por Manuel Acuña Asenjo.
Uno de los primeros hechos que llama la atención cuando se trata de analizar las posibles causas de un fenómeno
—cualquiera sea—, es su extraordinaria multiplicidad. Con mayor razón, tratándose de un movimiento social.
“Un cambio social, un acontecimiento generado por un movimiento social, no tiene una causa. Por lo mismo, es inútil buscarla pues, en primer lugar, aquella no es una, sino son muchas, innumerables, múltiples y, en segundo lugar, extremadamente variadas”.
En realidad, el primer estudioso que esbozó una teoría respecto a las causas fue Aristóteles quien, observando los fenómenos de la naturaleza, advirtió la extrema variedad de aquellas, circunstancia que lo impulsó a agruparlas y clasificarlas, finalmente, en cuatro que parecían resumir con mayor propiedad su naturaleza.
Por eso, cuando se trata hoy de explicar la teoría aristotélica de las causas se recurre al ejemplo de una estatua en donde su causa material lo constituye la substancia que sirvió para construirla, su causa formal es lo que se quiere representar con ella, su figura, los contornos suyos, en tanto su causa eficiente es el por qué pudo producirse, el factor que posibilitó su concreción, y la causa final el objetivo propuesto para realizarla.
Estas cuatro causas se reproducen en la generalidad de los fenómenos que ocurren en la naturaleza.
Causa material del estallido social
En la teoría aristotélica, la causa material de la protesta debería ser el elemento que ha servido para generarla, y ese no es otro que individuos, personas, manifestantes unidos por un sinfín de motivos o intereses que, si bien no pueden ni deben considerarse comunes a todos, han podido, sorprendentemente, incitarlos a reunirse, a actuar colectivamente para enfrentar en forma conjunta a quien sindican como responsable de lo que les sucede.
El adversario pasa a ser, de ese modo, un sujeto común a todos; se llama ‘Gobierno’, aunque no se le indique por ese nombre.
Es una ciudadanía, un vasto conjunto de personas que se conciertan y unen para reclamar por sus derechos amagados. Saben que sus intereses son distintos porque distintos son todos ellos, saben que sus intereses no son comunes pero la camaradería que los une, hace que pasen a ser de todos y se expresen en una multitud de peticiones que, curiosamente, termina siendo un documento único, proclamación de derechos comunes no dirigido a autoridad alguna sino como tarea común a realizar por todos ellos.
Es lo que quieren obtener, porque son manifestaciones de anhelos, enumeración de deseos, conquistas sociales que esperarían tener.
“Desde el punto de vista psicológico, sabemos que el malestar acumulado percibido por la inmensa mayoría de los chilenos no tiene una causa única, y de ahí la complejidad para abordarlo desde las ciencias sociales y de la salud”.
Entre estas ‘causas’, ya determinadas e individualizadas, pueden señalarse, por vía meramente ejemplificativa, la creciente privatización de nuestros recursos naturales (políticas públicas que fomentan el extractivisimo desmesurado del agua, la madera, el cobre y el litio, entre otros) y servicios básicos (gas, electricidad, carreteras, salud, transporte público, etc.)”.
Pero no es lo único. Le siguen otras, a saber, los múltiples casos de corrupción (Penta, SQM, «Milicogate», «Pacogate», etc.) y colusión (del confort, de las farmacias, de los pollos, etc.) en las que se obtienen «acuerdos judiciales» convenientes para los imputados”.
Luego, han de considerarse ciertas aspiraciones como el impulso de una nueva Constitución, el alza de las pensiones y término de las AFP, mejoras en la salud y supresión de las ISAPRES, establecimiento del sueldo mínimo ético no inferior a 500 mil pesos, rebaja de los sueldos de los parlamentarios y de las autoridades políticas, aportes mayores de los dueños del capital, cárcel para los corruptos, cárcel para los que han incurrido en actos violatorios de los derechos humanos, nacionalización de las riquezas básicas (agua, cobre, litio, entre otras), limitaciones al ejercicio de las finanzas, renuncia del presidente de la República y de todos sus ministros, renuncia de los jefes policiales, renuncia de gran parte del parlamento, etc.
En la historia de la democracia post dictatorial poco es lo que se puede salvar del juicio a sus protagonistas.
Hay, por ende un cansancio en contra de todo lo que dice relación con lo que se ha dado en denominar ‘élite política’ —que resultó tremendamente aplicada en aprender de los desfalcos de la dictadura y transformarlos en su modo de vida—, a la manera que lo siguieron haciendo todas las instituciones de la República.
