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Conclusión de Perito Forense: Allende Murió Desangrado antes del Disparo que le Estalló la Cabeza Cabeza

El Instructor del sumario de la muerte del presidente Allende (1) designó un equipo de peritos del Servicio Médico Legal -SML de Chile e internacionales para analizar sus restos exhumados y los documentos médico-legales del expediente de la investigación militar sobre su muerte (2).

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En ellos, dicho equipo pericial debió haber constatado la existencia de tres hallazgos que así relaciona en su informe pericial conjunto: “La presencia de apenas pequeñas hemorragias a pesar de tener extensas fracturas en la base del cráneo y la cara es consistente con aspiración sanguínea terminal en los pulmones” (3).

Los dos últimos hallazgos, es decir, la “aspiración sanguínea […] en los pulmones”  y las “extensas fracturas  en la base del cráneo y la cara” constan  en el informe de la autopsia practicada al cadáver del Presidente el mismo día de su muerte (4) pero el primero, es decir, “la presencia de apenas pequeñas hemorragias” no consta en ninguno de los documentos médico-legales de su muerte.

De hecho, la presencia de sangre se constató en la inspección ocular llevada a cabo por la Brigada de Homicidios -BH- y por la Sección de Balística del Laboratorio de la Policía Técnica -LAPOTEC- en el sitio donde se encontraba el cadáver del Presidente, sin que en ninguno de sus respectivos informes (5,6) se advierta que fuera menor de la esperada, es decir, que fuera discordante con el escenario sangriento que conllevaba un suicidio por disparo de un proyectil de alta velocidad asestado en la cabeza.

Así pues, “la presencia de apenas pequeñas hemorragias” es un hallazgo no solo inexistente en los documentos médico-legales de la muerte del Presidente, sino también discordante en el contexto de la misma, por lo que cabe preguntarse por qué lo fabuló aquel equipo de peritos del SML e internacionales. La respuesta debe indagarse en la relación que los mismos peritos establecen entre el hallazgo fabulado y aquella aspiración sanguínea, que es la interpretación dada por los médico-legistas que practicaron la autopsia del Presidente al hallazgo de sangre en las vías aéreas de sus pulmones. Y la trascendencia de tal aspiración radica en su significado unívoco: Que en el Presidente coexistieron sangre en sus vías aéreas y movimientos respiratorios, produciéndose en los inspiratorios la aspiración pulmonar de aquella (7).

Que la sangre así aspirada procediera de las heridas causadas en la boca y fosas nasales del Presidente por el proyectil de alta velocidad debe descartarse, porque éste causó también el estallido de su bóveda craneana que tendría que haber conllevado su muerte instantánea y, en consecuencia, el cese de los movimientos respiratorios, sin los que los pulmones no habrían podido aspirar la sangre que encharcara su boca y fosas nasales.

La aspiración sanguínea en los pulmones del Presidente indica, pues, que sufrió una herida sangrante en su vía respiratoria y que siguió respirando, por lo que cabe la posibilidad de que el desangramiento hubiera sido la causa última de su muerte.

Y la posibilidad de que el Presidente hubiera muerto desangrado tiene visos de realidad, porque en el informe de su autopsia se describen las vísceras con términos que indican escasez de sangre y tal escasez se explicita al describir las cavidades de su corazón. O dicho con otras palabras, aquellos hallazgos apuntan a que el Presidente hubiera sufrido al menos una herida que encharcara su vía respiratoria de sangre, aspirándola sus pulmones, mientras que su corazón bombeaba sangre y aquella herida seguía sangrando, hasta que quedó exangüe y su corazón dejó de bombear.

Aquellos hallazgos del informe de la autopsia del Presidente, reiterémoslos, sangre aspirada en sus pulmones y escasez de la misma tanto en sus vísceras como en las cavidades de su corazón, apuntan a que se desangró, por lo que su muerte no habría sido instantánea, pero en el mismo informe consta el hallazgo de su bóveda craneana estallada, que apunta a que su muerte sí habría sido instantánea al momento en que dicho estallido se produjera.

