En una funambulesca entrevista a El Mercurio, pero no por ello menos interesante e instructiva, el General Director de Carabineros, Bruno Villalobos Krumm, perpetró a la perfección el rito del poder sorprendido en falta: «yo nunca supe»; «los culpables son traidores a los valores de la institución»; «investigaremos hasta las últimas consecuencias».
«Que nos juzguen, al final, por la forma en que estamos enfrentando esta crisis y por el cuerpo de Carabineros que tendremos al término de este camino», clamó Villalobos.
De entrada, el general director de Carabineros invoca un derecho que tanto su institución como la superestructura jurídica del Estado le niegan a la ciudadanía, en especial a la más carenciada y precaria: reclama el derecho universal a la presunción de inocencia, mientras no se pruebe lo contrario.
Es casi innecesario consignar que las furibundas acusaciones de Villalobros contra los «traidores», atropellan ese derecho; que además, en Chile, como en todo, está desigualmente distribuído.
Los delincuentes de cuello y corbata pagan generosas remuneraciones a los mejores estudios jurídicos de la plaza, especializados en torcerle el espíritu a la ley, en nombre de su letra, duchos y experimentados en el dudoso principio de que pleito que no se gana, se enreda.
Esa compra de tiempo, además de la distribución de espléndidas prebendas y canonjías en todos los planos del engranaje, explican que los procesos por corrupción de alto coturno desembocan en la abrumadora mayoría de las veces, en la más descarada impudidad.
Pero en este punto, el general Villalobos se equivoca. En la axtensa entrevista de dos páginas concedida a un suplemento dominical de El Mercurio, evitó con cuidado casi maniático cualquier referencia al principio de la responsabilidad de mando, sin perjuicio de que el periodista tampoco se lo preguntó.
Peor aún, se repliega en una figura equívoca:
«La Presidenta me entregó la enorme responsabilidad de dirigir Carabineros hace casi dos años, y estoy seguro de que espera que yo enfrente y resuelva estas graves situaciones. Es mi compromiso con la Presidenta, con Chile y con los carabineros, y no los voy a defraudar».
Villalobos miente. La Presidenta no le ha entregado nada. Es la Constitución la que le asigna una impunidad garantizada por cuatro años, salvo acusación constitucional.
En la entrevista a El Mercurio no perdió oportunidad de recordar que le restan dos años en el cargo. Pero eso es impensable sin apoyo político; más aún cuando no puede controlar la demanda horizontal de renuncia basada en el principio de la responsabilidad política. En la práctica tanto él como el aquiescente autor de la entrevista soslayan ese decisivo principio, en virtud del cual a Villalobos no le queda otra opción que la renuncia.
A diferencia del principio de la responsabilidad jurídica, que exige el peso de la prueba como condición de la condenar, el principio de la responsabilidad política remite a la calidad del desempeño de un funcionario y supone un juicio de valor que un gobernado atribuye a los actos de poder de un gobernante.
Max Weber invoca el principio del «pequeño número»; esto es, la superior capacidad de maniobra de los pequeños grupos dirigentes, garantiza la responsabilidad política frente al público. Dicha responsabilidad se volatilizaría por completo en una asamblea policéfala gobernante. Por consiguiente, la responsabilidad política vendría a ser la sanción democrática al mal desempeño funcionario.
En el caso de Villalobos, la responsabilidad política aflora por angas, pero también por mangas.
En efecto, la investigación de la Fiscalía lleva ya 51 funcionarios de Carabineros formalizados, muchos de ellos de alta graduación. Versiones periodísticas sugieren que ese número pasará el centenar. En suma, y por decir lo menos, se trata una extendida red de corrupción al interior de la institución encargada de resguardar la ley.
En una institución vertical y altamente jerarquizada, es difícil creer que el alto mando ignoraba la existencia de esta extendida red de corrupción. Y de ser así, peor: implicaría que el mando es chapucero e incompetente, más aún cuando el general Villalobos, a la fecha de los hechos, desempeñaba la dirección de la Inteligencia de Carabineros. O sea, si me lo dejan me mata, y si me lo quitan, me muero.
Enseguida, es obvio que Carabineros requiere con urgencia una profunda reestructuración, y no lo es menos que Villalobos carece de la estatura moral y la legitimidad para encabezarla.
