por Julián Alcayaga (*).
Una reforma tributaria no solo tiene que referirse a que impuestos van a subir o bajar, o si se agregan nuevos impuestos, sino que debe velar en primer lugar, por poner término o frenar la cuantiosa evasión tributaria que existe en Chile.
El proyecto del gobierno, que ya fue enviado al Congreso Nacional, prácticamente nada hace en este sentido.
Sin embargo, presenta una medida como un gran avance en la modernización tributaria y la lucha contra la evasión: la boleta electrónica.
Como todo lo que proviene de este gobierno, no es sino un tongo.
Trataremos de explicar por qué la boleta electrónica es un tongo en la lucha contra la evasión tributaria, y solo tiene como objeto farandulizar publicitariamente esta medida, como un gran avance en la modernización tributaria. Así, espera el gobierno, el Congreso Nacional aprobará la reforma tributaria, obnubilado por el volador de luces de la modernización del calificativo “electrónica” de la boleta. Lo que en realidad se persigue, es evitar implementar medidas realmente eficaces contra el flagelo de la evasión tributaria.
¿Por qué no existe voluntad política en Chile para terminar o disminuir la evasión tributaria?
Porque, quienes más evaden sus obligaciones tributarias son los ricos, los poderosos, y ellos, a la vez, son los que determinan la política tributaria, sobre todo con el actual gobierno.
En el pasado, nuestros gobiernos se han sometido en esta materia, a lo que los expertos de los grandes evasores de impuestos les sugieren para combatir la evasión, con medidas que exteriormente parecen ser muy efectivas, pero que en realidad solo sirven para crear la apariencia que existe un masivo control de la evasión tributaria, como lo era y todavía lo es, la obligación de tener que timbrar en el S.I.I, las facturas, guías de despacho, boletas y todos los libros o documentación donde se lleva la contabilidad.
La obligación de timbrar en el S.I.I. los documentos contables y comerciales
La obligación de timbrar todo documento comercial y contable en el SII, no es más que un relumbrante volador de luces, que cumple muy bien el rol publicitario de hacer creer a la población chilena, que el sistema de “timbraje” es efectivo en la lucha contra la evasión tributaria, sobre todo por el enorme aparataje que su implementación implica.
Sin embargo, este tremendo aparataje del “timbraje”, no ha impedido que la evasión tributaria en Chile sea muy superior a la de países desarrollados, donde este sistema de “timbraje” no existe o nunca ha existido.
Es más, en los países desarrollados no solo no ha existido el sistema de “timbraje”, sino que además, no existe la factura electrónica, a pesar del considerable avance de esos países en materia informática y comunicacional.
Sin embargo, en Chile, la factura electrónica es presentada por el SII y el Ministerio de Hacienda, como un gran avance en la modernización tributaria, y como un instrumento muy eficiente en el combate contra la evasión tributaria.
En los hechos, la factura electrónica, lo único que tiene de moderno, es que eliminó también la inútil obligación de timbrar en el SII, las facturas, guías de despacho y otros documentos comerciales.
Su rol más importante, es hacernos creer que en Chile somos campeones en los sistemas tecnológicos y economía digital.
Sin embargo, el efecto de la factura electrónica en la lucha contra la evasión tributaria es irrisorio, como queda en evidencia con el ejemplo siguiente.
La inutilidad de la factura electrónica
Como es ya es de conocimiento público, los mayores evasores de impuestos en Chile son las mineras extranjeras y las empresas extranjeras en general, y de nada ha servido el “timbraje” de libros contable y evidentemente la factura electrónica, para disminuir la muy cuantiosa evasión tributaria en estos grandes evasores.
Bien por el contrario, desde que se hizo exigible la factura electrónica, el año 2005, la evasión de las diez mayores empresas mineras en vez de bajar, aumentó.
En efecto, según un informe del SII, solicitado por la diputada Claudia Mix, entre los años 2006 y 2009, ambos años incluidos, cuando aún no regía la obligación de la factura electrónica, las diez mayores mineras tributaron US$10.532 millones, sumando Impuesto de Primera Categoría e Impuesto Adicional, mientras que en los años 2013 a 2016, ambos incluidos, cuando ya regía la obligación de la factura electrónica, las mismas mineras tributaron solo US$ 5.593 millones, prácticamente la mitad que entre 2006 y 2009; desplome de la tributación que no se debe al precio del cobre o caída de la producción, puesto que, el precio promedio del cobre de 2013 a 2016, fue solo fue un 5,7% inferior al periodo 2006-2009, pero, a la vez la producción fue un 4,2% superior.
Por tanto, en cuanto a precio y producción ambos períodos son similares.