Tal discordancia la dirime que la presencia conjunta de aquellos hallazgos sólo se explica si el desangramiento del Presidente hubiera causado su muerte y si el proyectil de alta velocidad que causó el estallido de su cráneo hubiera sido disparado en su cabeza cuando ya era cadáver. Cabe concluir, pues, que el Presidente ya había muerto desangrado cuando el disparo asestado bajo su mentón causó el estallido de su cráneo.

Por el contrario, el informe conjunto de aquellos peritos del SML e internacionales concluye que la muerte del Presidente fue instantánea, debiéndoseles denunciar por argumentar que unos hallazgos del informe de su autopsia sean “signos propios del síndrome de corazón vacío que describe la literatura forense” (8), pero omitan la referencia obligada de dicha literatura, impidiendo así la verificación de su argumento.

Para subsanar tal omisión, el presente trabajo trata de analizar lo que la “literatura forense” describe como “signos propios del síndrome del corazón vacío”, pero este síndrome no es citado en el libro forense (9) que aquellos peritos refieren reiteradas veces en su informe pericial conjunto, ni en el libro de Medicina Legal y Forense en español más consultado (10) ni en ningún artículo forense consignado en PubMed (11).

Ante ello, contacté con el forense Etxeberría Gabilondo, designado por la familia del presidente Allende como integrante del equipo pericial encargado de analizar sus restos exhumados y los documentos médico-legales de su muerte, para rogarle que me indicara la aludida “literatura forense”, respondiendo que contactaría con su colega Mary Luz Morales Rodríguez del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Bogotá para que al respecto me escribiera, pero hasta la fecha de publicación de este artículo no lo ha hecho. La citada doctora fue integrante del mismo equipo pericial (12) y aquel Instituto trata el síndrome del corazón vacío en un boletín editado en 2005 (13), pero no puede confirmarse que éste fuera la “literatura forense” aludida por dicho equipo pericial, porque el integrante del mismo al que pregunté acerca de dicha posibilidad, el forense Etxeberría Gabilondo, dio la callada por respuesta.

En aquel boletín se advierte del mismo que es una mera “revisión y estudio de textos” acerca de los mecanismos de muerte, entre los que trata el choque neurogénico y, como una posibilidad de éste, el síndrome del corazón vacío, del que se revisa y estudia un único artículo, publicado en una revista forense en 1986 (14). De éste hay que advertir que no considera que el corazón vacío sea un síndrome, sino un signo, por lo que en aquel boletín se traduce como síndrome el término inglés sign, que en el contexto de las autopsias valoradas en aquel artículo debió traducirse como signo o hallazgo.

Y el mismo artículo establece que víctimas de muerte instantánea causada por una “lesión cerrada” del Sistema Nervioso Central -SNC-, es decir, en las que no se aprecian hemorragias, presentan en sus autopsias el signo del corazón vacío o casi vacío de sangre, en cuyas cavidades se aprecia la práctica ausencia de coágulos, y otros hallazgos cadavéricos tales como livideces poco intensas, vísceras exangües y músculos no congestionados.

Aquellos hallazgos de autopsia suscitaron la hipótesis de que la lesión del SNC en aquellas víctimas habría ocasionado una redistribución de su sangre, de tal modo que ésta se alejó no sólo del corazón, dejándolo vacío y, en consecuencia, causando su muerte instantánea, sino también de las vísceras y de los tejidos cutáneos para acumularse en los músculos esqueléticos y huesos, en cuyo extenso territorio vascular su acumulación pasó desapercibida.