No obstante, Villalobos aprovechó el espacio político que le brindó El Mercurio para difundir; desnuda, la doctrina del poder.
«Nada es más desmoralizador para nuestros carabineros que sentirse abandonados en la calle, expuestos a la violencia y a las peores agresiones físicas y verbales, sin poder reaccionar ni cumplir con lo que consideran su deber, con lo que efectivamente es su obligación. Se ha construido todo un sistema para inhibir la acción policial y permitir que en la lucha por el orden público actuemos en desventaja. Esto sí que resulta incomprensible para nuestros hombres y mujeres».
En otras palabras, el viejo y conocido chantaje: déjennos con las manos libres para cumplir con nuestra misión, así sea al precio de atropellar los derechos humanos, porque todo lo que nos regula, implica inhibir nuestra eficacia en la lucha contra el delito.
Convendría recordarle a Villalobos, que en este caso, los delincuentes vestían de verde, de manera que ningún sentido tiene su admonición.
En suma, la suerte de Villlobos está echada: es altamente probable que renuncie antes de 2018, pero también que si así lo hace, no se le formularán cargos.
Ya se sabe: hoy por mí, mañana por tí, y el miércoles por la alameda.
Bruno Villalobos, general director de Carabineros: «No elegiré el camino fácil de irme a retiro sin resolver este problema»
M. Soledad Vial y Álvaro Valenzuela
«Lo ocurrido nos avergüenza, pero les pido a los chilenos que nos juzguen, al final, por la forma en que estamos enfrentando esta crisis y por el cuerpo de Carabineros que tendremos al término de este camino», plantea, descartando cualquier posibilidad de renuncia y comprometiéndose a ser «implacables con quienes traicionaron su juramento». «Estos señores Echeverría, Paz y Morales están actuando por desesperación, pero las mentiras, trascendidos y acusaciones sin respaldo quedarán rápidamente al descubierto» «No descansaremos hasta que se haga justicia y hasta recuperar la confianza de nuestros compatriotas. Exterminamos un tumor maligno; ahora tenemos la obligación de garantizarle al país que estamos sanos».
-¿Ha pensado en renunciar tras irse revelando la envergadura del fraude en el escalafón de Intendencia de Carabineros?
-La gente tiene derecho a opinar. Lo único que puedo decir es que por ningún motivo voy a eludir mi responsabilidad de conducir esta institución, más aún cuando está en juego reivindicar nuestra historia y tradición. La Presidenta me entregó la enorme responsabilidad de dirigir Carabineros hace casi dos años, y estoy seguro de que espera que yo enfrente y resuelva estas graves situaciones. Es mi compromiso con la Presidenta, con Chile y con los carabineros, y no los voy a defraudar.
-¿No corresponde hacer efectiva la responsabilidad de mando, la del que está a cargo de la institución?
-Me remito a lo que les dije.
El general Bruno Villalobos se levanta de su asiento y da por concluida la conversación.
Es la primera vez que aborda a fondo con un medio la grave situación suscitada luego de detectarse el millonario fraude en Carabineros, que según las últimas estimaciones involucra montos por sobre los $19 mil millones, y que ha significado la baja de 58 miembros de la policía uniformada. Ciertamente, no son días cómodos para el general director de la que era hasta ahora -y según todas las encuestas- la institución más valorada por los chilenos.
Siempre cordial, pero firme, insiste en advertir el poco tiempo de que dispone para hablar con «El Mercurio», aunque quedan preguntas sin formular sobre el escándalo que comenzó en marzo. Es viernes en la tarde y, explica, se encuentra preparando la cuenta que el lunes rendirá en La Moneda sobre los avances en el plan de reformas con que Carabineros busca enfrentar la crisis (ver recuadro). Antes había pedido un temario con los temas a tratar en la conversación.
Dice que su vida dio un giro desde el 6 de marzo -«imagínense lo que son mis días y mis noches»-, pero también que es «hombre templado y sé cómo ganar las batallas a la delincuencia».
Reitera varias veces que nunca imaginó esta «traición por la espalda» y que, como la mayoría de los chilenos, «siento que esta situación ha sido muy dolorosa, muy impactante».
