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¿El Opio del pueblo?: Fútbol y Conflicto Social

Protestas en las calles de Brasil mientras se jugaba la Copa Confederaciones, protestas en las calles mientras se juega el Mundial sub-20 en Turquía.  ¿Sólo coincidencia?, o es que el fútbol despierta todo tipo de pasiones, incluyendo la manifestación de demandas sociales. El fútbol tiene un componente de rebeldía, de manifestación y protesta, eso se manifiesta en la cancha y trasciende a las graderías. Ese componente dio un giro a mediados del siglo XX para convertir al fútbol en uno de los pocos espacios de expresión social que aún persisten.

¿Cómo mantener a un pueblo dormido? la regla general es mantenerlo ignorante y sin educación. Que no pueda comprender, reflexionar y menos criticar, borrarle la memoria y alejarlo de cualquier texto contrario al régimen de turno.

Eso sirvió (o sigue sirviendo en algunos lados aún), como una estrategia habitual para que la masa no se altere y considere al hambre y la injusticia como algo normal, casi como una cruel broma del destino, nada más por estar en el lugar y momento equivocados.

Si le quedaban dudas, la religión y el peso de la tradición se encargaban de borrarle todo cuestionamiento, dejándolo en nada, en que “las cosas son así porque sí”, o porque un sujeto, investido de un místico poder terrenal se siente con la autoridad de decirle lo que debe o puede hacer.

Pero la religión perdió credibilidad, la sociedad se secularizó y se dio lugar a la ciencia como fuente de verdad casi exclusiva. ¿A qué herramienta recurrirán entonces los regímenes para mantener calmada a la masa? Dicen que cuando no se encuentran las respuestas en el presente, hay que ir a buscarlas en el pasado, en los orígenes, y este viaje fue desde la antigua Grecia hasta el Imperio Romano, siendo estos últimos los precursores de la conocida frase relacionada con pan y circo.

El deporte ya comenzaba a generar pasiones y a entusiasmar a las masas. Particularmente el fútbol que comenzaba a finales del siglo XIX y comienzos del XX, comenzaba a ser visto como una herramienta útil para alejar de los vicios a las personas y despistarlas de los temas políticos.

Como ya revisamos en otra columna de El Dinamo, diversos regímenes utilizaron el fútbol para mantener tranquilos y entretenidos al “pueblo”, tanto en Europa como en América Latina, con distintos resultados, algunos casi al borde de la ironía. Como cuando Hitler vio cómo un afroamericano refutaba toda su teoría de superioridad de raza aria al derrotar al representante germano en los JJOO; o cuando Franco retiró al seleccionado español de una Eurocopa por el miedo a que los comunistas soviéticos (URSS) le dieran una buena goleada.

Pero el fútbol tiene un componente de rebeldía, de manifestación y protesta, eso se manifiesta en la cancha y trasciende a las graderías. Ese componente dio un giro a mediados del siglo XX para convertir al fútbol en algo más que un circo; más bien uno de los pocos espacios de expresión social que aún persisten, permitiendo que seres humanos se reúnan y compartan/construyan códigos comunes.

Así, en plena dictadura brasileña se conformó un experimento único en el mundo (La Democracia Corinthiana), que se tradujo en un club autogestionado en que todas las decisiones se toman de forma democrática previa consulta a sus bases. O la guerra civil española y como el F.C. Barcelona se convirtió en un bastión de resistencia, siendo el Camp Nou el único recinto donde se podía hablar catalán y enarbolar su bandera (Més que un club). Mientras en Chile, volver a abrir el Estadio Nacional para el deporte rey, después de haber sido utilizado como centro de detención, llenó de simbolismos cada encuentro.

Sin embargo, no sería hasta 1991 que Chile volvería a sonreír gracias al fútbol. Es que la Copa Libertadores obtenida por Colo-Colo ese año, no sólo fue el logro más importante de nuestra historia a nivel de clubes, fue el desahogo de una generación contenida, de un país golpeado por la dureza de un régimen y los errores de la política setentera. Pareciera entonces que la estrategia de utilizar al fútbol ha tenido resultados contrarios, y es la ciudadanía la que lo usa como forma de expresión para manifestar su descontento con el sistema actual.

(*) Sociólogo Deportivo, ha trabajado en IND e INAF. Autor de «La Pelota se Tiñe de rosa».

Fuente: El Dínamo

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