El pasado fin de semana en Chile se celebraron “megaelecciones”. Se votaba para elegir los 155 miembros de la Convención Constitucional (el órgano que tendrá la tarea de redactar la Constitución que sustituya a la del régimen cívico-militar de Augusto Pinochet), formada con paridad de género obligatoria (77 mujeres y 78 hombres), una primicia en la historia mundial.
Además de los Constituyentes, se eligieron 346 Alcaldes y los respectivos Concejales Municipales, y por primera vez, los Gobernadores de las 16 Regiones.
La participación ha sido baja (43,35%), alrededor de un millón de personas menos que en el referéndum sobre la Constitución del pasado mes de octubre, pero volveremos sobre ello más adelante.
Los resultados son un auténtico tsunami que cuestiona profundamente las piedras angulares del sistema y sus guardianes, que corren el riesgo de ser arrasados. Ha desaparecido la sonrisa congelada del presidente Piñera.
En primer lugar, las cifras marcan una estruendosa derrota de la derecha, que no llega a un tercio de los miembros para la Convención Constitucional, porcentaje que le habría permitido vetar las propuestas de cambio de la misma. La otra gran derrotada es la alianza de centro-Izquierda de la ex-Concertación, que gestionó la transición desde la dictadura y gobernó el país durante 30 años, alternándose con la derecha.
Paralelamente, se ha producido un gran e histórico avance de la izquierda y de las fuerzas anti-neoliberales. En particular, del Partido Comunista y del Frente Amplio (unidos en la Lista “Apruebo dignidad”), de la “Lista del Pueblo” y otros sectores progresistas que han superado en votos a la antigua Concertación.
La otra novedad fue la irrupción de los independientes y de la Lista del Pueblo, que analizamos a continuación.
Gracias a las movilizaciones en las calles (con decenas de muertos, cientos de heridos, casi 500 personas con daño ocular y miles de detenidos), Chile está empezando a cambiar de verdad. Hoy se empieza a ver la luz al final del túnel del país que fue el primer laboratorio mundial neoliberal de los “Chicago boys”, gracias a la dictadura cívico-militar de Pinochet que impuso el modelo “a sangre y fuego”.
El tsunami de los resultados
En cuanto a los resultados (mientras escribo aún no son del todo definitivos), esta debería ser la composición de la nueva Convención Constitucional:
-“Independientes” (45-48 escaños). Fueron la sorpresa de estas elecciones, sobre todo por la cantidad de elegidos-as. De estos-as, muchos-as tienen posiciones anti-neoliberales, con duras críticas a los partidos y a los “políticos”. Sin embargo, entre los independientes elegidos hay una gran diversidad. Algunos de ellos están vinculados a listas de partidos (incluso de derechas), otros son progresistas, otros son personas politizadas en la revuelta social iniciada en octubre de 2019, etc. Habrá que esperar unos días para saber más.
-“Vamos por Chile” (37 escaños). Es la lista única de la derecha (desde los nostálgicos de Pinochet, hasta la derecha liberal). Necesitaban 52 escaños para poder ejercer el derecho de veto (1/3 del total de 155) en el debate constitucional. Pero el fortísimo colapso del consenso les dejó sin muchas posibilidades.
-“Lista del Apruebo” (25 escaños). Se trata de la ex Concertación (centro-izquierda, DC, PS, PPD y otros), el centro y la izquierda moderada y neoliberal de Bachelet y Lagos. También en este caso, se produjo una fuerte caída del consenso.
-“Apruebo Dignidad” (28 escaños). Muy bueno el resultado de esta lista formada por el Partido Comunista y el Frente Amplio, que se configura como un bloque de izquierda anti-neoliberal en la Asamblea Constituyente. Por primera vez supera electoralmente al centro-izquierda.
“Lista del pueblo” (27 escaños). Esta es la otra sorpresa de las elecciones. Dentro de ella hay figuras individuales, líderes de movimientos de base presentes en la revuelta social y organizaciones territoriales, generalmente alineadas a la izquierda en oposición al gobierno.