La increíble caída de la tributación de las mineras extranjeras, no se debió a la baja del precio del cobre, sino a la planificada evasión, en razón no existe una legislación tributaria que realmente impida o frene la evasión de las grandes empresas. Es evidente que la factura electrónica de nada sirve para frenar la evasión tributaria de los mayores evasores de impuestos de Chile.
El ejemplo anterior, ratifica que la factura electrónica es un aparataje publicitario, que es inefectivo para controlar la evasión de los mayores evasores de impuestos en Chile, como es el caso de las mineras, del cobre, del oro, del hierro y el litio, pero además las que exportan maderas, frutas, salmón, etc.
Puede ser factible que para las pequeñas y medianas empresas, la implementación de la factura electrónica tenga algún efecto para disminuir la evasión del IVA y por ende de la renta, pero no tiene ningún efecto para disminuir la evasión tributaria de los más grandes evasores de impuestos, siendo que ese debería ser el objetivo de la modernización tributaria.
El tongo de la boleta electrónica
El actual proyecto del Presidente Piñera, llamado publicitariamente “Proyecto de Ley que moderniza la legislación tributaria”, entre sus más importantes avances en la modernización tributaria, se encuentra la implantación de la boleta electrónica en forma obligatoria.
Un golpe de espada en el agua, puesto que los grandes evasores de impuestos, -las mineras extranjeras y las empresas extranjeras en general-, no emiten boletas en sus transacciones comerciales y financieras, y evidentemente no están obligados a implementar la boleta electrónica, que viene solo a ser un artilugio publicitario farandulero, para crear la sensación de modernización y eficiencia en la lucha contra la evasión tributaria.
Son fundamentalmente los pequeños comerciantes y artesanos, los que emiten boletas, que hasta hoy deben timbrar en el SII, y que tendrán que gastar ingentes recursos, que por lo general no tienen, porque no los necesitan, para comprar los sistemas informáticos y de comunicaciones, para poder emitir boletas electrónicas.
Y si en la actualidad, existe evasión cuando un pequeño comerciante o un artesano no entrega la boleta en “papel timbrado”, la evasión puede ser la misma si tampoco van a entregar la boleta electrónica a un cliente.
Que la boleta sea en papel o electrónica, nada cambia si ella no se emite. Porque, además, el tiempo para emitir una boleta electrónica, en un pequeño comercio, puede ser mayor que hacer una boleta en papel, por lo que el cliente, siempre apurado, no va esperar hasta que le entreguen la boleta electrónica.
Si por su inutilidad en el control de la evasión tributaria, en los países desarrollados no se usa la factura electrónica, y menos aún se utiliza la boleta electrónica: ¿Por qué ella se quiere implantar en Chile?
Principalmente, como ya lo dijimos, por farándula y efecto volador de luces, queriendo engañar a la opinión pública y especialmente a los parlamentarios de la oposición, para que apoyen todo el paquete tributario, gracias a le reluciente y modernizadora boleta electrónica.
Pero además, con la implementación de la boleta electrónica existe un gran negociado, en favor de la o las empresas que le vendieron al SII la idea, y la instalación de los programas o softwares para implementar las innecesarias factura y boleta electrónicas. Sería muy útil que antes de entrar a discutir el “Proyecto de Modernización Tributaria”, que los parlamentarios solicitaran al gobierno, cuanto ha gastado el SII en la implementación de la factura electrónica, y sobre todo cuanto va a gastar en la implementación de la boleta electrónica.
¿Cuál es el costo-beneficio?
Lo más probable es que la vaina salga más cara que el sable, pero será un gran negocio para la empresas informática que la implemente.
El Mensaje Presidencial del “Proyecto de Ley que moderniza la Legislación tributaria, dice en uno de sus párrafos:
“Tenemos una oportunidad única de modernizar nuestro sistema tributario, incorporando las mejores prácticas a nivel internacional, así como hacernos cargo de los desafíos y particularidades que en materia tributaria implican los avances tecnológicos, tales como la economía digital y colaborativa, que en general han dejado obsoletos los sistemas tributarios tradicionales”.
Sin embargo, este proyecto no incorpora ninguna de las mejores prácticas a nivel internacional, para modernizar nuestro sistema tributario, y limitar el flagelo de evasión, por el contrario, como veremos en una próxima columna, esta reforma tributaria deroga normas que actualmente existen contra la elusión y contra la simulación.
La modernidad de la boleta electrónica, es el tongo, el volador de luces, con el cual el gobierno pretende evitar que se aborden y se ataquen las verdaderas causas de la elusión y de la evasión tributaria, y sobre todo, pretende ocultar que esta reforma abre más anchas las puertas a la simulación, la elusión y la evasión tributaria.
(*) Economista y abogado