En lo que asegura es la primera entrevista que concede en diez años, Alvaro Corbalán sostiene que no tiene miedo: «un militar que tenga miedo, no puede ser militar. Y yo soy militar y soy un soldado probado en los hechos». Entonces, alguien miente: ¿no es que estaba angustiado, estresado, con tendencias suicidadas y dispuesto a declararse en huelga de hambre?. Hummmm.
Corbalán tras 10 años de silencio: “Quisieran verme ahorcado en Plaza de Armas, pero tampoco quedarían satisfechos”
Francisco Valenzuela
<script async src=»//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js»></script>
<!– Banner Articulos –>
<ins class=»adsbygoogle»
style=»display:block»
data-ad-client=»ca-pub-2257646852564604″
data-ad-slot=»2173848770″
data-ad-format=»auto»></ins>
<script>
(adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});
</script>
El ex jefe operativo de la Central Nacional de Informaciones (CNI) otorgó a El Dínamo la que asegura es su primera entrevista en una década. No elude su responsabilidad en los casos en los que la justicia ya se ha pronunciado, pero también opina de otras cosas: cree que el país se está yendo “al despeñadero”, asegura no tener información del lugar donde se encontrarían detenidos desaparecidos y consideraría “repudiable” que alguien negociara rebajas en su condena a cambio de estos antecedentes. Respecto del rencor que a su juicio explica la agresión que sufrió en la Cárcel de Alta Seguridad, sería responsabilidad tanto de la prensa, como de los defensores de los DD.HH., quienes a su juicio “viven de los ‘negocios humanos’”.
Hace exactamente 29 años, entre el 15 y 16 de junio de 1987, se desarrolló un macabro operativo de la Central Nacional de Informaciones (CNI). Gran parte de la plana mayor del Frente Patriótico Manuel Rodríguez se iba a reunir en Santiago. Era la “oportunidad”. Era el momento en el que el organismo de exterminio pretendía “eliminar” a la mayor cantidad de líderes del FPMR como venganza por el atentado a Augusto Pinochet.
Doce personas murieron de forma salvaje durante esos días en la “Operación Albania”, conocida también como la matanza de Corpus Christi. Varios de ellos fueron ejecutados mientas estaban de rodillas.
En esa época la CNI era encabezada por el general Hugo Salas Wenzel, quien dio la orden al jefe operativo del organismo, Álvaro Corbalán Castilla, para que llevara adelante este procedimiento.
Corbalán, de acuerdo al programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, además de una condena perpetua, suma 63 años de presidio y figura no sólo en este caso: también en los asesinatos del dirigente sindical Tucapel Jiménez, de Paulina Aguirre Tobar y el periodista José Carrasco Tapia (ambos del MIR), el militante del PC Juan Luis Rivera Matus y del carpintero Juan Alegría Mundaca, entre muchos otros.
Además, cuenta con procesos y acusaciones por secuestro, torturas y homicidios.
El año pasado, el 20 de noviembre del 2015 se dio un anuncio que causó revuelo en el país. Pese a que el gobierno insiste en que, en palabras de la ministra de Justicia, Javiera Blanco, “Punta Peuco no es un recinto extraordinario, es una cárcel más”, era la primera vez en la que un preso por haber participado en brutales casos donde se ejecutó, se secuestró, se torturó o se hizo desaparecer personas, iba a ser trasladado a una cárcel común desde un penal construido excepcional y especialmente para recibir a condenados por delitos contra los Derechos Humanos.
Quien fuese el ex jefe operativo de la CNI fue relocalizado desde el penal Punta Peuco hasta la Cárcel de Alta Seguridad, después de que se le encontrara un chip de teléfono, cosa que ya había ocurrido anteriormente. Varias veces.
El teniente en retiro estuvo internado entre el 1 y el 4 de febrero en el Hospital Militar, para constatar su estado de salud. Asegura que sufre de diabetes, cáncer y “otras patologías graves”. Volvió a acaparar titulares cuando fue agredido por Joaquín García, uno de los investigados por el nuevo caso Bombas, el que le pegó un cabezazo.
También se reveló un informe sicológico de Gendarmería en el que se habla de la angustia que sufre. Que ha bajado de peso y que incluso podría presentar una tendencia suicida desde el comienzo de su estadía en la Cárcel de Alta Seguridad.
Los casos ante los cuales la Justicia ha comenzado a reconsiderar los informes sicológicos de los presos por delitos de lesa humanidad se han empezado a suceder y los tribunales del país también se deberán pronunciar respecto de la situación de Corbalán, hoy de 64 años. Pero pese a todo lo anterior, el militar en retiro asegura que su traslado desde Punta Peuco a la CAS no fue una situación injusta.
