domingo, noviembre 24, 2024
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Experiencias Progresistas de Latinoamérica: Restauración Conserrvadora, Hegemonía y Liderazgos

Ante la arremetida de la ultraderecha que avanza a como dé lugar en el proceso de restauración conservadora en Latinoamérica, los sectores progresistas no lograron sopesar adecuadamente el alcance de los distintos poderes que han movido sus hilos, no solamente el económico como es obvio, sino tanto el poder judicial como el mediático.

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Así lo afirma la investigadora argentina y directora académica del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), Fernanda Saforcada, al analizar la actual coyuntura política de la región, tras el golpe de Estado en Brasil y el retorno del neoliberalismo en Argentina con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada.

Por ello, agrega, los sectores populares que disputan hegemonía con la ultramontana ultraderecha latinoamericana tienen el reto de «generar mayor capacidad creativa e imaginativa de construcción política».

Ante las circunstancias complejas y adversas que han tenido que afrontar los gobiernos progresistas en el hemisferio para construir hegemonía política, Saforcada considera vital y de trascendencia el rol de los liderazgos para la sostenibilidad y avance de los procesos populares en Latinoamérica.

Tras la realización del XXXIV Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA por sus siglas en inglés), una red de investigadores, que nació en Estados Unidos, el cual tuvo lugar en Nueva York entre el 27 y 30 de mayo, y en el que CLACSO tuvo destacada participación, invitamos a dialogar a esta cientista social argentina, licenciada en Ciencias de la Educación, con doctorado de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y magíster en Ciencias Sociales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sobre los alcances de este evento académico, el rol político que cumple una institución de la trascendencia investigativa de CLACSO, y claro, las perspectivas políticas de la región.

CLACSO con su actual secretario ejecutivo, Pablo Gentili a la cabeza, se caracteriza por su compromiso en pro de la lucha emancipatoria del continente. Por tal razón, en la ciudad colombiana de Medellín, donde en noviembre de 2015 este organismo académico realizó con rotundo éxito su VII Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales, Fernanda Saforcada exhortó a seguir con el ímpetu y el compromiso intelectual con miras a que los «sueños de solidaridad, de igualdad para nuestros pueblos, se hagan realidad».

– ¿Cuál es la importancia de la Asociación de Estudios Latinoamericanos» (LASA por sus siglas en inglés) y por qué la vinculación de CLACSO a esta red de investigadores?

LASA es una red de investigadores que nació hace 50 años en Estados Unidos, vinculados a universidades de ese país, aunque en la última década vienen participando de varias instituciones latinoamericanas. Tiene un origen peculiar porque nace en un contexto de preocupación cuasi-imperial por América Latina en el que el gobierno norteamericano decide destinar fondos para producir conocimiento sobre este hemisferio con el propósito de intervenir ahí.

Lo paradójico de esta cuestión es que las cosas no salen como se planifican y no obstante que este centro de investigación es financiado por el gobierno de Washington termina integrándose por latinoamericanos que viven en Estados Unidos e investigadores norteamericanos que tenían una perspectiva de izquierda o progresista.

De modo que una iniciativa que nace para intervenir en América Latina con una visión colonialista y de derecha se transforma en la oportunidad de producir conocimiento a partir de la izquierda. Ese es el inicio de LASA y aunque ha habido muchos avatares en su desarrollo, hoy conviven múltiples visiones, posiciones y perspectivas respecto del contenido de las investigaciones. CLACSO participa en esta Asociación por varios motivos. En primera instancia porque muchos de los investigadores que integran nuestra red venían participando de LASA y consideramos importante acompañar esa vinculación.

Por otro lado, desde que inició la gestión de Pablo Gentili hemos buscado profundizar las relaciones con otros países del mundo en perspectiva sur y también con el norte para generar experiencias de articulación desde una posición de horizontalidad. Pero además porque así como somos latinoamericanos y hablamos sobre América Latina también podemos hacerlo sobre el mundo. LASA nos da la posibilidad de acercar la perspectiva latinoamericana a Estados Unidos y también al mundo.

– La delegación de investigadores de CLACSO protagonizó una protesta en el marco del XXXIV Congreso de LASA por el golpe de Estado en Brasil. En el vestíbulo del Hotel Hilton de Nueva York desplegaron a través de camisetas y pancartas la inscripción: «La democracia está de luto en Brasil». ¿Qué reacción tuvo esa manifestación?, más aún cuando gracias a un pronunciamiento de CLACSO, el expresidente neoliberal Fernando Henrique Cardoso, instigador del golpe, tuvo que abstenerse de participar en este congreso académico…

Cuando se dio a conocer que iba a estar Fernando Henrique Cardoso como conferencista en una de las actividades de LASA junto con el expresidente chileno Ricardo Lagos, hubo una declaración promovida por un grupo de jóvenes solicitando que el exmandatario brasileño no hablara dado su implicación en el golpe de Estado en Brasil.

Si bien nosotros como CLACSO no suscribimos esa declaración porque consideramos que no se puede prohibir el uso de la palabra a nadie en aras de la pluralidad de opiniones, si convocamos a manifestarnos e íbamos a invitar a todos lo que tenían previsto asistir a la conferencia de Cardoso a portar las camisetas repudiando el golpe y el accionar de este personaje en el contexto político brasilero.
Como Cardoso decidió no ir pretextando motivos personales, nosotros decidimos hacer un acto de rechazo al golpe de Estado durante el cierre del Congreso de LASA, lo cual tuvo amplia repercusión mediática.

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– ¿Esta actitud asumida por varios investigadores tanto de CLACSO como de LASA se puede asimilar a la del intelectual comprometido o del intelectual orgánico del que habla Gramsci?

