El gobierno de Trump empezó como comedia, y estuvo a punto de terminar en tragedia, en uno de los episodios más bizarros que registre la historia del país que más «democracias» ha impuesto en este mundo ancho y ajeno, lo que no es poco decir.
Aunque se esperaban protestas durante la sesión del Congreso Pleno, nadie estaba preparado para lo que sucedió.
En sesión conjunta, el Senado y la Cámara de Representantes debían certificar los votos del Colegio Electoral sobre los comicios presidenciales del pasado 3 de noviembre, que le dan victoria al demócrata Joe Biden.
Integrado por 538 miembros, el Colegio Electoral determinó el pasado 14 de diciembre la victoria en las urnas de Biden, con 306 votos frente a 232 de Trump, quien, si empezó su administrador como un tramposo, la está terminando como un payaso.
Contra toda evidencia, y de manera irresponsable, Trump insiste sin pruebas, hasta hoy, en que le robaron la elección. Sembró vientos y cosechó una asonada lindante con el golpe de Estado, si bien en clave de sainete.
Insurrección en Washington DC
Varios miles de sus seguidores irrumpieron en el Capitolio, sede del Congreso, en Washington DC), no bien se inició la sesión. .El asalto al edificio se prolongó durante horas y dejó una víctima mortal, una mujer que recibió un disparo en el pecho cuya identidad no se hizo pública, y un número indeterminado de heridos.
El presidente electo, Joe Biden, manifestó en cadena de televisión:
«En este momento, nuestra democracia está bajo un asalto sin precedentes, como no habíamos visto en tiempos modernos. Un asalto a una ciudad de libertad, el Capitolio en sí mismo. Un asalto a los representantes de la gente, a la policía del Capitolio, a los servidores públicos».
Agregó:
«No es una protesta, es una insurrección».
Hizo un llamado a Trump que pidiera a sus secuaces que detuvieran el asalto:
«¡Debe terminar ya!».
Payasada de Trump
Este, a su turno, a través de un video publicado en twitter, Trump, instó a sus partidarios a abandonar la manifestación en el Capitolio, tras una serie de desmanes que obligaron al Congreso a suspender la sesión y evacuar a los congresistas, en medio de escenas de caos y confusión.
«Tenemos que tener paz. Vayan a casa. Los queremos. Son muy especiales», dijo en el video, donde reiteró la necesidad de que haya ley y orden:
«No queremos que nadie resulte herido».
No obstante, no dejó de lanzar combustible a la flamígera situación. Inició la intervención empatizando con los manifestantes, asegurando que conoce su «dolor» y sabe que «están heridos». Insistió en que hubo fraude electoral.:
«Tuvimos una elección que nos fue robada, fue una elección aplastante y todos lo saben, especialmente el otro lado», aseveró antes de pedir a sus seguidores para que se vayan a casa, «ahora».
«Por favor, apoyen a nuestra Policía del Capitolio y a las fuerzas del orden. Ellos están verdaderamente del lado de nuestro país. ¡Mantengan la paz!», tuiteó.
En una contorsión esquizofrénica, de una parte dice, «nos fue robada la elección»; «nos quitaron todo» y «no podemos caer en manos de esa gente», para simultáneamente pedir a sus seguidores que se vayan a la casa en paz.
Queda pendiente para la historia determinar porqué, a esta altura del siglo veintiuno, el mundo produce payasos peligrosos como Bolsonaro, Orbán, Salvini y Trump.
Como en las películas
Distintos medios de prensa y redes sociales divulgaron fotos y videos sobre la violencia en las instalaciones legislativas, con representantes tirándose al suelo, evacuando el lugar y poniéndose máscaras antigases.
Las imágenes mostraron el vandalismo de los manifestantes en oficinas de los legisladores, incluida la de la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi.
Las imágenes de armas desenfundadas en el Capitolio y apuntando a la gente tuvo una clara evocación a los países dictatoriales.
Nada que ver con la que se describe como la democracia mas antigua en el mundo.
Los insurgentes allanaron el Capitolio por la puerta o a través de las ventanas, lanzaron botes de humo, hubo situaciones de enfrentamiento en el exterior, con heridos, y en el interior del palacio legislativo del país.
Una mujer recibió una herida de bala en el pecho, que le causó el deceso, en el hospital.
Imágenes del interior del Capitolio muestran un enfrentamiento armado entre la Policía y los partidarios de Trump en la puerta de la Cámara de Representantes.
Los oficiales de policía cerraron los ingresos del recinto y desenfundaron sus armas, mientras los manifestantes golpeaban las puertas y vandalizaban el edificio.
Reporteros y legisladores informaron por redes sociales que la policía les ordenó que se tumben en el suelo. El representante de Míchigan, Dan Kildee, afirmó que se les ordenó colocarse máscaras antigás.
Otras imágenes muestran a los manifestantes utilizando extintores en el interior del edificio, mientras los empleados intentan esconderse.
El show debe seguir
Ante estos hechos, fueron enviados hacia el Capitolio miembros de la Guardia Nacional, de la Policía del estado de Virginia, y agentes del FBI y del Servicio Secreto, para socorrer a la abrumada policía del Capitolio.
La alcaldesa de Washington impuso el toque de queda a las 18:00 hrs., apoyado con un despliegue masivo de uniformados; si bien en las calles aún había amplio despliegue de manifestantes.
Efectivos de la Guardia y la policía empujaron a los manifestantes lejos del Congreso después de que el toque de queda entró en vigor.
La policía declaró al Capitolio “seguro” poco después de las 17:30 hrs.
La brecha de seguridad en el Capitolio supuso una sorpresa.
Los jefes de seguridad sabían de antemano que se iba a producir esa concentración. Estaban más que avisados y alerta por el peligro latente en la fiesta inaugural de Biden por el tuit del presidente. Sin embargo, no esperaban esa virulencia.
El Congreso retomó a las 20:30 hrs, la sesión para corroborar el resultado de las elecciones de noviembre.
“A los que causaron estragos en nuestro Capitolio hoy, les digo que no ganaron”, dijo el vicepresidente Mike Pence al reanudar la sesión. “Volvamos al trabajo”, dijo, recibiendo aplausos.
“Certificaremos al ganador de las elecciones de 2020”, añadió el líder republicano del Senado Mitch McConnell, calificando el asalto de los partidarios de Trump como una “insurrección fallida”.
El profesor de gobernabilidad de la Universidad de Harvard, Steven Levitsky, describió lo sucedido como la respuesta a «cuatro años de desacreditar y deslegitimar la democracia», por parte del Partido Republicano y del presidente.
Levitsky es coautor del libro de 2018 How Democracies Die (Cómo mueren las democracias), en el que expuso «las señales alarmantes que ponen en riesgo la democracia liberal de Estados Unidos».
Estudioso de los procesos democráticos y presidenciales en Latinoamérica, Levitsky describió la toma del Capitolio de Washington D.C. por parte de partidarios de Donald Trump como «un intento de autogolpe».
En su análisis, «la democracia sobrevivirá a este día», pero lo que se plantea a futuro para Estados Unidos es incierto, en un periodo signado por la crisis.
Pero, en lo fundamental: ¿sobre la base de qué argumento Estados Unidos podría volver a intervenir en procesos democráticos de otros países?
Chilezuela en Washington DC, quién lo diría.