viernes, julio 26, 2024
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Borón a Dos Voces: Del Fracaso del Neoliberalismo a la Unidad Amplia para Superarlo

Con motivo del lanzamiento de su último libro, América Latina en la geopolítica del imperialismo, estuvo recientemente en Chile el sociólogo y politólogo Atilio Borón, uno de los intelectuales más importantes y reconocidos de América Latina. Concedió entrevistas a dos perioódicos electrónicos sobre Chile y la región, que reproducimos íntegras, dadas su actualidad, interés y pertinencia,

 

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Atilio Borón y el fracaso del neoliberalismo chileno: “Allamand tuvo que ir a Cuba para curar a su hijo, caso cerrado”

Francisco Parra

Es uno de los principales intelectuales de la izquierda latinoamericana y estuvo de visita en Chile presentando su nuevo libro. Sobre la Cuba post Fidel, el nuevo panorama mundial con Trump, la crisis del capitalismo y la inédita oportunidad de la nueva izquierda chilena ante la crisis del sistema tradicional conversa con El Desconcierto.

Atilio Borón estudió un magíster en Flacso en Chile en 1967. Sentado en una sala de la Federación de Estudiantes de la Universidad de cara a un mural que homenajea a Salvador Allende, recuerda cuando llegó por primera vez al país, cuando tenía apenas 23 años. Entonces, una de las figuras políticas de la época era un tal Andrés Zaldívar. “Hoy, 50 años más tarde, me lo encuentro como senador. Eso se llama esclerosis política grave, parálisis cerebral del sistema político que no se ha renovado”, afirma.

Sociólogo y politólogo argentino, con variados escritos sobre marxismo y teoría política, se ha convertido en una de las principales voces intelectuales del continente. Estuvo tres días en Chile, presentando su nuevo libro “América Latina en la geopolítica del imperialismo”, un tema aún vigente en este lado del mundo.

Borón se apasiona cuando habla de Chile y demuestra estar al tanto del acontecer nacional. “En muchos sentidos es un país que marcó la dirección correcta. Pero después del golpe, empezó a marcar la dirección equivocada”, dice. El argentino conversa con El Desconcierto sobre la coyuntura chilena, latinoamericana y mundial.

– ¿Crees que cambiarán en el futuro próximo las relaciones de poder a nivel global? A propósito del triunfo de Trump y otras figuras neofascistas en Europa. Incluso acá en Chile vemos que la derecha sale con un discurso anti inmigración…

– Es ridículo, absurdo. Chile necesitaría muchos más inmigrantes para que sea un problema. Eso refleja la desesperación de gente que no tiene nada que ofrecer, que han revelado ser un fiasco fenomenal, sin ninguna capacidad de representación, porque sino no tendrías elecciones donde vota ni el 40%. Eso es una marca gravísima que habla de un sistema profundamente deslegitimado, que a la gente no le interesa.

– ¿No crees que salen con estos discursos anti inmigrantes porque, gracias a Trump, se sienten con más legitimidad para dar sus verdaderas opiniones?

– Cuando hay una crisis muy fuerte en el capitalismo siempre se busca un chivo expiatorio. Y suelen ser los sectores más débiles como los inmigrantes. Tratan de emular a Trump y a algunos países de Europa, pero no son todos. Francia es particular, tiene una composición demográfica mucho más compleja que otros países de la Unión Europea por la presencia de sectores de Marruecos, Argelia, Túnez, etc, en la vida social desde hace mucho tiempo. Es un país que tiene que acostumbrarse a un multiculturalismo y sectores muy reaccionarios a esa idea. Pero en otras partes de Europa no ha sido tan grave, como en el Reino Unido, donde no prendió mucho esta idea. Sí lo hizo en Austria, pero no olvidemos que el señor Adolfo Hitler era austríaco.

