domingo, diciembre 22, 2024
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Presidenta Bachelet: Aún Falta Verdad por Conocer y Justicia por Aplicar

La Presidenta Michelle Bachelet encabezó este viernes en La Moneda la ceremonia ecuménica en memoria del Presidente Salvador Allende y sus colaboradores, a 42 años del golpe de Estado cívico militar. En el acto que se extendió por casi dos horas, la Jefa de Estado estuvo junto a familiares directos del Mandatario, como la senadora Isabel Allende (PS), la diputada Maya Fernández Allende (PS), Carmen Paz Allende y Marcia Tambutti. Durante la conmemoración, destacó la importancia que tendrá la subsecretaría de Derechos Humanos, cuya ley está pronta a aprobarse por el Congreso.

 

La Mandataria, Michelle Bachelet, acompañada por sus ministros y por los ex presidentes Ricardo Lagos y Eduardo Frei, realizó un sentido homenaje en el Palacio de La Moneda, en memoria de quienes fueron parte y simpatizantes del Gobierno de la Unidad Popular. “Cuesta contener la emoción al repasar, uno a uno, los nombres de 38 compatriotas nuestros, muertos o hechos desaparecer desde este Palacio de La Moneda. Cuesta, pero es nuestro deber hacerlo. Porque sin memoria no hay presente con sentido ni futuro con esperanza”, dijo la máxima autoridad del país.

La ceremonia, en que se realizó una plegaria interreligiosa, estuvo marcada por la visita de la Presidenta, junto a familiares del ex Presidente Allende a las placas recordatorias que se encuentran en el segundo piso, en donde hoy funcionan las dependencias de la Dirección Sociocultural: “Al conmemorar 42 años de una tragedia que desgarró el alma de Chile, lo hacemos sabiendo que un país de todos sólo se construye si es capaz de reconocer su propia historia y de tener un juicio moral compartido. Y ese juicio es uno solo: ¡nunca más el poder de la muerte, sólo el de la vida!”, enfatizó la Jefa de Estado.

Posteriormente, hubo un homenaje especial a los 38 chilenos que murieron defendiendo el Palacio de La Moneda y la democracia el 11 de septiembre de 1973, momento en que la Mandataria reiteró su compromiso con el fortalecimiento institucional, “por eso todos nuestros actos deben desarrollar la convivencia democrática porque sin ella no será posible enfrentar las grandes tareas que tenemos por delante. Por cierto, no ha sido fácil. Porque ha habido que curar las heridas y reivindicar a los humillados. Hemos tenido que buscar la verdad, hacer justicia y reparar el dolor. Y hemos debido reconstruir paciente y esforzadamente las instituciones de la república y la cultura de la paz”.

Asimismo, se refirió al rol primordial que tendrá la subsecretaría de Derechos Humanos en esta búsqueda por robustecer la defensa de las personas y afirmó que “esta entidad le dará coherencia y persistencia a nuestras acciones en la materia. Su ley está pronta a aprobarse en el Congreso, y cuando se ponga en marcha, liderará las tareas de verdad, justicia y reparación. E impulsará también una tarea de futuro: defender los derechos humanos de nuevas amenazas y hacer de ellos una cultura que impregne todas nuestras relaciones”.

Al final de su intervención, señaló el rol de nuestro país en tareas humanitarias: “En el pasado muchas manos acogieron a quienes fueron perseguidos y salvaron vidas en un Chile sitiado. Hoy, cuando vemos una crisis humanitaria casi sin precedentes en Europa y el Mediterráneo, seremos nosotros quienes tenderemos nuestras manos y abriremos las puertas del país para socorrer a quienes lo necesitan. Lo que el mundo hizo por Chile, hoy Chile lo hace por el mundo”.

Discurso de la Presidenta Bachelet

Amigas y amigos:

Cuesta sacar la voz después de escuchar los premonitorios versos de Pablo Neruda, escritos más de 20 años antes del golpe de Estado de 1973. Cuesta contener la emoción al repasar, uno a uno, los nombres de 38 compatriotas muertos o hechos desaparecer desde el Palacio de La Moneda.

Cuesta, pero es nuestro deber hacerlo, porque sin memoria no hay presente con sentido, ni futuro con esperanza. Ustedes saben que la canción que acabamos de escuchar, esas líneas de Pablo Neruda, provienen del Canto General.

