La historia de la relación entre Manuel Contreras y Augusto Pinochet tiene todos los ingredientes de la narrativa clásica: un inicio prometedor, un clímax vertiginoso y un desenlace con una caída súbita. Dicha historia se inicia muchos años antes del golpe de Estado de 1973. Con el grado de Teniente bajo el brazo, Manuel Contreras ingresó a la Academia de Guerra en 1960 para realizar el curso de Oficial del Estado Mayor. Es allí donde conoce al entonces capitán Augusto Pinochet, subdirector de la Academia y profesor de clases de Estrategia y Geopolítica.
“Durante los dos años que ahí compartieron, ambos estrecharon aún más los antiguos lazos de amistad y esa extraña complicidad que aparentemente ya los unía”, le contó a La Nación en la década de los 80 un general en retiro que participó en el golpe y no quiso revelar su identidad.
Según relata este uniformado, Pinochet supo aprovechar la inteligencia y entusiasmo que destacaba a Contreras al interior de la Academia. De hecho, decidió nombrarlo su ayudante. Desde muy temprano Pinochet depositó su férrea confianza en su discípulo.
Le dejaba a Contreras redactar complejos tratados y textos militares que luego firmaba.
Cuando llegó la Unidad Popular al gobierno, Pinochet logró desempeñarse como Jefe Militar de la Plaza de Santiago, mientras preparaba el terreno y se codeaba con las máximas autoridades del gobierno de Salvador Allende. Contreras, por su parte, se alejó de ese núcleo político que le disgustaba y estuvo al mando del Regimiento de Ingenieros Número 4 Arauco en Osorno.
Contreras conocía muy bien el funcionamiento de los servicios secretos de espionaje. De hecho, en 1966 ejerció como profesor de Inteligencia en la Academia de Guerra. Durante los nueve meses que antecedieron al 11 de septiembre de 1973, se mantuvo como la «mano derecha» de Pinochet. Desde San Antonio desarrolló un meticuloso trabajo de inteligencia sobre las actividades de las autoridades del gobierno regional de la UP.
Cuando se gestó el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, Contreras ya tenía el escenario preparado y le tomó pocas horas controlar por completo la provincia de San Antonio. Desde ahí gestionó un centro de detención que llamó “El Sheraton”, mientras que sus compañeros en Santiago hicieron lo propio en Londres 38 en “La Silla”.
Contreras contaba con un importante grupo de informantes. La meta era ganarle a los servicios de inteligencia institucionalizados y recabar toda la información posible en el menor tiempo. Al poco tiempo Contreras manejaba un exhaustivo archivo de todos los detenidos políticos en el país.
Fue todo ese poderoso torrente de información el que finalmente le dio al “ahijado” de Pinochet el paso legal para finalmente institucionalizar el ya poderoso servicio de inteligencia que manejaba desde 1973: La Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).
La mano derecha de Pinochet
Gracias al poder de la DINA que logró establecer Contreras, Pinochet pudo hacerse completamente del poder al interior de la Junta de Gobierno, del Ejército y de las Fuerzas Armadas.
Pese a que la DINA estaba supeditada a la Junta de Gobierno, Contreras sólo le rendía cuentas a Pinochet. De hecho, de acuerdo con un reportaje del diario La Nación, ambos desayunaban diariamente en la casa del jefe del Ejecutivo y se telefoneban varias veces al día.
Esa complicidad que existía entre Contreras y Pinochet quedó más que evidenciada días antes de que se formalizara la DINA en 1974 con el Decreto ley N° 521.
En esa ocasión un grupo de militares encabezados por Oscar Bonilla, ministro del Interior, y Augusto Lutz, jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército -quienes fallecieron después en accidentes-, pusieron a la luz los excesos y atrocidades que se ejecutaban al interior de la DINA y reclamaron contra Contreras, que no obedecía a jerarquías.
Pinochet no se demoró en salir a la defensa de su protegido.
Cuando ni Pinochet lo pudo salvar
Pero todo se comenzó a ir a pique para el Mamo desde 1977. En ese entonces ya ejercía como general del Ejército. La CIA tenía puesto el ojo en el organismo que manejaba Contreras por el asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier en Washington.
Todas las pistas apuntaban a Manuel Contreras. Pinochet se encontraba acorralado con las presiones del Departamento de Estado norteamericano. En un último intento por salvar a su protegido, el jefe de Estado anunció la reestructuración del servicio de Inteligencia. Con eso, el 12 de agosto de 1977 la Dina cambió de nombre y pasó a ser el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Pero eso no bastó para el gobierno demócrata de Estados Unidos que lideraba Jimmy Carter.
Finalmente Pinochet no pudo hacer nada más que sacar a Contreras del aparato de seguridad y nombrar al ex general Odlanier Mena en su lugar, ex director de Inteligencia del Ejército y enemigo histórico de Contreras.
El 20 de marzo de 1978 Pinochet y Contreras se reunieron a puertas cerradas. Esa misma noche el destituido ex jefe de la DINA recibió en su casa a centenares de altos mandos e incluso a la primera dama, Lucía Hiriart, amiga personal y una de sus más fuertes defensoras.
La periodista Alejandra Matus sostiene en su libro Doña Lucía que “la única vez que Lucía abandonó a Pinochet desde que éste tomara el poder total del país, fue el día en que su marido destituyó a Contreras de su cargo como director de la Dina”. “Cuando recibía en CEMA cartas de mujeres preguntando por algún familiar preso o desaparecido, le pedía información a su amigo, el director de la DINA, Manuel Contreras. Lo que él le dijera, ella respondía”, escribe la periodista.
El fin de una era
Desde 1993 Contreras estuvo sometido a diversos procesos judiciales,por el caso Letelier, el caso Silberman y el caso Leighton, entre varios otros. Sin embargo, ya desde 1988 que la lealtad del Mamo hacía Pinochet había comenzado a flaquear. Ese año intentó negociar su situación judicial con la embajada de Estados Unidos en Santiago, a cambio de información que involucraba al hijo de Pinochet, Marco Antonio, en asuntos ilegales.
Finalmente fue en 2006 cuando acusó formalmente a Augusto Pinochet de sus vínculos con el tráfico ilegal, argumentando que la mayoría de los fondos de Pinochet que no se podían justificar provenían del narcotráfico y que todos sus hijos varones habrían estado involucrados en el negocio desde 1983.
Ese año, Marco Antonio Pinochet Hiriart hizo una dura declaración contra Contreras, negando cualquier vinculación de su familia con esos negocios ilegales.
“Los dichos de Contreras sólo se explican porque él es “un mentiroso, un canalla, que se escuda en mentiras para decir cosas”, aseveró ante la justicia el hijo de Pinochet. “Este individuo (el general (R) Manuel Contreras), no puedo tener otra expresión, está mintiendo”…“para mi esta persona esta enferma de maldad”.
Ese mismo año Pinochet finiquitó él mismo la relación con Contreras cuando negó las palabras de quien fuera por tantos años su mano derecha durante el gobierno militar. El 10 de diciembre de 2006 Pinochet murió en el hospital militar, con una orden de detención y más de 400 querellas en su contra.
Para entonces Contreras ya acumulaba más años por cumplir tras las rejas de los que podría pagar en vida.
Fuente: T 13