Argentina volvió a fallar en una final. En el MetLife Stadium de New Jersey el equipo de Gerardo Martino no pudo quebrar a Chile en los 120 minutos y luego, tal como en el 2015, Chile se llevó la definición de la Copa América en los penales (ganó 4-2).
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La selección chilena volvió a escribir un enorme capítulo en su historia y se quedó con el título de la Copa América Centenario luego de vencer otra vez vía penales a Argentina (4-2) en una friccionada y dura final disputada en el MetLife Stadium de Nueva Jersey.
Los trasandinos volvieron a quedarse en la puerta del título y Lionel Messi, que falló un penal, sigue sin levantar trofeos con la escuadra albiceleste.
No hay manera de que a Messi se le quite la cara de perdedor con la casaca albiceleste, ni siquiera ahora que disimula con una pelirroja barba, sometido nuevamente por Chile. La pesadilla de Maracaná se repitió en Santiago y también en Nueva Jersey, igual da que sea en el Mundial de 2014, la Copa América de 2015 o la Copa del Centenario 2016, las tres finales perdidas, todas sin marcar un gol, dos por penaltis y una por un tanto en la prórroga de Götze. Nadie tiene piedad con la Argentina de Messi. La crueldad aumenta con el paso de los partidos y del tiempo porque esta vez en la rueda de los penaltis falló el 10.
Messi mandó la pelota al limbo nada más empezar la tanda y se sintió derrotada Argentina. El rosarino erró en el detalle aparentemente más sencillo cuando se había sentido más argentino que nunca, durante la Copa del Centenario disputada en Estados Unidos. Asumió la presión, defendió a sus compañeros y al Tata Martino, desafió a la AFA, y se venció después de ofrecer las únicas acciones de mérito durante el partido de Nueva Jersey. A falta de fútbol, tampoco se dieron las jugadas de Messi, que acabó abatido, llorando en la cancha, desesperado por su desdicha con una Argentina que no gana un título desde 1993.
Las mejores victorias son aquellas que están validadas por los rivales más cualificados, pocos como Chile, campeón vigente de la Copa, vencedor hace un año de Argentina en Santiago.
Pizzi ha dado continuidad a un equipo muy bien ideado por Bielsa y desarrollado de manera científica por Sampaoli. Tiene un plan de juego muy interesante, sobre todo por organizado y solidario, y cuenta con futbolistas importantes, sobre todo Vidal, Alexis y Vargas, y meritorios de categoría, pocos como Bravo, Medel o Marcelo Díaz.
No había posiblemente peor enemigo para la Albicelese que La Roja dirigida por un técnico de Argentina.
Al rescate de Tata Martino, limitado por las ausencias de Augusto y Lavezzi, acudió de salida Di María, aparentemente recuperado de la lesión que sufrió contra Panamá. El dinamismo del volante es capital para un equipo cuyos laterales no profundizan, como Mercado y Rojo.
Con mucha fricción un presión arriba de ambos equipos. Así arrancó el partido. Y así, la Selección dispuso de su primera chance cuando apenas se jugaban 16 segundos: Argentina la recuperó y Banega le pegó desde afuera: su remate se fue muy cerca del arco de Bravo.
Únicamente generan juego Banega y naturalmente Messi porque los volantes guardan la posición, no achican arriba sino que miden la distancia desde atrás, pendientes Biglia y Mascherano de la línea defensiva y de Romero. Argentina prefiere jugar a favor de marcador, de manera que se cuidó mucho de no tomar un gol ante la fiera que es Chile.
Así que el partido se convirtió en un pulso intenso, de mucha presión, muy trabado, interrumpido por las faltas tácticas, igual de duras en Argentina (Mercado) que en Chile (Díaz).
Había más presión que elaboración, de manera que la única ocasión en la primera parte se produjo por una pérdida de balón de Medel, que habilitó a Higuaín en un mano a mano con Bravo mal resuelto por el delantero del Nápoles.
