Con el argumento de que el tratado haría desaparecer 2.7 millones de empleos en su país, el magnate de las finanzas devenido en Presidente de los Estados Unidos, anunció el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático, lo cual asesta un grave golpe a los escasos avances registrados en la mitigación de la grave crisis ambiental provocada por la actividad humana.
El presidente estadounidense Donald Trump anunció la retirada de Estados Unidos del histórico acuerdo global de 2015 para luchar contra el cambio climático, argumentando las “draconianas cargas financieras y económicas” que conlleva el Acuerdo de París. Con esto, el presidente no sólo da la espalda a la ciencia y ahonda la fractura con Europa, sino que abandona la lucha ante uno de los más inquietantes desafíos de la humanidad.
El acuerdo de París fue firmado en dicha ciudad en diciembre del 2015 y adoptado por 195 países con el fin de evitar que a finales de siglo la temperatura mundial supere en dos grados el nivel preindustrial (ahora mismo ya ha aumentado 1,1º). Para lograrlo, Barack Obama ofreció reducir las emisiones de EEUU entre un 26% y 28% para 2025 respecto a los niveles de 2005. Pero las medidas que puso en marcha ya han sido frenadas por Trump, que en cuatro meses de mandato ha firmado 14 órdenes ejecutivas destinadas a desmantelarlas.
Trump señaló que retirarse del pacto representa una reafirmación de la soberanía estadunidense, y sostuvo que comenzará negociaciones para reingresar al pacto global o lograr una nueva transacción sobre términos que sean justos para Estados Unidos, país que es el segundo mayor emisor global de gases de efecto invernadero.
De nada sirvió la presión de Naciones Unidas o la Unión Europea, ni de gigantes energéticos como Exxon, General Electric o Chevron. Ni siquiera el grito unánime de la comunidad científica ha sido escuchado. Trump puso la lupa en los “intereses nacionales” y consumó el giro aislacionista frente a un acuerdo refrendado por todo el planeta, excepto Nicaragua y Siria.
Científicos apuntaron que es probable que el planeta alcance niveles más altos de calentamiento si Estados Unidos se retira, ya que el país norteamericano contribuye en gran parte a aumentar las temperaturas. Sus cálculos apuntan a que con su retirada, habría un aumento hasta de 3 mil millones de toneladas de dióxido de carbono al año, suficiente para derretir los glaciares e incrementar y detonar temperaturas extremas.
Las razones para el retiro
Durante su campaña, Trump sostuvo que el acuerdo haría desaparecer 2.7 millones de empleos en Estados Unidos, aunque expertos señalaron que era imposible hacer una proyección de ese tipo. Pero el republicano fue más allá advirtiendo que en un par de semanas se abrirán nuevas minas de carbón en varios puntos del país. “Vamos a poner a trabajar a los mineros otra vez”, dijo el magnate.
Trump recurrió este jueves al lema de Estados Unidos primero, que usó durante su campaña, y aseguró: “Fui elegido para representar a los ciudadanos de Pittsburgh, no a los de París. No queremos que otros líderes y otros países se rían más de nosotros. Y no lo harán”.
“El día de hoy, Estados Unidos cesará toda implementación del Acuerdo de París y las pesadas cargas financieras y económicas, que implica. Vamos a comenzar a negociar y veremos si podemos alcanzar un acuerdo justo. Si podemos, será excelente. Si no podemos, también”, sostuvo el magnate, quien considera como “una farsa” el hecho científicamente comprobado de que los gases de efecto invernadero provocan el calentamiento global.
El millonario presidente ha usado este argumento en la discusión de varios otros tratados, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y las contribuciones a organismos internacionales como la Organización del Tratado del Atlántico Norte, en los que sostiene que su país se ha llevado la peor parte, paga más y otras naciones se aprovechan.
Primeras reacciones
El ex presidente Barack Obama, cuyo gobierno firmó el convenio, encabezó las críticas a la decisión de Trump y expresó en un comunicado que “las naciones que sigan en el Acuerdo de París serán las que recojan los beneficios de los empleos e industrias creadas. Creo que Estados Unidos debería estar en el grupo que lo encabeza, aunque este gobierno se sume a un pequeño puñado de naciones que rechaza el futuro, confío en que nuestros estados, ciudades y empresas darán un paso adelante y harán más para abrir el camino y ayudarán a proteger el único planeta que tenemos para las futuras generaciones”.
También desde la Unión Europea, los gobiernos de Francia, Alemania e Italia han respondido al anuncio de la Casa Blanca de forma conjunta.
“Nosotros, los jefes de Estado y de Gobierno de Francia, Italia y Alemania, tomamos nota con pesar de la decisión de Estados Unidos de abandonar el acuerdo universal contra el cambio climático. No se puede renegociar el acuerdo porque es un instrumento vital para nuestro planeta, sociedades y economía”, señalaron en un comunicado.
El recién electo presidente francés, Emmanuel Macron, ha afirmado que Donald Trump ha cometido un error para los intereses de su país y para el futuro del planeta. “EE UU le ha dado la espalda al mundo”, ha dicho en un discurso televisado en inglés que ha finalizado parafraseando al presidente estadounidense: “Hagamos el planeta grande otra vez (Make our planet great again)”.
Se han sumado a las críticas el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien ha tuiteado que está “decepcionado” con la decisión del Gobierno estadounidense; y la primera ministra de Reino Unido, Theresa May, quien ha ensalzado el acuerdo de París, que protege “la prosperidad y seguridad de las futuras generaciones.”
En tanto la cancillería chilena mostró su rechazo a la decisión de Estados Unidos de retirarse del acuerdo de París, por medio de una declaración pública del Ministerio de Relaciones Exteriores, donde se manifiesta una “profunda decepción por la decisión del gobierno de Estados Unidos” de un pacto “fundamental para el bienestar de las presentes y futuras generaciones”.
Al interior de EEUU, los gobiernos de la ciudad de Pittsburgh, en Pensilvania, y del estado de California, ya se rebelaron contra la decisión de Trump y anunciaron que ellos aún se consideran parte del acuerdo para combatir el cambio climático. Bill Peduto, alcalde de Pittsburgh, mencionada por Trump como un ejemplo de su política de Estados Unidos primero, anunció de inmediato que la ciudad permanece en el convenio. “Como alcalde puedo asegurar que seguiremos los lineamientos del Acuerdo de París en nombre de nuestro pueblo, nuestra economía y nuestro futuro”, tuiteó.