“Pueblos originarios con asientos reservados” (17escaños). Según la ley, los pueblos originarios tienen derecho a 17 escaños reservados.
Por lo tanto, se trata en primer lugar de una dura derrota para la derecha, cuya prueba de fuego ha sido no poder alcanzar el quórum de 1/3, necesario para bloquear los cambios. No ha sido suficiente presentar una lista única que aglutinara a toda la derecha, incluida la pinochetista (UDI, RN, Evopoli, Partido Republicano). La coalición gubernamental obtuvo alrededor de un 20%, pagando caras las malas decisiones y los errores garrafales de comunicación. En particular, además del manejo de la pandemia, ha pesado la actitud del presidente Sebastián Piñera y de su gobierno sobre el retiro de parte de las pensiones por la población, a lo que Piñera se opuso tenazmente en defensa de la capitalización de las empresas privadas de pensiones (AFP), chilenas e internacionales. Esto, a pesar de la oposición manifiesta de muchos dirigentes de la derecha, lo que provocó una profunda grieta en su interior.
Por otra parte, los partidos tradicionales de la antigua Concertación (DC, PS, PPD, Partido Radical…), que desde el fin de la dictadura han gobernado Chile durante 30 años en alternancia con la derecha, han sufrido una fuerte derrota, que los reduce fuertemente (la Lista Apruebo tiene un 16%). Baste decir que la Democracia Cristiana (durante mucho tiempo bisagra decisiva en la política chilena) obtuvo 1 o 2 miserables escaños, el PPD sólo 3 y el Partido Radical 1, de los 25 que ganó su coalición.
Muy importantes fueron los resultados de la Lista “Apruebo Dignidad”, formada por el Partido Comunista y el Frente Amplio, que obtuvo 28 escaños (18%), superando por primera vez al centro-izquierda en una competición electoral. El PC eligió 7 constituyentes, al igual que Revolución Democrática, esta última fuerza mayoritaria del Frente Amplio.
También sorprende el excelente resultado de la Lista del Pueblo (27 escaños), una “lista paraguas” heterogénea e inédita, compuesta por personas sin vínculos directos con los partidos, varias de las cuales participaron en las protestas iniciadas el 18 de octubre de 2019. Junto a ellas, hay organizaciones de base (repartidas por todo el país), con capacidad de presencia en las redes sociales.
Más articulado es el resultado de los independientes, la gran sorpresa de estas elecciones, sobre todo por la cantidad de elegidos-as, que representan casi un tercio de los electores. Como decíamos, es un grupo heterogéneo y desigual, con posiciones diferentes, donde muchos tienen posiciones anti-neoliberales, con una dura crítica a los partidos y a los “políticos”.
Pero, entre los independientes elegidos hay una gran diversidad. Algunos están vinculados a listas electorales (incluso de derechas), otros son progresistas, otros son personas politizadas en la revuelta social iniciada en octubre de 2019, etc. Entre ellos, los “Independientes por la Nueva Constitución”, obtuvieron 11 escaños de 48. Pero habrá que esperar unos días para tener un cuadro más completo.
Los pueblos originarios, que participaron por primera vez en estas elecciones con listas proprias, eligieron 17 escaños reservados por ley para los 9 pueblos que habitan el territorio (Aymara, Quechua, Atacameño, Colla y Diaguita en el norte; Mapuches, Kawashqar o Alacalufe, y Yámana o Yágan en el sur; Rapa nuí de Isla de Pascua). Entre las mujeres elegidas en estas listas, hay líderes mapuches muy representativas y conocidas, como la “Machi” Linconao (que ha sufrido prisión y represión) y la profesora Elisa Loncon. La irrupción de los pueblos originarios es otro elemento muy importante, de fuerte simbolismo, en el nuevo Chile que finalmente deberá asumir la plurinacionalidad como elemento constitutivo.
Elecciones municipales y de gobernadores
Incluso en el ámbito municipal, el tsunami electoral es del mismo signo, aunque menor, dada la inercia parcial de los territorios y el fuerte grado de centralismo de la política chilena.