En una semana marcada por la filtración de las declaraciones ante la fiscalía del ex jefe de Finanzas, general (r) Flavio Echeverría, Villalobos tampoco esconde su molestia con el ex uniformado. En su relato de cómo se fue enterando del fraude y de su magnitud, así como de las conversaciones con Echeverría, la palabra «delincuente» aparece más de una vez. También, su pesar por la situación que hoy vive Carabineros.
«Reconozco que como general director y como institución fallamos. Me duele decirlo, pero tengo que reconocerlo. Les pido perdón a los chilenos por lo ocurrido; nos avergüenza. Pero les pido que nos juzguen, al final, por la forma en que estamos enfrentando esta crisis y por el cuerpo de Carabineros que tendremos al término de este camino», reflexiona.
«Cualquier control habría sido insuficiente»
-Usted asumió en septiembre de 2015 y en noviembre hizo cambios en el área de finanzas. ¿Tenía algún indicio de que había algo que no estaba funcionando bien?
-No tenía ninguna posibilidad ni siquiera de imaginar o sospechar una situación como la que se ha conocido. Los cambios que me señalan tienen relación con aquellas mejoras que yo quería realizar a la labor cotidiana de Carabineros, especialmente en el fortalecimiento de los mecanismos de control interno. Uno fue el traslado de remuneraciones y su control de cuentas a la Dirección Nacional de Personal. Es probable que esta y otras decisiones hayan provocado nerviosismo y presión a este grupo de delincuentes, lo que los llevó a cometer errores.
-¿Cuál fue la primera información concreta que usted tuvo?
-En octubre del año pasado, cuando el fiscal Campos, de Punta Arenas, recibe la denuncia de la Unidad de Análisis Financiero, por movimientos sospechosos en la cuenta corriente del capitán Ávila, y le encarga al Departamento OS 7 que investigue el caso. Desde ese mismo instante di instrucciones precisas para llegar al fondo. Entre octubre y hasta marzo, el ex general Echeverría negó en todo momento su participación, mostrándose tan sorprendido como yo. Él insistió en esta posición por mucho tiempo; incluso, según entiendo, en el primer interrogatorio como imputado con el fiscal.
-¿Sabemos hoy la dimensión completa del fraude, o podría seguir aumentando?
-Tengo una prohibición legal de hablar, pero sí puedo decirles que hay dos investigaciones, una administrativa y una judicial, que van en paralelo y con tiempos diferentes. He dado señales de las posibles cantidades, que bordearían los $20 mil millones hasta ahora. Hemos desvinculado a 58 funcionarios, y los implicados en el sumario -incluidos testigos y civiles- serían aproximadamente 100.
-¿No puede descartar que esto pueda seguir creciendo?
-No lo puedo descartar. Deben faltar alrededor de 2 o 3 años de revisar para completar el sistema y dar certeza respecto de las personas y dineros involucrados.
-¿Dañó la capacidad de detectar estas situaciones que en el período del ex director González Jure se eliminara el OS 4, Asuntos Internos, y se transfiriera esa responsabilidad a la Inspectoría General?
-Esa medida se adoptó para responder a requerimientos de seguridad que implicaban liberar personal de tareas internas para colocarlos en las operativas, en la calle. Por lo demás, no se eliminó; cambió de dependencia.
-Específicamente, ¿qué atribuciones tenía la Dipolcar para controlar los bienes e inversiones de jefes y oficiales?
-Ninguna. De acuerdo a la legislación que aún nos rige, no tenemos herramientas para realizar acciones intrusivas que permitieran obtener antecedentes valederos respecto de jefes, oficiales o carabineros. Seguir insistiendo en esto es injusto, porque aunque ahora pareciera algo de sentido común, nunca nadie imaginó una traición de esta magnitud con un general a la cabeza. ¿Cómo un hombre con esta frialdad y con esa capacidad para fraguar delitos pudo llegar a general? No me lo explico. No puede volver a ocurrir.
-¿Pero no le sorprende que nunca lo detectaran, que todos los controles fallaran?
-Ahí también ha habido un malentendido: en Carabineros siempre han existido controles, pero cualquiera habría sido insuficiente para la envergadura de esto. Esta gente conocía los sistemas computacionales de Carabineros, tenían conexiones con otros organismos, según he visto en la prensa; tenían un conocimiento cabal, y por eso no pudimos llegar a ellos. Y no solamente nosotros.
