Intentaré explicar en términos simples y esquemáticos en que consiste el escándalo del caso Penta. Este emblemático caso en el que aparecen reveladas las prácticas de larga data de la elite chilena tiene una doble arista: una legal y otra política.
Lo legal
1.- Primero, hay fraude al Fisco. Los grandes empresarios le entregan dinero para las campañas a los políticos que defienden sus intereses (prácticamente todos), pero no les dan en definitiva de su patrimonio personal, sino que en primera instancia de las empresas que controlan y en definitiva del erario nacional (todos los chilenos) pues hacen aparecer esas dádivas como servicios prestados.
Para ello se emiten boletas y facturas ideológicamente falsas (la boleta es auténtica pero lo que dice es mentira) a fin de poder descontar estos dineros de los impuestos.
Es decir el fisco termina pagando estas dádivas.
2.- Se vulnera la ley de Gasto Electoral. Esta ley es muy relajada para controlar el gasto electoral y su origen. Está hecha para que mantengan el poder los mismos de siempre. Se permiten, por ejemplo, que empresas hagan donaciones anónimas. ¿Pero usted cree que el candidato no sabe quien tan generosamente le regala dinero? ¿Usted cree que no asumen ningún compromiso?
Si usted lo cree, pues entonces debe creerle a Guido Girardi que recibió más de quinientos millones sin que él supiera quien los puso y sin asumir ningún compromiso.
Se vulnera la ley, pues estos aportes no quedan registrados en la cuenta electoral del Servel que ya da, como queda dicho, amplia cobertura a los acuerdos truchos. Además ninguno de estos pillos ha dejado de pedir la devolución de dinero al Fisco por voto obtenido.
3.- Fraude a los accionistas minoritarios. En efecto, estos ejecutivos que tan dispendiosamente disponen del patrimonio de sus empresas no son dueños de la totalidad de la empresa sino que son personalmente o puestos allí, por lo que se llaman socios controladores. Es decir quienes tienen un paquete accionario con el cual controlan el directorio.
Los socios minoritarios quedan, en su legítimo interés, a lo que dispongan los controladores. Un accionista minoritario no compra acciones para que los ejecutivos regalen su dinero (en el caso de los aportes legales al Servel) a sus amigos políticos. Son también defraudados.
Se podría aplicar al Ley de Bancos y cancelar la licencia al banco Penta. Pero ello no se hará, la casta política llegará antes a acuerdos. Al final del día todos son lo mismo.
4.- Hay soborno y cohecho de funcionarios públicos.
Hay situaciones como la del ex Subsecretario de minería del presidente Piñera, el militante UDI Pablo Wagner, quien llevó adelante una escandalosa licitación del litio mientras simultáneamente recibía un pago mensual millonario del conglomerado PENTA.
Arista política.
Los políticos que de manera mendicante se los solicitan, como queda de manifiesto en los correos electrónicos con las súplicas del caso. De esta manera los transforman en verdaderos títeres. ¿Usted cree que esto sólo pasa con el Parlamento?
Muchos se preguntan por qué en Chile ha subsistido como un partido importante una organización que reivindica una dictadura militar y que tiene históricamente sus orígenes en ella. Nos preguntan también por qué personas de capacidades personales, políticas y profesionales tan limitadas como algunos parlamentarios llegan y se mantienen en el parlamento.
Parte importante de la explicación está en la capacidad de desplegar campañas millonarias que terminan por “aplastar” a las otras candidaturas. Esto es tan abrumador que en el caso de las candidaturas anti capitalistas, estas pasan desapercibidas, al punto que el gran electorado ni siquiera llega a enterarse que existen; mucho menos se llegan a conocer sus propuestas. A lo anterior se suma el control casi absoluto de los medios de prensa. Los que no se alinean son ahogados por la falta de avisaje que imponen por igual los empresarios y los gobiernos que administran el sistema.
Ahora estamos constatando, lo que siempre supimos, de dónde y en qué forma venía ese dinero que se despilfarra al por mayor en las campañas al punto de llegar a ser grosero para la ciudadanìa.
Esto ha permitido que Pablo Longueira, Jovino Novoa, Ivan Moreira, Laurence Golborne, Ena Von Baer, Carlos Bombal y otros de menor pelaje se hayan mantenido en el Parlamento defendiendo una dictadura criminal y un sistema económico (AFPs, Isapres, Educación privada, medio ambiente destrozado, el cobre regalado a empresas extranjeras, Servicios eléctricos, telefónicos, sanitarios abusivos etc…) que a todas luces perjudica a la patria y sus ciudadanos.
Por si acaso, también se ponen fichitas en los supuestos adversarios y les cae algo también a los “respetables, estadistas y de sólida formación técnica” como Andrés Velasco.
El escándalo es grande pero ningún político irá a la cárcel. Eso se lo cuento en otra columna.
(*) Abogado.
Fuente: Clarín