por Francisco Herreros.
Que no haya sido sorpresivo, pues incluso lo anunciaron, no significa que no sea grave, ni que vaya a carecer de consecuencias en el laxo seno de la(s) oposición(es) al gobierno neoliberal de Piñera.
El hecho es que con los votos de los dos diputados de la Democracia Cristiana, la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados aprobó, por 8 votos a favor y 5 en contra, la idea de legislar la contra-reforma tributaria del Gobierno.
Con los votos de Ortiz y Lorenzini, el protervo proyecto del gobierno, por 7 votos a 6, hubiera terminado donde merece: el basurero de la historia.
Y no es que esos diputados hayan actuado por la libre. Durante la sesión, estuvieron presentes el jefe de los diputados DC, Gabriel Ascencio y el diputado Gabriel Silber, factótum de la mesa directiva. Incluso, Lorenzini no usó sus cinco minutos, mientras Ascencio lo orejeaba para convencerlo de votar a favor, dado que pretendía abstenerse.
De guisa, votaron a favor de la idea de legislar los diputados Carlos Kuschel, Alejandro Santana y Leopoldo Pérez, de Renovación Nacional; Patricio Melero, Guillermo Ramírez y Gastón von Mühlenbrock, de la UDI, y los demócrata cristianos Josér Miguel Ortiz y Pablo Lorenzini.
En contra, lo hicieron los diputados Pepe Auth (Ind.), Giorgio Jackson (RD), Manuel Monsalve (PS), Marcelo Schilling (PS) y Daniel Núñez (PC).
Ahora, la Comisión de Hacienda abordará la discusión de la propuesta del Gobierno en particular, proceso que durará no menos de dos meses, antes de llegar a la Salas.
Es en esa etapa donde, tradicionalmente, se han cocinado los acuerdos entre la derecha y la ex-concertación.
Ahora, con Ortiz y Lorenzini, todo puede suceder.
El cuesco de la breva
Hace algunos días, planteábamos la pregunta ¿podrán los ricos dejar de pagar impuestos con el apoyo de la clase media?.
Teníamos en mente, justo, el comportamiento de los diputados de la DC y el Partido Radical, que hace rato vienen dando señales de propensión a legislar con el gobierno -naturalmente, a cambio de concupiscentes compensaciones- en temas de neoliberalismo estratégico, como lo es, por antonomasia, la contra-reforma tributaria de Piñera.
Desgraciada y amargamente, la respuesta puede llegar a ser afirmativa, por más que vaya contra natura.
Con los radicales todavía no se sabe, porque no están en la Comisión de Hacienda, pero el voto de los diputados Pablo Lorenzini y José Miguel Ortiz constituye una doble traición: primero con el pacto político opositor, en virtud del cual la DC dispone hoy de la Presidencia de la Cámara; pero, mucho más importante que eso, con sus electores; es decir, la clase media, que dicho partido presume representar.
Nadie en el parlamento ignora lo que está en juego: la integración del sistema tributario, en virtud del cual el 1% de la población; en rigor, los dueños de Chile, volverán al régimen ideal de exención tributaria.
Todo lo demás, incluso la discusión sobre las compensaciones; el típico argumento de segundo orden relevado a principal, es funcional a ese objetivo.
La DC fue severo Catón de las compensaciones.
Por tanto, es justo que su electorado sepa de qué se trata.
Que sean US$ 200, 400 o 600 millones es irrelevante respecto a lo que significa la transaca: es el monto que los más ricos ahorrarán de lo poco que debían pagar en impuestos, en virtud de la reforma de Bachelet, y que deberá ser recaudado por medio de otros «esfuerzos» tributarios, alegremente endosados a la clase media y al conjunto de la población, bajo el falaz embozo de beneficios tributarios de mínima monta a las pymes, sectores medios y tercera edad.
El afán del gobierno en hacer aprobar la idea de legislar en la Comisión de Hacienda, y su desenfrenado júbilo una vez logrado, obedece, en último término, al dogma neoliberal de que eximir de impuestos al capital, y en virtud de la cabriola del sistema integrado, al percentil más rico de la población, estimula la inversión; por tanto trae crecimiento y en consecuencia, aumenta la oferta de trabajo.
