El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, acompañado del titular de la Secretaría General de la Presidencia, Gonzalo Brumel, entregó a los diputados de la Comisión de Hacienda un conjunto de modificaciones cosméticas y superficiales, que buscan la aprobación del proyecto de reforma tributaria, cuya idea de legislar será votada el próximo miércoles 10.
La presentación del ministro Larraín buscó dar respuesta a una serie de planteamientos presentados por los diputados de la Comisión, principalmente del sector opositor, que exigió al Gobierno que entregara un cuadro de medidas que compensaran el término del sistema tributario que fue determinado durante la administración de Michelle Bachelet.
Fuegos de artificio
En su presentación, Larraín recordó que las medidas compensatorias mencionadas en el primer informe ascendían a una cifra cercana a los 275 millones de dólares y que la actual propuesta se acercan a los 480 millones de dólares brutos, según el siguiente detalle:
US$106 millones por limitar el beneficio IVA a la construcción; US$177 millones por el beneficio del 1% de inversión en regiones; US$52 millones por tributación de los rescates de seguros de vida con ahorro; US$56 millones al limitar el uso del market maker, y US$80 millones por la modificación de los umbrales de la norma que grava la ganancia de operaciones extranjeras.
El compromiso efectuado con los diputados es que las medidas de compensación progresivas tengan un piso de 400 millones de dólares netos que permitiría cubrir los cinco primeros tramos del global complementario.
Entre las medidas, indicó que se buscará evitar la elusión tributaria que es posible hoy realizar por medio del sistema de los «market maker» (creadores de mercado).
Para contrarrestar la acción que estos pudieran realizar en una operación planificada, se exigirá que los contratos se realicen con un año de anticipación (hoy no hay plazo). Se calcula una recaudación de 56 millones de dólares por esta vía.
Otra propuesta es que todos los rescates o retiros que se realicen desde un seguro de vida con ahorro estén sujetos al impuesto a la renta (cuando estos se realicen antes de la indemnización). Por esta vía se espera recaudar sobre los 50 millones de dólares anuales.
También se proyecta cobrar sobre umbrales menores a las sociedades constituidas en el extranjero que realizan operaciones en el exterior y que presentan activos subyacentes en Chile; limitar el beneficio del IVA a la construcción a viviendas de hasta 3 mil UF (la propuesta original planteaba hasta 4 mil UF); y eliminar exenciones del pago de contribuciones a terrenos forestales, con excepción a aquellos que sean de bosque nativo.
El ministro agregó que se contempla un fortalecimiento técnico del Servicio de Impuestos Internos que considere, entre otros puntos, mejorar el sistema de fiscalización; asegurar la continuidad del servicio; mayor seguridad en los datos de los contribuyentes; y aumentar la capacidad del big data de la entidad.
Otro punto que anunció como novedad es introducir una norma para fiscalizar los retiros «desproporcionados» en relación a la participación en la sociedad. Estos retiros deberán ser informados y fundados, en caso contrario, se sancionará como gasto rechazado o retiro presunto.
Finalmente, el ministro enumeró otras medidas contempladas en el proyecto, que requerían de mayor precisión. Entre ellas, las aplicables a las pymes, en lo relativo al sistema simplificado; y a los adultos mayores: beneficio de exención del pago de contribuciones para un universo de 96 mil contribuyentes y para los hogares de atención de adultos mayores vulnerables.
Oposición no compra
Los diputados de oposición fueron críticos de la propuesta.
Pepe Auth (Ind.), integrante de la Comisión de Hacienda, uno de los que La Moneda esperaba inclinara la balanza a su favor, calificó la propuesta de decepcionante:
«Mi primera mirada de esto es decepcionante, lo quiero decir con todas sus letras, respecto de lo que yo esperaba después de las conversaciones, después de los titulares. Aquí hay mucho menudeo, mucha cosita chica que se va agregando, ingresos hipotéticos, no ingresos seguros y garantizados».
«Yo sé que aquí había, y lo habían dicho por la prensa, personas dispuestas a votar negativamente antes de conocer la propuesta; yo, en cambio, estaba dispuesto y le pedí a mis compañeros analizar desapasionada y objetivamente la propuesta: mi primer análisis es decepcionante», agregó.
El diputado socialista Manuel Monsalve indicó no notar gran diferencia con lo presentado previamente:
“Uno se pregunta cuál es la diferencia en términos del monto de compensación que está proponiendo el Gobierno, porque si se corrige estos montos brutos, se llega a una cifra muy similar a los US$275 millones de la primera propuesta de compensación que hizo el Gobierno, entonces ¿cuál es la diferencia”.
Por su parte, Giorgio Jackson, de RD, señaló:
“Siento que acá hay un tímido esfuerzo del ejecutivo que está con muchas presiones, yo no lo culpo, nadie está obligado a lo imposible, pero veo que hay un tímido esfuerzo en la principal preocupación que, de manera unánime, la oposición acá en esta comisión le ha planteado, que es el ámbito de la progresividad en un país tan desigual”.
A su turno, el diputado del Partido Comunista, Daniel Núñez, criticó a aquellos diputados de oposición que se han mostrado favorables a aprobar la idea de legislar la reforma tributaria:
«Veo cierto entusiasmo en algunos sectores de la oposición por aprobar esta propuesta tributaria del Gobierno, sin comprender bien las consecuencias antes de conocerla. La oposición ha fijado principios; yo le pediría a Maldonado o a Sabag que no sean tan entusiastas en apoyar a la derecha, porque sería muy contradictorio, que quienes fueron parte del gobierno de la Nueva Mayoría, aparezcan hoy día coludidos con la derecha para desarmar reformas claves, que hicimos con Michelle Bachelet, justamente para avanzar en progresividad».
