Un inesperado y espectacular vuelco experimentó el llamado Caso Quemados, uno de los crímenes más emblemáticos de la dictadura, perpetrado en el Paro Nacional del 2 y 3 de lulio de 1986, que terminó con la muerte del fotógrafo Rodrigo Rojas Denegri y dejó con heridas graves a Carmen Gloria Quintana, a consecuencia de las declaraciones del exconscripto Fernando Guzmán ante el magistrado Mario Carroza, el pasado 14 de noviembre. El juez Carroza dictó la aprehensión de los ex militares Luis Zúñiga, Francisco Vásquez, Sergio Hernández, Julio Castañer, Iván Figueroa, Nelson Medina y Jorge Astengo, y los acusó de homicidio premeditado. Según la declaración de Guzmán, el entonces teniente Jorge Castañer fue quién dió la orden de quemar a los jóvenes detenidos. Lea la declaración completa el ex conscripto Guzmán, escuche las insólitas declaraciones de Pinochet, cuando se conoció el horrendo acontecimiento, y también, las no menos insólitas justificaciones del Secretario General de la UDI, Guillermo Ramírez, 29 años después.
El testimonio de Guzmán permitió establecer nuevas responsabilidades en el trágico hecho. Es por esto, que Carroza ordenó la detención de siete ex uniformados, cinco de los cuales son interrogados este miércoles.
Las órdenes de detención fueron dirigidas en contra de Luis Zúñiga, Francisco Vásquez, Sergio Hernández, Julio Castañen, Iván Figueroa, Nelson Medina y Jorge Astengo.
“Entiendo que esas cinco personas deberían concurrir hoy y las otras dos deberían ser trasladadas de regiones, eso será mañana, el día viernes debería estar dictando una resolución para saber cuál va a ser su situación procesal (…) Esto debería ser dentro de lo más breve porque no se puede dilatar, la idea es que las decisiones se tomen en forma eficiente, en este caso para todos los detenidos, los cinco que serán puestos a disposicion mía hoy, debería tener una decisión el viernes”, dijo el magistrado a radio ADN.
Sobre el testimonio de Guzmán, Carroza sostuvo que “cambia fundamentalmente en lo que podría determinarse la intencionalidad del hecho porque en un momento dado siempre se habló de negligencia, la versión que entregan las víctimas es corroborada por el testigo, y ahí comienza a darse una identidad al hecho distinta a la que fue en su momento cuando fue condenado (Pedro) Fernández Dittus”.
“Ahora hablamos de intencionalidad, hablamos de homicidio de un periodo del 73 al 90, de delitos que no prescriben, que no era el caso del cuasidelito de homicidio”, precisó el magistrado.
El giro del caso
Según lo que expuso Guzmán, toda la información que se ha entregado desde el Ejército a la Justicia sobre el caso hasta hoy, fue parte de un montaje que buscaba encubrir las responsabilidades de los autores de los vejámenes.
“Les diría pónganse los pantalones y digan la wea cómo es nada más”, sostuvo en entrevista con 24Horas.
Guzmán declaró además que no tuvo el valor, cuando se hizo la reconstitución de escena junto a Carmen Gloria Quintana de decirle quién la había quemado. Me habría gustado decirle: “estos weones fueron los que te quemaron, pero ahí está el problema de la familia y se lo dije (a Carmen Gloria), esa vez me cagué de miedo”.
Según su testimonio, habría sido el teniente Julio Castañen quien dio la orden de rociarle gasolina a De Negri y Quintana y que él mismo habría ordenado prender fuego a sus cuerpos.
Vea las delirantes y mentirosas declaraciones de Pinichet sobre el Caso Quemados
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La declaración del conscripto que rompió el pacto de silencio
Fernando Guzmán compareció ante el juez Mario Carroza el 14 de noviembre de 2014.
La declaración del ex conscripto Fernando Tomás Guzmán Espíndola ante el juez Mario Carroza permitió la reapertura de la investigación del llamado «caso quemados», y que el magistrado dictara órdenes de detención contra siete militares en retiro.
Guzmán prestó testimonio judicial el 14 de noviembre de 2014 y en éste relató cómo desde la patrulla militar de la que él formaba parte vio el ataque en el que fueron quemados vivos, el 2 de julio de 1986, Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas de Negri.
Éstos son los fragmentos más destacados de la declaración judicial que puso fin a un «pacto de silencio» que duró casi 30 años e implicó a los militares en retiro Luis Zúñiga, Francisco Vásquez, Sergio Hernández, Julio Castañen, Iván Figueroa, Nelson Medina y Jorge Astengo:
«Lo primero que debo indicar es que todas las declaraciones dadas en la Segunda Fiscalía Militar son todas mentiras, porque me obligaron a aprenderme esas declaraciones».