Sin embargo, dicha hipótesis fue expresamente refutada en otro artículo forense publicado en 1998 (15), es decir, doce años después. En efecto, éste concluye que la causa del signo del corazón vacío no es que la sangre se aleje del mismo por su redistribución, sino por su pérdida hemorrágica. Y tal conclusión se sustenta en que todas las víctimas de muerte instantánea por “lesiones cerradas” del SNC y que en sus autopsias presentaban corazones vacíos, cuya causa entonces se pensaba que era la redistribución de su sangre, presentaban también hemorragias por fracturas en la base de sus cráneos. Así pues, aquel boletín del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Bogotá relaciona el corazón vacío con la hipótesis de la redistribución de la sangre que ya había sido expresamente refutada siete años antes, lo que revela la inconsistencia de su “revisión y estudio de textos”.

Aún en el supuesto de que aquella hipótesis no hubiera sido refutada, es decir, si no fuera un despropósito seguir creyendo que la causa del corazón vacío fuera la redistribución sanguínea, habría que tener presente que tal causa fue considerada el mecanismo de muerte instantánea sólo de las víctimas por “lesiones cerradas” de su SNC, quedando expresamente excluidas aquellas víctimas por heridas de bala en la cabeza, en las que el desangramiento fue la causa de sus corazones vacíos, según consta en el artículo que sustenta dicha hipótesis.

En los datos de la “literatura forense” hasta aquí expuestos se sustenta el siguiente análisis del mecanismo de la muerte del Presidente que aquel equipo de peritos del SML e internacionales explica así en su informe conjunto (16): “En cuanto al mecanismo de la muerte en el examen de los órganos internos en la autopsia en fresco, llama la atención la presencia de livideces en moderada cantidad, la ausencia de coágulos en el corazón -que solamente contiene escasa sangre líquida- y la presencia de hemorragias subendocárdicas en el tabique del ventrículo izquierdo.

Todos estos son signos propios de un síndrome de corazón vacío que describe la literatura forense como secundaria a una muerte instantánea por lesión del Sistema Nervioso Central. La presencia de apenas pequeñas hemorragias a pesar de tener extensas fracturas en la base del cráneo y la cara es consistente con aspiración sanguínea terminal en los pulmones”.

La aseveración de que aquellos hallazgos de la “autopsia en fresco” del Presidente sean “signos propios de un síndrome de corazón vacío que describe la literatura forense como secundaria a una muerte instantánea por lesión del Sistema Nervioso Central” es incomprensible, porque qué es secundaria a qué no tiene respuesta  probablemente por un error tipográfico del género de este adjetivo.

Pero sustituido el género de dicho adjetivo, aquella aseveración pericial sigue siendo incomprensible no solo porque concatena de forma inversa cuatro hechos, es decir, lesión del SNC, muerte instantánea, síndrome del corazón vacío y signos propios de dicho síndrome, sino también por su falsedad y contradicciones. Respecto a la falsedad, la “literatura forense”, recordémoslo, ni siquiera cita “el síndrome del corazón vacío“, por lo que es falso aseverar de la misma que lo considere “como secundari[o] a una muerte instantánea”.

Dicha literatura sí cita el signo del corazón vacío, considerándolo secundario a la redistribución de la sangre que, alejándose del mismo, lo deja vacío, causando la muerte instantánea en víctimas con lesiones cerradas del SNC. Pero tal hipótesis, recordémoslo, fue refutada por la propia literatura forense doce años después de que la planteara, considerándose desde entonces que el signo del corazón vacío no es consecuencia de la redistribución de la sangre, sino de su pérdida hemorrágica.

Así pues, aquellos peritos del SML e internacionales relacionaron la muerte instantánea del Presidente con que en su autopsia se hallara su corazón con escasez de sangre, a pesar de que tal relación había sido descartada trece años antes por la literatura forense a la que aluden. Pero los mismos peritos aseveran a continuación que la muerte del Presidente fue “instantánea por lesión del Sistema Nervioso Central”, incurriendo así en la contradicción antes aludida.

