Los estudiantes de Trabajo Social de la Universidad Tecnológica Metropolitana salieron a pedir la renuncia de Alejandro Hernández al plantel, luego de que se revelara que el docente de la casa de estudios trabaja a la vez en la Agencia Nacional de Inteligencia, ANI.
Hernández era considerado uno de los profesores más cercano a los estudiantes, sin embargo, un oficio reservado de Contraloría lo cambió todo cuando a mediados del 2012 señaló que el entonces profesor de la cátedra de Movimientos Sociales se desempeñaba también como profesional de la ANI.
En una declaración pública difundida a través de redes sociales, los estudiantes indican:
“Rechazamos y repudiamos el trabajo realizado por dicho profesor, y recalcamos que a diferencia de Rectoría, para nosotros, éste no está enmarcado dentro de “un servicio público como cualquier otro”, (según lo publicado en el periódico), pues consideramos que estas prácticas atentan directamente contra cualquier forma de organización, debilitando la existente y llenando de desconfianza otras instancias de discusión a nivel Universidad, como por ejemplo, la construcción de una verdadera Triestamentalidad”.
Además, los universitarios solicitaron la inmediata renuncia de Hernández a la Universidad, donde actualmente coordina el Magíster de Política Pública y Seguridad Ciudadana:
“Exigimos que se realice por parte de la Universidad, la desvinculación definitiva del funcionario, como medida urgente y como una muestra de transparencia para con nosotros, los estudiantes y toda la comunidad universitaria, ya que situaciones como la expuesta son inaceptables, porque bien sabemos que no es, ni será la primera vez que los servicios de inteligencia estatales se infiltren en espacios de construcción y participación”.
Adicionalmente la Agrupación de Académicos, Funcionarios, Estudiantes y Amigos de la UTEM, liderada por un ex profesor, señaló en otro comunicado que:
“En un contexto democrático o cuasi democrático como el nacional, cuesta entender que un profesor que está al servicio del desarrollo de sus estudiantes y que por la naturaleza de sus funciones debe generar un clima de respeto y confianza mutua, desarrolle “actividades de inteligencia” en ese mismo medio, pues con ello no sólo quiebra la confianza de los estudiantes en él, sino que afecta la labor de todo el cuerpo docente y destruye las confianzas esenciales para el ejercicio educativo”.