos días a todos. Por favor, tomen asiento.

Hace más de 54 años, en medio de la guerra fría, Estados Unidos cerró su embajada en La Habana. Hoy, puedo anunciar que Estados Unidos ha acordado restablecer formalmente sus relaciones diplomáticas con la República de Cuba, y volver a abrir embajadas en nuestros respectivos países. Se trata de un paso histórico en nuestros esfuerzos por normalizar las relaciones con el gobierno y el pueblo cubano y empezar un nuevo capítulo con nuestros vecinos de las Américas.

Cuando Estados Unidos cerró nuestra embajada en 1961, creo que nadie pensó que pasaría más de medio siglo antes de que se volviera a abrir. Después de todo, nuestras naciones están separadas por tan solo 90 millas, y hay lazos muy estrechos de familias y amigos entre nuestros pueblos. Pero ha habido diferencias de significancia profunda y real entre nuestros gobiernos y a veces nos dejamos atrapar por una cierta forma de hacer las cosas.

Para Estados Unidos eso significó aferrarse a una política que no funcionaba. En lugar de apoyar la democracia y las oportunidades para el pueblo cubano, con el paso del tiempo nuestros esfuerzos por aislar a Cuba, a pesar de las buenas intenciones, tuvieron un efecto opuesto — cimentando el statu quo y aislando a Estados Unidos de nuestros vecinos en este hemisferio. El progreso que logramos hoy es una prueba más de que no tenemos que ser prisioneros del pasado. Cuando algo no funciona podemos cambiarlo y lo cambiaremos.

El diciembre pasado, anuncié que Estados Unidos y Cuba habían decidido tomar medidas para normalizar nuestra relación. Como parte de ese esfuerzo, el Presidente Raúl Castro y yo pedimos a nuestros equipos que negociaran el restablecimiento de las embajadas. Desde entonces, nuestro Departamento de Estado ha trabajado arduamente con sus homólogos en Cuba para alcanzar ese objetivo. Y posteriormente este verano, el Secretario Kerry viajará a La Habana para izar formalmente y con orgullo la bandera estadounidense sobre la embajada una vez más.

Este acto no es meramente simbólico. Con este cambio, podremos aumentar considerablemente nuestro contacto con el pueblo cubano. Tendremos más personal en nuestra embajada, y nuestros diplomáticos podrán participar de manera más extensa a en toda la isla. Esto incluirá al gobierno cubano, la sociedad civil y los ciudadanos cubanos que buscan alcanzar una vida mejor.

Con respecto a los temas de interés común, como el antiterrorismo, la respuesta ante desastres y el desarrollo, encontraremos formas nuevas de cooperar con Cuba. Y he dejado claro que también seguiremos teniendo diferencias muy serias. Que incluyen el apoyo duradero de Estados Unidos por los valores universales, como la libertad de expresión y asociación, y el acceso a la información. Y no dudaremos en protestar cuando veamos que se actúa de manera contradictoria a esos valores.

No obstante, creo con firmeza que la mejor forma que tiene Estados Unidos de apoyar nuestros valores es a través del compromiso. Por eso ya hemos tomado medidas para permitir más viajes, contacto interpersonal y lazos comerciales entre Estados Unidos y Cuba. Y seguiremos haciéndolo de aquí en adelante.

Desde diciembre ya hemos visto mucho entusiasmo hacia este nuevo enfoque. Líderes a través de las Américas han demostrado su apoyo por el cambio en nuestra política; lo escucharon ayer, cuando lo expresó la Presidenta Dilma Rousseff. Las encuestas de opinión pública en los dos países revelan mucho apoyo por este compromiso. Un cubano dijo, “he estado preparado para esto toda mi vida”. Y otro dijo, “es como un trago de oxígeno”. Una maestra cubana dijo sencillamente: “somos vecinos. Ahora podemos ser amigos”.