«Me correspondió quedarme arriba del camión a cargo de la radio. Hago presente que la radio la podía utilizar en la espalda como mochila, por lo que me podía mover por todo el alrededor del camión, siendo un testigo presencial de cómo ocurrieron los hechos».
«Vi dos personas detenidas que estaban cerca de una muralla, el hombre tendido sobre el suelo y la mujer mirando hacia la pared».
«El teniente Castañer, quien vestía de civil, recuerdo que con una chaqueta negra, ordenó a un conscripto que vestía de forma militar, del cual desconozco su identidad, pero sí sé que era uno de los que andaban en el vehículo del teniente Fernández, rociarlos con combustible que estaba en un bidón. A la mujer la roció desde la cabeza a los pies y al hombre por la espalda ya que estaba de boca al suelo».
«El fuego lo inició el teniente Castañer con un encendedor. Ambos se prendieron inmediatamente».
«Ellos todavía humeaban y su piel estaba de un color blanquecino y tenían un aspecto como baboso, sin pelos».
«Llegando a un lugar cercano al aeropuerto bajaron a los detenidos del camión subiéndolos a la camioneta del teniente Fernández».
«Quince días después de los hechos fuimos trasladados hasta el Fuerte Arteaga en Colina, donde nos dieron instrucciones con respecto a lo que debíamos declarar. Nos indicaron que debíamos aprender unas declaraciones que ya estaban confeccionadas».
«Nos indicaron que cuando estuviéramos frente a ella (Carmen Quintana) teníamos que intimidarla con la mirada y si veíamos que alguno de nosotros estaba nervioso, uno de los extremos tenía que fingir un desmayo».
«Lo de la bomba BIC es totalmente mentira, ya que nunca fueron incautadas a Rodrigo Rojas. Fue un invento del Ejército para pode justificar dicho actuar».
«La idea fue que todos los soldados pidiéramos a la señora actuaria que acompañaba al juez militar corregir varias veces la declaración, de manera que ellos se cansaran y aburrieran y finalmente la declaración fuera sacada por aburrimiento».
«A cambio de nuestro silencio, la institución nos proveyó de permisos, de dinero, como una manera de continuar con esta mentira y mantenernos callados».
Según su versión, que emitió esta noche en noticiero central de TVN, todas las declaraciones que se hicieron hasta hoy ante la justicia, son una farsa. Guzmán dijo además, que no tuvo el valor hasta hoy para confesar la verdad y que durante todo este tiempo ha recibido amenazas para no revelar lo que realmente pasó esa noche de julio de 1986, tras la que Rodrigo Rojas De Negri perdió la vida y Carmen Gloria Quintana quedó con graves quemaduras.
“Les diría pónganse los pantalones y digan la wea cómo es nada más”, sostuvo en entrevista con 24Horas.
Guzmán declaró que no tuvo el valor, cuando se hizo la reconstitución de escena junto a la víctima Carmen Gloria Quintana de decirle quién la había quemado. Me habría gustado decirle: “estos weones fueron los que te quemaron, pero ahí está el problema de la familia y se lo dije (a Carmen Gloria), esa vez me cagué de miedo”.
El ex conscripto sostuvo que se concertó un montaje para encubrir los hechos y que tras el ataque a Rojas y Quintana, fueron conducidos hasta el puente Arteaga en Colina, y recibieron instrucciones para aprender declaraciones que ya estaban fabricadas.
El testigo dijo además: “Perdí mi familia, mis hijos, una hija que no pude reconocer por miedo a que me la mataran (…) aprendí a vivir en la clandestinidad”.
Descargue la declaración completa del ex conscripto Fernando Guzmán
Carmen Gloria Quintana: Saber la verdad y que la justicia se imponga nos sanará como país
Carmen Gloria Quintana, quien fue una de las víctimas del ataque incendiario a manos de militares en 1986, junto a Rodrigo Rojas De Negri, se refirió a los nuevos antecedentes que fueron entregados a la Justicia por el ex conscripto Fernando Guzmán.
Carmen Gloria Quintana, quien fue una de las víctimas del ataque incendiario a manos de militares en 1986, junto a Rodrigo Rojas De Negri, se refirió a los nuevos antecedentes que fueron entregados a la Justicia por el ex conscripto Fernando Guzmán.
