La Juventus de Turín avanzó a las semifinales de la Champions League 2017 al empatar sin goles con el FC Barcelona en el Camp Nou, amparada en su victoria 3×0 del encuentro de ida en Italia. En la jornada también se clasificó para esa instancia el Mónaco francés, vencedor 3×1 del Borussia Dortmund alemán.
Ayer habían garantizado sus boletos el Real Madrid sobre el Bayern Munich y el Atlético de Madrid a costa del Leicester inglés.
Las esperanzas de remontada del Barcelona ante la Juventus se basaban en gran medida en la inspiración que tuvieran Messi, Suárez y Neymar.
La MSN había conseguido en 49 partidos tres o más goles, nueve de ellos en Champions. Sin embargo, esta facilidad goleadora que atesoran estos tres futbolistas se ha visto frenada en seco por otro tridente, este de corte defensivo.
La BBC de la Juventus, compuesta por Buffon, Bonucci y Chielli, ha sabido sujetar a los mejores futbolistas del Barcelona, que han sido incapaces de marcar un gol en 180 minutos.
Esto no ocurría en una eliminatoria de Champions desde el año 2013, cuando el conjunto azulgrana cayó en semifinales ante el Bayern de Munich por un global de 7-0.
A los de Luis Enrique se les ha atragantado el sistema defensivo del conjunto italiano, que maniató a la MSN, impidiendo que el tridente del Barça fuera capaz de crear situaciones reales de peligro durante todo el partido. De los 19 remates totales que realizó el equipo sólo uno llegó a portería.
El Mónaco avisa
El Mónaco está en semifinales. 13 años después, es uno de los cuatro mejores equipos de Europa y no va a quedarse de brazos cruzados. Mbappé, que volvió a dejar su sello abriendo la cuenta, celebra así los goles. Pero todo es una mentira. El Mónaco va de tapado, pero hace tiempo que ha destapado el tarro de sus esencias y huele muy bien.
Jardim tiene un gran equipo, grandes futbolistas y artillería para atacar Europa. El Mónaco no es sólo Mbappé, ni mucho menos, aunque la nueva joya del fútbol continental lo tenga casi todo.
Para empezar, tiene la virtud de aparecer en el lado correcto y en el momento justo.
Coló en la red el primer balón que tocó. Bürki no atrapó un disparo de Mendy y el francés se cruzó de brazos. Y tan tranquilo. Ha agitado la Champions, pero él ni se inquieta.
El Dortmund, que contó con el apoyo de Marc Bartra, sufrió el aire puro y renovado del Mónaco. Equipos así alegran la vista y se agradecen. Los alemanes cayeron de pie. Aunque todavía no sabemos por qué Tuchel no sacó de inicio a Dembélé, al que tuvo que meter antes de la media hora cuando la eliminatoria estaba ya muy cuesta arriba.
Mbappé abrió el marcador muy pronto y Falcao no tardó mucho más en marcar. Lemar colocó un lazo a la pelota y el colombiano disfrutó con el cabezazo. Fue inapelable. El Tigre se ha afilado las garras.
El Mónaco jugó con su rival hasta el descanso. Se puso 2-0 y manejó el partido. Dejó que el Dortmund tuviese la pelota para nada. En ataque, los de Jardim volaron. Y los alemanes vieron pasar flechas.
Algo cambió con la entrada de Dembélé, otro futbolista joven que tiene millones de promesas en sus botas. Cada vez que la tocó, algo ocurrió. Velocidad y control, el no va más. Así regaló el 2-1 a Reus al inicio de la segunda parte. Dembélé tiene físico y talento.
El Mónaco no se inmutó. Lo tomó como algo natural y perdonó el tercero en unas cuantas ocasiones. Hasta que marcó Germain, que besó el santo a los segundos de tocar la mano de Mbappé cuando salió del partido. Eso ya fue al final, y a pase de Lemar, otro futbolista que es una joya.
El bombo contará con la bola del Mónaco. Y quema. El equipo de Mbappé nunca te deja frío. Y su carrera apunta a no tener límites.