Aquí en Estados Unidos, hemos visto el mismo entusiasmo. Hay estadounidenses que quieren viajar a Cuba y empresas que quieren invertir en Cuba. Universidades de Estados Unidos que quieren asociarse con Cuba. Ante todo, hay estadounidenses que quieren llegar a conocer a sus vecinos al sur. Y mediante ese compromiso, también podemos ayudar al pueblo cubano a mejorar sus propias vidas. Un cubano americano tenía la esperanza de “reunir a las familias y abrir las vías de comunicaciones”. Otro dijo simplemente: “no se puede mantener secuestrado el futuro de Cuba por lo que sucedió en el pasado”.

Y de esto se trata: una decisión entre el futuro y el pasado.

Los estadounidenses y los cubanos por igual están listos para avanzar. Considero que es hora de que el Congreso haga lo mismo. Le he pedido al Congreso que tome medidas para levantar el embargo que evita que los estadounidenses hagan negocios con Cuba. Ya hemos visto que miembros de ambos partidos han comenzado este trabajo. Al fin y al cabo, ¿por qué se iba a oponer Washington a la voluntad de su propio pueblo?

Sí, están quienes quieren dar marcha atrás al reloj y redoblar una política de aislamiento. Pero ya es más que hora de que nos demos cuenta de que este enfoque no funciona. Lleva cincuenta años sin funcionar. Cierra las puertas de Estados Unidos al futuro de Cuba y solo empeora las vidas del pueblo cubano.

Entonces me gustaría pedirle al Congreso que escuche al pueblo cubano. Que escuche al pueblo estadounidense. Que escuche las palabras de un cubano americano orgulloso, Carlos Gutiérrez, quién hace poco habló en contra de la política del pasado, diciendo: “Me pregunto si los cubanos que tienen que ponerse en fila durante horas bajo el sol ardiente de La Habana para conseguir las necesidades más básicas sienten que ese enfoque les ayuda”.

Por supuesto, nadie espera que Cuba se transforme de la noche a la mañana. Pero creo que el compromiso Estadounidense – mediante nuestra embajada, nuestras empresas, y ante todo, nuestro pueblo – es la mejor manera de representar nuestros intereses y apoyar la democracia y los derechos humanos. Una y otra vez, Estados Unidos ha demostrado que parte de nuestro liderazgo en el mundo se basa en nuestra capacidad de cambiar. Es lo que inspira al mundo a alcanzar algo mejor.

Hace un año tal vez habría parecido imposible que Estados Unidos tuviera una vez más su bandera y sus barras y estrellas volando sobre la embajada en La Habana. Así es el cambio.

En enero de 1961, el año en el que nací, cuando el Presidente Eisenhower anunció el fin de nuestras relaciones con Cuba, dijo: “espero y confío que en un futuro no muy lejano sea posible que la amistad histórica entre nosotros encuentre su reflejo en relaciones normales de todo tipo”. Bueno, ha tomado tiempo, pero considero que ha llegado la hora. Y que nos espera un futuro mejor.

Muchas gracias. Y quiero agradecer a algunos de mi equipo que trabajaron con diligencia para que esto suceda. Ellos están aquí. No siempre se les reconoce. Estamos muy orgullosos de ellos. Buen trabajo.

(Tomado de The White House)

Carta del Presidente cubano Raúl Castro a Barack Obama

La Habana, 1ro de julio de 2015

Señor Presidente:

En consonancia con los anuncios del 17 de diciembre de 2014 y las conversaciones de alto nivel entre nuestros gobiernos, me complace dirigirme a Usted para confirmar que la República de Cuba ha decidido restablecer relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de América y abrir misiones diplomáticas permanentes en nuestros respectivos países, el 20 de julio de 2015.

La parte cubana asume esta decisión, animada por la intención recíproca de desarrollar relaciones respetuosas y de cooperación entre nuestros pueblos y gobiernos.

Cuba se inspira asimismo en los principios y propósitos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, a saber, la igualdad soberana, el arreglo de las controversias por medios pacíficos, abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier  Estado, la  no  intervención  en  los  asuntos  que  son  de  la jurisdicción interna de los Estados, el fomento de relaciones de amistad entre las naciones basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y la cooperación en la solución de problemas internacionales y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos.

