El ataque de la flota rusa contra el Estado Islámico en Siria sorprendió a EE.UU., que por primera vez en años se topó con la realidad de que hay un país capaz de competir con su fuerza militar. «Por primera vez en la historia EE.UU. se siente inerme ante las armas convencionales», afirma el experto Rostislav Ischenko, agregando que el ataque ruso «eliminó» la flota de EE.UU. como fuerza todopoderosa. Pero el rápido despliegue de la ofensiva rusa hizo más: demostró la tolerancia, si es que no connivencia, de Estados Unidos con el yihadismo islámico.
El 7 de octubre la flota tiró por tierra el supuesto aceptado hace tiempo en EE.UU. de que nadie es capaz de competir con las fuerzas militares estadounidenses «con armas convencionales», sin armas nucleares, explica el experto del Centro de Análisis y Pronóstico Sistemáticos de Rusia Rostislav Ischenko, citado por RIA Novosti. Según Ischenko, en esta noción «se basaba la impudencia de la política exterior de EE.UU.», convencido de que Rusia no iniciará una guerra nuclear ni siquiera por Ucrania y menos aún por Siria.
Antes de este ataque, EE.UU. consideraba las flotillas rusas en diferentes mares unas fuerzas capaces de «defender solo las costas correspondientes, captar a contrabandistas y cazadores furtivos, así como llevar a cabo operaciones anfibias en sus aguas». La «amenaza real», para EE.UU., eran solo las partes de las Flotas del Norte y del Pacífico rusas, «capaces en teoría de alcanzar los océanos Atlántico y Pacífico».
Pero el reciente ataque ruso ha demostrado que los buques rusos no tienen que ir a ningún lado para «destruir cualquier enemigo» en el Mediterráneo oriental, el golfo Pérsico, el canal de la Mancha, el mar del Norte y el de Noruega, así como en todo el norte del Atlántico, y para «hundir todo lo que hay en el Pacífico al norte de Hawái».
En opinión del experto, EE.UU. calculaba que para destruir un grupo de ataque con portaaviones, Rusia tendría que disparar simultáneamente 100 misiles, por lo que tendría que juntar en un solo lugar «todos los barcos de choque» incluidos submarinos de las Flotas del Norte y del Pacífico, y de esta manera dejar que EE.UU. destruyese las flotas.
Pero Rusia no necesita acercar sus naves grandes hacia los objetivos militares para tacarlos ya que incluso los «barcos poco atrayentes» pueden lanzar misiles desde una distancia de miles de kilómetros. «EE.UU. no es capaz de vigilar todos los barcos patrullas que cazan a pescadores furtivos en los mares de Ojotsk o en el Caspio, pero ahora resulta que son capaces de hundir un portaviones estadounidense a tres mares de estos barcos desapercibidos».
Es algo que reduce la posibilidad de EE.UU. de detectar estos misiles de antemano y de esta manera reduce la cantidad de misiles necesarios para destruir un grupo con portaviones.
«Una sola descarga de 26 misiles Kalibr contra las bases del Estado Islámico en Siria este 7 de octubre eliminó por mucho tiempo a la flota de EE.UU. del espacio marítimo» como factor de fuerza, resalta Ischenko. Si antes EE.UU. podía imponer su voluntad simplemente amenazando con aplicar una fuerza que nadie podía contrarrestar, «ahora Washington tendrá que negociar y persuadir», algo que «EE.UU. ha olvidado cómo se hace», afirma el experto.
Pero los argumentos de EE.UU. son débiles, estima Ischenko. «Según el presidente estadounidense, Barack Obama, EE.UU. es el mejor, porque es el mejor, y todos le deben algo porque todos le deben algo. Este razonamiento tenía peso hasta el 7 de octubre de 2015, Ahora no es nada más que la opinión de una persona», concluye.
