por Carol Proner (*)
El domingo, día 09 de julio, faltando prácticamente un mes para el registro de candidaturas para las elecciones de 2018, Brasil vive otro lamentable episodio para impedir que el candidato Lula pueda disputar las elecciones.
En el caso de que se trate de un caso de habeas corpus impetrado por diputados federales del Partido de los Trabajadores – Diputados Wadih Damous, Paulo Teixeira y Paulo Pimenta – para contestar acto coactivo practicado por el afamado Juez Federal Sergio Moro, de Curitiba y que mantiene al Presidente Lula encarcelado, el Desembargador Federal del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región, Rogério Favretto, decidió conceder la orden para determinar la inmediata soltura del paciente (Alvará de Soltura).
El Alvará, expedido a las 8:30 de la mañana y destinado expresamente a la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba, debería haber sido cumplido inmediatamente; sin embargo, después de 12 horas de desacato a la orden judicial, demoras injustificadas e interferencias ilegales de autoridades judiciales, la orden fue revertida por el Presidente del Tribunal, el Desembargador Thompson Flores, determinando finalmente el mantenimiento de la prisión del ex Presidente Lula.
Durante esas 12 horas se puede considerar que Lula estuvo secuestrado, pues debería haber sido liberado.
Entre los hechos más escandalosos del día, está sin duda la actuación desesperada del Juez Sergio Moro que, mismo disfrutando de las vacaciones en Portugal, llamó a la sede de la Policía Federal para intentar impedir la liberación de Lula y, como tal, actuando ilegalmente contra un superior jerárquico dentro del sistema de justicia, un desembargador que recibió la solicitud de habeas corpus y que tenía competencia para decidir sobre una decisión sobre libertad.
Al intentar impedir el cumplimiento de la orden de soltura, segundo la ley el juez Sergio Moro ha cometido delito de prevaricación, previsto en el art. 319, del Código Penal, aplicable en la hipótesis de desobediencia a la orden judicial practicada por funcionario público en el ejercicio de sus funciones.
Al mismo tiempo, otro juez -Desembargador João Pedro Gebran Neto- uno de los que participó en el juicio de Lula en segunda instancia, también intentó evitar la soltura, siendo esa hipótesis igualmente inadmisible ante el derecho brasileño.
Como bien identificado por los juristas democráticos, esos instrumentos autoritarios de avocación de competencia, permitidos en el régimen militar de Brasil, son incompatibles con los preceptos de cualquier orden jurídico democrático, con la Constitución brasileña y con los códigos de ley.
Además, por encima de todo, queda evidente que la insistente actuación del juez Sérgio Moro, de la 13ª Vara Federal de Curitiba y del Desembargador João Pedro Gebran Neto en el sentido del incumplimiento de la orden de habeas corpus, y aún fuera de los autos, revela indiscutible interés en que los hace sospechosos de continuar ejerciendo jurisdicción en cualquier acción relativa al ex presidente y al paciente, de conformidad con el art. 185, IV, del CPC.
Brasil vive un caso modelo de excepción jurídica para toda América Latina y para el mundo. Es importante percibir que en nuestro país, sectores importantes del poder judicial sucumbieron a extraños y ocultos poderes y tomaron la decisión de abandonar la legalidad para aplicar actos de excepción para impedir y coartar la democracia.
La Lava-Jato (operación de la policía federal para combatir la corrupción) por la forma como se está realizando ya es responsable de una grave retracción económica en el país, habiendo destruido empresas, sectores industriales y de la construcción civil con la excusa de combatir la corrupción generalizada, pero lo hace tratando de impedir que el candidato más popular a las elecciones soberanas pueda llegar a la disputa, lo que sólo hace aumentar la indignación popular y en sentimiento de engaño y de traición a la democracia.
(*) Secretaria Internacional de la Asociación de Juristas por la Democracia, Doctora en Derecho y Profesora de la Universidad Federal de Rio de Janeiro
Fuente: Alainet
Lula ¡Casi Libre!
por Emir Sader (*)
En una confirmación de que el Estado de derecho en Brasil se ha vuelto un campo de guerra, una verdadera “lawfare”, un juez ha aceptado una solicitud de habeas corpus para Lula, solicitado el viernes por tres diputados del PT y ha decretado un orden de libertad para el ex-presidente de Brasil.