Sobre la decisión del Juez Mario Carroza de reabrir el caso y ordenar al detención de siete ex oficiales y suboficiales que estarían implicados en los hechos, según el testimonio de Gúzman, Quintana dijo a radio BíoBío estar “contenta de que una vez por todas la verdad se sepa. La verdad de cómo fue brutalmente quemado Rodrigo Rojas De Negri y fui yo quemada en el 65% de mi cuerpo. Espero que a partir de ahora haya realmente justicia en mi caso y se haga esto que por tantos años hemos esperado”.
La Psicóloga sostuvo además que con las declaraciones del testigo “se devela que en el ejército existen redes de protección para los militares que estuvieron implicados en violaciones a los Derechos Humanos. Esto muestra que aún hay muchas verdades por saber sobre los detenidos desaparecidos, saber dónde están sus cuerpos y muchos otros casos donde se mantiene la impunidad”.
“Espero que estos nuevos antecedentes den pie para que otros militares entreguen información de violaciones a los Derechos Humanos y los paraderos de los detenidos desaparecidos”, dijo, agregando que “creo que eso nos sanará como país. Saber por fin la verdad y que la justicia se imponga”.
Quintana enfatizó además que “la justicia no sólo debe aplicarse a los militares que estuvieron implicados sino a todos los mandamases del Ejército, Generales y toda la derecha política que apoyó a Pinochet y debe asumir su responsabilidad”, concluyó.
La insólita y desatinada justificación del secretario general de la UDI
En el programa El Primer Café de Cooperativa, el secretario general de la UDI, Guillermo Ramírez, defendió con vehemencia el rol de los civiles que participaron en el régimen de Augusto Pinochet.
«Yo estoy de acuerdo en que la historia tiene que enseñarse en su mérito, pero tienen que mantenerse las proporciones, porque hoy día se genera la sensación en muchas personas (y yo me incluyo entre ellas) de que generalmente se cuenta una parte de la historia -que es una parte horrorosa de la historia y que lo que se cuenta es verdad, pero no en un contexto», dijo Ramírez.
El dirigente contrastó lo ocurrido en Chile con el «ejemplo de lo que pasó en Alemania», donde «una persona (Hitler) generó una guerra mundial, mató en campos de concentración a seis millones de judíos, y estamos hablando de un dictador en un país austral donde hubo 2.000 desaparecidos. Las dos cosas son horrorosas cualitativamente», pero «cuantitativamente hay una tremenda diferencia»; «no son comparables desde la perspectiva cuantitativa, que finalmente hace que un proceso sea más fácil de llevar adelante y sea más evidente que el otro», argumentó, al salir en defensa del rol que jugaron en la época políticos como Alberto Cardemil, Jovino Novoa y Sergio Diez.
«Hoy día tenemos muchos más elementos, pero a principios de los ’90 había mucha opacidad y muchas cosas que no se sabían, que todos nosotros no sabíamos. Hoy día nadie lo cree, pero de verdad había en ese minuto gente que creía de corazón que los temas de las violaciones a los derechos humanos eran casos aislados. Hoy día nadie sostiene eso porque conocemos mucha información, pero había gente que genuinamente pensaba eso», señaló.
«Había gente que trabajó en el gobierno de Pinochet y que nunca vio nada de aquello que no sabía la ciudadanía (violaciones a los derechos humanos), porque no salía en los diarios, porque la prensa no podía reportear, porque la gente que levantaba un dedo para alegar era exiliada. Hay gente que trabajaba en el gobierno que de verdad no sabía lo que estaba pasando, entonces no es automático decir Cardemil, Novoa o quien sea trabajaban en el gobierno; ergo, sabían, ordenaron, son violadores de los derechos humanos. Eso no se puede decir, porque es una irresponsabilidad muy grande. Puedes terminar castigando o enjuiciando a personas que de verdad, de buena fe, no sabían lo que estaba ocurriendo», dijo Ramírez.
«Yo entiendo que esto es debatible, pero es muy fácil juzgar con los ojos de hoy, con la información que tenemos hoy día. Si yo hoy día dijera: ‘Estas cuestiones nunca pasaron’ ustedes me tendrían que meter a un manicomio», pero en dictadura «había una separación entre las decisiones que se tomaban en el mundo civil y en el mundo militar muy fuerte», señaló.
Por otro lado, para «una persona que después fue electa durante cinco periodos seguidos, como el caso de Cardemil, la gente considerará que no tiene ninguna responsabilidad política…Lo interpretaba como un hecho aislado, si ése es el tema. Obvio que se sabía que existían estos casos», pero «se compraban él discurso de que aquí habían hechos aislados», concluyó el dirigente gremialista.
Ante estas insólitas declaraciones, es inevitable preguntarse si esta gente piensa antes de hablar, o realmente lo dicen porque lo creen.