sábado, mayo 18, 2024
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Frente Brasil Popular Convocó a Movilización Antigolpista

El escándalo que estalló en las últimas semanas tras el intento de detener al ex presidente Lula por supuestos casos de corrupción, su posterior designación y la pose – hoy (17) por la mañana – como ministro-jefe de la Casa Civil, generaron un ambiente de convulsión en las calles de diversos puntos del país que repercute en el cambiante escenario político.

En medio de acciones calificadas de golpistas por los movimientos populares, los partidos de derecha, en complicidad con sectores del poder judicial, de la policía federal y con los medios de comunicación empresariales, presionan al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, que se ve obligado a tomar medidas para hacer frente a los intentos distituyentes que amenazan al pueblo brasileño.

Consultado sobre la nominación del ex presidente Lula como ministro-jefe de la Casa Civil y la reacción de sectores conservadores de la sociedad en manifestaciones en las calles durante la noche del miércoles (16), Valter Pomar – historiador y profesor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal del ABC (UFABC), en São Paulo – afirma que “la derecha” no quiere acuerdos, ni está preocupada con discursos acerca del Estado de derecho”.

Según el profesor, las movilizaciones nacionales convocadas por movimientos populares, sindicatos y partidos políticos – organizados en torno de la Frente Brasil Popular – para este viernes (18) en todo el país, son una oportunidad para los sectores de izquierda reaccionar a la ofensiva de la derecha frente al actual panorama.

Como ex dirigente nacional del Partido de los Trabajadores, Pomar reflexiona acerca del posicionamiento del partido y la necesidad del PT debe dar una respuesta a la crisis, no solamente en las calles sino también en el gobierno.

– ¿Cuál es su evaluación sobre la ida del ex-presidente Lula al gobierno como ministro de la Casa Civil?

La oposición quiere el impeachment de la presidenta Dilma y quiere impedir que Lula dispute las elecciones del 2018. Para derrotar a la oposición, precisamos de movilización social y mudanzas en la conducta del gobierno. Su presencia contribuye en este sentido, especialmente en la modificación de la política económica. Por ejemplo, archivando la Reforma de la Previdencia, el “ajuste fiscal de largo plazo”, los altos intereses y la privatización de activos estratégicos.

La ida de Lula para el gobierno generó una reacción brutal de la derecha. La situación está precipitándose rápidamente. La derecha va a trabajar por el desenlace en los próximos días. Buscarán criminalizar a Lula e impedir su pose, en la Justicia y en las calles. Buscarán impedir a la presidenta Dilma y sabotear su gobierno. Buscarán destruir a la izquierda y agredir físicamente a nuestra militancia.

– ¿Cómo evalúa la divulgación de la conversación telefónica de la presidenta Dilma Rousseff y de Lula, y la respuesta que eso desencadenó, con protestas en frente del Palacio del Planalto y en otros locales del país en la noche del miércoles (16)?

La situación es extremadamente difícil. La derecha está en la ofensiva y articulado Moro [Sergio Moro, titular de la 13ª Vara Criminal Federal de Curitiba/Paraná que encabeza la Operación Lava Jato, responsable de investigar supuestos actos de corrupción en la empresa estatal Petrobras], los grandes medios de comunicación empresariales y las masas, consiguió ganar amplios sectores de la sociedad con su interpretación acerca de la presencia de de Lula en el gobierno. El acto del miércoles por la noche, en la Avenida Paulista (São Paulo) y en otros puntos del país, son una demostración de esto.

La derecha no quiere acuerdo, ni está preocupada con discursos acerca del Estado de Derecho. La divulgación de una grabación ilegal entre la presidenta y el ex presidente demuestra la absoluta falta de límites del justiciero de Curitiba y sus aliados de la Policía Federal. A pesar de todo, todavía hay tiempo y medio para reaccionar.

El lado de allá está dividido sobre cómo hacer, sobre quien colocar en el lugar y sobre como “cortar las alas” del justiciero [el juez Sergio Moro] (que en el afán de destruir al PT, entra en el juego sucio de la derecha). Hay tiempo para reaccionar, porque los sectores democráticos y de la izquierda perciben cada vez mejor lo que está en juego. Y el gobierno tiene medios para tomar medidas prácticas. Medidas contra los jurista de la derecha, contra el gangsterismo político, contra los agentes del estado que están actuando por fuera de la ley. Y, principalmente, medidas que mejoren inmediatamente la situación de los sectores populares. Sin recuperar el apoyo popular, el Palacio se convertirá en una trampa.