Eso no es verdad, y el diputado Lorenzini lo sabe.
Nunca ha sucedido, ni sucederá, al menos mientras las ranas no críen pelo.
En cuarenta años, lo único que acredita el sistema tributario al que pretende retornar la contra-reforma de Piñera, es concentración de la riqueza, inédita desigualdad social, y monopolio en la abrumadora mayoría de las «industrias» del «mercado» nacional.
Señuelo distractor
La DC tiene todo el derecho de creer en ese dogma, y de hecho hace bastante tiempo que proyecta señales de colonización de su pensamiento económico por la «modernización» neoliberal.
Pero incluso la desfachatez tiene un límite.
Una cosa es que la DC, y eventualmente el PR, le den la pasada a la aberrante contra-reforma tributaria de Piñera, pero muy distinto es que voten el proyecto de la plutocracia en nombre de beneficios tributarios para «las pymes, la clase media y los jubilados», como recita el mantra, u oculten su traición en subterfugios que desplazan la cuestión central, como la polémica de morondanga que dejaron servida los medios, una vez que el presidente de la comisión, el diputado comunista Daniel Núñez, el primero en ocupar ese cargo desde 1973, les enrostró a Ortiz y Lorenzini, que «incumplir acuerdos no es correcto éticamente».
Ahí ardió Troya, al menos en la módica escala mediática local. Parecía que a la DC había sido agredida en el centro de su esencia, o desgarrada en su honor, acaso ambas.
«Después que fui tu generalísimo ayer y ahí me mandó a decir que teníamos poca ética, hueón. Lo de poca ética te propuse yo y el otro votó por ti. Puta que tenemos poca ética, puta que hemos sido poco con la oposición… cortemos el tonteo. Voy a votar a favor la idea de legislar, pero tengo clara que las otras cosas las voy a votar todo en contra», le dijo Ortiz a Núñez, ante su sorpresa.
Luego, sin que nadie le preguntara, agregó:
«No tengo negocios con nadie, no tengo pedido ningún cargo a la oposición, no tengo ningún complejo si el próximo año no soy presidente de la Comisión de Hacienda».
Un típico caso de cargo de conciencia.
Agregó que nunca habló con ningún ministro sobre este tema; una mentira a medias, pues sabe perfectamente que en las últimas semanas el ministro Secretario de la Presidencia, Gonzalo Blumel, se reunió al menos en dos ocasiones con el presidente de la DC, Fuad Chahín.
Que la cuestión haya llegado hasta ahí, pase. Pero todavía faltaba el envite del jefe de bancada de la DC, Gabriel Ascencio, quién arrambló, montado en la yegua de la cólera:
“Yo creo que si él quiere transformarse en el jefe de la barra brava, en el matón de la comisión, el que va a amenazar a todos, eso no tiene sentido. Daniel Núñez, un diputado inteligente, pero que no es capaz de condenar ninguna dictadura en el mundo, no nos puede venir a nosotros a darnos clases de ética ni democracia. Lo que quisiéramos es que Daniel, un tipo inteligente, que se ganó los votos nuestros y la confianza nuestra en la comisión de Hacienda dirija la discusión de los proyectos, no de la reyerta”.
Resultado neto: los medios dedican sus espacios a jugar al caluga o menta entre Núñez y Asencio, o a contar quién le dijo qué a quién, y qué le respondió aquel, o si el primero apoya dictaduras, en obvia referencia a Nicolá Maduro, al tiempo que esa cháchara insulsa oculta el punto central: con los votos de la DC, el sector de la empresa monopólica y sus propietarios, el 0,01% de la población, pueden volver a ser eximidos del pago de impuestos, a pretexto de la inversión, el crecimiento y el desarrollo, y en nombre de beneficios tributarios a las pymes, la clase media y los jubilados, muy discutibles, por lo demás.
Trasfondo ideológico
Tampoco deja de ser cierto que, si bien en plano discreto, en esta polémica subyace un debate ideológico apenas contenido.