El documento ha llegado a manos del delegado en la policía Federal de Curitiba, donde Lula está detenido ya hace tres meses, de forma ilegal y arbitraria, como prisionero político. La decisión anunciaba la liberación de Lula para el mismo domingo por la mañana.
De inmediato la noticia se propagó por todo Brasil, provocando reacciones por demás contradictorias. Manifestaciones populares han empezado a saludar la decisión aguardada por tanto tiempo, la gente pasó a concentrarse frente a la Policía Federal de Curitiba, donde hay una vigilia permanente junto a Lula, desde que está en prisión. Se han convocado manifestaciones por todo el país. En Sao Bernardo do Campo, cerca de la casa de Lula, hubo una gran concentración para espera su retorno.
Por el otro lado, TV Globo suspendió la cobertura al detalle que hacía del rescate de los niños en Tailandia, para noticiar, con pánico, que Lula sería liberado de inmediato. Pasaron entonces a deducir las consecuencias de que Lula fuera liberado, de que aun así no podría ser candidato, pero que saldría a hacer campaña por todo el país por su candidato y que ello cambiaría totalmente el escenario electoral.
Llamaron a sus juristas, para alegar de la supuesta ilegalidad de la medida del juez, aguardando una reacción de Sergio Moro, quien, sin poder para ello y gozando de vacaciones en Portugal, mandó instrucciones al delegado y difundió su opinión de que la decisión no debiera ser cumplida. Empezó en ese momento una escalada de escaramuzas entre el juez que reiteró la decisión de liberación de Lula, puso plazo – las 17h30 horas – para que se cumpliera, y jueces contrarios a liberación de Lula. Jueces en vacaciones, medios de comunicación, movilizaciones populares en todas las grandes ciudades de Brasil, incluso en Curitiba, aguardando la liberación y en Sao Bernardo do Campo, cerca de la casa de Lula.
Dos de los diputados del PT que han presentado la solicitud de habeas corpus han llegado temprano a la PF para garantizar el cumplimiento de la decisión judicial, pero se dieron cuenta de inmediato de la actitud del delegado de postergarla. Hasta que llegó una llamada telefónica de Serio Moro, de vacaciones en Portugal, ordenando que la decisión no fuera atendida. Enseguida mandó un largo texto intentando justificar su decisión, sin que tuviera el derecho de rechazar el habeas corpus.
La inmensa euforia de la posibilidad de tener Lula libre sirvió, por lo menos, como ensayo general para su liberación. Volvió a quedar viva en la mente de todos la posibilidad concreta de que Lula salga. Y no hay nada que mueva más al pueblo brasileño que esa esperanza concreta.
Lula, por su lado, se mantuvo sereno y dijo a un diputado el PT que estuvo con él, que no creía que sería liberado ahora. A pesar de que corrieron noticias, al final de la tarde, de que estaría siendo sometido a exámenes para ser liberado.
De todas maneras, la cuestión jurídica no está resuelta, ni siquiera con la anulación de la concesión del habeas corpus por el presidente del Tribunal de donde salió la decisión, porque solo lo podría hacer el pleno del Tribunal. Queda siempre la decisión del Supremo Tribunal Federal, pero un juez afirmó que la decisión de la concesión del habeas corpus fue legal y que Moro actúa con desesperación.
Un grupo Abogados por la Democracia entró con un pedido de prisión de Sergio Moro, por desacato de decisión judicial, dado que no le compete a él irrespetar una decisión judicial.
El pueblo se movilizó en las calles como no lo había hecho durante el Mundial de Futbol, con entusiasmo, alegría, con esperanza, como si este domingo fuera un ensayo general para cuando Lula efectivamente salga libre.
Si Lula ya era el centro de la vida política brasileña, aun preso, ahora, entonces, la esperanza de que efectivamente sea liberado y el fantasma de que ello ocurra para la derecha, comandarán más todavía la vida política brasileña, a menos de tres meses de la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
(*) Sociólogo y científico político brasileño; coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).
Fuente: Alainet