Ernesto Galaz estuvo detenido junto al padre de Michelle Bachelet en la AGA y acusa que el General (R) Fernando Matthei es cómplice de torturas. En plena carrera presidencial, dispara también contra los Bachelet, por exculpar al padre de la candidata de la Alianza.
Ernesto Galaz ingresó a la Fuerza Aérea en 1943, y egresó de la Escuela como oficial a fines del ´45. Tenía 30 años de servicio cuando el 14 de septiembre de 1973 se presentó en el Ministerio de Defensa y fue detenido por oponerse al golpe de estado. En esta entrevista confiesa que antes de coincidir en la cárcel solo había visto en un par de ocasiones al general Alberto Bachelet, pero que su relación se profundizó en el encierro. Estuvieron juntos en la cárcel pública, en la Base de Colina y en la Academia de Guerra Aérea (AGA), entonces dirigida por el general (R) Fernando Matthei.
Sin proponérselo, este socialista que se hizo militante en el exilio en Bruselas aparece como un protagonista en la historia que atravesará la elección presidencial: la de la amistad trizada entre Bachelet y Matthei, el primero muerto en tortura en plena dictadura y el segundo acusado de ser uno de los responsables. Ambos generales y ambos padres de las principales candidatas a conducir La Moneda desde marzo próximo: Michelle Bachelet y Evelyn Matthei.
A pesar que el proceso contra Matthei está en curso y la Justicia no ha establecido ningún tipo de responsabilidad en su contra, Galaz asegura que el General en retiro estaba a cargo de dirigir la AGA en 1974, el mismo año en que Bachelet murió por un infarto al miocardio provocado por los apremios aplicados. Según su versión, el padre de la candidata UDI al menos es cómplice de los horrores ocurridos en ese lugar y lo llama a reconocer su responsabilidad, al mismo tiempo que dispara contra Angela Jeria por ofrecer su amistad al retirado general.
Ernesto Galaz roza los 90 años, pero sus recuerdos se mantienen lúcidos. De barba cana y poco cabello, oculta su calvicie bajo una boina café. A medida que escarba en sus memorias, sus cejas se aprietan y los gruesos lentes que le cubren los ojos se mueven cada vez que arruga la nariz. Acostumbrado a entregar testimonio, no se moverá de su silla en más de una hora de conversación, donde cada tanto repite que se debe hacer justicia.
-Usted dice que con el general Alberto Bachelet no tenían mayor cercanía antes del golpe militar, ¿cómo se entiende entonces que fueran detenidos juntos el 14 de septiembre de 1973?
«Hay una especie de mito que es bueno esclarecerlo. La dictadura pretende mostrar que dentro de la Fuerza Aérea había un grupo compacto y orgánico de oponentes a la dictadura, y es tan así que el proceso lo caratulan “Bachelet y otros”, como dando a entender que Bachelet era la cabeza de este grupo, lo que es absolutamente mítico.
El hecho concreto es que en la Fuerza Aérea había mucha gente que no estaba de acuerdo con el golpe militar, y que sí estaba de acuerdo con las políticas de la Unidad Popular y se reunían para defender aquel sistema…»
-¿Cuándo parten esas reuniones?
«Cuando se produce el triunfo de Allende, es obvia la desazón que se produce en el mundo de la derecha económica y social en Chile. Las expresiones de El Mercurio y aquellos diarios de la época lo demostraban. Era muy fácil demostrar en qué bando cada uno estaba situado. O se defendía a la Unidad Popular o se estaba contra ella, eso se notaba en las reuniones de casino y reuniones sociales. Cuando esto se agudiza, algunos tomaron decisiones más activas y la cosa se torna más difusa.
El suboficial (Belarmino) Constanzo tenía a un grupo que estaba siendo influido por el MIR. Otro grupo estaba formado por (Raúl) Vergara y otros oficiales, que eran casi mitómanos, porque imaginaban un jefe político, un jefe militar y una estructura y la verdad es que no eran más de 15 personas, era un juego intelectual. Un tercer grupo eran los sub tenientes que habían estado en China y que venían influidos por el maoismo. Y estaba el grupo donde estaba Miranda y yo, que tratábamos de influir dentro de los niveles superiores de la institución. Yo era comandante de grupo y parte del Estado Mayor de la Fuerza Aérea. Hacíamos reuniones en mi casa donde invitábamos a generales de la Fuerza Aérea y políticos de la Unidad Popular para que conversaran».
-Pero eso no funcionó, vino el golpe de estado. ¿Cuándo los detuvieron?