Así, Daniel Núñez planteó:
“Cuando el presidente de la DC lleva al partido a aislarse y a coludirse con la derecha para borrar las obras y conquistas sociales que logramos en el Gobierno de Michelle Bachelet, uno se pregunta qué credibilidad tenemos para aspirar a ser Gobierno en una próxima ocasión. Había un acuerdo entre partidos de la oposición para rechazar la discusión de la iniciativa del Ejecutivo, y el único que salió a romper este acuerdo y a apoyar la reforma tributaria fue la DC”.
La refutación de Ascencio se redujo al típico argumento ad-hominem:
“Ayer con votos de la Democracia Cristiana fue elegido presidente de la Comisión de Hacienda Daniel Núñez, hoy nos acusa de una relevancia superflua, que no tenemos relato, ¡que no tenemos ética! y dice que estamos coludidos con la derecha. Ayer elegimos al compañero diputado comunista presidente de la comisión de Hacienda y hoy día nos sale con esto”.
Añadió:
«Creo que si él quiere transformarse en el jefe de la barra brava, en el matón de la Comisión, el que va a amenazar a todos, eso no tiene sentido. No es capaz de condenar ninguna dictadura en el mundo, no nos puede venir a nosotros a darnos clases de ética ni democracia”.
Guillermo Teillier le respondió en su twitter:
“Matón es el que critica o el que amenaza con censura, el que ofende o el que burla los acuerdos”.
El baile de los que ganan
En una escala de inversa proporcionalidad, el júbilo del gobierno es un indicador de la magnitud de la traición de la democracia cristiana.
Los ministros a cargo de la negociación fueron felicitados por Piñera a través del grupo de WhatsApp del gobierno:
“Felicitaciones a los ministros A. Chadwick, F. Larraín y G. Blumel. Y también a los subsecretarios C. Alvarado e I. Guerrero por su gran desempeño en buscar diálogo y acuerdos para la urgente y necesaria modernización tributaria”.
Evidentemente, no podía no referirse a la DC. Lo hizo a través de su cuenta de twitter, sin omitir ninguno de los tópicos de campaña:
Valoramos y agradecemos decisión DC votar a favor Proy Moderniz Trib.Gran noticia para impulsar crec,inversión,empleos y emprend. Gran noticia para clase media,Pymes,adultos mayores y regiones.Camino diálogo y acuerdos permite avanzar + rápido, llegar + lejos y hacerlo + seguros
— Sebastian Piñera (@sebastianpinera) 9 de abril de 2019
El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, sostuvo con su característica mueca de ceja alzada, que a veces parece una sonrisa, y otras, una interrogante:
“Sin duda que hay satisfacción…estamos muy convencidos que es un proyecto muy importante para Chile. Se ha despejado una primera valla”.
Agregó:
“Hemos dado muestras de nuestra disposición a conversar, legislar es dialogar. Hoy día se ha dado el paso para mejorar nuestro sistema tributario, y estamos disponibles para mejorar el proyecto, por supuesto, para recibir nuevas propuestas”.
Prosiguió imperturbable:
«Este es un buen proyecto para Chile, lo mismo dicen el Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Yo pido que escuchemos lo que dicen las pymes, lo que dicen los sectores sociales, lo que dicen los adultos mayores: ellos también quieren ver una rebaja de contribuciones. La regiones también quieren tener más recursos, quieren que aquellos proyectos grandes que se establecen en su sus regiones, y que a veces ocasionan inconvenientes, dificultades, molestias, también dejen algo en las regiones».
O sea, el libreto de pé a pá, que al menos tiene la virtud de mostrar el cuadro completo: repartición de migajas a cambio del premio gordo, el sistema tributario integrado.
A los gremios empresariales poco les faltó para salir a descorchar champaña.
El presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio, CPC, Alfonso Swett, señaló:
“El gran ganador de hoy es la ciudadanía que necesita reformas que nos ayuden a recuperar el empleo y los salarios que se han quedado muy rezagados del crecimiento económico”.
¿y Bosnia?
El Presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, SNA, Ricardo Ariztía apuntó:
«Ahora es prioritario que los parlamentarios aborden la discusión del actual proyecto de forma responsable, eficiente y rápida para tener cuanto antes un sistema tributario integrado y equitativo, que sea transversal a todos los actores económicos, sin importar su tamaño, con el fin de incentivar la inversión y el crecimiento del país”.