“La imparcialidad no es la característica por la que se destaca su diario electrónico cuando se trata de miembros de las Fuerzas Armadas y Carabineros”, aseguró ante los requerimientos de El Dínamo. Pese a eso, otorgó la que asegura que es su primera entrevista en más de 10 años, excusándose de “las letras manuscritas, pero en la celda solitaria, aislado e incomunicado a que me tienen sometido, no tengo otra alternativa de enlace“.
<script async src=»//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js»></script>
<!– Banner Articulos –>
<ins class=»adsbygoogle»
style=»display:block»
data-ad-client=»ca-pub-2257646852564604″
data-ad-slot=»2173848770″
data-ad-format=»auto»></ins>
<script>
(adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});
</script>
En las respuestas que entregó desde la Cárcel de Alta Seguridad, condena el “Milicogate”, pero destaca que las irregularidades de este caso fueron un hallazgo del mismo Ejército. Confía en que la situación del ex comandante en jefe Juan Miguel Fuente-Alba se resolverá.
Opina que las reformas del gobierno “a la mayoría no le interesan”. Asegura que no ha eludido responsabilidades, pero que algunos de sus superiores no han estado a la altura de las circunstancias y plantea que el rencor que existe contra los militares –el mismo con el que aseguró comprender la agresión en su contra por parte de Joaquín García– por las violaciones a los Derechos Humanos “no es fácil erradicarlo, y gran responsabilidad la tienen un número importante de periodistas de prensa, radio y televisión que con lo que publican hacen que nos odiemos sin siquiera conocernos”.
– ¿Cree usted que está sufriendo una situación injusta, con el traslado desde Punta Peuco a la Cárcel de Alta Seguridad?
– No. Cometí la falta de mantener vía celular un vínculo con mi familia que es irrenunciable. De hecho mi madre falleció 8 días después de incautado el celular y ella hacía tres años que estaba postrada en cama, imposibilitada de visitarme. En 25 años de privación de libertad he cometido esta misma falta, tres veces, pero jamás he empleado esa comunicación para hechos ilícitos o alguna acción contra Gendarmería. ¿Gendarmería, no debiera incentivar el vínculo familiar de los reclusos? Estuve bien sancionado, pero ese castigo lo purgué el 18 de enero de 2016. Desde esa fecha en adelante, la situación carcelaria que se me impone es arbitraria e ilegal, con graves transgresiones a mi seguridad personal que no se conocen, y deterioros en mi salud que deberán asumir los responsables. A ningún recluso del país, por esta misma falta que ocurre a diario en los penales, con incautación de miles de celulares, a ninguno de ellos se les ha aplicado el mismo rigor que se mantiene desde hace 7 meses conmigo. ¿La administración penitenciaria no es la misma que se debe aplicar en todo el país?
– ¿Ha sentido miedo?
– Un militar que tenga miedo, no puede ser militar. Y yo soy militar y soy un soldado probado en los hechos. Le aclaro que tampoco le tengo miedo al frío, pero en invierno me pongo abrigo.
– ¿Considera injusto que algunos militares procesados por delitos de lesa humanidad como los que enfrentó usted, no hayan podido acceder a beneficios carcelarios?
– Su pregunta tiene una afirmación que no es real, error muy reiterado en los medios de comunicación social. No hay ningún uniformado condenado por delitos de lesa humanidad. Esa ley promulgada el año 2009, deja expresa constancia que no puede tener efectos retroactivos. Sí, es efectivo, que a los condenados por DD.HH., no se les permite acceder a beneficios, pero ya la Corte Suprema ha tomado medidas por cuando quien cumple los requisitos, no es legal que no se le otorguen.
– Usted en la carta a Joaquín García le hace presente que generaciones como las de él (20 años) continúan teniendo rencor. ¿Cree que con los antecedentes que existen, ese rencor del país alguna vez desaparecerá?
– Desgraciadamente el rencor no es fácil erradicarlo, y gran responsabilidad la tienen un número importante de periodistas de prensa, radio y televisión que con lo que publican hacen que nos odiemos sin siquiera conocernos. Hacen prevalecer el engaño porque la verdad no vende. La historia se está tergiversando y se analiza con criterios actuales y no en el contexto histórico de lo ocurrido. Mantener el odio vigente es un negocio muy lucrativo. Hay muchos que dicen defender los DD.HH. y viven de los “Negocios Humanos”.
– ¿Qué está dispuesto usted a hacer para erradicar aquel rencor?
Mi aporte es muy modesto e intrascendente, pero ese esfuerzo lo vengo haciendo desde hace años. Revise mis declaraciones, mi contribución en Tribunales a diferentes Ministros, incluso con una canción de la que soy autor, compositor e intérprete titulada “Reencuentro”. Esa canción se hizo pública en un servicio Ecuménico que presidió el ex Vicario de la Solidaridad y el pastor Pablo Álvarez, con testimonios de la hija de un desaparecido y la hermana de un oficial de carabineros preso en Punta Peuco. Estos hechos no son noticia, nadie los publica, pero son aportes irrefutables que responden su interrogante. Anecdóticamente le cuento que Agrupaciones de DD.HH. afirmaron que gendarmes me habían sacado en la maleta de un auto y me llevaron a la Iglesia para cantar el tema. Terminé declarando, como habitualmente sucede conmigo y felizmente había un video de la ceremonia religiosa donde se demostró que fue interpretada por la soprano Teresa Bas.
