lunes, noviembre 25, 2024
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Nunca es Tarde: Rebelión Estudiantil Contra Alza del Metro

Por tercer día, estudiantes secundarios protestaron contra el alza en la movilización colectiva mediante la elocuente y expeditiva táctica de evadir el pago del pasaje.

La protesta se inició cerca de las 10:00 hrs, cuando cerca de 150 estudiantes ingresaron al Metro por el acceso de la Línea 2, en Compañía, pagando su pasaje. Una vez que este grupo se encontraba adentro, otros 40 estudiantes ingresaron sin pagar el pasaje.

En el acceso de Línea 5 en tanto, por Catedral, al igual que diversas estaciones, se observaba un robusto despliegue policial y accesos controlados.

Los llamados a no pagar el pasaje en el Metro, como forma de protesta por la última alza, obligaron al Metro a cerrar los accesos a distintas estaciones.

En este contexto, en horas de la tarde, un grupo de jóvenes hizo ceder la reja de la estación Plaza de armas, de la Línea 5, que se encontraba cerrada, medida de seguridad de la empresa de transportes para evitar nuevos episodios de evasiones masivas.

Carabineros informó que en 11 de las 135 estaciones del Metro, un respetable 8%, se registraron protestas con evasión de la tarifa:

Santa Ana, Santa Lucía, Franklin, San Alberto Hurtado, Cumming, Parque Bustamante, Patronato, Estación Central, Plaza de Armas, Los Héroes y Laguna Sur.

El balance policial acusa siete detenidos, y una funcionaria de seguridad privada del Metro resultó con heridas leves.

Las manifestaciones hicieron que las estaciones amanecieran con resguardo policial al interior y al exterior, las que además se encuentran con algunos accesos cerrados y otros a medio abrir para evitar las evasiones.

El Metro debió suspender la detención de trenes ante la concentración de manifestantes en las afueras de las estaciones.

Sin consideración a las razones de la protesta, el Gobierno se ha concentrado en el enfoque represivo.

La Intendenta de Santiago, Karla Rubilar, anunció el reforzamiento policial en las principales estaciones del tren subterráneo.

La ministra de Transportes, Gloria Hutt, condenó “de manera muy enérgica” estos hechos, debido a que “si hay un servicio en la ciudad de Santiago que contribuye concretamente a la integración, a la equidad territorial, es Metro”.

“Ha costado 40 años lograr la red que tenemos, gracias al esfuerzo de muchos gobiernos y gracias al esfuerzo de muchos pasajeros también. Metro ha sido un orgullo para esta ciudad y no es posible que haya un grupo de personas que sienta que tiene el derecho a atentar contra este gran valor de la ciudad de Santiago”, señaló.

“Queremos decir que dado que Metro es un sistema de cerrado y no habíamos tenido episodios de evasión como los hemos visto, no era un tema que discutiéramos permanentemente, como es con los buses, sin embargo es importante señalar que la ley y el registro de evasores también valen“, agregó.

“Vamos a activar todos los mecanismos que tengamos a disposición, entre ellos los sistemas de control y cámaras de la propia empresa para identificar a los evasores, y van a quedar sujetos a las mismas restricciones que establece el registro de evasores que actualmente tiene mas de 8 mil personas en su lista”, dijo.

Informó que las personas que evadan y sean identificadas, tendrán un plazo para pagar la tarifa que no pagaron. Si esto no ocurre, el juez de policia local lo remite para ingresar al registro de evasores.

Recordó que ingresar al registro de evasores causa que la persona pierda una serie de derechos, tales como la obtención de su licencia de conducir, obtener el permiso de circulación y el acceso a cualquier descuento a la tarifa a la que pueda estar acogido, como la tarifa escolar.

El presidente Sebastián Piñera condenó las evasiones masivas en el pago del pasaje del metro de Santiago ocurridas en protesta contra el alza del pasaje en el Metro:

“Yo, como Presidente tengo que asegurar que el Metro, que es fundamental para millones de chilenos funcione con normalidad. Y, por lo tanto, no vamos a permitir que nadie se sienta que puede atentar contra la libertad y los derechos de la inmensa mayoría de los chilenos”.

Luego, despachó lo que no puede sino calificarse de Piñericosa:

“Condeno a todos los que creen que pueden protestar sin respetar la ley. Cuando no se respeta la ley se está atentando contra la libertad de todos los demás”.

Partamos por aquello del respeto a la ley.

Conocidos episodios como los del Banco de Talca; el uso de información privilegiada en los casos Cascadas, venta de Enersis a ENDESA España, LAN y Exalmar; evasión tributaria en paraísos fiscales, y evasión de contribuciones en su predio de Lago Caburga, entre muchos otros; inhabilitan de modo categórico al ciudadano Piñera de invocar el respeto a la ley, por absoluta carencia de idoneidad moral para hacerlo.

Luego, la igualdad ante la ley es uno de los principios fundacionales de un régimen democrático.

Pero en esta larga y angosta república neoliberal parece que algunos son más iguales que otros.

Por delitos sideralmente más graves que la evasión de un pasaje de metro, en contexto de protesta social; delincuentes de cuello y corbata, entre ellos, empresarios de alto perfil, políticos y funcionarios públicos, culpables confesos en los casos Penta, SQM y Corpesca, han quedado en insolente impunidad, con la, cuanto menos, aquiescencia del poder punitivo de Estado, representado por las policías, el Ministerio Público, el Consejo de Defensa del Estado y los tribunales de justicia.

Finalmente, cualquier análisis honesto de los hechos debe considerar sus motivos, los grandes ausentes del discurso de las citadas autoridades, y de la cobertura de los medios de comunicación.

Si hay algo que reprocharle a la protesta social contra las alzas de tarifas del transporte público, es su tardanza.

El 10 de febrero de 2007, el pasaje de Metro, en hora punta, costaba $420.

Doce años más tarde, tras 19 alzas, el valor de dicho pasaje está en $830; es decir, un alza de un 50,6% en el período.

El 10 de febrero de 2007, el salario mínimo estaba en $135.000.

Desde marzo de 2019, está en $301.000; vale decir, un alza de un 44,8%.

En pocas palabras, en el período de referencia, el salario mínimo ha subsidiado al sistema de transporte público en un 5,8% anual, sin contra-prestación en calidad de servicio.

¿Por qué habría que aceptarlo?

Las alzas las decide una opaca, por decir lo menos, comisión de «expertos», que, primero, no eligió nadie; segundo, no ha viajado en Metro en hora punta; y principalmente, le endosa alegremente el costo de la depreciación del servicio al usuario.

La ofensiva estudiantil contra el alza del transporte público representa, como mínimo, un téngase presente acerca de la capacidad del sujeto social y popular, de intervenir en el debate.

En esta larga y angosta república neoliberal, eso no es poco decir.

Noticia en desarrollo….

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