Muy certero en las eliminatorias, el Pipita volvió a fallar en la final, igual que sucedió en la Copa del Mundo contra Alemania. El partido solo se rompió momentáneamente a partir de las aceleraciones de Messi.
El 10 fue abatido en dos faltas por Marcelo Díaz, expulsado discutiblemente a la media hora por Lopes. El protagonismo del árbitro, más actor que juez, destempló a los futbolistas, incluso al propio Messi, al que le sacó una tarjeta por simular un penalti en una entrada de Fuenzalida.
Aunque no mediara falta, la amonestación pareció tan gratuita como la cartulina roja que vio Rojo por voltear a Vidal en medio de la trifulca montada por unos y otros, pendientes ambos de las decisiones caprichosas de Heber Lopes. Había más patadas que oportunidades en una contienda agresiva, solo esponjada por las apariciones de Messi.
Alcanzado el descanso, Heber López tuvo más peligro con las tarjetas que Messi con la pelota, a pesar de que el 10 fue el único delantero que había enfilado la portería de Bravo.
Argentina pareció espantada por el criterio arbitral y se quedó quieta, parada en su cancha, más espectadora que protagonista, a expensas del despliegue de Chile, que ataca y defiende con 11 centrocampistas, todos a una, para lo bueno y para lo malo, igual da que enfrente esté México o Argentina. La Albiceleste seguía aguardando a Messi mientras el volumen de trabajo de Chile no paraba por el esfuerzo de futbolistas omnipresentes como Arturo Vidal.
Tata Martino decidió entonces cambiar a los acompañantes del 10 después del fiasco de Higuaín y Di María. Agüero entró en escena y se arrimó al campo contrario Banega al tiempo que cerraba el propio Kranevitter. Tampoco acertó el Kun, habilitado por Messi, después de un disparo de Vargas rechazado por Romero.
Nadie arriesgaba, ni siquiera exponía, anudado el partido, malo de solemnidad, sin opciones de gol, falto de caudillos, anónimos todos a excepción de Messi, Vidal y Alexis, un esforzado que acostumbra a triunfar en las situaciones de mayor apuro, errático en cambio frente al Gato Romero.
La definición del título
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En el primer tiempo de alargue Eduardo Vargas tuvo una nueva oportunidad de marcar el 1-0 con un frentazo tras centro de Puch, que controló Sergio Romero, pero la más peligrosa fue para Argentina y estuvo bien controlada por Claudio Bravo.
Sergio Agüero ganó en el área chilena y sacó un testazo muy complicado que se clavaba en el ángulo superior derecho del pórtico rojo, pero el capitán apareció con una estirada gigantesca para sacar el balón y dejar las cosas 0-0.
El último tiempo extra tuvo a dos equipos un tanto especulativos, con una Argentina más suelta en ataque, pero que nunca pudo romper el bloque defensivo chileno, apostando a los lanzamientos penales.
En la tanda desde los doce pasos todo se veía oscuro para el equipo de Pizzi, pues Arturo Vidal desperdició el primer disparo, bien tapado por Romero, pero se le vino la noche a Argentina cuando Lionel Messi erró el suyo, enviándolo por sobre el horizontal.
Luego marcaron Nicolás Castillo y Javier Mascherano, dejando las cosas 1-1; acertaron Charles Aránguiz y Sergio Agüero para el 2-2, Jean Beausejour marcó el 3-2 y Lucas Biglia sucumbió ante la presión, rematando sin convicción para el lucimiento de Bravo.
Con todo a su favor Francisco Silva se paró al frente del balón y con mucha personalidad lo clavó en el fondo del pórtico decretando el segundo título de Chile en la Copa América, desatando la euforia en todos los nacionales, que pueden sentirse una vez más ganadores, al igual que hace un año.
