Hay mucha música en estas semanas, pero entre fines de abril y comienzos de mayo, se tiene que definir el escenario de las primarias presidenciales.
Algunos ven esquiva la opción de “todos contra todos” y se aparece el escenario de al menos dos primarias, mientras no se descarta que algunos opten por ir directo a la primera vuelta.
Hay cálculos propios y desconfianzas mutuas que están sobre la mesa, pero también diferencias programáticas y políticas de fondo.
Estas seguirán siendo semanas de dimes y diretes, de polémicas y buenas intenciones. Pero personeros de distintos partidos del mundo de la oposición reconocen que las últimas dos semanas de abril y las primeras de mayo serán claves para definir el escenario de las primarias legales presidenciales que se deben efectuar el 4 de julio próximo, y hasta ahí llegará la música de las vocerías actuales.
Varias y varios candidatos reiteraron en estos días su propósito de ir a una primaria abierta, de “todos contra todos”, es decir, donde compitan todas y todos los candidatos de cada colectividad opositora. En esa línea están Daniel Jadue (Partido Comunista), Paula Narváez (Partido Socialista), Gabriel Boric (Convergencia Social) y Marcelo Díaz (Unir). Una idea central en ello es posibilitar que la oposición “de centro y de izquierda” lleve una sola candidatura a la primera vuelta.
Sin embargo, de acuerdo a declaraciones públicas y versiones privadas de algunos dirigentes, hay reticencias o abiertamente negativas a esa opción, al menos de Ximena Rincón (Democracia Cristiana), Heraldo Muñoz (Partido por la Democracia), Carlos Maldonado (Partido Radical) y los mandos de sus partidos.
Esto es, la mayoría de organizaciones de Unidad Constituyente. Estos sectores estarían por primarias solo dentro de ese conglomerado que incluye además al Partido Progresista (PRO) y al derechista grupo Ciudadanos. Tienen diferencias programáticas y políticas con la izquierda y no estarían dispuestos a batirse en una primaria con ella, menos con la sombra de que gane Daniel Jadue.
Por lo demás, en las últimas semanas de abril y a más tardar en la primera de mayo, en Unidad Constituyente se tendría que definir qué pasa con el acuerdo o desacuerdo entre el PS y el PPD, en cuanto a efectuar una primaria entre Narváez y Muñoz, y de ahí tener una candidatura común.
Eso trasciende a esas colectividades, porque en la DC y el PR están en desacuerdo que llegue a una primaria del sector un solo candidato PS-PPD, lo que les daría una ventaja.
Según legisladores de la DC, se insistirá en que compitan todos y “no en una especie de subpacto” de parte del PS y el PPS.
Esta situación, de no despejarse, metería algo más que ruido en Unidad Constituyente. Por ello, hay grupos dentro del PS y el PPD que estarían por ir a competir, cada uno, con sus postulantes frente a Rincón y Maldonado y no tensionar las cosas sobre todo con la DC. Pero otros están insistiendo en la candidatura común de las dos colectividades socialdemócratas.
En esa línea, en distintos análisis no desaparece el fantasma del “camino propio” de la DC, y que ante un desacuerdo importante con el PS y el PPD, los democristianos lleven directo a primera vuelta a Ximena Rincón.
En ello incide el cálculo de que en una primaria en que, por ejemplo, la candidata PS-PPD fuese Paula Narváez, ella tendría muchas posibilidades de ganarle a Rincón.
Por cierto, se da por hecho a estas alturas que Marco Enríquez-Ominami, del PRO, no postulará a la presidencial y que Ciudadanos respaldará a Ximena Rincón, en una alianza con la DC.
Entre las candidaturas opositoras está la de la diputada Pamela Jiles, del Partido Humanista, que marca bien en muchos sondeos.
En su caso, como van las cosas, no iría a ninguna primaria y estaría optando por partir derecho a la primera vuelta. Pero la vida da sorpresas.
Factores en el sector anti-neoliberal
En el mundo opositor anti-neoliberal, de izquierda, el respaldo ciudadano y popular y el permanente buen posicionamiento en las encuestas, tiene en buena ubicación al alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, quien estaría en condiciones de encarar cualquier tipo de primarias.
En el Frente Amplio se tiene que despejar, también en abril, el tema formal de si siguen las dos candidaturas, de Díaz y Boric, o definen un mecanismo, que puede ser una pre primaria o algún tipo de consulta, para dejar solo a uno.
Esto, si se mantiene la postura del Partido Comunes y de Revolución Democrática de respaldar a Boric y no aparecen con un postulante a La Moneda. Quizá varias de estas interrogantes se despejen estas semanas.
En todo caso, desde el FA se dice que no aportaría nada competir con dos candidaturas y que eso fragmentaría, aunque fuese poco, el voto anti-neoliberal y no le daría consistencia a una propuesta del conglomerado. Hay una inclinación por tener un solo postulante y en eso estarían las tratativas.
Ahora bien, el tema de primarias “todos contra todos” también presenta condicionantes desde sectores de izquierda.
Por ejemplo, personeros del PC indicaron que se deben cumplir algunos factores clave, como que exista un compromiso formal de respetar el resultado y que todas las fuerzas “se pongan detrás del candidato ganador”, que no haya antes pre primarias y así compitan las y los candidatos de cada partido, y que exista un mínimo común de apoyar un programa de transformaciones de fondo en el país.
En el punto estrictamente electoral, es evidente que si a esa primaria de todos llega, por ejemplo, Unidad Constituyente con una sola o un solo postulante, habiendo hecho una pre primaria, es lógico visualizar que tendría una buena ventaja sobre los otros contendores.