– Pero la extrema derecha está más posicionada. Ganaron elecciones regionales en Alemania, marcan bien en las encuestas en Holanda…

– Y probablemente va a seguir ganando, porque hay un tema que en los medios no se habla que es que vamos para 9 años de una crisis general del capitalismo. Y esa crisis no está resuelta, economías que no crecen, desempleo que se mantiene a niveles muy elevados. En EE.UU. me causa risa cuando veo que dicen que la cifra de desempleo está en 4,8%, eso es un engaño infame a la opinión pública. Ahí no te incluyen el trabajo precarizado, los que quieren trabajar tiempo completo pero no pueden, te consideran trabajador al que trabaja 5 horas a la semana y no te incluye aquellos que buscaban trabajo y después de 2 años sin encontrarlo abandonaron la búsqueda. Algunos economistas calculan entre 16-18% de desocupación real en Estados Unidos. Con un agravante, que es el estancamiento a la remuneración de los trabajadores. Salió hace poco un informe de la fundación PEW sobre el salario horario de EE.UU. en los últimos 50 años. La última medición, de 2014-2015, te da un salario horario similar a lo que se ganaba en 1975. Y es un hecho real, cuando mirás la cifra del ingreso medio familiar, está alrededor de 55 mil dólares anuales, cuando mandar a un hijo a la universidad te exige 75 mil dólares. Osea el viejo sueño de la clase media americana es inviable. Y vas a los campus grandes de universidades, vas a ver chinos, taiwaneses, filipinos, malayos, coreanos y no americanos.

– Con estos cambios, ¿cómo ves organismos como los Brics y otros acá en Latinoamérica como CELAC o el Mercousr, que se plantearon en su momento como una fuerza alternativa al imperialismo norteamericano pero ahora están de capa caída?

– Son organismos que han sido debilitados, porque hay una regla fundamental de los Estados Unidos, que se empezó a aplicar en 1826, que dice que cualquier tentativa de coordinación, integración, unión de países al sur del río Bravo debía ser inmediatamente desalentada y combatida por EE.UU. Piensa que se opusieron en 1948 a la creación de la Cepal, cuando Naciones Unidas decide crearla. Finalmente se crea después de una votación de Asamblea General porque no era materia de consejo de seguridad. ¿Cuál era la razón? Que no había que facilitar el intercambio de académicos en América Latina. Para ellos siempre fue peligroso. Puede ser el presidente negro, blanco, varón, mujer, pero hay ciertas constantes que tienen raíz histórica y que no se cambia de la noche a la mañana, una de ellas es esa. Entonces Brics, Celac, Unasur, Mercosur, Petrocaribe, etc, son todas instituciones bajo ataque. Qué sentido tenía que John Kerry hace seis meses hiciera una gira por todo el Caribe ofreciendo vender petróleo más barato y aquellos que tienen experiencia con el imperialismo no le hicieron caso. Me entrevisté con gente de islas más pequeñas, Dominica y Santa Lucía y decían, Estados Unidos nos daba al precio de Chávez, pero sabemos que en dos años se lavan las manos y nos dejan a la vela del camino. Petrocaribe sigue a pesar del ataque y amenazas de EE.UU., esos pequeños estados insulares del Caribe se han mantenido firmes. Ahora, EE.UU. se quería llevar el premio mayor que es sepultar la Unasur y con los cambios en Argentina y Brasil, hay chance, pero, en eso llegó Trump, ¿no?

– ¿Cambiará la relación de América Latina con EE.UU. en la era Trump?

Como en eso llegó Fidel, en eso llegó Trump, que te dice el TPP no corre porque ha perjudicado a Estados Unidos. Y los que estaban felices apostando por Hillary, pensando que seguía la onda del neoliberalismo global, ven el cambio por razones propios y egoístas del imperio, porque para Trump su única preocupación es reconstruir el perfil industrial que Estados Unidos ha perdido y enfrentar la competencia de China. En medio de la crisis capitalista, China sigue creciendo ritmo de 7-8% anual, una cifra bestial. Otro dato: en tres años, entre 2011, y 2013, China consumió más cemento que Estados Unidos en todo el siglo XX, cuando construyeron toda su red de carreteras las famosas interstate, los caminos pavimentados, puertos, aeropuertos. Trump reacciona a ese desafío, entonces no le importa. Vuelve a lo que fue la matriz fundamental de los Estados Unidos, ¿cuál fue el primer país proteccionista del mundo? EE.UU., con Alexander Hamilton, primer secretario del tesoro, un tipo con mucha sensatez, sus escritos son muy interesantes para nosotros la izquierda, sobretodo en el argumento que él hacía en contra de la dominación colonial británica y como decía ‘nosotros no vamos a abrirnos al comercio con ustedes, lo haremos recién cuando tengamos la misma fortaleza económica de ustedes’.