-Se dice que cuando un carabinero se casa, se investiga toda la historia de su novia, y hasta de su familia. ¿Por qué sabían, en cambio, tan poco de sus altos oficiales?
-Es un mito, porque eso efectivamente ocurría, pero hace muchos años se suprimió, porque iba contra la norma de la vida privada. A eso me refiero cuando digo que la inteligencia no tiene atribuciones.
-¿Conoce el antiguo dicho que había en Carabineros, de que si un miembro de Intendencia se tira a un precipicio hay que seguirlo porque «algo hay abajo»? Si existía esa percepción de Intendencia, ¿por qué nunca se encendieron las alarmas?
-No lo conozco. Y aseverar eso es hablar mal de los 200 funcionarios de Intendencia que cumplen su labor a diario y de buena forma. Uno podría pensarlo hoy cuando conocemos el patrimonio que han mostrado ellos (los implicados en el fraude), pero qué atribuciones tenemos nosotros para revisar ese patrimonio, y obviamente ellos no iban a declarar una situación de ese tipo.
-¿Cómo calificaría la calidad de las prácticas y controles internos en Carabineros? Contraloría hizo unas 40 auditorías de 2010 a la fecha, formuló observaciones y pidió sumarios, incluso al general (r) Echeverría, pero no hubo sanciones mayores.
-Nosotros no dejamos nada al azar; si la Contraloría informa de alguna irregularidad, la investigamos. Hay que ver cuáles son las faltas y el tiempo en que ocurrió cada caso. Si estaban prescritas, obviamente no hubo sanción, pero no es que no hayamos querido aplicarla. Y es una de las modificaciones que hemos propuesto: que las faltas prescriban a los 5 años, y no a los 6 meses, como hoy.
-¿No es que exista una suerte de protección corporativa, especialmente dentro del círculo de generales?
-No. Yo en mi periodo he echado a dos generales, no solo al general Echeverría.
-¿Tampoco «conflictos de interés»? Algunos los ven, por ejemplo, en que el general (r) González Jure sea hoy gerente de la Mutual de Carabineros cuando antes la presidió como general director.
-No, no creo que haya un conflicto de interés ahí.
-Un ex oficial que perteneció a Intendencia asegura que el fraude comenzó en 1995, cuando se adquirió una nueva plataforma computacional que posibilitó recibir los fondos fiscales para el año y luego ir captando dineros de bonos, remuneraciones, desahucios e indemnizaciones que transferían a otras cuentas sin dejar registro. ¿Tenía antecedentes de eso? ¿Piensa revisar la plataforma, o cambiarla?
-Esos son aspectos que deberán ser establecidos por la Fiscalía. Ahora bien, si tuvo que ver con la adquisición de un determinado software , es algo que también analizamos. Más allá de eso, la situación que estamos viviendo se produce porque hubo una serie de miembros de la institución que desconocieron su doctrina, enlodaron el nombre de Carabineros de Chile, traicionaron su juramento, su bandera y a los propios ciudadanos. Y eso, créanme, no se resuelve con el cambio de un software . Requiere de valentía, coraje y decisión para enfrentar esta crisis, lo que en Carabineros tenemos de sobra.
-Esa formación y ética están hoy en entredicho. ¿Es necesario reforzar esta materia en la formación de los carabineros?
-Eso es uno de los efectos más graves provocados por estos ex carabineros. Nos hirieron en lo que es nuestro principal orgullo y sello distintivo: la honestidad. Estamos haciendo un profundo proceso de revisión interna, de autocrítica, para entender en qué fallamos. Ello incluye la formación ética de nuestros oficiales y suboficiales. En paralelo, debemos dar una señal ejemplarizadora respecto a lo ocurrido, que tiene como protagonistas a un número reducido de ex oficiales de finanzas, y levantar a los más de 58 mil hombres y mujeres que entregan lo mejor de sí todos los días.
-Un equipo especializado de Carabineros colabora con la Fiscalía en la investigación. ¿Podría ello hacer ruido, puesto que finalmente los acusados son sus compañeros?
-Estamos colaborando activamente con la Fiscalía. Comprendo que para algunos pueda hacer ruido, pero somos los más interesados en que los responsables no solo se vayan de Carabineros, sino a la cárcel. La Fiscalía lleva siete meses de intensa investigación junto al OS 7, y los resultados son elocuentes.