Causa formal del estallido social
La causa formal, es la figura, el modelo que adopta el estallido social en demanda de sus aspiraciones y que, hasta el momento en que se escriben estas líneas, se ha manifestado en un conjunto de movilizaciones sociales donde destacan las formas tradicionales que son la marcha y la concentración, incluida la concentración para marchar; que es una forma mixta, agregándose a esas, la protesta que se traduce en el caceroleo o manifestación ruidosa en los lugares donde residen los manifestantes y en principios rudimentarios de organización territorial.
El comportamiento de los individuos aislados se refugia en las normas consuetudinarias. Aparecen otras posibilidades de acciones en tanto las antiguas caen en el descrédito. Con todo, esto se produce de hecho, sin que el sistema socio-cultural se reestructure en su complejo.
En la protesta iniciada el 18 de octubre pasado se emplea la concentración aunque en forma de marcha de un lugar a otro y en encuentros masivos en determinados lugares como lo es la Plaza Italia.
Causa eficiente del estallido social
Llegamos, así, a determinar la causa eficiente del estallido social que es, en suma, aquello que lo mueve o provoca, el factor que lo ha hecho posible. En otras palabras, el agente que ha conseguido unir a todas aquellas personas o, lo que es igual, el elemento aglutinador que ha permitido hacer comunes todas aquellas peticiones, antes individuales, específicas, singulares y, consecuentemente, aisladas entre sí.
En suma, el factor de unidad, el atractor.
A nuestro entender la causa eficiente de la protesta que se iniciara el 18 de octubre pasado ha de encontrarse en el espectacular desarrollo experimentado por las fuerzas productivas en estos últimos años. En otras palabras, afirmamos aquí que ha sido el avance de la tecnología lo que ha hecho posible el movimiento que hoy día conmueve a Chile y hace fijar los ojos del mundo en esta nación.
En efecto, el desarrollo de las fuerzas productivas (o tecnología) ha impulsado la creación de nuevos y sucesivos instrumentos de trabajo que están provocando cambios espectaculares en el ser humano. Porque el ser humano cambia y transforma la naturaleza, pero en esa acción cambia y se transforma él mismo.
La información y, consecuentemente, las comunicaciones han experimentado un desarrollo sin parangones, especialmente con la propagación del teléfono móvil o celular que ha permitido la creación de redes sociales a través de la cual se relacionan las personas y conciertan su actuar.
Causa final del estallido social
Así, pues, llegamos a la última de las causas. Se trata, nada menos, que de la causa final del estallido social de 18 de octubre de 2019 o qué se ha pretendido con esta movilización.
En términos generales, puede asegurarse que, en la mente de los manifestantes, existe un común denominador que hace de la causa final un cambio social, un cambio aún no definido pero que campea en la cabeza de los insurrectos.
En suma, algo que aún no se hace presente con la claridad que se podría esperar.
Y es natural que así sea, pues tal circunstancia es corolario de toda explosión social donde la expresión político/partidaria está ausente. Por lo mismo, no es posible determinar aún su exacta finalidad. Por tanto, se trata de algo que está por verse. Y de algo que va a depender del desarrollo mismo de cada manifestación, de las conversaciones entre las personas, de las redes sociales que se van organizando, y que pueden derivar en una nueva forma de organización social.
Lo que sí está claro es que un eventual retorno a la antigua ‘normalidad’ en la que todos vivíamos ya no es posible y se expresa en la frase ‘Chile cambió’.
Hay un anhelo de cambios que va más allá de cualquier simple opinión.
El estallido de Chile no ha sido el único, en varias partes del mundo ha ocurrido y ocurren levantamientos populares similares.
Y no se trata de casualidades ni de coincidencias: la causa eficiente de este fenómeno planetario está en el portentoso desarrollo de las fuerzas productivas que exige un radical cambio en las relaciones de producción, cambio que no se ha realizado y que debe hacerse a la brevedad.
Lo cierto es que “hay una crisis de legitimidad política en el sentido de que la mayoría de los ciudadanos del mundo no confían ni en los partidos políticos ni en los gobiernos ni en las instituciones financieras ni en los medios de comunicación. Y tampoco en instituciones que tenían una cierta autoridad moral, como la Iglesia Católica».
Fuente: Kradiario