Lo anteriormente expresado está en conformidad con el espíritu y las normas establecidas en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas del 18 de abril de 1961 y en la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares del 24 de abril de 1963, de las cuales tanto la República de Cuba como los Estados Unidos de América son Estados Parte, y regirán las relaciones diplomáticas y consulares entre la República de Cuba y los Estados Unidos de América.

Hago propicia la oportunidad para expresarle, señor Presidente, el testimonio de nuestra consideración.

Raúl Castro Ruz

Declaración del Gobierno Revolucionario de Cuba sobre relaciones con EE.UU.

El 1 de julio de 2015, el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz y el presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama intercambiaron cartas mediante las cuales confirmaron la decisión de restablecer relaciones diplomáticas entre los dos países y abrir misiones diplomáticaspermanentes en las respectivas capitales, a partir del 20 de julio de 2015.

Ese mismo día, se realizará la ceremonia oficial de apertura de la Embajada de Cuba en Washington, en presencia de una delegación cubana presidida por el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla e integrada por destacados representantes de la sociedad cubana.

Al formalizar este paso, Cuba y los Estados Unidos ratificaron la intención de desarrollar relaciones respetuosas y de cooperación entre ambos pueblos y gobiernos, basadas en los principios y propósitos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, en particular, las Convenciones de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y Consulares.

El Gobierno de Cuba ha tomado la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos en pleno ejercicio de su soberanía, invariablemente comprometido con sus ideales de independencia y justicia social, y de solidaridad con las causas justas del mundo, y en reafirmación de cada uno de los principios por los que nuestro pueblo ha derramado su sangre y corrido todos los riesgos, encabezado por el Líder histórico de la Revolución Fidel Castro Ruz.

Con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la apertura de embajadas, concluye la primera etapa de lo que será un largo y complejo proceso hacia la normalización de los vínculos bilaterales, como parte del cual habrá que solucionar un grupo de asuntos derivados de políticas del pasado, aún vigentes, que afectan al pueblo y a la nación cubana.

No podrá haber relaciones normales entre Cuba y los Estados Unidos mientras se mantenga el bloqueo económico, comercial y financiero que se aplica con todo rigor, provoca daños y carencias al pueblo cubano, es el obstáculo principal al desarrollo de nuestra economía, constituye una violación del Derecho Internacional y afecta los intereses de todos los países, incluyendo los de los Estados Unidos.

Para alcanzar la normalización será indispensable también que se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo, cesen las transmisiones radiales y televisivas hacia Cuba que son violatorias de las normas internacionales y lesivas a nuestra soberanía, se eliminen los programas dirigidos a promover la subversión y la desestabilización internas, y se compense al pueblo cubano por los daños humanos y económicos provocados por las políticas de los Estados Unidos.

Al recordar los temas pendientes de solución entre los dos países, el gobierno cubano reconoce las decisiones adoptadas hasta el momento por el presidente Obama, de excluir a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo internacional, de instar al Congreso de su país a levantar el bloqueo y de comenzar a adoptar medidas para modificar la aplicación de aspectos de esta política en uso de sus prerrogativas ejecutivas.

Como parte del proceso hacia la normalización de las relaciones, a su vez, habrá que construir las bases de unos vínculos que no han existido entre nuestros países en toda su historia, en particular, desde la intervención militar de los Estados Unidos, hace 117 años, en la guerra de independencia que Cuba libró por cerca de tres décadas contra el colonialismo español.

Estas relaciones deberán cimentarse en el respeto absoluto a nuestra independencia y soberanía; el derecho inalienable de todo Estado a elegir el sistema político, económico, social y cultural, sin injerencia de ninguna forma; y la igualdad soberana y la reciprocidad, que constituyen principios irrenunciables del Derecho Internacional.

El Gobierno de Cuba reitera la disposición a mantener un diálogo respetuoso con el Gobierno de los Estados Unidos y a desarrollar relaciones de convivencia civilizada, basadas en el respeto a las diferencias entre ambos gobiernos y en la cooperación en temas de beneficio mutuo.

Cuba continuará enfrascada en el proceso de actualización de su modelo económico y social, para construir un socialismo próspero y sostenible, avanzar en el desarrollo del país y consolidar los logros de la Revolución.

La Habana, 1 de julio de 2015

(Tomado de Granma)

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