Respecto de que la muerte instantánea del Presidente fuera “por lesión del SNC”, aquel equipo pericial no concretó que ésta causara el estallido de su bóveda craneana, porque el escenario de la muerte relacionada con dicho estallido es muy sangriento, lo que habría cuestionado su siguiente aseveración: “La presencia de apenas pequeñas hemorragias”.

En efecto, recordemos que al principio del presente artículo se demuestra de la aseveración recién transcrita: Que describe un hallazgo inexistente en los documentos médico-legales de la muerte del Presidente, que habría sido discordante en el contexto de la misma y que la razón para que aquellos peritos del SML e internacionales lo fabularan había que buscarla en que lo relacionaran  con “la aspiración de sangre en los pulmones”.

Esta aspiración, recordémoslo también, es la interpretación de los médico-legistas que practicaron la autopsia del Presidente al encharcamiento de sangre en las vías aéreas de sus pulmones; y que la procedencia de aquella fueran las lesiones sangrantes causadas por el proyectil de alta velocidad en su boca y fosas nasales se descarta, porque éste causó también el estallido de su bóveda craneana y por ende su muerte tendría que haber sido instantánea, conllevando el cese de sus movimientos respiratorios y, en consecuencia, la imposibilidad de que sus pulmones aspiraran aquella sangre.

Por el contrario, aquel equipo pericial relaciona la aspiración sanguínea pulmonar con el hallazgo que fabula, es decir, con “la presencia de apenas pequeñas hemorragias”, dando a entender con tal relación que sangre de las lesiones causadas por el proyectil en la cara -boca y fosas nasales- del Presidente habría sido la que encharcó sus pulmones como consecuencia de su aspiración terminal.

Pero dicha aspiración terminal sólo habría sido posible si el Presidente entonces hubiera realizado una inspiración, que es el movimiento respiratorio que requiere la contracción de los músculos intercostales y del diafragma, lo que debe descartarse que ocurriera porque la ciencia forense ha establecido que la muerte no conlleva la contracción de los músculos, sino su relajación.

Así pues, el movimiento respiratorio terminal del Presidente no fue la inspiración y, en consecuencia, la sangre que encharcara su boca y nariz no podría haber sido aspirada, evidenciándose así la falsedad perpetrada por los peritos del SML e internacionales para explicar el hallazgo que fabularon. Y dicho equipo pericial relaciona el hallazgo fabulado con la aspiración sanguínea pulmonar para aparentar que ésta era acorde con que el Presidente se hubiera suicidado, ocultando así lo obvio: que la aspiración sanguínea pulmonar no habría existido si el Presidente se hubiera asestado aquel disparo, porque el subsecuente estallido de su cabeza tendría que haber causado su muerte instantánea y, en consecuencia, el cese de los movimientos respiratorios, sin los que aquella aspiración habría sido imposible.

(*) Doctor en medicina, autor de varios artículos  basados en el estudio de la Causa Rol No. 77/2011 del 34º Juzgado del Crimen de Santiago de Chile sobre la muerte del presidente Salvador Allende Gossens.

Fuente: Piensa Chile

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NOTAS:

(1) Causa Rol 77/2011 del 34º Juzgado del Crimen de Santiago de Chile. Instructor: Juez Mario Carroza Espinosa, Ministro en Visita Extraordinaria. Fecha de apertura: 25/01/2011. Fecha de Sobreseimiento Total y Definitivo: 13/09/2012.

Resolución de Sobreseimiento de la Causa Rol 77/2011 (1). Consta en las fojas 2400 a 2489.Disponible (documento Word) en:

www .memoriaviva.com/…/allende_primera_SOBRESEIMIENTO_2012

(2) Copia simple del Proceso Militar Rol No. 1032/1973 de la Primera Fiscalía Militar dependiente del Segundo Juzgado Militar de Santiago. Fecha de Inicio: 28 de diciembre de 1973, por orden del general del Ejército Sergio Arellano Stark. Instructor: Mayor (J) Joaquín Erlbaum Thomas. Fecha de Sobreseimiento Total y Definitivo el 2 de abril de 1975, aprobado por el general Julio Polloni Pérez y teniente coronel (J) José Horacio Ried Undurraga, ambos pertenecientes al Ejército.