Estado Islámico cambia sus tácticas
Los militantes del Estado Islámico (EI) están sufriendo severas pérdidas en Siria y comienzan a cambiar la táctica, desconcentrando sus fuerzas y ocultándose en las zonas pobladas, informó este viernes a la prensa el subcomandante del Estado General de las Fuerzas Armadas de Rusia, teniente general Ígor Mákushev.
«Bajo los ataques de los aviones rusos los militantes sufren severas pérdidas y se están viendo obligados a cambiar su táctica, desconcentrar sus fuerzas, enmascararse minuciosamente, esconderse en las zonas pobladas», señaló el militar ruso.
En estas condiciones la aviación rusa continua incrementando la intensidad de sus ataques.
Como objetivos del fuego han sido elegidos los puestos de mando y nudos de comunicación de los militantes, los almacenes de armas y combustibles, así como las bases de preparación de los terroristas en las provincias de Raqqa, Lataquia, Hama, Idlib y Alepo, reporta sputniknews.
Desde el 30 de septiembre los aviones de la Fuerza Aeroespacial de Rusia realizan una operación aérea contra las posiciones del Estado Islámico en Siria, en virtud de una solicitud del presidente sirio y tras recibir una autorización del Senado ruso.
El miércoles, los buques de la Armada de Rusia desplegados en el mar Caspio se sumaron a la ofensiva con el lanzamiento de misiles de crucero contra las instalaciones de los terroristas.
El Derecho Internacional permite el uso de las fuerzas armadas en territorio de un país extranjero si está autorizado por el Consejo de Seguridad de la ONU, o si se trata de autodefensa, o si hay una solicitud correspondiente de las autoridades de ese país, que es el caso de la intervención rusa en Siria.
Mientras, la coalición internacional dirigida por EEUU bombardea las posiciones del EI en Siria desde hace un año sin un visto bueno del Consejo de Seguridad y tampoco coordina sus operaciones con el Gobierno sirio.
El operativo desmoraliza y causa pánico entre los terroristas en Siria
Los bombardeos rusos han reducido de manera considerable el potencial de combate de los yihadistas, su movilidad y capacidad de realizar ofensivas.
«Los combatientes experimentan una grave escasez de armamento, municiones y combustible. Una parte de ellos está desmoralizada y abandona activamente las zonas de combate, dirigiéndose hacia el este y el noreste», afirmó el representante oficial del Ministerio de Defensa de Rusia, Ígor Konashénkov, citado por RIA Novosti.
Actualmente en casi todo el territorio de Siria se registra una «redistribución activa» de armas, equipo militar y vehículos con municiones destinadas a «la restauración de la capacidad de combate de los grupos terroristas del EI» que operan en el terreno, añadió Konashénkov.
Además, informó que las últimas 24 horas las Fuerzas Aéreas rusas han destruido 2 mandos de control del Estado Islámico en Siria, como así también 23 fortificaciones, 29 campos de entrenamiento y un almacén con municiones, entre otros elementos.
«El aumento de la intensidad de las misiones está relacionado con el significativo incremento de los elementos de infraestructura de los terroristas identificados gracias al reconocimiento aéreo», explicó.
Diez puntos que explican el conflicto en Siria
La cruenta crisis en Siria, que se desató en 2011 y se agravó con la expansión del Estado Islámico, ha estado desde el principio en el centro de atención de la comunidad internacional. A su vez, el reciente comienzo del operativo aéreo ruso contra el grupo terrorista ha dado aún mayor relieve a este conflicto que, no obstante, aún genera numerosas preguntas acerca de su origen, su naturaleza y sus actores principales.
Causas históricas
Analizando las circunstancias que condicionaron el comienzo del conflicto, los analistas suelen señalar que uno de los factores fue la creación artifical del país después de la Primera Guerra Mundial, cuando los musulmanes sunitas eran la mayoría absoluta de la población frente a los alawitas, los chiitas, los kurdos, los drusos y los cristianos. No obstante, a lo largo del siglo XX el país permaneció unido gracias al entusiasmo patriótico relacionado con la lucha por la independencia de Francia y, a continuación, la idea del panarabismo, señala un artículo publicado por el portal Bird in Flight.