– Sí, yo creo que necesariamente se asimila al intelectual orgánico y comprometido en el sentido de que como cientistas sociales no concebimos que haya una objetividad apolítica, hay una objetividad en términos de rigurosidad, en el compromiso respecto del tipo de análisis y de investigaciones que se llevan adelante. No hay una objetividad política, siempre miramos desde ciertos parámetros y desde algunas perspectivas.

Siempre la investigación es funcional a algo, sirve para determinados fines y no para otros, de tal manera que no hay modo de escaparse por acción o por omisión al compromiso porque siempre hay algo que se juega en lo político o en lo social, en lo que uno hace. Ahora, como cientistas sociales tenemos que estar comprometidos con los procesos históricos en los que estamos insertos, además es parte de cierta ética, si se quiere, como intelectual.

– ¿Si bien CLACSO es una institución de investigación en las Ciencias Sociales tiene como propósito político y misional la emancipación de América Latina?

– CLACSO tiene un propósito político con la emancipación de América Latina, con la democracia, con el respeto de los derechos humanos y con la construcción de sociedades justas e igualitarias. Ese es el propósito del origen de CLACSO. Además en los tiempos que corren este compromiso político adquiere renovada fuerza porque casos como el golpe de Estado en Brasil o la situación en Argentina u Honduras muestran que las medidas que se están tomando en estos países vienen a profundizar las desigualdades, a generar condiciones más complejas y problemáticas en términos de garantías de derechos.

Hay muchos procesos que nos preocupan tanto en América Latina como en Europa que configuran un escenario mundial y regional muy complejo en el que hay que repensar el ciclo de gobiernos progresistas y el concepto de construcción de hegemonía acudiendo a Gramsci. Cuando creíamos que el máximo momento de esplendor de la hegemonía neoliberal fue la década de los años 90 y que estábamos entrando en un nuevo ciclo, ahora nos encontramos con una coyuntura en donde se presenta una nueva disputa con el neoconservatismo en términos hegemónicos.

– Hablemos de los intentos de restauración conservadora en Suramérica tras lo que ha pasado tanto en Argentina como en Brasil. Los gobiernos impugnadores del neoliberalismo si bien lograron construir un polo antagónico para enfrentar este criminal modelo no lograron generar los mecanismos y las herramientas para derrotarlo. ¿Cuál es tu opinión?

– Yo creo que por eso hay que volver a Antonio Gramsci porque considero que los procesos de construcción de hegemonía son mucho más complejos de lo que creímos. Estas experiencias progresistas y populares como las que hemos tenido en América Latina obviamente que requieren de construcción de hegemonía que permitan que se sostengan y que los años que tuvimos en el caso argentino fueron pocos para pensar en estos términos. De modo que hay que pensar en estrategias políticas que permitan, frente a la arremetida de los grandes poderes, sostener esas experiencias populares.

Me parece que una de las claves tiene que ver con los liderazgos porque ante el déficit de construir hegemonía, cobran más importancia de lo que creíamos. Además, no pudimos sopesar adecuadamente los distintos poderes en juego porque no solo está el económico como es obvio sino también el uso que se hace del poder judicial y del poder mediático. A partir de estos elementos se hace necesario generar mayor capacidad creativa e imaginativa de construcción política del poder popular.

– Estos gobiernos de derecha en Latinoamérica no tienen un proyecto político sino un plan de negocios. ¿Lo consideras así?

– Yo creo que son las dos cosas. No tengo duda de que tienen un plan de negocios que los beneficia en lo personal y creo también que tienen un plan político. Hemos tendido a señalar a estos personajes que lideran los gobiernos de derecha como que no saben de política o que son tontos y no hay tal, tienen un plan político que en alguna medida es cínico porque se sustenta en el beneficio personal y además constituye su propia convicción.

Es desembozado el nivel de interés de estos gobiernos y cómo se benefician directamente con las propias medidas que toman. Es tan escandaloso como lo que ocurrió en Brasil que aquellos que dan el golpe de Estado vociferando contra la corrupción, son los que más causas por corrupción tienen. Y si no es porque encuentran la complicidad judicial que les da una aparente legitimidad legal y simbólica a través de los medios de comunicación que ellos controlan, sería insostenible, en otro momento sería un escándalo absoluto.

– Una pregunta respecto de tu ámbito de investigación. ¿Cómo analizas en este contexto de restauración neoliberal el horizonte de la educación en América Latina?

Creo que este tema está en un momento crucial. Como gran tendencia uno observa que hubo en los últimos años en América Latina una expansión de la educación secundaria y mayor inclusión, lo cual es muy bueno. Hubo una tendencia a aumentar los recursos para educación, un el incremento del porcentaje en el PIB en todos los países, estamos hablando de un 10% en Brasil; del 6.4% en Argentina; del 4% en República Dominicana, para poner algunos ejemplos concretos.

Además hubo una expansión de la obligatoriedad que es un modo de garantía a la educación como derecho social. Pero en otro sentido la cuestión es más compleja porque las dos tendencias que desde mi punto de vista se pueden ver son, por un lado, la profundización de la privatización de la educación que viene desde hace varios años, la manera como se introducen modalidades de lo privado en el ámbito de la educación pública. Un ejemplo de esto es la contratación de servicios de empresas multinacionales para ser aplicados a la educación pública.

Y la otra tendencia es el peso cada vez mayor de las políticas de evaluación estandarizada, en lo cual ha ido ganando nivel estratégico la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que por el contrario, en vez de alentar procesos de democratización y de expansión de la educación alientan a desarrollo de prácticas competitivas y de estigmatización. La gran pregunta que se abre es qué va a suceder en la educación y eso dependerá del desarrollo de los procesos políticos de nuestros países.

Fuente: Cronicon

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