El “original” del proceso militar recién reseñado fue ocultado o destruido por el Ejército y su brigadier (r) Joaquín Erlbaum Thomas, quien entonces lo instruiría, entregó aquella supuesta copia del mismo, impresa en “papel de fax”, durante su declaración al Instructor de la Causa Rol 77-2011 (1), en la que quedó consignada como Anexo No. 9-2011. Sus 291 páginas fueron fotografiadas por el Laboratorio de Criminalística Central de la Policía de Investigaciones -LACRIM-, resultando el Anexo No. 31-2011 y éste fue transcrito por el mismo LACRIM, resultando el Anexo No. 64-2011, ambos de la misma causa (1).

(3) Informe pericial Exhumación y Análisis Multidisciplinario del cadáver de Salvador Allende Gossens. Este informe estuvo disponible en la Web del Poder Judicial de Chile en el vínculo http://www.poderjudicial.cl/noticias/File/Analisis%20integrado.pdf?opc_menu=&opc_item= , estándolo actualmente en:

http://www.lanacion.cl/noticias/site/artic/20110719/asocfile/20110719184050/analisis_integrado.pdf

http://www.fundacionsalvadorallende.cl/wp/wp-content/uploads/2011/07/info-SML_Pdte-Allende.pdf

Lo transcrito en el texto es la última oración del penúltimo párrafo de la página 14.

(4) Copia del Informe de Autopsia 2449/73 de SALVADOR ALLENDE GOSSENS, que consta en las fojas 4 a 9 del Proceso Rol No. 1032/73, que corresponden a las páginas 7 a 12 de la Transcripción del LACRIM de aquel proceso (2).

Otra copia del mismo Informe, remitida por el II Juzgado Militar de Santiago, consta en las fojas 1244 a 1249 de la Causa Rol 77/2011 (1) y una copia idéntica a las anteriores fue publicada por Archivos de Chile. Disponible en el vínculo: http://archivoschile.org/wp-content/uploads/2012/01/730911-Informe-Autopsia-Allende.pdf

Además, en la fojas 18-23 de la Causa Rol 77/2011 (1) consta una copia falsificada del Informe de Autopsia 2449/73 remitida por el Servicio Médico Legal -SML- a su Instructor: http://piensachile.com/2013/12/la-falsificacion-del-informe-de-la-autopsia-de-allende/

http://piensachile.com/2014/02/la-corte-suprema-ante-la-falsificacion-del-informe-de-la-autopsia-de-allende/

http://piensachile.com/2014/02/la-falsificacion-de-los-documentos-medico-legales-de-la-muerte-de-allende-publicados-en-el-libro-la-conjura/

(5) Copia del Informe del Sitio del Suceso de la Brigada de Homicidios de 12 de septiembre de 1973: En las fojas 36 a 39 del Proceso Rol No. 1032/73 que corresponden a las páginas 51 a 54 de la Transcripción del LACRIM de aquel proceso (2).  Una transcripción de este informe fue publicada en el Sitio Web http://www.despiertaChile.cl/ -edición de marzo del 2002-.

(6) Copia del Pre-Informe (Informe No. 2816). Inspección ocular de La Moneda de 12 de septiembre de 1973 realizado por la Sección de Balística del Laboratorio de la Policía Técnica: En las fojas 17 a 20 del Proceso Rol No. 1032/73 que corresponden a las páginas 20 a 23 de la Transcripción del LACRIM de aquel proceso (2).

