El ex subsecretario de Minería durante el gobierno de Sebastián Piñera, Pablo Wagner, afirmó en su declaración ante la Fiscalía que el fallecido empresario y economista Ernesto Silva Bafalluy, padre del diputado y presidente de la UDI Ernesto Silva Méndez, fue quien le pedía boletas de terceros por servicios no prestados para el financiamiento de campañas políticas, como la que emitió su cuñada Carolina de la Cerda a SQM y por la que recibió siete y medio millones de pesos que fueron a parar, en 2010, a la campaña senatorial por la Quinta Región Costa del ex ministro de Desarrollo Social Joaquín Lavín.
“Yo no la solicité, se la solicitó un tercero, específicamente Ernesto Silva Bafalluy, supongo que para apoyar campañas políticas”, dijo Wagner en la versión que entregó al Ministerio Público. y que dio a conocer este jueves el diario El Mercurio.
Agregó que Silva Bafully “me había pedido previamente el nombre de algunas personas que pudieran dar boletas para campañas políticas. Yo le dí el nombre de mi cuñada”.
Asimismo, detalló que “este dinero, según me enteré hace pocas semanas, Carolina lo repartió en tres partes, ignoro si son iguales, me parece que no, girando cheques a Ernesto Silva Bafalluy, Lorena Espinoza, que es la secretaria de Joaquín Lavín, y a Cristina Bitar, que estaba participando en la campaña senatorial de Lavín”.
En su declaración ante la Fiscalía Oriente, Wagner también se mostró dispuesto a “corregir el daño causado” y atribuye sólo a “errores” sus actuaciones que lo mantienen ad portas de ser formalizado por cohecho tras recibir pagos de Penta mientras ejercía su cargo en el gobierno para, supuestamente, facilitar la tramitación del proyecto minero Dominga, como lo señaló el ex gerente general de Penta, Hugo Bravo, lo cual negó.
Sin embargo, admitió haber aportado varias “ideas” para Dominga mientras estuvo en el cargo.
Como consignó El Mercurio, en su declaración reservada del 9 de enero, Wagner rechazó que los pagos que recibió por parte de Penta hayan sido para favorecer al proyecto Dominga, ya que son parte de los 42 millones que se le debían por el finiquito voluntario al retirarse del holding.
«Eso no quedó escrito con nadie, fue una conversación verbal con Carlos Eugenio Lavín», manifestó.
Al estar ejerciendo su cargo público, conversó con Lavín «para reactivar el tema del finiquito voluntario de los 42 millones, y me dice que podríamos hacer algo de clases en la Universidad del Desarrollo, de manera de tener un ingreso fijo con actividad docente, que podrían ser ciertas horas al mes, en torno a las 40 horas».
Aunque esto no resultó, «hablo con Hugo Bravo, y me dice que a través de una boleta de un tercero por tres millones bimensuales se me va a pagar y que las tengo que girar a tres sociedades distintas por 14 meses», aclaró.
Asimismo, indicó que el hecho de que “el último pago fuera el mes anterior a mi salida de la subsecretaría se debe a que ahí terminaron los pagos, y aunque hubiera seguido siendo subsecretario, no me habrían pagado más”.
“Yo no cuestioné que se me pidiera la boleta de un tercero. Entendí que no podían ser boletas o facturas mías, porque no se pueden tener ingresos distintos a la docencia en un cargo público, pero este finiquito fue diseñado así, y reconozco que fue un error (…). Además, no se firmó ningún documento por esto. Yo no debí haber aceptado este procedimiento”.
En la declaración, Pablo Wagner también reconoce que recurrió a boletas falsas por servicios que no eran reales y que el objetivo era “rebajar el gasto tributario”.
“En el año 2009 le pregunté a mi cuñada María Carolina de la Cerda Íñiguez si tenía boletas de honorarios y si me podía ayudar pasándome algunas cuando las necesitara (…). La idea era generar un beneficio tributario en las sociedades en las que yo participaba y para ella porque significaba una recuperación de los impuestos, en el sentido de rebajar la base imponible”.
Dijo que también su esposa, Irene de la Cerda, le facilitó boletas para la empresa Génesis en 2013 “por alrededor de dos o tres millones de pesos, no recuerdo el monto exacto, con el fin de generar un beneficio tributario para la empresa”.
“Estoy consciente de que hay un error que lo voy a reparar de la forma que el SII me indique”.
Sobre lo anterior enfatizó: “Declaro la intención de colaborar con la investigación –aunque he tomado conocimiento de la existencia de esta querella (del SII) pocos momentos antes de iniciar esta declaración y sin conocer con detalle su contenido, si bien se me ha dado una copia– de corregir el daño causado y reconocer el error que cometí de los temas tributarios”.