Chile y “el fracaso rotundo de la transición”

– ¿Y cómo ves a Chile en todo este contexto, uno de los principales promotores del neoliberalismo en la región?

– Creo que Chile debe hacer una evaluación de los logros y déficit que ha traído la adhesión tan ciega al neoliberalismo. Un país que tenía uno de los sistemas de salud más evolucionados de América Latina y hoy en día tienes que el hijo de uno de los principales líderes de la derecha como Andrés Allamand, tuvo que ir a Cuba para curar a su hijo y no puede hacerlo acá, eso no exige mayores argumentaciones, caso cerrado. Eso te obliga a replantearte. Mirá la experiencia del neoliberalismo en otros países también, como México, que junto con Centroamérica, es la tierra originaria del maíz. Por el libre comercio, hoy México importa maíz de Estados Unidos, que además es transgénico de la Monsanto, prácticamente ya no se produce más maíz en México. Hay que ver en Chile cuál es el balance de la experiencia neoliberal, uno de repente se puede dejar encandilar por algunas luces de ciertos patrones de consumo y grandes centros comerciales.

– Lo que siempre se argumenta: modernización, carreteras, etc…

– Eso está muy bien, pero ¿la gente dónde está? ¿Qué le pasó al chileno medio? ¿al chileno ese que antes mandaba a su hijo y confiaba en una educación pública de calidad, confiaba en una seguridad social llegada la jubilación?, ¿qué pasó con ese chileno que antes tenía un movimiento sindical poderoso que lo defendía? ¿Qué pasó con la corrupción? Otro mito que se viene abajo, la idea de que la corrupción era un fenómeno sudamericano y no pasaba en Chile. De repente se descubre que se da en formas más sutiles porque evidentemente la clase política chilena es muy sofisticada. Claro, es la misma de hace 100 años.

– Finalmente es una crítica a la larguísima transición chilena…

– Chile fue concebido por los intelectuales latinoamericanos como el ejemplo más exitoso de la doble transición. En la Ciencia Política y Sociología, te decían que una doble transición de una economía intervencionista, socializante, estatista a una economía de libre mercado. Hoy en día eso no lo cree nadie, Chile es un país más dependiente y vulnerable que hace 50 años atrás. Eso no podemos decir que es un progreso. Y segundo, la transición política, copiando el modelo de la transición española que ya se vino abajo. Fíjate lo que es hoy España, un año tratando de formar gobierno y lo hicieron a la mala. Acá tenés un fracaso rotundo de la transición, no hubo todavía una transición a la democracia y creo que hay una necesidad urgente de que el pueblo chileno decida por primera vez en su historia darse una constitución. Las tres que han tenido fueron producto de regímenes conservadores no electos, el portaliano, la de 1925 y 1980. ¿Cómo es posible que pretendan que este sea un modelo democrático a imitar? Pero veo con cierto optimismo indicios de cambios muy interesantes en Chile.

– Eso quería preguntar, ¿cómo ves a las nuevas fuerzas de izquierda en Chile y qué pueden aprender de las experiencias latinoamericanas, que vienen de caída en el último tiempo?

