por Marcelo Solervicens
Fue arrasadora la victoria de Sebastián Piñera en balotaje presidencial. El candidato derechista ganó con el 54,57 %. Alejandro Guillier de Fuerza de Mayoría obtuvo apenas 45,43%. Perdió en todas las regiones, con la excepción de Aysén, Magallanes y el voto de los chilenos en el exterior.
La BBC, inscribe la victoria del multimillonario candidato (ligado a corrupción según varios) como una nueva derrota del progresismo en América Latina.
Aumentaron en 300 mil los votantes de la primera vuelta. Se debió, según Giorgio Jacksona que la derecha “tenía mucho más hambre de triunfo que la Nueva Mayoría”. El Servel confirmó que con 51% la abstención sigue siendo la alternativa más popular, confirmando el carácter restringido de la democracia representativa chilena por una ruptura entre sociedad y política.
¿Se consagró la alternancia como señala Oscar Guillermo Garreton? Bachelet entregará como en 2010, la banda presidencial a Piñera. El partido Humanista llama a Bachelet a la autocrítica. Por primera vez, casi en un siglo, la derecha consigue ganar dos veces la presidencia mediante las urnas. Único bemol para Piñera, es que adaptó demagógicamente su programa a los temas del Frente Amplio. Otros atribuyen su victoria a su capacidad de adaptación.
Después de la derrota de la Concertación de partidos por la Democracia en 2009, del repunte de Nueva Mayoría en 2013, el derrumbe de la Fuerza de la Mayoría, termina con el interlocutor de la derecha en el sistema político de hegemonía neoliberal instalado en 1990. Se confirma según Pablo Cárdenas, el negativo balance del gobierno de Bachelet. Entrampada en una transición pactada desde 1989, las fuerzas de centro izquierda se disponen a defender lo avanzado y explorar nuevas alianzas. Ella se verá forzada a evaluar sus errores y realinearse en la calle con su base social real y potencial.
La Abstención Sigue Siendo la Opción Más Popular
El 17 de diciembre la opción más popular siguió siendo la abstención. Los datos finales del Servel confirman una a abstención del 51% de los 14.347.288 electores. Sólo votaron 7.032.585. El universo electoral de las elecciones presidenciales se mantiene en torno a 6 ó 7 millones de electores.
Ese 51% engloba a desinteresados y desengañados de la política. Los primeros viven la contradicción de ser objetos de las leyes y reglamentos, aunque no participen. Es lo característico de sistemas políticos de democracia restringida a la participación en elecciones. Parafraseando a Paul Valery, es la política que impide que la gente se entrometa en lo que le atañe. Una tendencia que en Chile no cambió con el voto voluntario, como ya lo hemos indicado.
Los segundos, los desengañados de la política, que esta vez tampoco votaron, castigaron la corrupción, la colusión entre negocios y política. Incluso el agotamiento del modeloconcertacionista por el desencuentro entre política y sociedad. Una forma de hacer política alejada de la gente. Convencidos que la elección no cambiaría esa situación.
Lo cierto es que en un sistema político de democracia restringida, la diferencia en resultados la obtiene quien es capaz de buscar nuevos electores; o en evitar que sus partidarios se abstengan.
Se trata de una necesidad en Estados Unidos y otros países de democracia restringida. El ejemplo evidente fue el de la victoria de Barack Obama en 2008: Con la consigna Yes We Can incorporó abstencionistas tradicionales como los electores afro descendientes o los jóvenes. Los 300 mil electores que se agregaron en la segunda vuelta, fueron el resultado de la máquina para hacer salir el voto de la derecha en condiciones de hegemonía en el discurso público.
El pánico por una posible victoria de Guillier unificó la derecha. Desde el apoyo desembozado de Mariana Aylwin y el ala derecha de la DC Cristiana. Pasando por RN y la UDI, incluido el apoyo del populista de derecha, Manuel Ossandon, quien forzó la inclusión de temas del Frente Amplio en el programa de Piñera. Hasta del ultraderechista José Antonio Kast, clave para el apoyo de la familia militar con promesas de perdonazo para los encarcelados en Punta Peuco y de revisar la ey de aborto a los evangélicos. Pasando por Evopoli, la nueva derecha liberal moderna, conservadora y neoliberal, pero abierta en temas valóricos.
Demagógicamente, Piñera incluyó temas como la gratuidad en educación; el mejoramiento de las pensiones; mejor salud; hasta el cambio de la corrupta ley de pesca. ¿Aplicará esas promesas? ¿Usará la retroexcavadora?
Gracias al monopolio ideológico delos medios de comunicación, incluido el popular Mostrador, ligado a la DC, la derecha consiguió imponer su narrativa de amenaza a la gobernabilidad. El miedo al caos. A que Chile se transformaría en Venezuela. En Chilezuela como en el video del The Clinic. De acuerdo al director de Criteria Research, Cristián Valdivieso, eso movió el padrón electoral a la derecha.
En efecto, la suma de los votos de la derecha en la primera vuelta, eran de 2.940.429. (Piñera: 2.417.216; Kast: 523.213). En la segunda vuelta Piñera obtuvo 3.792.126 sufragios. Aumentó su votación en 851.697 votos.
Otro dato importante, es que la derecha ganó con mayor o menor holgura en todas las regiones del país, excepto en Aysén y Magallanes y el voto más simbólico, que determinante, de los chilenos que viven en el exterior. Anécdota importante para quienes conocen la historia de Chile.
