Teresa Carvajal, fundadora de la CUT, también fundó estuvo entre las fundadoras de la Federación textil, así como de la Central de trabajadores de Chile. El golpe de estado no logró aminorar su compromiso social.
Tanto así que, en 1975, ayudó a constituir la asociación de pensionados de Chile, pese a su avanzada edad, fue perseguida con saña por la dictadura.
Nunca cejó en su lucha y, entre tantas actividades, firmó cartas pidiendo libertad sindical y exigiendo la verdad sobre los detenidos desaparecidos.
En septiembre de 1986 la Revista Apsi publicó una entrevista de Milena Vodanovic a Teresa Carvajal.
En ese momento –y durante muchos años de la dictadura militar- ella fue presidenta de la asociación nacional de pensionados de Chile, es decir de los trabajadores pensionados en el Servicio de Seguro Social, aquellos que han recibido las pensiones más miserables del sistema previsional.
En el momento de la entrevista Teresa Carvajal tenía 80 años. Como tantas mujeres chilenas debió trabajar desde los 13 años, para ayudar a paliar, en parte, las urgencias familiares. Imposibilitada de estudiar, su madre la hizo ingresar a las Monjas de la buena Esperanza, lugar donde aprendió diversos oficios; lencería, cocina y alta costura.
Sin embargo, la máquina de tejer fue el instrumento que más le entusiasmó. (“Sufría mi mamá –recordaba Teresa-. No quería que yo fuera obrera. Pero yo sentí, y siento, que el trabajo de la máquina es creador. Pienso que ese debe ser el pensamiento de todo obrero: crear. Crear algo que van a usar los demás, no él, pero que debe ser algo bello, lindo de mirar”).
Teresa Carvajal fue una de las fundadoras de la Federación textil, así como de la Central de trabajadores de Chile y de la CUT (1953). El golpe de estado no logró aminorar su compromiso social. Tanto así que, en 1975, ayudó a constituir la asociación de pensionados de Chile ( en esa ocasión dijo, de manera elocuente,
”Que no estaba dispuesta a dirigir una organización para visitar enfermos, o enterrar muertos, que quería una organización viva, para luchar por el pan de todos los días”).
Huelga decir que, pese a su avanzada edad, fue perseguida con saña por la dictadura. Nunca cejó en su lucha y, entre tantas actividades, firmó cartas pidiendo libertad sindical y exigiendo la verdad sobre los detenidos desaparecidos.
Con tal pretexto, el valiente Ministro del interior de Pinochet, Sergio Fernández –hoy UDI- la encarceló.
En la notable fotografía de Alvaro Hoppe que acompaña la nota de Milena Vodanovic –y pese a que en ella se encuentra sentada- es visible la deformación de su espalda (“Se trabajaba toda la vida de pie –recuerda-. Por eso tengo joroba de bisonte, ve?”).
Detrás de ella hay un retrato de Luis Emilio Recabarren que produce un curioso efecto visual.
No se trata de ostentar un prestigioso linaje familiar (característica de muchas exhibiciones fotográficas de familia) ni tampoco de una demagógica estetización de la pobreza. Es, más bien, la conjunción de dos miradas en blanco y negro que -a pesar del tiempo que las separa- coinciden en mostrar las cicatrices que el trabajo ha infligido en sus cuerpos.
El ensamblaje de texto y fotografía, en este caso, provoca un efecto de mutua potenciación y trasciende con mucho la ominosa coyuntura dictatorial. Tal vez porque sintetiza con vigor el sufrimiento y la esperanza de los desposeídos.
Teresa Carvajal murió en Santiago, el 28 de diciembre de 1987.