Chiitas y sunitas, las dos ramas principales del islam, han jugado un papel importante en los numerosos conflictos de la región de Oriente Medio a lo largo de la historia. La confrontación entre ambas, que se remonta a la división producida en el siglo VII d.C. en el seno de la religión islámica, tampoco ha podido evitarse en Siria.
Otros analistas señalan que Siria se encuentra en un ‘cruce de civilizaciones’, donde tradicionalmente se han enfrentado los intereses de Occidente y Oriente y quedonde la intersección de las principales rutas comerciales generó la penetración de diferentes culturas y religiones, lo cual también obstaculizó la formación de una identidad nacional.
Causas socioeconómicas
Asimismo, los especialistas señalan que un papel crucial en la instigación de la crisis siria la jugó la prolongada sequía que sufrió el país desde 2007 hasta 2010 y sus devastadoras consecuencias económicas. La gran escala del impacto se debió principalmente al hecho de que, antes de la guerra, la agricultura suponía un 40% del PIB nacional y albergaba al 30% de la mano de obra, según un informe de la revista ‘New Agriculturist’.
Al mismo tiempo, a partir de los años 50 Siria experimentó un rápido crecimiento demográfico y pasó de tener cuatro millones a los 22 millones de habitantes que tenía hasta hace pocos meses, indica ‘The Independent’. Una gran parte de la población estaba compuesta por jóvenes entre 15 y 24 años y el nivel de desempleo dentro de este grupo era particularmente alto.
Contexto regional
En relación a la crisis en Siria tampoco se puede olvidar de que forma parte de la región de Oriente Medio, que, a su vez, no es solo una de las más importantes desde el punto de vista geopolítico, sino también una de las más complicadas. La siguiente tabla, creada por los periodistas Joshua Keating y Chris Kirk para el portal Slate.com, explica las relaciones entre los principales países y grupos de Oriente Medio y el tipo de trato que poseen con otros actores internacionales.
El origen y la escalada del conflicto
El inicio de la crisis se remonta a las protestas antigubernamentales de marzo de 2011, que rápidamente se intensificaron hasta convertirse en una violenta guerra civil que, para junio de 2013, ya se había cobrado más de 90.000 vidas, según cálculos de la ONU. En 2015, el número de víctimas mortales ya supera las 250.000.
La guerra también ha causado una grave crisis humanitaria. El número de personas que necesitan ayuda alcanza las 12,2 millones y 4,1 millones han abandonado el país. Además, otros 7,6 millones de habitantes son desplazados internos por la violencia, de acuerdo con los datos de las Naciones Unidas.
Después del inicio de la crisis, la oposición al Gobierno de Bashar al Assad evolucionó de tal manera que, al cabo de unos años, el sector predominante llegó a ser el grupo terrorista Estado Isámico, que había nacido de Al Qaeda tras el inicio de la invasión de Irak por parte de EE.UU. en 2003. Esta organización consiguió apoderarse de un vasto territorio en el norte y el este del país, así como en Siria. No obstante, en febrero de 2014, tras varios meses de confrontación, el EI perdió el apoyo del líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahirí.
A medida que el grupo cobró fuerza, aumentó la violencia de sus métodos y el alcance de sus masacres. Al mismo tiempo, otros grupos radicales, principalmente de Asia, Oriente Medio y África, empezaron a jurar lealtad al EI, entre ellos el nigeriano Boko Haram, uno de los grupos terroristas más violentos.
Coalición internacional liderada por EE.UU.
La campaña militar de la coalición internacional liderada por EE.UU. contra las posiciones del Estado Islámico comenzó el 8 de agosto de 2014. Desde ese día, ha llevado a cabo miles de bombarderos contra las zonas controladas por los extremistas en Irak y también ha realizado ofensivas en Siria. No obstante, muchos críticos le han acusado de poca eficacia y de causar bajas entre los civiles durante los bombardeos.