– Hay una izquierda nueva que surge en Chile que todavía está muy fragmentada, que es la desgracia de todas las izquierdas. Por eso Fidel insistía tanto en el tema de la unidad de las izquierdas, postergar discusiones accesorias y centrarnos en lo fundamental. Y en eso tenemos que estar todos de acuerdo, Chile tiene que salir de este marasmo económico político, esta deslegitimación del sistema y ofrecer una alternativa, sino la gente cada vez va a votar menos. ¿Qué le va a interesar una próxima elección presidencial con dos ex presidentes como Lagos y Piñera? Yo creo que la izquierda chilena puede aprender mucho de la experiencia de España. Podemos es interesante, ellos aprendieron mucho de América Latina y ahora nosotros podemos aprender las dificultades y problemas que han tenido. Creo que se puede aprender también mucho pensando de otros países de la región como Ecuador, que demuestra que se puede hacer una política social completamente diferente a la que hizo Chile, construyendo mayorías electorales y dándose una constitución popular. ¿Cuál es la gran superioridad de estos países? Con todos los problemas que puedan tener Ecuador, Bolivia y Venezuela, esa gente se dio una Constitución, eligieron una asamblea constituyente y después esa asamblea produjo un documento que fue discutido y aprobado popularmente en elecciones de sufragio universal, y que contiene clausulas fundamentales que no tiene ninguno de nuestros países, ni argentina, Chile, Brasil, Uruguay, no tenemos régimen revocatorio, no tenemos iniciativa popular de ley, no tenemos ninguna de esas grandes innovaciones democráticas. Se puede aprender, pero lo fundamental es construir un nuevo orden constitucional y legal en Chile y una izquierda unida que surja en un momento propicio como ahora, ante el descrédito de las fuerzas tradicionales, que yo nunca pensé que podía ser tan elevado.

“La figura de Fidel está fuera de toda discusión”

Atilio Borón llegó al país tras asistir a los funerales de Fidel Castro en Cuba. En nuestro país realizó una charla llamada “América Latina después de Fidel”.

Sobre el líder cubano, es categórico: “Más allá de las críticas acerca de este o aquel aspecto, sobre todo la gestión económica de la revolución, la figura de Fidel está fuera de toda discusión. Te podría no gustar tal o cual medida, de que había insuficiente suministro de alimentos en ciertos rubros, pero la figura de Fidel está más allá. Es el padre de la nueva Cuba, el hombre que puso fin al dominio colonial, está fuera de discusión. Por eso allá había mucha tristeza, la plaza de la revolución estallaba de gente. Estaban despidiendo y sentían a esta figura tan extraordinaria”.

– Llegaste a Chile tras asistir a los funerales de Fidel Castro. ¿Cómo ves el futuro de Cuba? No en ese supuesto paradigma del antes y después de Fidel, sino en cuanto a la continuidad de reformas y apertura económica impulsadas por Raúl Castro y la decisión de su sucesor en 2018.

– Quién va a ser el sucesor, hasta ahora, sería Miguel Díaz-Canel, el vicepresidente del Consejo de Estado. Él sería el designado. Pero más allá de eso, lo importante es lo otro que preguntás. Creo que Cuba va a avanzar en el camino de profundizar una serie de reformas en la vida económica muy fuertes que no han podido ser tan efectivas como se pensaba, porque el tema del bloqueo sigue siendo el dato fundamental. No podemos seguir hablando de Cuba sin hablar del bloqueo, porque por más que se esmeren en hacer grandes logros en productos biotecnológicos, vacunas y medicamentos especiales para diabéticos. EE.UU., cada año, amputa miles de piernas a personas diabéticas porque tienen el famoso tema del pie del diabético. Los cubanos tienen medicamentos para eso pero no los dejan comercializar en EE.UU.

– Ni siquiera apelando a razones económicas…

Lo que pasa es que la relación de Estados Unidos con Cuba no pasa por el cálculo económico, pasa por algo más profundo y antiguo. Desde los primeros años de la República, hablo de 1783, John Adams ya venía diciendo que Cuba tenía que incorporarse a la jurisdicción de Estados Unidos. Es una antiquísima obsesión que tienen.

– Como lo es Puerto Rico, o más específicamente Hawai y Alaska que son estados reconocidos…

