Agentes del Bando Privatizador en el Directorio: ¿Qué Pasa en Codelco, Señor Presidente?

Dígase lo que se diga y justifiquese lo injustificable, pero el hecho es que este gobierno aprobó el ingreso al diretorio de Codelco de dos connotados agentes del bando privatizador: el exministro de Piñera, Alfredo Moreno, y Tamara Agnic, ex superintendenta de pensiones, en cuya condición colaboró en la fraudulenta fusión de las AFP Cuprum y Argentum, que le costó cerca de mil millones de dólares al país. Así lo denuncia el ingeniero Mauricio Herrera Kahn.

Alfredo Moreno ha sido nombrado director de Codelco. Y algunos entusiastas que confunden cálculo político con visión estratégica, lo califican como una una jugada maestra, otros opinan que Pacheco elige, otros que hay que tener diversidad.

Jugada sí es. ¿Maestra? Solo si uno asume que entregar las llaves de la empresa más importante de Chile a un ex-ministro de Piñera y a una defensora de los intereses de las AFP representa un avance para el país.

Porque Moreno y Agnic representan por sobre todo a la derecha chilena, con una visión alineada con la tecnocracia liberal que tantas veces chocó con la defensa histórica del cobre como recurso estratégico del Estado y además como si esto no fuera suficiente para no nombrarlos, carecen o mejor dicho no tienen ninguna experiencia en Minería.

¿Apertura a la diversidad? ¿Apertura a la amplitud de criterio político? ¿Apertura a la gobernabilidad? ¿Decisión tomada por Codelco? ¿Jugada maestra?

Imaginemos por un segundo a nuestro presidente Gabriel Boric nombrando en su directorio económico a Hernan Buchi y Ignacio Briones. Imposible ¿no? Y sin embargo en Chile el Presidente Boric (tras un proceso supuestamente técnico realizado por la Alta Dirección Pública) acepta el nombramiento de Alfredo Moreno, figura emblemática de la derecha empresarial y Tamara Agnic otra directora de línea similar, como si en sus manos no estuviera el futuro de la mayor empresa estatal de todos los chilenos, Codelco.

Y hay algo más grave aún, la captura de Codelco por la llamada Alta Dirección Pública. Este organismo, que se suponía garante de meritocracia, se ha transformado en una élite cerrada de seis personas que deciden en la sombra quién puede o no ser Director de la empresa estatal más importante de Chile.

Esta ADP con autonomía formal pero nula rendición pública, ha ido imponiendo su propio modelo de “gestión empresarial” sobre una empresa que nació para servir al país, no a sus indicadores de eficiencia interna.

Lo que se está viendo no es sólo una serie de nombramientos erráticos, es una colonización cultural, donde se instala la lógica privada dentro de una empresa pública, debilitándola desde su corazón.

Es cierto (y conviene recordarlo con serenidad institucional) que el Presidente de la República tiene la facultad de rechazar las ternas que le presenta este comité. No está obligado a seguir su criterio ni a validar sus decisiones.

Pero también es cierto que el VP de Codelco recibió con mucha alegría sus nombramientos. Y mientras se siga así, rodeado de “expertos” sin experiencia minera, pero con redes, la mina más profunda será la que están excavando dentro de la propia empresa.

¿Dónde quedaron los profesionales altamente calificados del progresismo chileno, especialmente del segundo gobierno de Bachelet? ¿O ya no sirven porque no pasarían el “examen”? ¿O se les olvidó llamarlos?

Obviamente estos profesionales no son del círculo del Codelco actual y supongo que tampoco del FA y por lo tanto no son cercanos a Máximo Pacheco el VP de Codelco, que ya está por dejar el cargo y que parece que está jugando a la ruleta rusa con sus “acuerdos del Litio con SQM y Anglo American”.

Y uno se pregunta ¿qué viene ahora? ¿Nombrar a Hernán Büchi en ENAP? ¿O a Harald Beyer en el Colegio de Profesores? ¿Y que pasa con la historia?

Esto no es equilibrio. No es pluralismo. No es diálogo. Es ceder terreno donde nunca se debe ceder, en la soberanía económica nacional.