La ex-Concertación consigue mantener una presencia discreta, gracias al asentamiento tradicional en los territorios y al apoyo (basado en el clientelismo) del que todavía goza. La derecha pierde ciudades estratégicas en cuanto a alcaldes y le va mal en las elecciones de gobernadores, pero logra contener el derrumbe.
La izquierda reconfirma a Daniel Jadue (PC) como líder de la Municipalidad de Recoleta, en Santiago (con 65%), resultado que lo fortalece como candidato presidencial. Pero la sorpresa más sonora ha sido la de Santiago centro (uno de los municipios de la capital), con la victoria de enorme valor simbólico como alcaldesa de Irací Hassler, una mujer joven, comunista y feminista, hasta ahora concejala, apoyada por las organizaciones territoriales.
Su histórica victoria en la “madre de todas las batallas” se suma a las de Los Lagos, Lo Espejo, Recoleta, Tierra Amarilla y Canela con un resultado global de 126 concejales elegidos por el Partido Comunista (9,23%). Siempre a mano izquierda, Jorge Sharp es reconfirmado en Valparaíso. En Viña del Mar, ciudad que durante 17 años gobernó la derecha más dura, vence una nueva alcaldesa, Macarena Ripamonti del Frente Amplio, gana la Alcaldía. Carla Amtmann sale victoriosa en Valdivia y así muchos otros.
Por último, quiero destacar la contundente elección como “Gobernador” de la región de Valparaíso de Rodrigo Mundaca (con un 43%), líder de las duras batallas por el agua pública, contra el enorme poder de las empresas privadas, poder garantizado por la constitución pinochetista. Y en la región de Santiago, la segunda vuelta para el cargo de gobernador será un enfrentamiento inédito entre un exponente de la DC y una candidata del Frente Amplio, apoyada por toda la izquierda.
Por último, cabe destacar el nerviosismo de los “mercados”, con la bolsa de Santiago que ha perdido unos 10 puntos, la peor pérdida en mucho tiempo.
En conclusión, el panorama político chileno está cambiando después de este verdadero tsunami para los partidos tradicionales (derecha y centro-izquierda), mientras que lentamente se va configurando un nuevo bloque político-social que rechaza las prácticas de décadas de “democradura” neoliberal y reclama transformaciones radicales en el sistema político. Un bloque político-social in nuce, que tiene una gran responsabilidad en primer lugar con el país, pero también con el continente, mientras el mundo mira de cerca. En este bloque en construcción se destacan las mujeres, que irrumpen con fuerza incluso en los ayuntamientos, como resultado de las grandes manifestaciones feministas de los últimos años.
Ciertamente, el proceso constituyente no será ni fácil ni lineal, dada la diversidad de fuerzas e intereses en juego. Pero no cabe duda de que el fin del ciclo histórico del neoliberalismo está comenzando: crece el malestar contra las políticas neoliberales y el autoritarismo represivo, expresado primero en las enormes movilizaciones en las calles y luego en el voto.
En este proceso, la redacción de la nueva constitución será uno de los hitos y las expectativas son enormes. Habrá que entender cómo se desarrollará el debate y las alianzas en la Convención Constitucional, que toma posesión a principios de julio. Y sobre todo cómo se moverá la calle en este nuevo escenario, si la pandemia lo permite.
Mientras tanto, el gobierno de Piñera, un verdadero “zombi político”, sigue en funciones hasta noviembre, fecha de las elecciones presidenciales.
Piñera tendrá que enfrentar una denuncia frente a la Corte Penal Internacional (CPI), presentada por la Comisión Chilena de Derechos Humanos (CHDH), la Fundación Baltasar Garzón, la Asociación Americana de Juristas (AAJ y el Centro di Ricerca ed Elaborazione per la Democrazia (CRED). El documento pide que ese tribunal investigue, acuse e inicie un juicio al Presidente Sebastián Piñera y a sus colaboradores civiles, militares y policiales, por “crímenes de lesa humanidad” que habrían sido “cometidos de manera generalizada y sistemática” desde octubre de 2019.
En el aire resuenan hoy las últimas palabras del presidente mártir, Salvador Allende: “Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.