«Los imputados creen que pueden mejorar su situación judicial entregando informaciones confusas, falsas y tendenciosas. La delación compensada se presta para estos abusos; debiera tener una sanción mayor para quien la use falsamente para distraer una investigación o tirar bombas de humo. En todo caso, sus maniobras, mensajes y la capacidad comunicacional que tienen no me amedrentan ni me van a mover un milímetro de mi obligación y firme propósito de desarticular la mafia y lavar la imagen de nuestra institución».
Echeverría «se ha revelado como una muy mala persona, un delincuente»
-Usted ha dicho que se siente traicionado por el general (r) Echeverría. ¿Cuándo dejó de creer en su inocencia?
-¡Qué quieren que les diga! Él se ha revelado como una muy mala persona, un delincuente.
-¿Y qué siente cuando todos esos ex oficiales involucrados afirman que sabían de estos delitos hace más de 20 años?
-Me da rabia e impotencia. Mientras todos los carabineros trabajábamos y nos empeñábamos en dar seguridad a la gente, estos individuos que mancharon su uniforme ocupaban su tiempo en robar y ocultar los delitos. Yo me pregunto: si había gente que sabía, ¿por qué no lo denunciaron? ¿Pensaron que iba a ser eterno, que no los pillaríamos?
-¿Qué va a hacer para recuperar la confianza perdida?
-La recuperaremos con transparencia y con verdad, siendo implacables con quienes traicionaron su juramento, y redoblando el esfuerzo diario por llevar a cabo nuestra misión. No descansaremos hasta que se haga justicia y hasta recuperar la confianza de nuestros compatriotas. Exterminamos un tumor maligno; ahora tenemos la obligación de garantizarle al país que estamos sanos.
-Hay diputados oficialistas que plantean derechamente su renuncia. ¿Va a terminar su período al frente de Carabineros? Algunos hablan de que estaría preparando su salida.
-Por ningún motivo voy a eludir mi responsabilidad y el compromiso que tengo con la Presidenta, Carabineros y todos los chilenos. Yo, al igual que la inmensa mayoría de los carabineros de Chile, hemos llevado y moriremos con una vida austera. No elegiré el camino fácil de irme a retiro sin resolver este problema. Yo no voy a renunciar; vamos a seguir el camino de la verdad y la transparencia, aunque sabemos que será durísimo.
-¿Qué efecto palpa en la tropa, en aquellos carabineros que día a día salen a la calle a cumplir su deber? ¿No es desmoralizador?
-Nada es más desmoralizador para nuestros carabineros que sentirse abandonados en la calle, expuestos a la violencia y a las peores agresiones físicas y verbales, sin poder reaccionar ni cumplir con lo que consideran su deber, con lo que efectivamente es su obligación. Se ha construido todo un sistema para inhibir la acción policial y permitir que en la lucha por el orden público actuemos en desventaja. Esto sí que resulta incomprensible para nuestros hombres y mujeres.
«Por supuesto que los ataques de ahora también duelen. Hay personas que se aprovechan y se ensañan con esta situación desde el anonimato de las redes sociales, por ejemplo, y logran sembrar confusión. Tanto, que a veces no se distingue quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Afortunadamente, en la calle constantemente estamos recibiendo el apoyo y el cariño de la gente».
Querella por video viral «Horror» es la palabra que el general director de Carabineros usa para resumir el sentimiento que le produce el viral «UPC» («Universidad del Paco Chileno») , el cual, utilizando términos injuriosos, se burla de la situación por la que atraviesa Carabineros. Villalobos cuestiona el anonimato desde el cual actúan los autores de ese tipo de acciones, pero adelanta que «ese caso puntual lo vamos a judicializar», mediante la próxima presentación de una querella.
«Las modernizaciones no nos asustan»
Además de la baja de 58 carabineros, el General Director destaca el trabajo que lleva adelante para reformar la institución. Las medidas administrativas ya están siendo implementadas, otras requieren modificaciones a la Ley Orgánica de Carabineros y otras leyes deben ser discutidas con el Gobierno antes de enviarse al Congreso.
Ha definido dos líneas de acción. La primera es denunciar y perseguir a los involucrados en el fraude. La segunda son las transformaciones institucionales que garanticen «transparencia total».