Y permítanme citar el poema que las precede, titulado “Están aquí”: He de llamar aquí como si aquí estuvieran.

Hermanos: sabed que nuestra lucha continuará en la tierra.

Hoy recordamos a estos hermanos nuestros, el Presidente Allende y sus colaboradores, para traer su gran lección al presente: que por la democracia es preciso darlo todo, porque sólo se puede vivir con dignidad en democracia.

Al conmemorar 42 años de una tragedia que desgarró el alma de Chile, lo hacemos sabiendo que un país de todos sólo se construye si es capaz de reconocer su propia historia y de tener un juicio moral compartido. Y ese juicio es uno solo: ¡nunca más el poder de la muerte, sólo el de la vida!

Hemos aprendido que la convivencia entre los chilenos, ese “cuidarse unos a otros” del que hablé cuando se cumplían 40 años del golpe de Estado, es un bien que debemos preservar. Sin ello no hay patria común.  Ése debe ser el fundamento sólido de nuestras instituciones republicanas y de nuestra convivencia democrática.

No la fuerza bruta. No la arbitrariedad. No el desprecio. Sino el cuidado que se deben los ciudadanos y el diálogo respetuoso de sus diferencias.

Hoy es un momento de reflexión para los chilenos. Hoy el país se vuelve sobre sí mismo para reflexionar sobre nuestra historia, nuestra convivencia, la solidez de nuestras instituciones y la calidad de nuestra democracia.

Con juicio sereno podemos decir que a pesar del dolor y  sufrimiento, Chile hoy es muchísimo más fuerte que ayer. Y lo es porque hemos aprendido de las lecciones de nuestra historia.

Hemos aprendido que con el divorcio de los demócratas no gana nadie y pierde la patria entera; que vale mucho más el encuentro que la distancia;  más el diálogo que el enfrentamiento. Por eso todos nuestros actos deben fortalecer la convivencia democrática, porque sin ella no será posible enfrentar las grandes tareas que tenemos por delante.

Por cierto, no ha sido fácil, porque ha habido que curar las heridas y reivindicar a los humillados. Hemos tenido que buscar la verdad, hacer justicia y reparar el dolor. Y hemos debido reconstruir, paciente y esforzadamente, las instituciones de la República y la cultura de la paz.

Es cierto, no ha sido fácil, pero hemos sido capaces de transformar una tragedia como la que nos tocó vivir hace 42 años, en una victoria de la democracia, una derrota de la muerte a manos de la vida.

Con avances, a veces con algún tropiezo, hemos sido capaces de construir entre todos un país que resuelve sus diferencias en el seno de sus instituciones republicanas.

Un país en que, por más estruendosas que sean las críticas, la democracia es el sustrato común de todos.

Tenemos cuestiones en las que debemos avanzar en la calidad de nuestra convivencia y en la plena vigencia de los Derechos Humanos, claro está.

Aún faltan seres queridos cuyo paradero debemos saber.

Aún falta verdad por conocer y justicia por aplicar. Debemos derribar los muros de silencio que nos impiden avanzar.

Aún hay privilegios que el Chile nuestro de hoy día ya no tolera. La conciencia de Chile nos exige superarlos. Me encargaré de que el cumplimiento de la justicia sea igual para todos. Es un compromiso ineludible que asumo personalmente.

Al mismo tiempo trabajamos en una agenda que busca, por un lado, abordar el pasado para más verdad, más justicia y reparación, y por otro, ir modelando un futuro donde la dignidad humana sea el punto de partida de toda la acción pública.

Un lugar central tendrá en el desarrollo de esta agenda la nueva Subsecretaría de Derechos Humanos. Ella le va a dar coherencia y persistencia a nuestras acciones en la materia. Su ley está pronta a aprobarse en el Congreso, y cuando se ponga en marcha, liderará las tareas de verdad, justicia y reparación. Pero también impulsará una tarea de futuro: defender los derechos humanos de nuevas amenazas y hacer de ellos una cultura que impregne todas nuestras relaciones.

Donde los iguales derechos de todos y todas se expresen cotidianamente, en las políticas públicas, en nuestras instituciones, en la convivencia, en la formación de nuestros niños, niñas y jóvenes.

Podremos así ser dignos herederos de la lección de dignidad que tuvo lugar entre estos muros hace 42 años. Y construir un porvenir de hombres y mujeres libres, que caminan por las anchas alamedas de la tolerancia, el entendimiento y la justicia social.

