Según la Unidad de Inteligencia del grupo The Economist (EIU), Chile es una “democracia imperfecta” y se ubica por debajo del estándar que confiere a Urugtuay y Costa Rica, en nuestro continente
Según el análisis – hecho bajo los flexibles y poco precisos patrones de una democracia liberal – América Latina «es incapaz de progresar en la democratización» y sólo los dos países de la región mencionados, califican como «democracias plenas”
El estudio intenta cuantificar con un índice que va de 0 a 10 el estado de la democracia liberal en 165 estados independientes y dos territorios, aún cuando entre los expertos no hay consenso sobre cómo definir –ni menos, medir- la democracia.
Los países son clasificados en cuatro categorías: aquellos que cuentan con «democracias plenas», los que son «democracias imperfectas», aquellos que tienen modelos «híbridos» y los «regímenes autoritarios».
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores evaluaron no sólo el clásico acceso a las urnas, sino cinco factores más: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionalidad del gobierno, participación política y cultura política.
«Elegimos estos criterios para dar una definición más fuerte, amplia y sólida que no sea sólo tener elecciones y tener respeto a las libertades civiles», explica la directora de EIU para Latinoamérica, Irene Mia.
De acuerdo con el estudio comentado, en América Latina «los niveles de participación política son generalmente bajos y la cultura democrática es débil».
La mayor parte de los países de la región, según el estudio, ha logrado establecer «elecciones libres y justas» y el respeto a las libertades civiles.
De hecho, en ambos factores, Latinoamérica se posiciona mejor que sus pares de Medio Oriente, África y Europa del Este.
En la región, Uruguay y Costa Rica son la excepción, con índices de 8,17 y 8,03 respectivamente, lo cual permite incluirlos en la categoría de «democracias plenas».
Estas, según el IEU, se entienden como países donde no sólo las libertades civiles y políticas básicas son respetadas, sino que son la base de una «cultura política que conduce al florecimiento de la democracia».
En términos generales, la democracia plena mejor evaluada, con el número uno del índice, es Noruega, con 9,93.
Del otro extremo, en América Latina Haití (3,82) es el peor evaluado.
Cuba, cuyo régimen es a menudo criticado por las potencias occidentales, y en EIU no hacen la excepción, no debería ser medido porque el concepto de «democracia popular o participativa», que define al gobierno cubano, no es comparable al concepto de «democracia liberal», bajo el cual se entiende el índice de EIU.
En la categoría de democracias imperfectas que lidera Chile (7,80), también están Brasil (7,38), Panamá (7,24), Argentina (6,84), México (6,68), Colombia (6,55), Perú (6,54), El Salvador (6,53) y Paraguay (6,26).Esta categoría abarca aquellos estados que, según el estudio, tienen elecciones libres y justas, libertades civiles básicas respetadas, pero presentan debilidades en otros aspectos como gobernabilidad, bajos niveles de participación y una cultura política poco desarrollada.