viernes, noviembre 22, 2024
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Burocracia y Teoría Marxista del Estado

La burocracia debe constituir un problema central para cualquier abordaje del estado. En cuanto pretendemos ir más allá del estado en su figura más abstracta, como forma política del capital, y avanzar en el estudio de su génesis histórica o en el análisis de formas de estado o de estados concretos, el estado se nos presenta como aparato burocráticamente estructurado.

La articulación burocrática del aparato de estado impone, por lo tanto, un estudio conceptual previo de la categoría burocracia. Sin dicho estudio no es posible un abordaje riguroso de las distintas formas de estado ni la comprensión de los procesos de condensación de las relaciones de fuerza sociales en el aparato de estado. Sin embargo, lo que ha constituido un área habitual de indagación teórica y empírica en las ciencias políticas y en los estudios sobre la administración pública ha sido inusual en la tradición marxista.

La teoría marxista se ha ocupado poco de la burocracia y, por lo general, los marxistas hemos utilizado el término sin demasiado rigor. Si los escritos de Marx sobre el estado son escasos y dispersos, sus opiniones sobre la burocracia abarcan no más que unos pocos párrafos.

A la escasez se agrega un empleo no sistemático del término que, por lo general, obtiene su significado en situaciones concretas, como en la descripción y caracterización de la burocracia prusiana en su “Crítica a la filosofía del derecho de Hegel” o en las menciones a la burocracia bonapartista en “El 18 brumario de Luis Bonaparte” (Marx 1968, 1979b).

Aquí y allá existen menciones que pretenden un mayor grado de generalidad. En el 18 brumario se señala la tendencia al perfeccionamiento de la máquina burocrática desde la revolución francesa, otorgándole a este perfeccionamiento simultáneamente el sentido de una autonomización del aparato de estado. El mismo rasgo de ley general tiene una afirmación similar en “La guerra civil en Francia”, en la que sólo el gobierno de la comuna pone fin a esa tendencia identificada con el desarrollo capitalista (Marx 1980).

Sus análisis concretos también ofrecen algunos rasgos comunes, desde la “Crítica de la filosofía del derecho de Hegel” hasta “La guerra civil en Francia”. Su naturaleza parasitaria e ineficiente, su tendencia a la auto reproducción y expansión, el desarrollo de intereses particulares derivados de la posición de los funcionarios, etc. Otro rasgo, el del “secretismo”, aunque presente sólo en la “Crítica de la filosofía del derecho de Hegel”, ha sido reconocido por Weber como una característica general presente en toda burocracia.

En su análisis de la comuna de París Marx opone la elección popular de todos los funcionarios públicos, su rotación y revocabilidad, la asimilación de su nivel de vida al de un obrero promedio y, como concepto central, la subordinación de toda la estructura de gobierno a la voluntad popular a un gobierno centralizado compuesto por “órganos creados con arreglo a un plan de división sistemática y jerárquica del trabajo” (Marx 1980, 68), cuyos funcionarios gozan en función de su status superior de una remuneración también superior al promedio.

Por lo general, las alusiones a la burocracia como órgano tienen un carácter instrumentalista, profundizado, además, por ser parte de textos cuyo fin era la intervención política pública en coyunturas que la volvían urgente. Sin embargo, esta caracterización como instrumento de la clase dominante se encuentra matizada por el énfasis en las tendencias a la autonomización de la burocracia como un poder sobre toda la sociedad burguesa, al desarrollo de intereses particulares y a la autoreproducción, etc.

Los demás intelectuales marxistas no han ido mucho más allá en el estudio de la burocracia. Lenin retoma en lo fundamental las apreciaciones de Marx, sobre todo de “La guerra civil en Francia”, aunque es su patrimonio la consideración de un núcleo técnico y neutral en la organización burocrática utilizable por la clase obrera en la transición al comunismo, lo que surge claramente de su análisis del correo alemán en el “El Estado y la revolución” (Lenin 1986).

La escasa reflexión conceptual del fenómeno de la burocracia es sorprendente en Trotsky quien utiliza la categoría para caracterizar a la dirección soviética estalinista pero no va en su concepto más allá que Marx y Lenin (Trotsky 2001).

En el marco del renovado interés en la teoría marxista del estado desde los años ’60 tampoco se registraron avances sustantivos en ese terreno. El interés estuvo concentrado fundamentalmente en establecer el vínculo entre estado y clase dominante y, particularmente a partir de la obra de Poulantzas, en refutar las concepciones instrumentales y economicistas, por un lado, y las concepciones politicistas y voluntaristas, por otro. Quizás fue Poulantzas quien más se acercó al fenómeno a través de su estudio de la estructura del aparato de estado y del vínculo entre burocracia y desarrollo de las “nuevas clases medias”. Pero de ningún modo se propuso desarrollar sistemáticamente al problema. (Poulantzas 1986a)

En este artículo nos proponemos plantear el nexo estructural interno entre capital, dominio impersonal y burocracia, partiendo, específicamente, de las exigencias que la forma mercantil de la relación capital/trabajo presenta a la articulación de la dominación política de la burguesía.

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