Guillier Se Derrumbó
Alejandro Guillier, aumentó su votación de 1.497.116 a 3.156.688 votos. Le faltaron sólo 441.503 votos para acumular todos los sufragios de Goïc, Beatriz Sánchez, de ME-O y Alejandro Navarro (3.598.191). De quien fueron los votos que no se trasladaron a Guillier: ¿Del Frente Amplio? ¿De la Democracia Cristiana ó de otros? Imposible saberlo.
Lo más probable es que Guillier perdió al depender del trasvasije de votos. Carlos Ominami reconoce que no bastaba con Todos Contra Piñera. Para ganar, necesitaba nuevos electores.
Para atraer votantes abstencionistas, Guillier necesitaba presentar un proyecto unificador del centro izquierda y de la izquierda los movimientos sociales contra las AFP y otras demandas de derechos sociales de salud. El corresponsal de le Monde, constató que en el último debate organizado por ANATEL, Guillier se negó a endosar los temas del progresismo y convocar quienes votaron por el Frente Amplio. No llamó a un bloque de Todos por los Cambios.
Por ello no se justificarían las rápidas acusaciones contra el Frente Amplio según Giorgio Jackson de RD. El alcalde de Valparaíso Jorge Sharp contradijo el tuit de Hugo Gutiérrez sobre los votantes engañados por la derecha. Los medios de derecha aprovecharon la polémica.
Con un candidato accidental. Con una Fuerza de Mayoría debilitada por las veleidades de la DC. Reacia a formular propuestas audaces de mejora de las condiciones de vida de grandes mayorías, a pesar de coincidir en su necesidad. Tras un mal candidato, según algunos, se perfila la urgencia de una actualización a los nuevos tiempos, tan profunda como la que permitió una transición pacífica en 1989. Una necesidad de ligarse a su base social real y potencial terminando con la ruptura entre política y sociedad.
De encabezar la exigencia por los cambios necesarios de un modelo neoliberal agotado.
¿Ahora Qué?
Ante la victoria indiscutible de la derecha volvió la arrogancia derechista. El busto de Pinochet reapareció en las celebraciones. Carlos Peña, que no vio venir el voto por Beatriz Sánchez, se burló argumentando que el legado de Bachelet, será de enterrar dos coaliciones de izquierda.
Sin embargo, el segundo gobierno de Sebastián Piñera, comienza con un piso que este no podrá cambiar fácilmente. Según Francisco Vidal, se corrió “el cerco hacia una sociedad más justa e inclusiva y que la derecha política, económica, social, cultural y mediática no va a poder retroceder”. Para que la derecha liberal realice el sueño de gobernar por varios periodos. De no verse obligada a gobernar por interpósita persona, como sueña, no debe temer las reformas y cumplir promesas, como recomienda el democratacristiano Jorge Correa Sutil.
Jorge Sharp, argumenta que pese a que el proyecto de la derecha sigue siendo el de los Chicago Boys, consiguió conectar con parte del malestar en capas medias y sectores populares. El alcalde de la Izquierda Autónoma, cree que el votante de Piñera no es ideológicamente de derecha: “se vio identificado en la perspectiva de solución de sus problemas y de la sociedad”.
Si no cumple, los cuatro años pueden pasar tan rápido para Piñera, como para Michelle Bachelet. Algunos, como Fernando Duque anuncian una crisis de régimen en dos años.
Tarea difícil.
El imprevisible electorado le negó a la derecha el control del Congreso Nacional. En la Cámara de diputados, cuenta con 72 escaños sobre 155. (30 UDI, 36 de RN y 6 de Evopoli).
Le faltan 6 escaños para la mayoría. En el Senado, la situación es semejante al contar con solo 19 de los 43 escaños. Todo dependerá de las negociaciones: ¿Con quienes?
¿Y los progresistas?
Alejandro Guillier reconoció la “dura derrota”. Y la necesidad de un tiempo de análisis y reflexiones sobre el destino de la centro izquierda.
Por lo pronto, El Partido Socialista, insiste en la defensa de lo conquistado en el gobierno de Bachelet y propone el diálogo con todos los sectores progresistas para crear una mayoría social y política comprometida con los cambios. El Frente Amplio confirmó su firme oposición ante el gobierno de Piñera.
Es posible, gracias a la composición del Congreso que pueda defenderse lo avanzado. Pero sería un error volver a acuerdos entre bastidores, alejados de la gente en temas que les conciernen. Incluido el ceder ante las demandas de Piñera, de congelar el gobierno de Michelle Bachelet hasta el 11 de marzo.
Es también necesario el diálogo entre progresistas para un necesario realineamiento de fuerzas. Guillermo Tellier del PC, aseguró que la derrota del oficialismo no pasó por el Frente Amplio, que la coalición no consiguió sumar votos nuevos. Que la proyección de la alianza entre la DC, el PS, PPD, PR y PC está por verse.
Lo que está en juego es la constatación que el sistema político instalado en 1990 se agotó definitivamente. La Concertación y sus continuadores quedaron obsoletos en el nuevo panorama político.
El desafío está en la extensión de la democracia a la participación ciudadana entre las elecciones. Los nuevos actores políticos, representado por el Frente Amplio portan esa visión. El despertar de los movimientos sociales representado entre otros por el movimiento No + AFP exige transformaciones de fondo al punto de imponer temas clave de la campaña que termina.
Un reordenamiento de las fuerzas de izquierda y centro izquierda chillenas puede conducir a llenar de sentido progresista el nuevo ciclo político chileno.
Fuente: Primera Piedra