La agencia de prensa rusa TASS entrevistó a Iroel Sánchez, ingeniero y periodista cubano que trabaja en la Oficina para la Informatización de la Sociedad cubana, ex Presidente del Instituto Cubano del Libro y editor del blog La Pupila Insomne. En ella, describe el bosque que oculta el árbol del sistema mediático global.
¿Qué opina Usted del cambio de la situación en Venezuela en el transcurso de este año?
Ha existido un cambio radical de la situación en Venezuela durante este año. En una situación que muchos calificaron de Guerra civil, luego de tres meses de violenta confrontación, cuando el 1ro de mayo de este año el Presidente venezolano Nicolás Maduro convocó a una Asamblea Nacional Constituyente como salida a ese escenario, pocos creyeron que este fin de año el chavismo estaría celebrando tres victorias electorales al hilo, asegurando que habrá elecciones presidenciales en 2018, y que la violencia política habría desaparecido de las calles.
¿Ha logrado el presidente Nicolas Maduro consolidar su posición por la vía electoral?
El chavismo tiene hoy el gobierno de 19 de los 23 estados y el 92% de los municipios gracias a los procesos lectorales que siguieron a la votación de los integrantes de la Asamblea Constituyente que fue un punto de inflexión y abrió el camino a la debacle que tuvo la oposición en las elecciones para Gobernadores de los Estados. La oposición está notoriamente dividida y una parte de ella ha aceptado el diálogo con el gobierno que ha llegado más lejos que en otras ocasiones. La situación del gobierno de Nicolás Maduro es hoy mucho más sólida y en ascenso mientras sus opositores han sufrido tres derrotas al hilo.
¿Cómo sería posible frenar el empeoramiento de la grave crisis económica que enfrenta Venezuela en la actualidad?
No se puede desconocer que Venezuela sufre una guerra económica desde el exterior que sabotea sus finanzas. El gobierno ha tomado decisiones como la creación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) transfiriendo a las comunidades la distribución de alimentos, ha mantenido las misiones sociales, incluyendo la vivienda; todo eso en medio de una guerra económica donde se le impone un cambio de moneda frente al dólar inflacionado artificialmente desde el exterior que debe ser combatido más enérgicamente porque desestabiliza toda la economía y golpea a los más humildes.
Igualmente se debe controlar más rigurosamente la asignación de las divisas a los monopolios que importan alimentos, materias primas y productos deficitarios de modo que se traduzan en la disponibilidad de esos bienes en el mercado interno y no estimulen la especulación y el desabastecimiento inducido.
Las recientes medidas contra la corrupción en Pdvsa son estratégicas porque permiten mejorar el uso de la principal fuente de ibngreso del país, además de que quita a la oposición la bandera de la lucha contra la corrupción.
¿Cuáles pueden ser los pasos para una reconciliación nacional en el país? ¿Es posible alcanzar un acuerdo de este tipo?
Es posible a través del diálogo en que el Presidente Maduro ha insistido reiteradamente y que ahora tiene lugar en República Dominicana, pero para ello es necesaria la renuncia a la violencia y el cese de la injerencia y presiones que se ejercen desde Estados Unidos y algunos de sus aliados en Lastinoamérica, además de la OEA.
Fuente: La Pupila Insomne
Venezuela y Más Allá: ¿Llegó el Punto de Inflexión?
por Iroel Sánchez
Cuando el 1ero de mayo de este año el Presidente venezolano Nicolás Maduro convocó a una Asamblea Nacional Constituyente como salida a un escenario de violencia política que algunos analistas calificaron de Guerra civil, pocos creyeron que siete meses después el chavismo estaría celebrando tres victorias electorales al hilo.
Lo cierto es que de entonces acá los bolivarianos alcanzaron el gobierno de 19 de los 23 estados, incluyendo los emblemáticos Lara y Miranda -donde hacía rato el chavismo no gobernaba- y tomaron el control del 92% de los municipios, además de eliminar la violencia opositora y retomar por medio de la Constituyente la iniciativa política que habían perdido tras la derrota en las parlamentarias de diciembre de 2015.
Eso, en medio de una situación que le ha llevado a perder tres importantes aliados en el continente (Argentina, Brasil y Ecuador) y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, quien ha radicalizado la agresión política y económica ya desatada por su antecesor Barack Obama que declaró a Venezuela “amenaza inusual y extraordinaria” a la Seguridad nacional estadounidense.
Aunque la situación económica es muy desfavorable aun para el gobierno bolivariano el precio del petróleo se ha recuperado moderadamente, en buena medida por las acciones impulsadas por Maduro en la Opep y los Comités locales de abastecimiento y producción (Clap) han sido exitosos en el enfrentamiento al desabastecimiento provocado, no ha cesado la persecución financiera y la inflación inducida desde el exterior.
Por otra parte, las recientes acciones de reorganización y ataque a la corrupción dentro de la estratégica megaempresa Pdvsa, así como la sustitución de la Fiscal Luisa Ortega pueden colocar al liderazgo revolucionario de Maduro en condiciones de poder asumir las elecciones presidenciales de 2018 con un discurso que quite a la oposición cualquier bandera de supuesta lucha anticorrupción.
Pero todo esto trasciende con mucho a Venezuela. Si bien es cierto que desde el golpe de estado contra el gobierno de Manuel Zelaya en Honduras ha existido una cadena de derrotas para los liderazgos de izquierda antimperialista, también lo es que solo en Argentina esa derrota ocurrió por vía electoral, mientras los procesos más radicalizados como Bolivia y Venezuela han logrado permanecer a pesar de la embestida mediática y guerra económica en su contra porque aunque con muchas limitaciones aun, se han empeñado en modificar en profundidad las estructuras sociales y económicas de la dominación capitalista.
La judicialización de la persecución política emprendida contra líderes como Lula o Cristina, o las balas contra manifestantes que hemos visto llover recientemente en Buenos Aires y Tegucigalpa, así como la represión contra activistas sociales, y el papel en todas esa estrategias de los medios de comunicación privados enseña el precio a pagar por dejar intacto en manos de la oligarquía el poder económico y mediático creyendo que una vez retornados al único elemento de poder que habían perdido (el gobierno) iban a respetar las reglas del juego democrático.
Solo en Venezuela desde que se inició la Revolución bolivariana, el sector privado ha recibido alrededor de 340 mil millones de dólares a tasa preferencial para importar los bienes finales o insumos para la producción, lo que permitió fortalecerse, fugar divisas y sabotear la economía nacional.
Lo sucedido en Ecuador, donde el liderazgo vencedor en unas apretadas elecciones se ha apartado del legado de la Revolución ciudadana para comenzar desmontarlo sin que quienes lo llevaron al poder -las bases y parlamentarios del movimiento Alianza País- puedan hacer otra cosa que denunciarlo, pone en discusión las limitaciones y el personalismo de los sistemas presidencialistas donde no se rinde cuentas a los electores ni hay posibilidad de revocación.
Con una consolidación de los gobiernos populares en Venezuela y Bolivia, el año 2018 no se presenta prometedor para el neoliberalismo en Latinoamérica, la posibilidad de un regreso al gobierno de Lula, con distancia el político más popular de Brasil, las posibilidades de triunfo que dan las encuestas a Andres Manuel López Obrador en México, un país con una profundísima crisis social, política y económica, y el efecto de un Donald Trump que es una máquina de fabricar antipatías hacia las políticas de Washington, podrían significar el inicio del fin de lo que Rafael Correa ha llamado la restauración conservadora, y entonces habría que ver si las izquierdas han sido capaces de aprender de sus derrotas.
Fuente: Al Mayadeen