La Premio Nobel de La Paz visitó la Universidad de Chile, oportunidad en que planteó diversos temas relativos su defensa de los derechos humanos. La educación fue parte relevante de sus palabras, en las que advirtió sobre la necesidad de una educación para las mayorías como requisito para la paz. “Yo parto del hecho que la educación no puede ser para robotizar a las personas, la educación tiene que ser para la vida, y si es para la vida, no hay ninguna razón para que la educación sea un derecho privado para las grandes mayorías”, dijo la guatemalteca Dra. Rigoberta Menchú, en el marco de la charla magistral que ofreció este lunes 20 de octubre en la Facultad de Derecho.
Menchú fue categórica respecto a la relevancia de la educación en la sociedad. “La paz es hija del diálogo y la convivencia, pero eso pasa por la educación”, aseguró la Premio Nobel, quien al ser consultada por las reformas que se movimiento social exige al sistema educativo en nuestro país, dijo: “si hay un código que es lesivo al sentimiento global, vamos por reformarlo. Por eso la reforma es muy importante, pero que sean reformas con sentido. No solo cambiar por cambiar, o por responder una coyuntura y mucho menos una coyuntura política, porque la politización de los temas sociales también es un riesgo de los humanos en esta época”.
Asimismo, y siguiendo con el tema de la educación, Rigoberta Menchú también abocó por la necesidad de encontrar educación en un contexto multicultural en el continente. En este sentido, la académica planteó que para lograr avances la política pública está obligada a ser pertinente, “pero también nosotros los académicos tenemos que dar luces para poder encontrar modelos, y por lo tanto nos desafía a todos”.
Paz, una voluntad política
Durante la actividad, presidida por el Decano (s) Pierino Perazzo, y en la que participaron académicos, estudiantes y otras autoridades universitarias, la Premio Nobel dedicó palabras a los caminos para lograr la paz.
“Cuando hay desequilibrios, existe conflictividad, y cuando hay armonía todos nos ponemos de acuerdo y sentimos que por un lado tenemos que jalar el destino común. Por eso a mí me encanta ver que la paz no es nada más que una voluntad política, es la madurez de voluntad política”, afirmó Menchú.
Asimismo la Premio Nobel aseguró que para buscar horizontes de paz tiene que haber un compromiso ético: «no es una declaración simplemente, es un compromiso de vida, y para hacer un compromiso de vida pasa por el derecho”, señaló. Siguiendo esta misma línea Menchú mostró su conformidad con nuevas tipificaciones legales de delitos como el genocido, el femicidio, y el feticidio, y asegurando que, “la meta más importante de nosotros ahora es tipificar otros delitos, como por ejemplo, la discriminación”.
En sus palabras la guatemalteca dedicó también pasajes para lo que viene adelante, invitando a la juventud a trabajar por prevalecer nuevos criterios para la convivencia armónica. “Para eso tenemos que trabajar intensamente, primero, para preservar la memora ¡qué terrible si la humanidad no tiene memoria! La memoria nos permite recordar que lo que es crimen tiene que dejarse para siempre en un lugar donde decían nuestros abuelos debe estar: en el inframundo porque en este mundo no nos sirve”, concluyó la académica.
Conflictos en la región
Desde un principio la conferencista planteó el trabajo que la embarga hoy en su trabajo por los derechos humanos y la paz: “el sur, sur”. En este contexto precisó que, “no somos ajenos a los problemas de gran dimensión de la región”, y relató que se encuentra apoyando el diálogo y la negociación en Colombia. No obstante, Menchú precisó “no soy mediadora del conflicto armado, no soy falicitadora del diálogo para que se junten las partes, no tengo nada eso. Sí tengo la fuerza moral para decirles que el sueño de todos es el diálogo y la negociación, y si van a hacer un diálogo y no se traicionan, seguramente vamos a avanzar un poquito sobre las armas que ya están desperdigadas”.
Por último, la destacada líder latinoamericana también dedicó un espacio para hablar del conflicto marítimo que enfrenta a Chile y Bolivia. “Primero digo: un mar de amigos entre Chile y Bolivia. Eso me parece un gran planteamiento. Les digo a ustedes hermanos bolivianos y hermanos chilenos que construyan una buena y armoniosa relación para la integración perfecta de dos gigantes países con muchísima perspectiva de ser una lección para este continente haciendo realidad la unidad continental”, dijo la Premio Nobel.
Trayectoria
Rigoberta Menchú Tum es una líder indígena guatemalteca, miembro del grupo maya k’iche’, que se ha destacado por su liderazgo al frente de las luchas sociales en el ámbito nacional e internacional, defensora de los derechos humanos, embajadora de buena voluntad de la UNESCO y ganadora del Premio Nobel de la Paz (1992) y el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional (1998).
Desde joven se hizo parte en las luchas reivindicativas de los pueblos indígenas y campesinos lo que le valió persecución política y el exilio. En 1979, fue miembro fundadora del Comité de Unidad Campesina (CUC) y de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG), de la que formó parte de su dirección hasta 1992.
Varios miembros de su familia, incluida su madre, fueron torturados y asesinados por los militares o por la policía paralela de los «escuadrones de la muerte». El 31 de enero de 1980, su padre fue unA de las 37 personas, que la Policía Nacional de Guatemala quemó vivas con fósforo blanco en la masacre de la embajada española en la Ciudad de Guatemala. Mientras sus hermanos optaban por unirse a la guerrilla, Rigoberta Menchú inició una campaña pacífica de denuncia del régimen guatemalteco y de la sistemática violación de los derechos humanos de que eran objeto los campesinos indígenas.
Desde que fue nombrada Premio Nobel, Rigoberta Menchú ha dedicado su trabajo a impulsar diversas e importantes iniciativas vinculadas a la misión de paz y derechos humanos alrededor del mundo.
Fuente: Universidad de Chile