«Nosotros [EE.UU.] no hemos hecho absolutamente nada (…) Hemos bombardeado, pero sin ningún resultado. El EI sigue siendo fuerte, incluso mucho más que antes», denunció el coronel retirado del Ejército estadounidense y analista militar, Jack Jacobs. «Admitámoslo: la coalición americana ha estado en Siria durante un año y ha llevado a cabo alrededor de 7.000 ataques aéreos, según distintos medios. Sin embargo, el EI sigue allí y tomó la antigua ciudad de Palmira, protegida por Unesco, así que este esfuerzo no es eficaz», aseguró a RT el representante de Rusia en la ONU, Vitali Churkin.
Operativo ruso en Siria
Moscú reiteró en numerosas ocasiones que seguirá suministrando equipamiento militar a Siria para ayudarle a afrontar la amenaza terrorista.
No obstante, el Ministerio de Exteriores de Rusia destacó que «estamos tratando de evitar una catástrofe total en la región» y que el objetivo principal de Moscú no es apoyar al presidente Bashar al Assad, sino ayudar a Siria en su lucha contra el Estado Islámico y las organizaciones terroristas, «que ya representan una amenaza para toda la región y también para la seguridad nacional de Rusia», expresó la portavoz oficial del Ministerio ruso de Relaciones Exteriores, María Zajárova.
Asimismo, Rusia ha llamado a los miembros de la coalición internacional contra el EI a empezar a colaborar con el Gobierno del país porque «la fuerza terrestre más eficiente y potente para la lucha contra el EI es el Ejército sirio» y para «evitar incidentes», declaró en septiembre el canciller ruso, Serguéi Lavrov.
En otra ocasión, el ministro de Exteriores señaló que el hecho de que EE.UU. estime que el apoyo a Al Assad refuerza al EI «es una lógica tergiversada y un gran error» mientras que, durante su discurso ante la Asamblea General de la ONU, el presidente ruso, Vladímir Putin, insistió en que «sería un profundo error negarse a cooperar con las autoridades sirias».
¿Quiénes son los terroristas?
Además del Estado Islámico, que es el objetivo principal de la ofensiva aérea, Rusia también atacará al Frente Al Nusra y a «otros grupos terroristas» que operan en Siria, de acuerdo con Serguéi Lavrov.
A diferencia del Estado Islámico, Al Nusra tiene arraigo en el país, aunque empezó a actuar como parte del EI a partir de 2012. Cuando el Estado Islámico se separó de Al Qaeda, Al Nusra permaneció.
Por otro lado, Lavrov resaltó que Rusia no considera que el Ejército Libre de Siria (ELS), opositor al presidente Bashar Al Assad, sea una organización terrorista, sino que es «parte del proceso político» en Siria.
¿Qué objetivos militares tienen los ataques rusos?
Los objetivos principales de los bombardeos rusos en Siria son arsenales de armas, depósitos de combustible y otras instalaciones con material militar del Estado Islámico, según el canciller Serguéi Lavrov.
Aunque tras el inicio del operativo algunos medios estadounidenses se apresuraron a difundir que en los ataques perdieron la vida varios civiles, el presidente ruso desmintió estas acusaciones, debido a que esas informaciones aparecieron en los medios incluso «antes de que los aviones rusos despegaran».
«A petición de las autoridades sirias, estamos luchando únicamente contra los terroristas», recordó Lavrov tras reunirse con el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry. El ministro ruso desmintió los rumores de que la Fuerza Aérea de Rusia bombardea objetivos que no están relacionados con el Estado Islámico. A su vez, el portavoz de las Fuerzas Aéreas de Rusia, Ígor Klímov, insistió en que «no se ha planeado ni realizado ningún ataque aéreo contra infraestructuras civiles o donde pudiera haber civiles».