Algunos personaros ven otro peligro, y es que vaticinan que en esa primaria abierta, de todas y todos, habría cuando mucho dos o tres con posibilidades de ganar, y por eso la esquivan.
Lo que parece claro es que dentro de la izquierda y el ámbito anti-neoliberal, hay una decisión tomada en cuanto a que la o el candidato surja de una primaria.
Al menos dos primarias opositoras y quizá tres candidatos
En este marco, varios dirigentes dijeron que “lo más realista hasta ahora” es pensar que habrá al menos dos primarias; una de la izquierda y sectores anti-neoliberales y otra de Unidad Constituyente.
Eso, por cierto, llevaría a que la oposición se presentaría a lo menos con dos candidaturas a la primera vuelta. Una tercera podría ser Pamela Jiles, en el escenario actual, y habría que esperar decisiones de la DC con Ximena Rincón.
Ese cuadro es desdramatizado por personeros de la oposición antineoliberal y expertos electorales. Se indica que la derecha no llegará, en ninguna circunstancia, al 50% en la primera vuelta, con un techo del 30 al 40 por ciento.
Eso significa que sí o sí habrá segunda vuelta entre el candidato de la derecha y el candidato de la oposición. De hecho, prácticamente ningún analista o comentarista niega la concreción de una segunda vuelta presidencial de acuerdo a la realidad político-electoral que hay en el país.
El punto crucial, por cierto, es quién finalmente sacaría más votos dentro de la oposición, donde seguro la competencia real sería entre la izquierda y las fuerzas antineoliberales y el sector socialdemócrata, liberal y democristiano.
Cálculos y realidades
En estas semanas varias y varios candidatos apuestan a la retórica y las buenas intenciones, sin aterrizar en la política dura y real, y resulta fácil hablar de unidad y disposición. Pero consultados personeros y dirigentes de varios partidos, todos reconocen que hay cálculos propios y desconfianzas mutuas que están sobre y bajo la mesa.
Es obvio que todos están por sacar el mejor provecho de los mecanismos y acuerdos, no solo para instalar una candidatura con opción de llegar a La Moneda, sino también para posicionar liderazgos y partidos en la cancha de la política. Aquello se refleja en una frase repetida: “No podemos dejar de llevar candidato presidencial, es perfila al partido”, dicha sobre todo por quienes marcan debajo de dos puntos en cualquier sondeo.
Las y los candidatos competitivos saben lo que se juegan en una primaria y jamás aceptarán una modalidad que pueda afectar su camino hacia la primera vuelta, darle ventaja al adversario y menos sacarlo de la carrera.
También hay diferencias programáticas y políticas de fondo que van más allá de cómo hacer unas primarias.
Un ejemplo evidente es el de la Democracia Cristiana y su candidata, Ximena Rincón, en relación al Partido Comunista y Daniel Jadue, asumiendo explícita o tácitamente una postura de negación a entablar un acuerdo y menos llegar a un respaldo si el alcalde de Recoleta goza de mayoría en el arco opositor.
No se trataría de simpatías más o simpatías menos, sino de una diferencia programática, ideológica y profunda de la DC con el PC. No solo eso, entre dirigentes del Frente Amplio se comentó que es muy difícil, sino imposible, comprometer un respaldo a representantes de la ex Concertación -“que no han cambiado mucho”-, como Heraldo Muñoz, Carlos Maldonado y la propia Ximena Rincón. Y ya Muñoz estableció una distancia abismante con Jadue y candidaturas de izquierda.
De hecho, cada vez parece más claro que queda chico el concepto de “centro izquierda” para definir al mundo opositor, y es evidente que ahí se mueven fuerzas diferenciadas y que están caracterizadas programática y políticamente como socialdemócratas, democristianas o socialcristianas, liberales, antineoliberales, de izquierda y transformadoras, lo que impediría un acuerdo real y de fondo. Un ejemplo sería la experiencia y destino final de la Nueva Mayoría que varios no quieren repetir.
Todo eso podría gravitar en cómo se encaren las primarias presidenciales de la oposición, que podrían tender más a ordenar el naipe para la elección de noviembre, que a desordenarlo.
Factor abril
Claro que hay un elemento que no dejó de lado ninguno de los dirigentes y legisladores consultados. El resultado de las elecciones del 10 y 11 de abril. Lo que obtenga de votación cada partido y cada conglomerado será una carta a jugar, si es buena; pero aquellos que tengan números deficientes o malos, no tendrán muchas cartas que exhibir de cara a las primarias y a las definiciones de candidaturas presidenciales.
Aunque un legislador de la oposición señalaba que “son cuatro elecciones donde los resultados de los partidos pueden estar muy diferenciados, que les vaya bien en una elección y mal en otra, y así jugarán con esos números”, lo que podría complejizar algunas negociaciones. Pero, por ejemplo, la elección de alcaldes y concejales serán, seguramente, el auténtico termómetro para medir los éxitos o fracasos de los partidos políticos.
Lo otro es que algunos liderazgos estén más allá del resultado de su partido o conglomerado y que pueda sortear malos números de su sector. Habrá que ver.
En todo caso, y como en muchas ocasiones, el escenario está abierto, es vertiginoso, el cuidado de intereses propios puede llevar a alguien a tomar decisiones ahora impensadas y toda negociación suele ser hasta las cero horas del plazo. A menos que todo esté muy claro de antemano. Pero el tiempo apremiará y la cancha de las primarias podría estar lista en mayo.