Amigas y amigos:

Los Derechos Humanos no tienen fronteras. Esto que aprendimos de nuestra historia es una lección también para lo que podemos hacer hoy por nuestros hermanos extranjeros.
En el pasado, muchas manos acogieron a quienes fueron perseguidos y salvaron vidas en un Chile sitiado. Hoy, cuando vemos una crisis humanitaria casi sin precedentes en Europa y el Mediterráneo, seremos nosotros quienes también podremos tender nuestras manos y abrir las puertas del país para socorrer a quienes lo necesitan.

Lo que el mundo hizo por Chile, hoy Chile lo hace por el mundo. Es nuestro deber. Porque el dolor de los otros no nos es indiferente, ni lo será nunca. Porque somos todos parte de un destino común y titulares de derechos universales.

Hoy, Chile vive un día de memoria y emociones. Un día de homenaje a quienes defendieron con su vida la democracia y que nos entregaron un ejemplo moral y cívico que aún resuena. Es con esa entrega y con el reencuentro de los demócratas que hemos podido hacer de Chile un país que da cabida a todos.

Un país que es capaz de hacer frente a las exigencias del presente con instituciones sólidas, y que aun cuando son perfectibles, permiten una convivencia asentada en el derecho y el respeto al otro.

No olvidaremos el pasado que nos enseña, ni apagaremos el recuerdo de los compañeros que nos inspiran, ni dejaremos de construir sobre su senda el país más libre, más pleno y más justo que nos piden nuestros hijos y nuestras hijas.

Muchas gracias.

Autoridades de la Cámara en acto de homenaje a ex Presidente Salvador Allende

El Presidente de la Cámara de Diputados, Marco Antonio Núñez (PPD), junto a la Segunda Vicepresidenta de la Corporación, diputada Denise Pascal (PS), participó en el Palacio de La Moneda en la ceremonia donde se conmemoraron los 42 años del Golpe Militar.

En la ceremonia se elevó una plegaria interreligiosa y se homenajeó especialmente a la figura del ex presidente Allende y de los 38 chilenos que murieron defendiendo la sede de gobierno y la democracia el 11 de septiembre de 1973.

La Mandataria calificó esta fecha como “una tragedia que desgarró el alma de Chile” y reiteró que “todos nuestros actos deben desarrollar la convivencia democrática porque sin ella no será posible enfrentar las grandes tareas que tenemos por delante”.

“Por cierto, no ha sido fácil. Porque ha habido que curar las heridas y reivindicar a los humillados. Hemos tenido que buscar la verdad, hacer justicia y reparar el dolor. Y hemos debido reconstruir paciente y esforzadamente las instituciones de la república y la cultura de la paz”, sentenció.

Sobre este acto, el Presidente de la Cámara de Diputados, Marco Antonio Núñez, sostuvo que nos hace reflexionar «sobre nuestra historia reciente y el futuro de la democracia, el respeto a los derechos humanos y sobre un Presidente de Chile que murió en este lugar entregando un compromiso de responsabilidad que emociona a mas de 4 décadas de ocurridos los hechos”.

El legislador afirmó que en la Cámara de Diputados “seguimos comprometidos con una agenda y con los valores que el propio Presidente Allende quiso testimoniar con un sacrifico de vida” y dijo que espera que esta jornada se desarrolle en el país en forma pacífica y reflexiva.

Por su parte, la Segunda Vicepresidenta, diputada Denise Pascal, sostuvo que este es “un día duro y difícil…con muchos recuerdos” pero también con fuerza para mirar el futuro.

“Esta ceremonia nos llama a que nunca mas pase en Chile y que tenemos que trabajar todos juntos por la solidez y avance de nuestra democracia”.

La parlamentaria dijo que espera que ojalá también en la Cámara “se reconozca por todos transversalmente y mirar la foto de los jóvenes que entregaron su vida por una democracia y como sus ideales estaban presentes”.

La diputada Pascal concluyó que debemos seguir “construyendo un país con igualdad, equidad y solidaridad, como la que recibimos tantos cuando estuvimos fuera de Chile”, y en ese sentido, recalcó el llamado de la Primera Mandataria de abrir los brazos a los que hoy están sufriendo y recibir a los refugiados que buscan un lugar para poder vivir mejor.

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