El senador estadounidense, John McCain, también manifestó que Rusia atacó a los rebeldes sirios apoyados por EE.UU., algo que refutó el mismo día el teniente general Robert Otto, subjefe del Estado Mayor para Asuntos de Inteligencia de la Fuerza Aérea de EE.UU.
¿Qué resultados se han obtenido?
De acuerdo con el Ministerio de Defensa de Rusia, su aviación ya ha causado daños importantes al sistema de control y al suministro técnico y militar, además de dañar otras infraestructuras de los terroristas. En los primeros días de los ataques, las aeronaves rusas destruyeron decenas de puestos de mando, arsenales y unidades militares del EI, así como varias plantas de producción de artefactos explosivos, centros de comunicación y campos de entrenamiento.
«Según nuestros datos, alrededor del 40% ha quedado destruido. Además, han sido liquidados un gran número de terroristas», anunció el embajador sirio en Moscú, Riyad Haddad.
«A petición de las autoridades sirias, estamos luchando únicamente contra los terroristas», recordó Lavrov tras reunirse con el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry.
El ministro ruso desmintió los rumores de que la Fuerza Aérea de Rusia bombardea objetivos que no están relacionados con el Estado Islámico.
A su vez, el portavoz de las Fuerzas Aéreas de Rusia, Ígor Klímov, insistió en que «no se ha planeado ni realizado ningún ataque aéreo contra infraestructuras civiles o donde pudiera haber civiles».
El senador estadounidense, John McCain, también manifestó que Rusia atacó a los rebeldes sirios apoyados por EE.UU., algo que refutó el mismo día el teniente general Robert Otto, subjefe del Estado Mayor para Asuntos de Inteligencia de la Fuerza Aérea de EE.UU.
«La operación de Rusia en Siria es un ejemplo de colaboración eficaz en la lucha contra el terrorismo», manifestó el ante la Asamblea General de la ONU el ministro de Relaciones Exteriores sirio, Walid Muallem, quien agregó que «las operaciones aéreas realizadas previamente por la coalición occidental solo sirvieron para propagar el terrorismo en la región».
A su vez, la portavoz oficial del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, reveló en una rueda de prensa que el secreto del éxito del operativo ruso en Siria consiste en que en que la campaña rusa se realiza a petición del Gobierno sirio y en que Rusia «acuerda sus acciones con el Ejército de Siria, que se enfrenta al EI el sobre el terreno».
¿De qué lado está EE.UU.?
«Rusia y la coalición internacional contra el EI no podrán resolver el problema sin apoyo mutuo», aseguró el ministro de Defensa de ruso, Serguéi Shoigú, tras su encuentro con su presidente, Vladímir Putin. A su vez, el ministro solicitó a los países extranjeros que «dicen conocer la situación en Siria mejor que nosotros» que proporcionen a Rusia la información sobre los objetivos terroristas para que sus Fuerzas Aéreas los puedan atacar. Sin embargo, portavoces del Estado Mayor ruso denunciaron que no han obtenido respuesta a esta petición.
Por su parte, el secretario de Defensa de EE.UU., Ashton Carter, anunció que Washington no cooperará con Rusia en la lucha contra el EI si Moscú sigue apoyando a las fuerzas del presidente de Siria, Bashar Al Assad.
A su vez, el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, el mayor general Ígor Konashénkov, insistió en que «Rusia no está lanzando sus ataques contra el Estado Islámico con el fin de apoyar a un régimen político, sino para luchar contra el terrorismo internacional». Konashénkov también indicó que «quizás EE.UU. se niega a proporcionarnos la información que posee sobre las posibles posiciones del Estado Islámico porque no considera que sea una organización terrorista».
Al respecto, el vicecanciller de Rusia, Serguéi Riabkov, declaró que la decisión de Washington «genera la preguntas» y «confirma lo que ya sabíamos: que EE.UU. persigue objetivos que poco tienen que ver con asegurar las condiciones para desarrollar un proceso político y establecer la reconciliación nacional en Siria».
Fuentes: RT, Reuters y Ministerio de Defensa de Rusia.