Tarde de verano del 28 de enero de 1946. El acto era multitudinario. Veinte mil personas habían concurrido al llamado de la CTCH. La gente, a medida que iba llegando, tendía a ubicarse – como era usual en los mítines que allí se efectuaban- alrededor del monumento del general Bulnes (donde hoy se encuentra el de O’Higgins.), pero los carabineros la empujaba hacia atrás de la estatua ecuestre. Lo hacían con violencia, creando un clima de irritación, de exasperación, de choque.
EL MOTIVO DE LA CONVOCATORIA DE LA CTCH
A comienzos de enero de 1946, el Presidente de la República Juan Antonio Ríos, gravemente enfermo, había sido reemplazado por el radical reaccionario Alfredo Duhalde, que gobernaba en calidad de Vicepresidente.
En el norte, los sindicatos de las oficinas salitreras Humberstone y Mapocho habían declarado la huelga en protesta por la descarada alza de los productos de primera necesidad, decretada arbitrariamente por las empresas de esos yacimientos.
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El Gobierno se puso al lado de los patrones. Eliminó la personalidad jurídica de ambos sindicatos, dejando a los trabajadores en la indefensión. Entonces, la CTCH convocó el mitin solidario.
PROVOCACIÓN POLICIAL
Iris Figueroa, a la época Encargada Femenina del Comité Regional de Santiago del Partido Comunista, explica:
“El permiso que había extendido el Intendente de Santiago, decía que el mitin, nosotros lo teníamos que hacer detrás del monumento a Bulnes, pero había demasiada gente, y empezaron a pechar porque la concentración se hiciera frente al monumento, con vista a la Alameda… de repente un oficial da la orden de apaleo. En aquel entonces era parlamentario del Partido el compañero Andrés Escobar y a pesar de que él se había identificado y le explicaba que más daba que la concentración se hiciera delante o detrás del caballo… A pesar de eso, el oficial de carabineros procedió y le rompió la cabeza de un sablazo. Cuando ya la gente vio que le salía un chorrito de sangre de la cabeza, cuando vio correr sangre por la ropa del compañero, la gente tuvo una reacción… pero inmediata y se empezó a enfrentar con los carabineros. Ahí con los listones, con los motes, con lo que llevaba en sus manos”.
ASESINADA UNA JOVEN RUBIA
Todo indicaba que había una premeditada provocación en marcha.
Especialmente brutal fue el comportamiento de las fuerzas represivas en el sector frente al entonces Ministerio de Defensa. Allí estaban, entre muchos otros, los del sindicato Recalcine. Indignada ante la actuación de carabineros, una muchacha rubia se acercó a un oficial y protestó airadamente. El policía respondió con un golpe que la derribó al suelo.
La joven se puso de pie y le lanzó a la cara un puñado de pasto que ha recogido en su caída. Este sacó su revolver y le disparó en la cabeza, hiriéndole de muerte. Ese balazo fue el comienzo.
CON BALAS DE GUERRA
“En un momento determinado – relata Américo Zorrilla testigo ocular de los hechos – yo presencié desde muy cerca cuando un oficial dio una orden, los carabineros pusieron una rodilla en tierra – toda una hilera de carabineros – y apuntando hacia la masa de gente, empezaron a disparar. Fueron varias descargas, por orden del oficial. Quedaron muchas personas heridas, fueron seis los muertos. Inmediatamente después de eso, los carabineros se replegaron, desaparecieron y dejaron la plaza llena de gente botada en el suelo, algunos heridos, otros muertos. Había sangre por todas partes. La gente que en el primer momento había arrancado, volvió ahora. Algunos hacían parar a gritos los autos y camiones que pasaban, para llevar los heridos a la Asistencia Pública”.
EL PUEBLO SE ADUEÑA DE LAS CALLES
Superado el terror y la sorpresa inicial, los trabajadores reaccionaron con indignación. Muchos de ellos tiñeron con la sangre derramada sus pañuelos, camisas, periódicos y los enarbolan como banderas. Marcharon por las calles céntricas de Santiago, en donde no se veía un solo carabinero. Todos estaban escondidos en sus cuarteles. Las masas eran dueñas de las vías de la capital. A pesar de tanto odio acumulado, actuaron de manera muy disciplinada.
“Recuerdo haber caminado – narra Américo Zorrilla – entre los cuerpos que estaban tendidos en el pavimento. Podría indicar en la Plaza Bulnes, el sitio en que estaba Ramona Parra (la rubia muchacha de Recalcine.) muerta. Estaba en la vereda, pálida. Era la palidez de la muerte. En su sien había un círculo, una perforación nítida, sin que saliera sangre de ella. Al lado, de pie estaba su hermana y uno o dos jóvenes que la miraban”.
UNA JOVEN OBRERA
Ramona Parra, Encargada Femenina del Comité Regional Santiago de las Juventudes Comunistas, desde 1945 trabajaba en el Laboratorio Recalcine, donde envasaba medicamentos.
A la pregunta de sí la conocía, responde Américo Zorrilla:
“Sí. Se le veía mucho en el local del Partido o en las oficinas del diario, a menudo con su hermana. Una morena, la otra blanca. Llamaban la atención.
“Ramona era una muchacha delgada, pálida, de rostro muy agradable. Siempre con una sonrisa a flor de labios. Hay una fotografía que se ha conservado para la historia, en que ella va detenida entre dos carabineros, a raíz de alguna de las manifestaciones tan frecuentes en aquellos días. Ella va sonriendo, con su gesto habitual”.
PABLO NERUDA CANTA A LA JOVEN COMUNISTA
“Ramona Parra, joven
estrella iluminada,
Ramona Parra, frágil heroína.
Ramona Parra, flor ensangrentada,
Amiga nuestra, corazón valiente,
Niña ejemplar, guerrillera dorada:
Juramos en tu tumba continuar la lucha
Para que así florezca tu sangre derramada”.
LOS MUERTOS EN LA PLAZA
El poeta evoca a los caídos el 28 de enero de 1946:
Manuel Antonio López
Lisboa Calderón
Alejandro Gutiérrez
César Tapia
Filomeno Chávez
Ramona Parra
Y dice:
“La lluvia empapará las piedras de la plaza,
pero no apagará vuestros nombres de fuego.
Mil noches caerán con sus alas oscuras,
sin destruir el día que esperan estos
muertos”.
(Del poema “Los muertos en la Plaza”, Canto General)
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LAS BRP
En homenaje a su heroica militante, las Juventudes Comunistas dieron su nombre, en febrero de 1966, a las Brigadas de Propaganda Ramona Parra, las BRP.
El acuerdo fue adoptado en el V Congreso Nacional de las JJCC, realizado en Santiago entre el 8 y el 13 de febrero de 1966. Pero cuando iniciaron su actividad práctica fue en la gran marcha de la juventud chilena en solidaridad con Vietnam efectuada entre Valparaíso y la capital en 1967.
(*) Historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER
El poema citado que se supone que son «Los muertos en la plaza» de Pablo Neruda en realidad es un fragmento del poema «Siempre» es del mismo poemario de Canto General e incluso esta en misma sección de «La Arena Traicionada»