– ¿Usted estaría dispuesto a negociar más información, como se ha sugerido en artículos de prensa, respecto de la localización de detenidos políticos desaparecidos? ¿Dispone usted de aquella información?
– Esta pregunta parte de una premisa falsa. No tengo información sobre detenidos desaparecidos y es un infundio lo que se ha dicho sobre este tipo de negociaciones que consideraría repudiables. La información a la que tuve acceso, directivas, orgánicas, correspondencia, DVD’s, documentos internos de CNI, etcétera, han sido entregadas por mí en los procesos que se han llevado en tribunales y lo hice como un aporte a la verdad histórica de lo sucedido en Chile. Hay medios de prensa que siguen mintiendo y en nuestro país las cosas que se repiten se dan por ciertas y resulta que más importante que la verdad es lo que a la gente le hacen creer.
– ¿Se arrepiente de los hechos por los que los tribunales determinaron dejarlo preso?
– En los hechos por los que he sido condenado y en que efectivamente tengo participación, jamás los he eludido y he asumido mi responsabilidad sin abandonar a mis subalternos. Pero, hay sentencias por presunciones en situaciones que ni siquiera sé de qué tratan. Un comandante debe asumir los éxitos y el fracaso de su tropa, pero lastimosamente he tenido algunos superiores ausentes que no han estado a la altura de las circunstancias. Una vida humana me merece el mayor de los respetos. Los militares cumplimos órdenes y en cumplimiento de ellas hicimos inteligencia preventiva, evitamos numerosas acciones terroristas, homicidios, artefactos explosivos y salvamos la vida de muchos inocentes. Estoy arrepentido de no haber sido más eficiente para que se hubieran evitado sucesos ocurridos que afectaron a ambos bandos en pugna. Por ambos bandos debemos estar conscientes del mal causado y en el caso de los miembros de las FF.AA. y de Orden no podíamos eludir el rol protagónico que nos dispusieron.
– ¿Cree usted que morirá preso?
– ¡Dios sabrá! En todo caso tengo un plus por sobre mis camaradas de armas en prisión. Estoy privado de libertad desde 1991, un cuarto de siglo, en condiciones de salud muy precarias, cáncer, diabetes y otras patologías graves. Muchos quisieran verme ahorcado en la Plaza de Armas, pero eso tampoco los satisfaría.
– ¿Qué opinión le merece el caso “Milicogate” y las recientes acusaciones contra Fuente-Alba?
– El “Milicogate” es un hecho que desapruebo y que en Instituciones tan grandes son situaciones aisladas, pero que inevitablemente suceden. Lo que sí rescato y que poco se dice al respecto, es que estas irregularidades fueron detectadas por la propia institución y fue el Ejército quien las denunció a la Justicia. En lo referido al General Fuente-Alba, estimo que está inserto en recursos familiares que no se han considerado y tengo confianza que demostrará su inocencia.
– Los diputados del PC propusieron financiar educación y salud pública con fondos de la Ley Reservada del Cobre. ¿Qué opina?
– Habitualmente no concuerdo con las proposiciones de personeros de cúpulas del PC, haciendo la salvedad que tengo muy buenos amigos, militantes en ese Partido, con quienes nos respetamos pese a nuestras diferencias ideológicas. Respondiendo derechamente su pregunta, le digo que particularmente prefiero sea perjudicada mi educación y mi salud a que nuestros vecinos nos quiten soberanía, sigamos entregando mar y territorio soberano. La Defensa Nacional es de absoluta prioridad. Como muy bien se dijo, no podemos tener músicos sin instrumentos. No me gusta depender de resoluciones de Cortes Internacionales, con jueces extranjeros que no han estado en Chile ni conocen nuestra Historia Patria, las vidas y sangre derramada por nuestros antepasados en resguardo de Chile. Tengo la certeza que durante la presidencia de nuestro General Pinochet no nos habrían denunciado ante La Haya y que el Almirante Merino no habría permitido perder soberanía marítima.
– ¿Tiene opinión de cómo actualmente está el país? ¿Casos de financiamiento irregular en la política? ¿Reformas del gobierno?
– Lamentablemente estoy al tanto que vamos al despeñadero y sufro con ello. Al margen del color político que tienen los gobiernos, siendo un patriota siempre querré que a Chile le vaya bien. Ojalá hagan las rectificaciones, los que hayan cometido irregularidades se les sancione y el Ejecutivo no siga obstinado con un programa y reformas que a la mayoría no le interesan.
Fuente: El Dínamo