En la siguiente entrevista, la periodista María Olivia Monckeberg, Premio Nacional de Periodismo y autora de los libros “El saqueo de los grupos económicos al Estado de Chile” (2001), “El negocio de las universidades” (2007), “Los magnates de la prensa” (2009) y “Con fines de lucro” (2013), entre otros, analiza el actual escenario político luego del escándalo del caso Penta y cómo la relación política-empresariado siempre ha estado radicada fuertemente en la derecha chilena. Su conclusión es clara e inequívoca: el origen del Pentagate, así como el ascenso de Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, remonta a la privatización de las empresas públicas durante de dictadura, cuando los funcionarios públicos que vendían, aparecían simultáneamente como empresarios privados que compraban…con créditos del Estado.
María Mönckeberg: “Lavín y Délano fueron creciendo al alero de Pinochet y las privatizaciones de empresas del Estado”
por Daniel Martínez
Por estos días, el teléfono de la periodista María Olivia Mönckeberg, directora del Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile y Premio Nacional de Periodismo 2009, no ha parado de sonar.
Es una de las pocas investigadoras que ha profundizado en las relaciones entre los grandes grupos económicos de nuestro país y la política, lo que la ha convertido en una voz relevante al momento de referirse a escándalos como el caso Fraude al FUT y su derivada política, el caso Penta.
En esta entrevista con El Dínamo, Mönckeberg analiza la relación política-empresa y también cómo los medios de comunicación han cubierto este escándalo sobre el financiamiento de la política.
-¿Cómo evalúa que los medios han cubierto el Caso Penta?
-Se ha producido un fenómeno tremendamente interesante. Primero, es muy positivo ver a los periodistas muy interesados en el tema. No creo que haya periodistas de cualquier área que no esté preocupado de informar o que no hable de esto. Segundo, lo más interesante es cómo a través de la información que se ha obtenido a través del proceso judicial los medios digitales y las radios han logrado romper y empujar a los medios tradicionales a tratar el caso.
Uno mira La Tercera y piensa: está rara, porque están informando de ese tipo de situaciones. Lo mismo El Mercurio, aunque un poco más a la defensiva, pero informándolo al fin y al cabo. Incluso, al tema le han dado espacio en televisión; hemos visto a Tele13 o El Informante muy bien, además de CNN Chile que siempre está dando acceso a información más amplia en este tipo de temas.
-Muchos medios de comunicación están relacionados de alguna forma con estas empresas cuestionadas…
-Hay hechos que me llaman la atención dentro de la magnitud de lo que está ocurriendo. Por ejemplo, los mails (que aparecieron dentro de la investigación) de Fabio Valdés Correa, miembro del directorio de Canal 13 y de Empresas Penta, cuestionando a Constanza Santa María por preguntar a Laurence Golborne si el financiamiento de su campaña venía de Penta. Y, además, hacía ver su molestia a los directores del canal. Es decir, Valdés estaba haciendo valer el punto de vista de Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, los dueños de Penta. Eso es bastante inaudito. Esto marca fuertemente el rol de estas personas en los directorios…. En general, algunos empresarios están tan acostumbrados a dominar a los medios y controlar a los periodistas que ahora parecen estar muy inquietos al ven cómo se desmorona ese tinglado.
-¿En sus investigaciones ha podido constatar una relación estrecha entre política y el mundo empresarios?
-Sí, claro. Y como se está observando, el Caso Penta –que lo había investigado desde cerca de 20 años- toca una fibra muy fuerte que ahora está a la vista: muestra cómo se relacionan las empresas y políticos. El financiamiento de la derecha, en particular de la UDI, a sus candidatos es algo que siempre se había visto desde el plebiscito de 1988. En el libro “El Saqueo” en 2001 yo lo mencionaba: es un grupo de gente que no solo ha entregado plata para campañas, sino que han buscado miles de fórmulas para enriquecerse e influir.
Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano en los años 70 eran unos simples profesionales, no eran un grupo económico, pero fueron creciendo al alero de Pinochet y los favorecieron las privatizaciones de empresas del Estado. Así nacieron a las finanzas y llegaron a convertirse en uno de los mayores grupos del país. Han hecho un recorrido juntos, algunos militando en la UDI y otros siendo sus mecenas.
-A mí me llama la atención la forma en cómo funcionaban por dentro, evadiendo impuestos, fraudes al fisco y a la vez financiaban la política. Es decir, lo que hacen empresas como Penta es invertir en política. Se han logrado enriquecer con los seguros, la previsión, la educación, la salud, la actividad inmobiliaria, la banca y muchas áreas, cometiendo acciones –según conocemos mejor ahora- que serían dolosas y eso es lo que está en juego. Las investigaciones que encabeza el fiscal de Delitos de Alta Complejidad Carlos Gajardo parecen indicar que ya no quedarán tan impunes como hasta ahora. Y eso marca otro escenario
-¿Son ellos una red de amigos y conocidos?
-Siempre aparecen todos conectados. Es cuestión de ver los directorios de empresas y hacer conexiones. Esto que estamos viendo ahora parece un reality show del mundo de los negocios y la política. Uno no puede creer que un subsecretario de Minería, como lo fue Pablo Wagner, en el gobierno de Sebastián Piñera, haya hecho tantas maniobras, y hasta ‘tirar’ el currículum, de su ex jefe (Carlos Eugenio Lavín) para que lo nombraran director de Codelco, según muestran los correos electrónicos incautados por la Fiscalía. Y hay que saber quién es Wagner, que no es un militante cualquiera. Ha estado toda su vida ligado al gremialismo, a la UDI y, fue miembro de la Comisión Política del Partido desde el año 2000 al 2010. No es un recién llegado. Lo mismo Carlos Bombal. En cada caso polémico aparece su nombre, junto al de Jovino Novoa. Hoy el rol de todos ellos en este caso está por dilucidarse. Lo mismo la situación de Ena von Baer, con su actitud mendicante y Ernesto Silva, que lo niega todo, pero está metido hasta adentro en estas familiares y empresariales. No hay que pensar que son casos aislados.
¿Se hace poca investigación en los medios chilenos? María Olivia Mönckeberg señala que, en general, el problema por un lado está en los medios que no investigan y a eso se suma un problema de formación de los periodistas que viene desde las universidades, ya que en las mallas de periodismo la invetigación “no se enseña como tal”. “Nosotros en la Universidad de Chile creemos que es central y queremos fortalecerlo aún más, enfocándolo en lo digital. Falta mayor énfasis en las mallas de periodismo por hacer esto”, dice.
En esa línea, a contar de 2012 el Instituto de Comunicación e Imagen (ICEI) de esa casa de estudio implementó un diplomado de Periodismo de Investigación, dirigido por la propia Mönckeberg donde se enseña a los alumnos “a llevar adelante una investigación de la manera más adecuada y con todas las herramientas disponibles” El curso de postítulo es único en Chile y en su tipo en Latinoamérica, por lo que llegan postulaciones desde varios puntos de la región
“Es bueno compartir la experiencia desde el punto de vista de donde están trabajando nuestros alumnos. Es un diálogo enriquecedor entre profesionales, porque no es una cosa que se imparte desde arriba, sino que se va compartiendo experiencias y fórmulas de trabajo. Es un diplomado que nos ha dejado muy contentos”, dice la directora del ICEI, convocatoria que ya está abierta para éste y otros postgrados que entrega la escuela.
Fuente: El Dínamo