La experiencia muestra hasta la saciedad que en Chile hay tamaños y tamaños.
El diputado de la UDI, Patricio Melero, integrante de la Comisión de Hacienda, agregó de su cosecha:
«Esta es una reforma fundamental para seguir promoviendo el desarrollo. Esta reforma resulta clave para las pymes, porque genera y ayuda a su impulso productivo; esta reforma es un alivio para más de 300 mil adultos mayores vulnerables que verán una baja en sus contribuciones de bienes raíces”.
Tampoco pudo sustraerse al elogio de la DC:
“La decisión de la DC es una señal positiva y que tiene que ser valorada en toda su magnitud, Estimula todos los valores de nuestra democracia dialogante. Es una forma de fomentar el diálogo y la gobernabilidad”.
Ortiz devolvió la gentileza:
«Si algo he aprendido en mis años en el Congreso, es a escuchar».
Ciertos medios, en particular La Tercera, sugieren una operación política mayor:
«En el Ejecutivo reconocen que en el marco de las conversaciones con la DC se le hizo saber a la colectividad que podrían jugar un rol crucial de aquí en adelante, ‘tomarse el centro político’ y que el gobierno vaya recogiendo sus propuestas en otras iniciativas. En ese sentido, fuentes de gobierno aseguran que a la DC ‘le conviene’ ser un partido bisagra entre La Moneda y la oposición. De hecho, el propio Chahin deslizó una postura similar el martes».
¿Queda alguna duda acerca de la dirección de los disparos?
Las uvas de la ira
En paralelo a esos escarceos, en el resto de la oposición ardían los fuegos del horno de Vulcano.
El Presidente del Partido Comunista, diputado Guillermo Teillier, sostuvo:
“Es impresentable que diputados de oposición voten a favor de Reforma Tributaria, que solo favorece al 1% más rico. Migajas que ofrece el gobierno no alcanzan para votar a favor, sería una burla a la mayoría del país”.
El presidente de la Comisión de Hacienda, Daniel Núñez, también del Partido Comunista, señaló:
“Hoy día tenemos una mala noticia para Chile. Un proyecto de ley que ha sido denominado modernización tributaria, la verdad que de modernización tiene poco, tiene nada Esto lo que es una contra reforma que busca desarmar los principales avances que tuvimos en materia de equidad tributaria en el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet”.
Agregó:
“Siempre dijimos que una reforma tributaria tenía que ser progresiva; que a los dueños de las grandes empresas se les cobre más impuestos y que de esa manera se corrijan las desigualdades sociales en Chile. No desnaturalicemos una reforma tributaria que trajo equidad e igualdad por un sistema tributario que va profundizar las desiguales, que son los mismos principios tributarios de la dictadura. Piñera quiere volver a esa lógica”.
El diputado Giorgio Jackson, de Revolución Democrática, manifestó:
“Votar la idea de legislar no se refiere a dialogar como se ha querido dar entender. Votar legislar es compartir el corazón del proyecto. Ya habiendo superado la barrera de la idea de legislar, lo cual considero una muy mala noticia, porque el corazón del proyecto insistimos beneficia de manera desproporcionada a los sectores de mas altos ingresos a costa de las clases medias y sectores populares, creemos que es importante tomarnos muy en serio el debate en particular”.
Luego, citó una frase del presidente de la DC, Fuad Chaín, antes de que comprometiera los votos de la DC:
«‘La derecha no quiere defender a las pymes, sino mantener los privilegios de los más ricos’. Esa no es una frase mía; fue de Fuad Chahín, quien ahora dijo estar de acuerdo con el gobierno”.
El diputado independiente Pepe Auth afirmó:
«El gobierno nunca estuvo dispuesto a hacer concesiones verdaderas. Sin embargo, como tenían asegurados los votos –con los votos de la DC que se fugaron de la oposición-, entraré en la discusión en particular para impedir que se apruebe cualquier medida regresiva para el sistema tributario».