«El proceso empieza con una cuenta que da un empleado civil sobre ciertas acciones que yo habría realizado para convencerlo a él de actuar en favor de la Unidad Popular, ahí empieza el sumario antes del 11, y después se retoma y sigue hacia adelante. Fue una represión contra todos los que no nos sumamos al golpe. El 14 de septiembre yo me presenté al Ministerio de Defensa y me tomaron detenido. En el subterráneo del Ministerio me tomaron una declaración y ahí me encontré con los detenidos Bachelet, Correa Miranda y capitán Vergara. Nosotros fuimos los primeros cuatro detenidos de la Fuerza Aérea. Nos fuimos a la Base de Colina, de donde fuimos sacados el 20 y nos llevaron a la Academia de Guerra Aérea, donde comenzaron las torturas. Bachelet, siendo general, estuvo amarrado en un sucucho, y lo mismo Miranda.
En la tortura desaparecieron los rangos. Te levantaban con cordeles entre medio de las piernas para dañarte los testículos, aplicaban aparatos punzantes en las uñas, te metían en un catre de fierro para colocarte corriente eléctrica en la lengua, en el pene. Golpes por todos lados, a muchos otros les hacían submarinos en el agua. Todas las torturas que uno conoce por las películas, se realizaron en la Academia de Guerra Aérea. Lo más lamentable para la institución fue que todos los oficiales y sub oficiales fueron torturados por sus compañeros o subalternos.
En octubre nos llevan hasta el Politécnico de El Bosque y ahí estamos detenidos hasta mediados de noviembre. Antes de año nuevo somos trasladados a la Cárcel Pública».
-Antes de eso Bachelet había sido hospitalizado…
«Bachelet corrió por un carril distinto, estuvo enfermo y fue retirado del Hospital y llevado a su casa, donde estuvo con detención domiciliaria, hasta que lo trasladaron a la cárcel antes de Año Nuevo y ahí se vuelve a unir al grupo. En la cárcel nos unió las actividades que realizábamos para matar el tiempo: jugando básquetbol, fútbol, lavando ropa…
En la AGA seguía funcionando la Fiscalía, donde seguían tomando detenidos y se seguía torturando; a la gente del MIR, a la gente del Partido Comunista y a quienes integrábamos el “proceso FACH”. Cada tanto llegaba un vehículo a la cárcel y sacaban a uno o dos detenidos para llevarlo al AGA e interrogarlo y torturarlo. En los interrogatorios nos preguntaban las mismas tonteras de siempre, con tortura más o menos fuerte».
-Ustedes pasaron varias veces por la AGA, la primera en octubre del ´73 y luego en distintas ocasiones el ´74. ¿Hubo algún cambio en los métodos de tortura? Se lo preguntó porque se supone que el ´74 el General Matthei ya estaba a cargo.
«Los mismos, hasta yo diría que en el ´74 se perfeccionaron. Cuando comenzó todo era muy rupestre, como del torpe que quiere hacer daño. Se dice que llegaron instructores israelitas y brasileros, a instruir al personal del Servicio de Inteligencia de la FACH, no me consta, pero la tortura después era más elaborada».
-¿Qué pasó el día antes de la muerte del general Bachelet?
«A Bachelet, un día antes que muriera, lo sacaron de la cárcel y lo llevaron al Academia de Guerra. Ahí lo sometieron a tortura física y psicológica, todos los testimonios coinciden en eso. Él sintió que al lado había una mujer que estaban torturando, él la siente gritar y decir cosas. Se dice que había una relación entre esa mujer y Bachelet, profesional u de otro tipo.
Ese mismo día lo vuelven a la cárcel, el 11 de marzo en la noche, llega bastante atormentado. Él cuenta que lo torturaron, pero no cuenta detalles más categóricos. Es posible que a Poblete y al capitan Silva les haya contado muchas de estas cosas, los detalles, así se va tejiendo lo que sucedió».
-Cuando el general Matthei asume el mando de la AGA, el 74, ¿dónde estaban los lugares de tortura?
«En el subterráneo y en la capilla. En el subterráneo había varias salas donde tenían a los detenidos vendados, colocados hacía la pared. Cada huevón que pasaba te pegaba una patada o un golpe, además del hecho de evitar que fuéramos al baño, no nos dejaban dormir, nos tenían de pie. Era todo un cuadro para quebrantarnos. En la capilla estaba todo el instrumental para aplicar corriente eléctrica. Ahí hacían eso hasta que uno contestara sus preguntas.
En toda la época en que Matthei estaba como comandante de esta unidad, esto se producía. Él no puede decir que él no sabía. Su delito es el de cómplice. Quiéralo él o no. Aunque el juez Carroza lo dude, aunque la familia Bachelet crea que no hay tal…¡Matthei es cómplice de tortura en la Academia!.
Muchos piensan que el único torturado fue Bachelet, pero en la AGA se produjeron cientos de torturas a personas. Me parece chocante la defensa a Matthei por parte de la familia de Michelle Bachelet».
-¿Tendrá que ver con querer borrar el pasado… olvidar lo que pasó?
«Una cosa es borrar y otra justificar. Tampoco se puede borrar que Matthei fue parte de la Junta Militar, en el periodo donde se mató a Tucapel Jiménez, a Nattino y Parada, en ese mismo periodo se hizo el juicio en la Academia de Guerra Aérea en la sala principal… son cosas que no se pueden olvidar.