Entre ellas destaca una contraloría general con sus respectivas contralorías en cuatro macrozonas; la eliminación del escalafón de Intendencia, reasignando a sus integrantes en otros escalafones; la creación de la Dirección Nacional de Capital Humano que revisará las mallas curriculares y la formación. También, todos los oficiales y suboficiales mayores deberán presentar anualmente su declaración de intereses y patrimonio.
Asimismo, los carabineros implicados en estos y en otros delitos recibirán la degradación administrativa, que significa, entre otras cosas, la imposibilidad de ingresar a cualquier cuartel o unidad de Carabineros, de ser tratados por su grado, de utilizar instalaciones de Bienestar o de recreación, y de recibir honores en sus funerales.
Villalobos destaca especialmente la creación de un escalafón de profesionales civiles que liberará al personal uniformado, «cuya verdadera vocación es el servicio a la comunidad en la calle y no en las oficinas».
«Estoy íntimamente convencido de que a partir de este grave episodio, probablemente el más grave en democracia, la institución saldrá muy fortalecida y constituye una tremenda oportunidad para hacer todos los cambios necesarios que eviten que este tipo de situaciones se vuelva a repetir».
-¿Y respecto del área de la inteligencia que se reveló vulnerable frente a fraudes de esta envergadura?
-Creamos la Dirección de Asuntos Internos, entregándole personal y recursos para una eficiente inteligencia financiera, operaciones de inteligencia intrainstitucional y análisis permanente de la situación. Finalmente, en esta misma dirección se creará el Ombudsman institucional, como representante de la ciudadanía para velar por los intereses de las personas al interior de la institución. Para todos estos cambios es necesaria una modificación administrativa y, junto con ello, un perfeccionamiento de la ley de inteligencia.
-Se plantea que esta debe ser la ocasión para modernizar integralmente a Carabineros, incluyendo una evaluación de la función policial. ¿Lo comparte?
-Carabineros ha demostrado gran capacidad para concretar cambios, para estar a la altura de las exigencias y desafíos que nos impone la sociedad actual. Pero, por otra parte, necesitamos recuperar un rol que lentamente hemos perdido. No es aceptable que la autoridad pública pueda ser insultada y agredida. Que se tolere una anormalidad semejante es de la mayor gravedad. Por eso, les digo que las modernizaciones no nos asustan; nos parecen interesantes y las tomamos como desafíos para el mejoramiento de nuestra gestión. Siempre habrá espacios para mejorar los sistemas de evaluación.
«Yo no tengo tejado de vidrio»
-El general (r) Echeverría, en su declaración ante la fiscalía, abrió una nueva arista sobre el mal uso de gastos reservados para pagar sobresueldos. ¿Qué antecedentes tiene?
-Voy a ser muy enfático: jamás he visto un uso inapropiado de los gastos reservados. Ni cuando dirigí la unidad de inteligencia, ni tampoco desde que asumí como general director, período en el que le puedo asegurar que ningún peso de gastos reservados se ha destinado a sobresueldos».
«Duele mucho oír y leer tantos comentarios desinformados o mal intencionados, pero para mí lo que está sucediendo es bastante elocuente. Estos señores Echeverría, Paz y Morales están actuando por desesperación, pero las mentiras, trascendidos y acusaciones sin respaldo quedarán rápidamente al descubierto».
«Esto siempre pasa en las camarillas de cobardes y delincuentes cuando se enfrentan a la justicia: comienzan a mentir y a traicionarse entre ellos, buscando mejorar de alguna manera su situación procesal».
«Quiero ser claro y preciso, yo no tengo tejado de vidrio. Puedo hablarles desde la verdad. Duele cuando uno escucha tantos comentarios cuyo origen es claramente una maniobra de los delincuentes».
-Y respecto de sus antecesores en el cargo, también mencionados por Echeverría, ¿puede poner las manos al fuego?
-Confío plenamente en ellos, pero yo respondo por lo mío.
-¿Cómo puede explicar que circulen listas que señalan a la ex subsecretaria Javiera Blanco recibiendo gastos reservados de Carabineros?
-Eso no es un documento oficial de Carabineros, lo desconozco y es parte de la investigación.
Fuente: El Mercurio