El diputado Marcelo Schilling (PS) declaró:
“Si entregamos la idea de legislar así como así sin el compromiso de cambiar lo que nos parece mal, pecamos de ingenuos. Lo que más molesta, aparte de esta ijusticia que se está produciendo, es que se gobierna con fake news”.
La presidenta del Partido Humanista, Catalina Valenzuela, solicitó la renuncia del presidente de la Cámara de Diputados, Iván Flores, además de invitar a partidos del Frente Amplio y de la izquierda a sumarse a un «gran bloque de oposición», excluida la DC:
«Estamos certeros que lo que corresponde hoy día a la Democracia Cristiana es demostrar coherencia y decencia y dar un paso al costado. El señor Flores de su presidencia, que obtuvo obviamente como un acuerdo basado en mentiras que se han demostrado hace una semana, firmando a vista y paciencia de la comunidad pública un acuerdo que hoy día desmiente diciendo que sí están dispuestos a votar y tratar el tema de la ley tributaria».
Consecuencias de la traición
Con el desplante de la DC, el inestable equilibrio de la coalición de centro izquierda, que en el gobierno anterior se denominó Nueva Mayoría, experimentó el mayor golpe de su titubeante existencia.
¿Logrará encajarlo?, ¿o por el contrario, dará lugar a una redefinición de las políticas de alianza de la denominada centro-izquierda?
Por ahora, noticia en desarrollo…
Con la calentura del momento, Núñez declaró en una radio que ADN que la decisión dejó heridas de muerte en la oposición. Como sea, al atardecer del miércoles bullían bilaterales y reuniones entre parlamentarios del Frente Amplio y partidos de la ex Nueva Mayoría, donde se discutía la ruptura del acuerdo opositor.
El clima era tenso y menudeaban referencias a la coordinación y acuerdos de la oposición, así como, y principalmente, las próximas elecciones municipales.
Al día siguiente, los partidos del sector realizaron una conferencia de prensa, sin la DC.
“Creo que es evidente que ha habido un quiebre de un espíritu de acuerdo y de colaboración al interior de la oposición con la DC, creo que eso va a requerir una reflexión más profunda al interior de cada bancada; las relaciones con la DC se van a enfriar, sin duda», sostuvo el jefe de bancada del Partido Socialista, Manuel Monsalve.
«La DC había dado señales absolutamente distintas. Es para reflexionar que un partido que se define de la oposición sea felicitado por el Presidente Piñera y criticado por la oposición», agregó.
En opinión de Teillier, se trata de algo más serio que un quiebre:
“Va quedando claro que la DC quiere nada o poco avanzar con el resto de la oposición. Ha llegado el momento tal vez de repensar las alianzas políticas. No se puede hacer un compromiso un día y desahuciarlo al siguiente. Se ha creado una situación gelatinosa, inconsistente, por el afán de lograr pequeñas ventajas partidarias.
El país y una mayoría que siente el peso de la desigualdad, necesita de una oposición que defienda sus intereses y no el de los grandes empresarios. Además, cuando algo se conquista, aunque sea poco, con el concurso de toda la oposición, es muy triste que un partido asuma como suyos estos logros y deseche a los demás que le dieron sustento”.
«Que la DC vote a favor debilita la capacidad negociadora de la oposición. Creemos que ese es un error político y un favor al Gobierno. Nos llama la atención que la DC haya tenido una definida campaña comunicacional previa cuando se supone que fue una decisión que tomó ayer la bancada», manifestó el jefe de la bancada socialista, Manuel Monsalve.
«Lo que va a ocurrir hoy día va a enfriar las relaciones, por lo menos de la bancada del Partido Socialista, con la Democracia Cristiana. Es algo de sentido común», añadió.
Los votos de Ortiz y Lorenzini determinaron, en lo inmediato, la discusión en particular en la Comisión de Hacienda; proceso que, como se dijo, tardará -probablemente- entre dos y tres meses en llegar a la sala.
Mientras tanto, ni Piñera, ni el Papa, ni nadie, puede impedir que se pronuncie la voz del pueblo, liberada del corset de la democria representativa:
#¡¡¡¡No a la Exención Tributaria de los Súper Millonarios de Chile!!!
#¡¡¡Que los ricos paguen empuestos ¡ya!!!!