Nombrar a estas figuras es darle la espalda a nuestra historia reciente. Es olvidar que tras la dictadura, la conducción estatal de Codelco fue una conquista democrática, no una concesión de la élite.

Fue símbolo de autonomía, de proyecto país.

Hoy esa conquista se diluye en los pasillos de Codelco (donde Máximo Pacheco, es el vicepresidente ejecutivo). Y mientras tanto Codelco, con Pacheco a la cabeza, acumula “pérdidas” de millones de dólares entre 2023 y 2024.

¿Eso también es parte de la «jugada maestra”?

No se entiende. ¿Es posible que alguien esté tanteando oficinas para un posible futuro? ¿acomodando piezas como si Codelco fuese un ajedrez privado?

Esto no es pragmatismo, es una falta grave a la historia de “Codelco es para los chilenos”. Porque si cada nuevo nombramiento en la principal empresa del Estado responde a cálculos de pasillo, amistades estratégicas o pactos que la ciudadanía desconoce, entonces estamos frente a una claudicación política de proporciones.

No se trata solo de nombres. Se trata del proyecto país.

El anuncio de Moreno y Agnic como nuevos directores de Codelco fue bien recibido como dijimos anteriormente por el presidente del directorio, Máximo Pacheco, quien expresó «estamos muy contentos de incorporar a Codelco a personas de reconocida trayectoria profesional y empresarial», ya que la trayectoria de ambos se alinea a la perfección con el enfoque que le está imprimiendo a la principal cuprífera del mundo que es la asociación con privados para el desarrollo de futuros proyectos mineros.

Agnic autorizó la controvertida fusión entre las AFP Cuprum y Argentum, lo que permitió un ahorro tributario de más de $80 mil millones para Cuprum. Esta operación fue cuestionada por la Contraloría General de la República y generó debate en el Congreso y entre diversos actores del sistema previsional.

De Moreno no hay necesidad de mostrar su experiencia y “cualidades” ya que este señor fue el “ministro múltiple” durante el periodo Piñera. ¿Cómo lo harán? ¿Con el Google en la mano? ¿Con algún asesor de Codelco? si ninguno de los dos tiene ninguna experiencia en minería.

Tenemos en Chile profesionales de excelencia, ex ministros de economía con doctorados, con altos puestos en empresas internacionales que sí saben de Minería y de Codelco y que tienen nuestra visión de vida política.

¿Qué significan estos nuevos y “extraños” nombramientos de directores en Codelco? Es de alta incomprensión.

¿Qué clase de país nombra como directores de la empresa estatal más importante de su historia a personas sin experiencia en minería, sin conocimiento técnico y sin compromiso con el destino de sus recursos?

¿Cómo se explica que Codelco, emblema nacional, esté siendo ocupado como espacio de diversidad política o plataforma para reciclar a figuras de la derecha empresarial más rancia?

Lo que está en juego no es un cargo, es el alma de nuestra soberanía productiva.

No se puede aceptar que la administración de una empresa con decenas de miles de trabajadores, con proyectos estratégicos multimillonarios y con impactos directos en el presupuesto nacional, quede en manos de improvisados con agenda privada y apellido bien ubicado.

Codelco no es un trofeo. Es la columna vertebral de lo que queda de Estado productivo en Chile. Y quienes hoy la capturan, la están desmantelando desde adentro.

Con cada uno de estos nombramientos, no se puede ni se debe mirar hacia otro lado. Porque si se nombra como Directores a personas con ninguna experiencia en minería, se debilita a la empresa, si se premia a lobistas, se contamina la gestión, y si se calla, se traiciona al país.

A estas alturas, no se trata de defender una administración. Se trata de defender a Chile.

Codelco no es una plataforma de favores cruzados, ni un ensayo para futuros gobiernos, ni una pista de aterrizaje para operadores de centro-derecha.

Es la columna vertebral económica de Chile. Y si se empieza a ceder en su conducción política, técnica y estratégica, se termina sin metáfora alguna, regalando el cobre de los chilenos.

Tarde o temprano, cuando estos “nombramientos” aparezcan con fuerza y con historia real, el precio de este absurdo no los pagará el operador transitorio de Codelco, sino que lo pagará políticamente el presidente Boric.

Y ante esto, el silencio no es opción.

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