A mi me duele mucho que Angela y Michelle pasen por alto lo que Matthei fue en ese periodo. Le entregan públicamente su amistad al general Matthei, ¿se puede ser amigo de un tipo que fue parte de la tortura y los vejámenes en Chile? Así como se va dando el esquema, pareciera que hay una especie de contubernio de ciertas fuerzas. Es lamentable porque así no hay perspectiva alguna de cambio en Chile».
-Con la experiencia que usted tiene en la FACH, ¿existe alguna posibilidad que Fernando Matthei no se enterara de lo que ahí pasaba?
«¡Imposible!. Es como si a mi casa llegará una pareja y yo les doy alojamiento en mi pieza, y el tipo la maltrata y la golpea en la noche, y yo me doy cuenta. Yo no le dije al tipo que le pegara, no me voy a meter al boche, pero sé que están allí y que la maltrató. Y si yo no señalo eso, soy cómplice. Si veo que a alguien lo atropellan en la calle y me hago el leso, soy cómplice de ese delito. La dimensión de esa complicidad tiene relación con la conciencia. El General (R) Matthei ha dicho varias veces “estoy tranquilo con mi conciencia”.¡ Por supuesto! Su conciencia no le da para comprender que haber estado a cargo de donde se torturaba, es un delito».
-El general (R) Mattehi dice que él no iba al AGA…
«Eso es absolutamente falso, y se demostró en el careo que hizo el Juez (Mario) Carroza a varias personas. Son muchos los que dicen haberlo visto: el cabo Sergio Lontano, el capitán en retiro Jaime Donoso…al igual que la ex presa política Carmen Gloria Díaz.
Lo que dice su hija: “le tenían prohibido que se acercara a a Academia”. ¡Es absolutamente falso!. ¿Cabe en la cabeza que a un individuo que está nombrado por decreto como director le prohíban que vaya al lugar dónde está destinado? ¡Se cae de maduro!. Hay toda una campaña para blanquear la imagen del señor Matthei».
-¿Usted está dispuesto a ir a declarar en el proceso que lleva adelante el juez Carroza?
«Si es necesario, por supuesto. Tengo que hablar con el abogado (Eduardo) Contreras para ver cómo se va a manejar ese asunto. Yo no tengo ningún problema específico contra Matthei, pero me interesa que las cosas sean verdaderas. Me duele mucho que se utilicen subterfugios para borrar su responsabilidad en la Academia de Guerra Aérea y en la Junta de Gobierno».
-Hoy la hija del general (R) Matthei, Evelyn, es candidata presidencial…
«Es una burla y una falta absoluta de dignidad para el pueblo chileno. Es como el caso de Keiko Fujimori, la hija de Fujimori que fue candidata presidencial en Perú. Hija de un miembro de la Junta de Gobierno que tortura y mata… es la peor carta que pudiera haber escogido la derecha. Es la más atacable».
-¿Qué le diría hoy al general (R) Matthei si lo tuviera al frente?
«Que no fuera cobarde y que afrontara la realidad. Que aunque el Juez dude, aunque la familia aérea lo defienda y lo justifique, él es cómplice. Es cómplice de torturas en la Academia de Guerra Aérea. Le diría que no basta con que él no haya estado presente en la tortura al general Bachelet para no ser torturador. No fue el único torturado en la AGA, fueron centenares. Le diría que afrontara varonilmente la responsabilidad que tiene.
A través de sus actividades se puede saber cuál es el perfil de Matthei. Por ejemplo, cuando el general Leigh es expulsado de la Junta por Pinochet, Matthei fue el único general que dijo “yo asumo”, siendo que todos habían dicho que no asumían en apoyo a la lucha de Leigh contra Pinochet. Fue una traición que no se la han perdonado nunca sus compañeros. No me interesa que haya tracionado a Leigh, pero es un hecho concreto de sus deslealtades. Él es así, es eso. Cuando se produce el triunfo del NO, y todos le reconocen que fue el primero en reconocer la derrota, lo que él hace es colocarse del lado del ganador inmediatamente. Eso es Matthei».
En 1978 Ernesto Galaz salió de la cárcel pública y fue expulsado del país. Estuvo en Bruselas, Italia, Ginebra, Berlín Oriental y Moscú. Fue dirigente del PS en el exterior y en 1989 retornó a Chile. Hoy su principal batalla es que Matthei reconozca su responsabilidad en el caso de las torturas en la AGA.
El Juez Mario Carroza deberá resolver si Matthei tuvo responsabilidad en la muerte de Alberto Bachelet, luego que el abogado Eduardo Contreras pidiera su procesamiento. Como el caso se tramita bajo el sistema de la justicia antigua, no existe un plazo para que esto ocurra. Podría ser en dos años, como también podría ocurrir la próxima semana, en plena carrera presidencial.