Que los nueve militares condenados por graves violaciones a los derechos humanos intenten impugnar el traslado a un penal que les brinda un margen menor de comodidades, es parte de sus derechos, los cuales han sido más que escrupulosamente respetados, al punto de que vivían un regimen de excepción que hoy lamentan perder. Pero que lo hagan invocando la causal de «tormento» y «tortura sicológica» es incurrir en grados superlativos de cobardía, arrogancia, debilidad moral y burla a sus miles de víctimas.
El abogado de un grupo de los ex militares trasladados a Punta Peuco, René López, anunció que presentará una querella en contra del Presidente de la República, Sebastián Piñera por “delito de tormento”, tras el suicidio del general (r) Odlanier Mena.
Los nueve internos del penal Cordillera que la noche del sábado fueron trasladados hasta Punta Peuco encargaron al abogado René López Farías la redacción de una querella en contra del Presidente Sebastián Piñera por las torturas psicológicas a las que, según acusan, habría sido sometido el ex jefe de la CNI Odlanier Mena y que lo habrían llevado a tomar a terminar con su vida el sábado recién pasado.
Sin embargo, ninguno de los cobardes ha tenido la hombría de reconocer, en cientos de procesos judiciales, las torturas muy reales que les infligieron a víctimas inocentes, cuando se sentían omnipotentes señores de la vida y de la muerte. Pero no sólo se han ido de negativa. Peor aún, cada vez que pudieron, descargaron la responsabilidad sobre subordinados, o en el mejor de los casos, han declarado que seguían órdenes.
La información fue confirmada por el propio López Farías, quien además representa a cuatro de los ex militares, entre ellos el general (r) Manuel Contreras, en el recurso de protección presentado el viernes para evitar el traslado hasta el recinto penitenciario ubicado en las cercanías de Til Til, hecho que se concretó un día después.
Respecto al estado de sus clientes, el abogado detalló que éstos «se encuentran muy mal, muy tristes y con el ánimo muy decaído», recalcando que en el caso de Contreras la situación es «aún peor, ya que hoy debe asistir a diálisis y no hay ambulancias para trasladarlo, por tanto, deberá viajar en un carro celular común y corriente sin las medidas adecuadas».
En este punto, se podrían insertar centenares de testimonios de víctimas de la tortura practicada por sicarios preparados personalmente por Manuel Contreras en su reducto de Tejas Verdes. Pero la verdad es que la sola comparación ofendería la dignidad de esas víctimas, la mayor parte de las cuales soportó el sufrimiento con un estoicismo que hoy se echa de menos en sus torturadores.
“Mena estaba nervioso sabiendo lo que iba a ocurrir. Queremos que el Presidente pague como corresponda ante la justicia, porque nadie está por sobre a ley (…) la Constitución de Chile establece la integridad física y síquica de las personas (…) de Punta Peuco, los octogenarios van directo al cementerio”, sostuvo el profesional, quien además acusó a Piñera de “mancharse las manos con sangre” y de cometer tortura sicológica contra los reclusos.
Si un «valiente soldado» se quita la vida por privilegios penitenciarios, y los otros gimen como si los condenaran a alguno de los nueve círculos del infierno imaginado por Dante, por el sólo hecho que los cambian de un penal de cinco estrellas a otro de cuatro, es fácil imaginar lo que podría haber ocurrido en caso de haber enfrentado una guerra de verdad, y no a un desprevenido contingente de civiles desarmados.
Sabíamos que eran cobardes, pero con el lamentable espectáculo que han brindado los último días, han pisoteado los últimos vestigios de decoro y dignidad.