– En su visión, ¿Cómo los sectores de izquierda pueden posicionarse en este contexto político?

De inmediato, jugando todas las energías en la manifestación del viernes (18). Precisamos no apenas de mucha gente; precisamos también de mucha combatividad. La oposición de derecha precisa saber que ellos no tendrán un minuto de paz, caso insistan en pisotear las libertades democráticas, caso sigan adelante en el golpismo. El día 18 de marzo es preciso que las calles estén llenas de ciudadanos y ciudadanas dispuesto a dejar claro, para las derechas, que el golpismo no tendrá un segundo de paz.

El día 18 de marzo es preciso que las calles estén ocupadas por gente que no tiene miedo de la derecha, ni miedo de la derrota. Más allá del día 18 de marzo, es preciso trabajar duro no apenas para detener, pero también para derrotar a la oposición de derecha. Por ejemplo, también, en las elecciones del 2018, cuando precisamos conquistar un quinto mandato, en condiciones que no permitan hacer reformas estructurales.

Claro, todo eso depende de recuperar el apoyo de la clase trabajadora y de los sectores populares. En el fondo, se trata de hacer una reorientación del programa, de la estrategia y del modus operando de las izquierdas, especialmente del Partido de los Trabajadores.

– La presidenta Dilma ya afirmó que no renuncia y que el pedido de impeachment, otro deseo de la oposición, tendría que pasar por un proceso en el Tribunal Superior Electoral (TSE) o por el rito en la Cámara de los Diputaos, ambos largos procesos. ¿Cómo queda la gobernabilidad en el próximo periodo? ¿Cuál es el papel de Lula en estas articulaciones?

Todo lo que aconteció desde el 2003, probó que la gobernabilidad no puede depender apenas, ni principalmente, del apoyo parlamentar e institucional. Precisamos de apoyo popular y de la movilización social, que depende en buena medida de las medidas prácticas que o gobernó adopta para mejorar la vida de las personas.

Por otro lado, la oposición de derecha son varias: la que está en las calles, la que está en los medios, la que está en Curitiba, la que está en el Congreso, la que actúa dentro del gobierno. Para lidiar con todo eso, será preciso, como dije antes, cambiar la conducta general del gobierno y hacer mucha movilización social. Además, lo que aconteció en los días 4 [abordaje coercitivo de Lula por la Policía Federal en São Paulo] y el 13 de marzo [manifestaciones de la derecha en las calles] demuestra que hay un sector de la derecha que está con prisa y gana, mucha prisa y ganas. Derrotar a esta gente va a exigir más capacidad de articulación.

– Sobre la manifestación pro impeachment del día 13 de marzo, aunque las protestas tengan crecido, el diario “Folha de S. Paulo” publicó un perfil socioeconómico de las manifestaciones que indica que había el mismo extracto social elitista que estaba en la Avenida Paulista el año pasado. Al mismo tiempo, hay un descontento generalizado con el gobierno y si política económica, opero esa parcela de la población no adhirió el año pasado. ¿Por qué y qué significa eso?

De hecho, las manifestaciones del 13 de marzo fue una especie de “grito de los incluidos”. Pero esto no quiere decir que las periferias estén contentas. Por el contrario, hay varias señales de que la mayoría de la clase trabajadora está descontenta. Y tienen motivos para eso, entre los cuales destaco el crecimiento del desempleo. También hay varias señales de que el discurso de la derecha penetró en los sectores populares. Nuestro desafío es revertir esto, atreves de la lucha política e ideológica, de la movilización social y de cambios prácticos en la conducta del gobierno.

– ¿Cuántas y cuales e las medidas del “Programa Nacional de Emergencia”, lanzado el mes pasado por el Directorio Nacional del PT, tiene más chances de ser llevadas adelante por la presidenta Dilma?

Todas. Hay medidas para apoyar a los sectores más golpeados por la crisis. Hay medidas que apuntan a que los ricos paguen impuestos, para el Estado tener recursos para hacer las políticas sociales y de desarrollo. Hay medidas que apuntan a retomar el crecimiento y el desarrollo, por ejemplo, usando parte de nuestras reservas externas. Todo pode ser llevado adelante, desde ya. Enfrentaremos, es claro, fuerte oposición. Pero siempre es mejor sufrir oposición por hacer las cosas ciertas.

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