por Rafael Urriola
El ex presidente Lagos una vez más logró aplausos del empresariado en el seminario de Moneda Asset Management (una administradora de fondos de inversión) sentenciando que lo que Chile necesita es crecimiento económico, “lo demás es música” concluyó.
Cuesta entender la lógica de Lagos a esta altura. No cabe duda que sus últimos “movimientos” para volver a la Moneda fueron un fracaso, no tanto porque sus aliados naturales lo “dejaron caer” sino porque la autopercepción de su imagen dista mucho de asemejarse a lo que la gente le atribuyó en las intenciones de voto recogidas por numerosas encuestas en el país.
Curiosamente, pese a tener un respaldo firme en el PPD se retiró de la competencia por primarias, gatillando la crisis de no participación de la Nueva Mayoría en esta instancia. Que posteriormente la DC tampoco se arriesgase a medirse en primarias no le resta responsabilidad al ex presidente en la crisis del conglomerado.
Quedando solo 18 días para la presentación de candidaturas cuesta entender que Ricardo Lagos espere que lo llamen para resolverlo todo (hay “fans” que lo sugieren o desean!). Entonces ¿cuál es su objetivo?
Erigirse en el líder de la oposición al gobierno de Piñera resulta difícil porque sus coincidencias programáticas son enormes. ¿Recuperar una tendencia razonablemente moderada y con “altura de estadista” de centro izquierda al estilo de Mitterrand, Blair? Habrá tiempo para saberlo. Lo claro es que el mesianismo se incrementa con el pasar del tiempo en las personas.
Los hechos se han precipitado y a la vez decantados. Precipitados porque los partidos de la Nueva Mayoría, desde hace tiempo, quizás desde la campaña de Bachelet que no tienen coincidencias programáticas básicas y porque -lo más importante- no tienen mecanismos para resolver sus diferencias salvo la presión oblicua y la amenaza latente de la ruptura.
Nada le ha hecho peor a esta segunda Administración Bachelet que la incapacidad del equipo asesor del segundo piso de la Moneda (quizás de la propia presidenta) para alinear a los partidos y tendencias que la componen. Así, las diferencias finalmente se han resuelto con el principio más antiguo: es más fácil ser conservador para mantener la unidad. Es decir, las reformas aunque tibias –y no menos confusas- hicieron renacer al conservadurismo de la propia NM.
Lo que cuesta más entender es que los grupos conservadores pese a haber frenado las reformas no se sienten cómodos con la actual administración.
Lo que parece que ocurrió es consecuencia de una campaña en que se plantearon temas que para los conservadores eran soportables como temas de campaña pero, de ningún modo, como tareas reales. Este ha sido el dilema en estos cuatro años y quizás, la única propuesta programática que el gobierno ha sostenido con claridad y convicción ha sido la del aborto con las tres causales y… es el momento en que la imagen gubernamental ha mejorado en la opinión pública.
Un proyecto claro, de apoyo mayoritario, de toda equidad y, como siempre, rechazado por los conservadores de todos lados.
La Democracia Cristiana (DC) perdón, la cúpula de la DC, es parte fundamental de estas tensiones con el resto del conglomerado. Su exagerada crítica al PC que entró a la coalición con el “freno de mano muy alto”, se ha terminado viendo como una excusa para inclinar las decisiones en su favor. El PC difícilmente puede ser visto como una “amenaza revolucionaria” al sistema.
Es patético que, en este contexto, la DC haya propuesto una alianza electoral con dos pequeños partidos pero mucho más extremos ideológicamente como el MAS y la IC. Esto le resta toda seriedad a la postura “ideológica” de la DC, desnudando sus cálculos electorales por sobre cualquier criterio programático. (tampoco habla bien de la IC y el MAS esta alianza!!!).
Al parecer la desesperación electoral está cundiendo en el país más allá de la DC. La apertura a un sistema cuasi proporcional como el actual permite que las pequeñas listas agrupadas puedan lograr parlamentarios y, por el contrario, los grupos que no superen el 15% aproximadamente no obtendrán nada.
Hemos visto que se creó un grupo regionalista pero que llamó a ser aceptado en el Frente Amplio (FA); hemos visto al partido de ME-O golpear todas las puertas para lograr alguna alianza; a la DC luego pidiendo una incomprensible alianza con el PR (ambos partidos llevan los dos candidatos presidenciales en disputa de la NM).
La candidata Goic revivió con simpatías después de la Junta DC y de su aceptación de continuar en competencia. Sin embargo, aún no se entiende cual es el objetivo del aparato partidario de continuar con la candidatura hasta las últimas consecuencias teniendo a la vista el fracaso electoral y el aislamiento partidario.
A esta altura, además, no hay opción técno-política que permita una lista única parlamentaria de la NM. Los analistas electorales DC proyectando los resultados municipales estiman que lo que logre el FA será a costa de los partidos de la izquierda de la NM. Esto supone que podrá la DC -en el aislamiento- alcanzar 15% en las circunscripciones en que tiene incumbentes.
La competencia se ve ruda y amplia. Los efectos del dinero se han reducido (por cierto, no eliminado). La gente desconfía de los políticos. Es necesaria una nueva forma de hacer política que no es fácil que comprendan las viejas guardias de los partidos. Todo lo anterior incrementa la incertidumbre de los resultados electorales.
En suma, la DC se enfrenta a una crisis magna porque, aun si se sumase a la derecha, allí no tendría el rol protagónico que tuvo en los años 60 del siglo pasado. La DC chilena nunca ha ganado con la derecha. Uno de sus líderes históricos, Radomiro Tomic, lo plasmó a fuego: “cuando se gana con la derecha es la derecha la que gana”.
Es decir, no se ve dónde –ni con qué planteamientos programáticos- puede recuperar protagonismo. Entonces, evitar perder una alta proporción de parlamentarios termina por parecer ser el quid del objetivo de la DC. No parece evidente y el riesgo es muy alto.
Fuente: Primera Piedra