Claro. Quieren incorporarla bajo ese modelo y habían en la época neocolonial en Cuba sectores que lo querían pero que fueron desapareciendo con la Revolución. Deben quedar algunos sectores muy marginales hoy. En términos económicos, Cuba va a ceder a algunas reformas. Pero te doy un ejemplo: Ellos hicieron un esfuerzo muy grande de exportación de níquel y otros productos. Los bancos que vializaron esa operación recibieron sanciones gigantescas, en BNP Paribas, fueron casi 9 mil millones de dólares de multa. Mucho más del valor de la transacción y después le aplicaron una multa de 800 millones de dólares al Commercebank de Alemania. Y lo grave no es solo las sanciones sino que los gobiernos de Francia y Alemania aceptaron como si fueran colonias una legislación extraterritorial impuesta por EE.UU. al resto del mundo. Es el imperialismo más descarado, decir ‘mi ley es la ley universal y si esta dice que los bancos no pueden realizar operaciones a favor de Cuba o de Irán o Sudán, que eran los tres casos, esa ley se cumple’. Y fíjate que le exigieron al Paribas no solo que pague la multa sino que despida a casi una treintena de funcionarios, entre ellos, los directores del comercio exterior. Y el banco lo hizo y el gobierno francés se limitó a decir que le pareció un poco excesiva. Te das cuenta la indignidad en que cae, Francia es un país de una envergadura tal que podría decir, ustedes apliquen su ley en territorio americano o a bancos de EE.UU., pero no se metan con un banco francés que hace una operación en la que ustedes no tuvieron nada que ver ni como origen, destino ni contenido. Por más que Cuba haga reformas, sigue teniendo ese obstáculo que es el bloqueo. Siempre digo, si ellos creen que la revolución es un fracaso, bueno, que no la bloqueen más.

Fuente: El Desconcierto

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Atilio Borón: “Una región que carezca de una articulación supranacional es una región en problemas”

 José Robredo H.

El escenario político en América Latina ha mutado en los últimos años a partir del estancamiento de los proyectos progresistas y transformadores que desde 1999 comenzaron a conformarse tras el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela. Los cambios de gobiernos en Argentina y Brasil – por la vía electoral y de golpe institucional respectivamente – son considerados los principales efectos de este nuevo contexto político.

Con estos antecedentes visita Chile Atilio Borón, sociólogo e intelectual argentino y uno de los más destacados de Latinoamérica, invitado por la Fundación Crea para presentar su último libro “América Latina en la Geopolítica del Imperialismo”, texto en el que analiza el nuevo contexto del subcontinente, junto con los escenarios que se abren a partir del período que se inicia en Estados Unidos.

Al iniciar la conversación con El Ciudadano, Borón señala respecto del libro:

“Espero que no sea el último, digamos que suena un poco funébre” en medio de risas.

Al mismo tiempo, reconoce que los procesos iniciados en los albores de los 2000 se encuentran estancados y que la hegemonía ideológica en el continente se encuentra en un proceso de “disputa”.

En este sentido, Borón destaca que es necesario, para evitar cualquier retroceso en los procesos de izquierda y progresistas desarrollados en el último tiempo, tener “capacidad de movilización y de encuadramiento popular se puede llegar a defender los procesos que marcaron un avance a partir de 1999“.

– Considerando el contexto actual en América Latina ¿Queda la sensación que estamos en un punto de retorno a 15 años atrás?

Yo no iría tan lejos para decir eso. Reconociendo que ha habido un retroceso, siendo los más significativos los de Argentina y Brasil, en ambos casos con muchas dificultades. Por ejemplo en el caso argentino Macri está enfrentándose a una presión social y política, y además se filtraron dos o tres informes de bancos de inversión que señalan que si Macri no gana ampliamente las elecciones intermedias (gobernadores y una parte del Parlamento) tendrá enormes dificultades. De hecho hoy por hoy nada dice que pueda ganarlas. De esta forma, decir que se vuelve al punto de partida permitiría que Macri podría ganar fácilmente las elecciones, cosa que no sucederá.

– ¿Esto tiene relación con el crecimiento del movimiento social, de una base social que no existía hace 15 años?

Si, y eso se puede ver en Brasil que está con enormes problemas. Al presidente del Senado lo botaron por mafioso yu corrupto, el producto interno cayendo a 3,5… entonces es difícil hablar que se retorna. Estamos, eso sí, en un terreno intermedio, se ha abierto un paréntesis y no sabemos para que lado se va a inclinar; pero la idea del retorno no se concreta porque vemos que el, en el caso de Ecuador, el candidato de Correa (Lennin Moreno) tiene grandes posibilidades de ganar incluso en primera vuelta; en Bolivia tiene hasta el 2019, obviamente no puede controlar todo como pasó con la sequía, lo mismo de Venezuela, y que le puede generar problemas. Incluso en Venezuela, la impresión que tengo yo, es que Maduro capeó el temporal más feroz y se encamina hacia una estabilización relativa donde la derecha no mostró tener las fuerzas para tumbarlo ni para ganarle por la vía electoral. Efectivamente sí ese ciclo ascendente se encuentra estancado, se encuentra en disputa y veremos como se resuelve.