Las figuras de Chile en la Copa
Nuevamente ante Argentina, pero esta vez en Nueva Jersey, la selección chilena se consagró en un torneo continental. Esta vez, en la Copa América Centenario, el seleccionado dirigido por Juan Antonio Pizzi logró su segundo trofeo en dos años, confirmando que el certamen subcontinental obtenido en julio del año pasado no fue casualidad. Con nuevos jugadores en la nómina, pero con unos puntales definidos. Estos fueron, los cuatro mejores de la Roja en la Copa.
Arturo Vidal
El «Rey» jugó una notable Copa. Con el despliegue acostumbrado, Vidal demostró que ofensivamente también es un real aporte anotando dos goles claves en la sufrida victoria ante Bolivia en Boston, por la segunda fecha de la fase de grupos. Su impetú contagió a sus compañeros, aunque también le jugó una mala pasada: sufrió en una caseta la semifinal disputada ante Colombia luego de quedar suspendido por tarjetas amarillas ante México en la inolvidable goleada 7-0.
Alexis Sánchez
El tocopillano mostró un gran nivel en Estados Unidos. Fue uno de los líderes en el ataque y logró combinar el desequilibrio individual con el juego colectivo para obtener resultados. Anotó tres goles (dos a Panamá y uno a México) y participó en dos asistencias.
Eduardo Vargas
Fue de menos a más en el certamen. Tanto así, que se coronó como el goleador de la Copa. Su mejor partido fue en los cuartos ante México donde anotó cuatro goles. Antes, frente a Panamá, había evidenciado un alza en su juego con un doblete y una gran asistencia a Alexis, que marcó uno de los mejores goles de la Copa.
Charles Aránguiz
El «Príncipe» tuvo una situación parecida a Vargas. Tuvo un discreto cometido ante los argentinos en el debut pero levantó su nivel, convirtiéndose en la figura del partido ante Colombia, en el que debió tomar la responsabilidad del mediocampo por las bajas de Díaz y Vidal. El ex Universidad de Chile terminó la Copa como lo hizo en la final de temporada con el Leverkusen, brillando.
Claudio Bravo
El capitán de Chile no tuvo un buen inicio pero se redimió de manera impresionante en las eliminatorias directas. Tras recibir siete goles en la fase de grupos no volvió a sufrir anotaciones en contra, y en la final demostró su jerarquía al atajar una pelota increíble a Agüero y después tapar un penal en la definición.
Estadísticas
Argentina (0-2 en penales): Sergio Romero; Gabriel Mercado, Ramiro Funes Mori, Nicolás Otamendi, Marcos Rojo, Lucas Biglia, Ever Banega (111′ Erik Lamela), Javier Mascherano, Lionel Messi, Gonzalo Higuaín (69′ Sergio Agüero), Angel Di María (57′ Matías Kranevitter). DT: Gerardo Martino.
Chile (0-4 en penales): Claudio Bravo; Mauricio Isla, Gonzalo Jara, Gary Medel, Jean Beausejour, Charles Aránguiz, Arturo Vidal, Marcelo Díaz, Eduardo Vargas (108′, Nicolás Castillo), Alexis Sánchez (103′ Francisco Silva), José Pedro Fuenzalida (79′ Edson Puch). DT: Juan Antonio Pizzi.
Tarjetas amarillas: Mascherano, Messi, Kranevitter, Díaz, Vidal, Beausejour, Aránguiz.
Tarjetas rojas: 28′ Marcelo Díaz y 42′ Marcos Rojo.
Arbitro: Heber Lopes (BRA)
MetLife Stadium de Nueva Jersey, Estados Unidos.
Penales
– Chile:
(X) Arturo Vidal
(O) Nicolás Castillo
(O) Charles Aránguiz
(O) Jean Beausejour
(O) Francisco Silva
– Argentina:
(X) Lionel Messi
(O) Javier Mascherano
(O) Sergio Agüero
(X) Lucas Biglia
(O): Acertó su lanzamiento.
(X): Erró su lanzamiento.