(7) Los movimientos respiratorios son dos: la inspiración, durante la que los pulmones inhalan aire y la espiración, durante la que los pulmones lo exhalan:

https://es.wikipedia.org/wiki/Respiraci%C3%B3n

http://www.perueduca.edu.pe/recursos/modulos/secundaria/cta/recrespiracion/int_concluye.htm

La inspiración es desencadenada por la contracción de los músculos intercostales y del músculo diafragma que causa un incremento de la anchura y la altura del tórax y, en consecuencia, una expansión de los pulmones que crea una presión negativa que “atrae” el aire a través de las vías aéreas -inhalación-. Y cuando aquellas vías aéreas están encharcadas de sangre, ésta es también atraída o aspirada por la presión negativa creada en los pulmones durante la inspiración.

(8) Se transcribe del penúltimo párrafo de la página 14 del informe pericial “Exhumación y Análisis Multidisciplinario del cadáver de Salvador Allende Gossens (3).

(9Heridas por arma de fuego. Aspectos prácticos sobre las armas de fuego, balística y técnicas forenses. Vincent J.M. Di Maio. 1ª edición, 1ª reimpresión. Buenos Aires. La Rocca. 2007. Título original en inglés: GUNSHOT WOUNDS, 1999, CRC Press LLC. Boca Raton. Disponible en:

http://www.ereading.club/bookreader.php/135302/Gunshot_wounds._Practical_aspects_of_firearms,_ballistics,_and_forensic_techniques.pdf

(10) Medicina Legal y Toxicología. Juan Antonio Gisbert Calabuig. 6ª edición. Barcelona. Editorial Masson.

(11) Pubmed

https://es.wikipedia.org/wiki/PubMed y http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed

(12) Tanatóloga Mary Luz Morales Rodríguez:

http://www.medicinalegal.gov.co/forense-colombiana-participa-en-nueva-necropsia-de-salvador-allende

(13) Boletín No. 22 de febrero de 2005 del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses- División de Tanatología Forense- de Bogotá (Colombia). Disponible en el vínculo: https://www.dssa.gov.co/index.php/descargas/832-material-cientifico-patologia-forense-i/file

(14) The “empty heart” sign. Hirsch CS, Zumwalt RE. Am J Forensic Med Pathol. 1986 Jun;7(2):112-4.

Abstract: Approximately 15% of victims of instantly lethal central nervous system trauma have an empty or nearly empty heart at autopsy. This article defines and discusses the “empty heart” sign. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/3740007

(15) Exsanguination from impact head trauma; the explanation for the “empty heart” sign. Contostavlos DL.Forensic Sci Int. 1998 Aug 12;95 (3):201-12.

Abstract: Twenty-four autopsied cases of lethal closed head trauma occurring sufficiently rapidly for the salient pathologic features to remain unobscured by medical intervention, and selected to exclude the possibility of exsanguination by other means, were analyzed for the presence or absence of exsanguination from basal skull fracture. The purpose of this study was to test the validity of the “Empty Heart” sign in head injuries, attributed by Hirsch and Zumwalt [C.S., Hirsch, R.E., Zumwalt, The “Empty Heart” sign. The American Journal of Forensic Medicine and Pathology 7 (2) (1986) 112-114] to a hypothetical neurologic reflex causing occult intra-corporeal sequestration of blood. The study revealed that the twelve cases with more severe injuries showed clear cut exsanguination (with “empty” hearts) due to basal skull fractures, while the twelve milder injury cases showed no signs of exsanguination, including the empty heart sign. No cases of cryptogenic empty heart were found. These findings demonstrate that the “empty heart” sign is merely an indication of exsanguination due to basilar skull fracture. The mechanism of exsanguination in these cases is discussed. The author’s method for the determination of depleted blood volume at autopsy is described. The routine estimation of blood volume at autopsy and the inclusion of investigative data in forensic case assessment are recommended.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9800356

(16) Se transcribe íntegro el penúltimo párrafo de la página 14 del informe pericial “Exhumación y Análisis Multidisciplinario del cadáver de Salvador Allende Gossens (3).

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