– ¿Cuales son los factores para la resolución de esa disputa?

Depende del nivel callejero que tenga la izquierda para defender su postura,  y si no está en el gobierno para lograr un éxito electoral importante que le permita llegar. El problema fundamental que tuvo Dilma fue que no tuvo calle, producto de las políticas que adoptó en su momento Lula, en sus primeros años de mandato, que fue una política donde se mandó a la militancia a la casa. En vez de potenciar lo que él hizo, optó por una estrategia diferente confiado en que el sistema democrático le daría la seguridad necesaria cosa que es un absurdo, cosa que se comprobó luego.

– Finalmente se adoptó a la institucionalidad anterior y no desarrolló una nueva

Exactamente. A mí me parece que en la medida que se disponga de la capacidad de movilización y de encuadramiento popular se puede llegar a defender los procesos que marcaron un avance a partir de 1999.

– Esa disputa de la que hablamos se refleja en los dos bloques que hasta hace poco eran muy claros en Suramérica ¿Con lo sucedido en Argentina y Brasil tiende a frenar el proceso ideológico que se venía desarrollando en el continente?

Si sufre mucho, enormemente. El hecho de que Argentina y Brasil se hayan apartado de los esquemas de integración suramericana, que se hayan plegado a la agenda de los Estados Unidos y que adopten como propia la política de la Casa Blanca de acabar con el gobierno de Maduro, habla del debilitamiento de las instituciones regionales. Hoy vemos como UNASUR está mucho más débil de lo que fue; para ser justo en el período de Samper se pronunció pero ya no tiene la fortaleza anterior, hoy no tiene la capacidad de operar como lo hizo en el caso de Bolivia o Ecuador. Entonces con UNASUR, CELAC  y MERCOSUR debilitados es un verdadero problema. Una región que carezca de una articulación supranacional – y con el juego de grandes intereses trasnacionales –  es una región en problemas, ya que estamos indefensos.

– La actual situación suramericana tiene relación con que, a pesar de tener fuerza social, los gobiernos se “institucionalizaron” en demasía

Yo creo que hubo dos cosas. Primero se perdió el impulso transformador y de alguna manera fueron gobiernos que confiaron mucho en los mecanismos de estabilización de la democracia, al margen de la calle y eso es un error fundamental. Si no tienes la posibilidad de movilizar gente y te quedas en el “patriciado” sucede esto. En Argentina hubo un esfuerzo y que no se tradujo electoralmente dado el exceso de confianza en las políticas del gobierno kirchnerista, las que fueron insuficientes para garantizar apoyo.

– Faltó articular a la calle con el poder político finalmente

Eso fue decisivo en una derrota que se pudo haber evitado. Lo que más duele es que esa derrota que tuvo Argentina la está pagando el pueblo y fue absolutamente gratuita.

– En el contexto actual Latinoamericano el “caso chileno” se puesto como ejemplo a seguir en Argentina o Brasil ¿Concuerda usted con eso?

Bueno en su momento fue así, pero ya es menos. Hay dos datos muy fuertes respecto de Chile: primero el descontento social que existe en el país y luego, que es un dato decidor, que es la crisis del sistema político. Cuando vez que van a votar un poco más de una de cada tres chilenos evidentemente es difícil poner eso como modelo y además el modelo chileno se inspiró en un modelo que también se derrumbó como es el “modelo de la Moncloa” en España. Evidentemente hoy no tiene la atracción que tuvo, donde parecía que todo funcionaba de manera armónicas y Chile marcaba un rumbo importante.

– En poco más de un mes asume Donald Trump ¿Qué efectos puede tener su gestión para Latinoamérica?