Uno de los aludidos, Carlos Maldonado, Presidente del PR, parece que anda más preocupado de las opiniones de Núñez, que de esclarecer su posición respecto a la contra-reforma tributaria del gobierno.
Así, consideró las declaraciones de Núñez, en las que afirmó: “esa obsesión de Piñera por favorecer a los más ricos me recuerda al dictador”, como «inapropiadas»:
“Me parecen expresiones inapropiadas. Todos debemos cuidar el tono del debate político. La ciudadanía quiere ver políticos preocupados de los temas de fondo, y también que nos tratemos con respeto. Sinceramente creo que eso es importante para la calidad de la política. Nos debemos respeto, entre nosotros y al país. Estamos en democracia y debemos tratarnos y actuar con altura de miras, buscando la manera de avanzar en los temas que interesan a la ciudadanía”.
Demagogia, de la más barata.
Pero, calma; todavía hay tiempo, antes de que asomen los emboscados.
Ansiedad del Gobierno
El gobierno manifiesta un pánico apenas disimulado, ante la posibilidad de que la oposición, que tiene mayoría en la Comisión y en la Sala. De esa guisa, el Ministro Larraín señaló.
«Para mí sería completamente inexplicable que no pudiéramos legislar en un tema que es de tanta importancia; creo que sería difícil de entender».
Con esa capacidad alucinante de la derecha, de proferir las más groseras de las imposturas, sin que se les mueva una partícula de la cara de palo, afirmó muy suelto de cuerpo que las nuevas iniciativas planteadas durante la sesión «hacen más progresivo el proyecto»:
«Descarto totalmente que se trate de una iniciativa «regresiva» como han planteado parlamentarios de oposición».
«No creemos que debamos privar a Chile de la oportunidad de tener un crecimiento mayor», agregó.
Luego, enumeró los beneficios tributarios que el proyecto tendría para adultos mayores, las regiones, la clase media y, en especial, para las pymes:
«Hemos traído todas las cifras, hemos incluso sacado de las compensaciones los impuestos digitales e impuestos verdes que fueron cuestionados. Todos los puntos que fueron planteados por la oposición, fueron abordados. Todos».
Por su parte, el ministro secretario general de la Presidencia, Gonzalo Blumel, destacó:
«Se planteó con claridad una cifra de compensación superior a los US$400 millones, que más que compensa lo que se había planteado en un primer momento por la oposición que era del orden de US$300 millones».
Agregó un tópico infaltable:
«Parte fundamental de lo que se planteó en compensaciones es un beneficio para la clase media».
Y finalmente, dejó caer el chantaje:
«Si estamos de acuerdo en el grueso del proyecto lo que corresponde es aprobar la idea de legislar, porque efectivamente la oposición mantiene una mayoría en la comisión, por lo tanto no hay ningún razón o excusa para negarse a discutir el proyecto, porque siguen teniendo mayoría durante la tramitación del proyecto. Negarse a debatir es decirle no al crecimiento, a la inversión, al empleo y al desarrollo y progreso del país».
La trampa del lobby
La derecha tiene una habilidad maníaca, casi visceral, para homologar sus intereses con los del país.
Todas estos amagues y fintas tienen por propósito encubrir el objetivo final de la contra-reforma tributaria de Piñera, consistente en volver al sistema tributario integrado.
En el régimen integrado, el impuesto pagado por la empresa; esto es, el Impuesto de Primera Categoría, es un crédito contra los impuestos finales, el Impuesto Global Complementario, de los socios o accionistas, que se puede utilizar íntegramente.
Esa es, por lejos, la principal brecha de elusión tributaria permitida por sistema, con el pretexto de que lo que ahorran las empresas en impuestos, lo reinvierten en desarrollo productivo, que, recursivamente, generan trabajo y progreso para el país.
El problema es que jamás lo han hecho y nunca lo harán.
El objetivo último de la contra-reforma tributaria de Piñera, es el escenario ideal en el cual los ricos no pagan impuestos, porque, en último término los descuentan de sus gastos; una burla sangrienta al noventitanto por ciento de los chilenos, que pagan proporcionalmente elevados impuestos, cada vez que compran un kilo de pan.
En cambio, en el régimen de Tributación Semi Integrado, establecido por la reforma tributaria del gobierno de Bachelet, los ricos pagan pocos impuestos, pero, en definitiva, algo pagan.
Dicho sistema prescribe que los dueños de las empresas deben tributar sobre la base de los retiros efectivos de utilidades. Los socios, accionistas o comuneros tienen derecho a imputar como crédito un 65% del impuesto de Primera Categoría pagado por la empresa respectiva.
Las empresas que se acojan al sistema de renta atribuida deben pagar Impuesto de Primera Categoría con tasa de 25,5% durante el año comercial 2017 y con tasa de 27% a partir del año comercial 2018 en adelante.
Para no cansar con tecnicismos: esos menos que modestos avances en progresividad tributaria y justicia distributiva son los elementos que están en juego en la opaca contra-reforma de Piñera.
Eventualmente, una potente oposición ciudadana puede compensar la probable traición parlamentaria del sector neoliberal de la ex-Concertación.
A eso hay que apostar.