Argumentando un sufrimiento psíquico insoportable, Frank Van Den Bleeken (51), un asesino y violador en serie encarcelado desde hace 30 años en Bélgica, logró la autorización para que se le aplique la eutanasia, la cual se efectuará el próximo 11 de enero en una cárcel de la ciudad de Brujas, en el noroeste del país.
El abogado de Van Den Bleeken, quien dijo que su representado venía pidiendo morir desde hace años, informó que los numerosos psiquiátras que lo han tratado coinciden en que su enfermedad es psíquica y que la reclusión lo hace sufrir en forma atroz. «Nunca quizo pedir un favor carcelario y se considera a sí mismo un peligro para la sociedad. Sólo quiere morir».
En septiembre pasado, el tribunal de apelación de Bruselas tomó acta del acuerdo cerrado entre Van Den Bleeken y el Ministerio Público, lo que atrajo una gran atención mediática sobre el caso.
El «exito» de este violador para conseguir la eutanasia, ha llevado a por lo menos a otros 15 presos a pedir el mismo procedimiento para ellos
La eutanasia está legalizada formalmente sólo en tres países europeos (Holanda, Bélgica y Luxemburgo), pero otra naciones autorizan o toleran alguna forma de ayuda a morir, en particular Suiza, que legalizó el suicidio asistido, es decir que la persona toma ella misma la dosis mortal.
En Bélgica es legal desde 2002, y está descrita como «acto practicado por un tercero, que pone intencionadamente fin a la vida de una persona a petición de ésta». Se explicita además que el médico que lleva a cabo ese acto no comete una infracción si cumple las condiciones establecidas. El texto no obliga en ningún caso a practicar la eutanasia a los médicos que no quieran.
También se fijan una serie de condiciones: que el paciente debe ser mayor de edad, sea capaz y esté consciente en el momento de presentar su petición.
Este texto fue reformado hace un año y se extendió también a los menores de edad que estén sufriendo atrozmente o tengan un mal incurable.