La verdad es que se sabe muy poco de él, aún incluso no conocemos el nombre de su Secretario de Estado. La relación va a depender un poco de lo que arregle con México, porque lo que dijo de México fue un exabrupto, el hombre es muy bocón y dijo cosas que cualquiera sabe no las puede hacer. Luego, Estados Unidos es un país que necesita la migración, y la necesita fuertemente porque hay una cantidad enorme de trabajo que sólo hacen los migrantes; más aun hay Estados que dependen de la migración como pasaría con California y su agricultura, la que se desploma si se echas a estos tres millones de mexicanos y centroamericanos – ¿Quién haría la cosecha me pregunto?-, en el sector urbano o la construcción la gente que realiza el trabajo de menor valoración son los mexicanos y los centroamericanos. Personalmente lo del muro quedará como una retórica intrascendente, pero sí habrá que ver lo que pasará con los tratados de libre comercio que Estados Unidos firmó en estos años.

– ¿Existe alguna diferencia entre Trump y Clinton?

La diferencia entre él y Hillary, es que ella estaba absolutamente convencida en que el libre comercio y el consenso de Washington y el neoliberalismo debían ser la ortodoxia oficial del gobierno de los Estados Unidos.

– Cosa que no tiene relación con Trump

Para nada. De hecho el equipo de Trump hace una lectura totalmente diferente a la que hacía Hillary respecto de las causas del declive industrial de los Estados Unidos. Que Trump haya ganado en estados clave como Ditroit o Michigan u Ohio, que eran bastiones demócratas, es porque los obreros ya no estaban ahí, donde tienes una enorme cantidad de desocupados, donde el sistema de warefare no te alcanza, un sistema de seguridad social que está en crisis, un Obamacare que no llega a responder a las necesidades de la población y el espectáculo de las empresas norteamericanas enviando sus productos desde el exterior, dejando en la calle a millones de trabajadores.

– El concepto de su libro -“América Latina en la geopolítica del Imperialismo” – ¿Cómo se ajusta al contexto actual?

Yo creo que ellos van a tratar de recomponer una América Latina totalmente sometida a los dictados de Estados Unidos. Porque Estados Unidos tiene el serio problema de perdida relativa de influencia económica y política a nivel mundial; cuando Trump saca como slogan “Hagamos grande a América otra vez” confiesa que Estados Unidos no es lo que era antes y no lo es. No es que se haya convertido en un país irrelevante, sigue siendo el más importante del mundo, con una capacidad nuclear fenómenal -que no puede usar, por qué ¿Qué hace? ¿Destruye el mundo? -, tiene un ejercito planetario que no le sirve para ganar guerras – en Irak en el mejor de los casos salió empatado o en Afganistán. Entonces, quieren asegurar Latinoamérica.

– Y peleársela a los chinos

O evitar que los chinos entren, que es una de las cosas fundamentales de la teoría Monroy “América para los americanos”. La presencia de China es una amenaza muy grave. Imagínate, los chinos tienen un proyecto de hacer un canal similar al de Panamá pero por Nicaragua, que a pesar del desastre ecológico que significa genera un desafío enorme y una amenaza para Estados Unidos en lo que consideran es su mar interior. Esto hace 20 años bastaba con un golpe de estado al gobierno nicaragüense o un par de cachetadas al gobierno respecto, pero hoy eso ya no lo pueden hacer. En ese escenario creo que piensan en recomponer la sumisión de América Latina de manera similar al momento previo de la Revolución Cubana.

– En ese sentido, considerando a la Revolución Cubana como un punto de partida, como se puede proyectar la muerte de Fidel

Creo que la muerte de Fidel instala su figura en un perspectiva diferente, como una fuente de inspiración. Creo que con el paso del tiempo Fidel correrá la suerte del Che Guevara, quién es mucho más influyente hoy que en los años 60, y creo que a favor de su enorme legado teórico e intelectual puede llegar a servir como sirvió Bolívar en 1999, cuando Chávez levanta esa bandera había muy poca gente que creía eso, pero tenías la capacidad de Chávez. La figura de Fidel será inspiradora de fuerzas transformadoras, seguirá siendo un faro.

Fuente: El Ciudadano

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