Las relaciones entre Asociación Internacional de Boxeo (AIBA) y el Comité Olímpico Internacional (COI) parecen llamadas a normalizarse con la reciente renuncia del uzbeco Gafur Rakhimov a la presidencia de la primera de esas entidades.
«Siempre he puesto el bienestar de nuestro deporte y de nuestros atletas por encima de todo lo demás», dijo Gafur en medio de la doble presión emergida de sanciones del COI y acusaciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
El asiático fue ascendido en noviembre desde su anterior estatus de titular interino y ello acrecentó el malestar del COI, que insistió en presuntas irregularidades de la AIBA y la privó de contactos con los organizadores de Tokio 2020.
Aunque sus recientes informes exponen avances en materia de finanzas, gobernanza, ética y otros frentes, la institución no pudo acallar los cuestionamientos y nacieron dudas sobre la presencia del pugilismo en la lid bajo los cinco aros.
«Estoy muy orgulloso del trabajo que AIBA ha realizado y del progreso significativo que se logró en varias áreas», aseveró Gafur, quien ha insistido en negar que proporcionó apoyo material a alguna organización criminal.
Ese es el criterio esgrimido por el Departamento del Tesoro estadounidense para incluirlo en una lista de sanciones que atentó sólidamente contra su imagen y exacerbó las solicitudes de la dimisión concretada ahora.
«Nuestra situación financiera estable es el resultado de la implementación de prácticas presupuestarias sólidas y disciplinadas y la confianza de muchos socios», aseveró el directivo.
Igualmente satisfecho con «un nuevo sistema de arbitraje y evaluación que ha recibido elogios de nuestros socios olímpicos», puntualizó que «el trabajo realizado ha revitalizado y energizado a la AIBA y al boxeo».
Sin embargo, eso no bastó para hacer enfundar la espada de Damocles alzada sobre el futuro de una disciplina no pocas veces colocada sobre el filo de la navaja, y el propio Gafur reconoció la tirantez reinante.
«A pesar de estos esfuerzos, ha habido muchas discusiones en los últimos meses sobre el futuro del boxeo olímpico», sostuvo antes de denunciar el trasfondo político de la campaña orquestada en su contra.
En tal sentido aceptó desconcierto, porque esperaba que «se reconocería el buen trabajo y los cambios positivos que se estaban infundiendo en AIBA» y terminaron por imponerse «discusiones de base política».
Aún no se sabe quién conducirá la nave desde el escaño de presidente interino, pero las reacciones apuntaron de inmediato a pasos que conduzcan al reposicionamiento de la AIBA y su papel rumbo a la cita olímpica.
Dicho en otras palabras: abrir la puerta a un levantamiento de las sanciones del COI, que entre martes y jueves estará atento al parecer de la comisión “ad-hoc” concebida para investigar el panorama.
Por lo pronto la salida de Rakhimov se suma a la de otro interino, Franco Falcinelli, quien sustituyó al taipeiano Ching Kuo Wu, acusado de malos manejos luego de un período que revitalizó la proyección internacional del centenario deporte.
Fuente: Cubadebate