En busca del ADN de Leonardo da Vinci

En busca del ADN de Leonardo da Vinci. El jueves 3 de junio, un pequeño boceto de Leonardo da Vinci de 1480 que representa la cabeza de un oso se vendió en subasta en Londres por el elevadísimo precio de 10,3 millones de euros.

El atractivo de este artista, ingeniero y científico polifacético y genial no parece disminuir con el tiempo y así lo prueba el interés por saber más sobre su personalidad, su físico y su forma de trabajar, que da un paso más ahora con una investigación genealógica que abarca 21 generaciones de su familia, hasta la actualidad.

Se han identificado 14 probables descendientes directos por vía masculina vivos, cuyo ADN contribuirá a dar información genética sobre Da Vinci. En los descendientes masculinos, el cromosoma Y, que se mantiene casi invariable a lo largo de hasta 25 generaciones, es el objetivo principal de la siguiente fase, ha explicado el italiano Alessandro Vezossi.

Junto a Agnese Sabato, Vezossi ha realizado el trabajo, publicado en la revista Human Evolution, en el marco de un proyecto de investigación de larga duración.

Este experto comenta que los descendientes actuales viven en la misma zona en la que nació Leonardo y practican diversos oficios comunes, como pastelero, oficinista o vendedor. También hay un artista.

El objetivo final es conocer lo suficiente sobre el genoma completo de Da Vinci para poder identificar sus restos

La trabajosa investigación recorre 690 años, a través de 21 generaciones y cinco ramas familiares, para establecer el árbol genealógico de los Da Vinci partiendo del considerado patriarca, Michele.

Cinco generaciones después aparece Leonardo, hijo natural de Ser Piero, abogado florentino, y de una mujer llamada Caterina de la que se sabe muy poco.

Cuando murió Leonardo no se le conocían hijos, pero tuvo al menos 22 hermanastros cuya pista se ha intentado seguir. Este trabajo completa y perfecciona otros anteriores, y recopila datos de más de 225 personas desde la generación número 15.

Las vías que se abren tras la publicación de este árbol genealógico tienen que ver con el proyecto internacional Leonardo da Vinci DNA, https://www.jcvi.org/research/leonardo-da-vinci-dna-project que implica a genetistas y otros especialistas de prestigiosas universidades y centros de investigación de Estados Unidos, Italia y otros países.

El objetivo final es conocer lo suficiente sobre el genoma completo de Da Vinci para poder identificar sus restos, sin olvidar lo que este indicaría sobre el aspecto físico y la base biológica del extraordinario talento del genio, como su gran agudeza visual.

Respecto a los restos es un caso parecido al de Cristóbal Colón, pero todavía más complicado. El artista murió en 1519 en el castillo de Amboise (Francia) y fue enterrado en la capilla, que luego se demolió. En su momento se dejó constancia del traslado de los restos de al menos una persona a una capilla cercana, pero no se puede asegurar que fueran los suyos.

Mientras tanto, los datos del cromosoma Y de los descendientes masculinos actuales que colaboran en la investigación, así como de sus padres y abuelos, pueden empezar a ayudar a los historiadores del arte a verificar la autenticidad de obras de Leonardo.

Aunque pueda parecer poco probable, los investigadores creen que no es imposible recuperar huellas dactilares y trazas de ADN del artista de sus documentos (como sus abundantes cuadernos) y también de sus obras, porque utilizaba bastante los dedos para aplicar pintura.

Por ahora, los científicos del proyecto han avanzado en identificar las distintas bacterias predominantes en obras realizadas sobre madera y sobre lienzo, algunas de las cuales pueden ser la causa del deterioro de las obras.

Estas bacterias, estudiadas en obras conocidas y confirmadas, también pueden servir para identificar obras falsificadas de cualquier artista antiguo.

La trabajosa investigación recorre 690 años, a través de 21 generaciones y cinco ramas familiares

Se abre así un panorama muy amplio pero también lleno de obstáculos que no arredrarían al curioso Leonardo da Vinci.

Cuenta Walter Isaacson en la última biografía publicada (Editorial Debate) que para estudiar el vuelo de las aves y la posibilidad de diseñar máquinas que permitieran a los humanos volar, Leonardo realizó más de 500 dibujos y escribió 35.000 palabras en una empresa en que se combinaron su curiosidad por la naturaleza, sus dotes de observación y su instinto de ingeniero.

Además, se acercó al reino de la teoría pura, al incluir la dinámica de fluidos y las leyes del movimiento en este ejemplo de una de sus numerosas investigaciones, que incluyeron la anatomía y la óptica y que no se interesó en compartir con sus coetáneos.

Tras ser contratado Leonardo por el papa León X en 1513, uno de ellos dejo escrito de él que era «uno de los mejores pintores del mundo, que desprecia el arte en el que es único y que se ha puesto a estudiar filosofía [ciencias]».

Todo un personaje lleno de facetas del que se querría conocer más. La investigación genética es una de las vías para conseguirlo.

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