Puntadas con Hilo, por Pablo Monroy M. Es fácil escribir columnas de actualidad en un país como este, tan obvio.
Están ordinaria y burda la clase dirigente nacional que todo lo que uno afirme acá, aún basado en supuestos, usualmente termina confirmándose, gracias a los torpes manejos que no se cansan de hacer las autoridades, cuando dicen estar haciendo frente a la vicisitud de momento que nos asola.
El día de hoy, 24 comunas más de la región Metropolitana han vuelto a fase 2, es decir, han salido de su confinamiento más estricto y han recuperado algo de su libertad de movimiento. El asunto es que ese anuncio se hizo exactamente al mismo momento en que también nos anunciaban que se confirmó la presencia de la variante Delta del virus en nuestro territorio, misma que ha sido declarada como de “preocupación” por parte de la OMS, dada su alta transmisibilidad.
Hasta la fecha, el organismo ha diferenciado entre “variantes de interés” y “variantes de preocupación”. Entre las primeras se encuentra, entre otras, la cepa “Andina” o “Lambda”, detectada inicialmente en el Perú, y entre las segundas, la cepa británica o “Alpha”, la sudafricana o “Beta”, la brasileña o “Gamma” y la india, la famosa “Delta”.
Cabe señalar que esta nomenclatura asociada al alfabeto griego, obedece a la iniciativa de la autoridad, para no estigmatizar el lugar en donde fueron descubiertas por primera vez estas distintas variables, y evitar con ello, que todos incurramos en la misma falta de respeto que el ex presidente estadounidense, Donald Trump, que insistía en llamar “virus chino” al Sars-CoV-2.
Ahora, ¿por qué genera tanto ruido la presencia de esta variable en nuestro país? Porque, de acuerdo a lo que publicó El Mostrador hace unos días, de entre las variables de preocupación, esta es la de más rápida transmisión entre personas según la misma OMS, por lo cual, María Van Kerkhove, jefa de la célula técnica anticovid del organismo, declaró el pasado 21 de este mes, que esta variante, ya presente en 92 países, “tiene ahora la oportunidad de transmitirse con el aumento de la socialización, si la relajación de las medidas se hace demasiado pronto».
Todo esto, mientras nuestro gobierno decide relajar las medidas, entonces, entre el jueves pasado y hoy ya tenemos 34 comunas en fase 2, a cuyo total se sumarán ocho comunas más, a partir de este próximo jueves, sumando así un total de 42 comunas, de las 52 que tiene la región metropolitana, que contarán con mayores libertades de movimiento de aquí al fin de semana.
No es solo a los expertos locales a los que nuestras autoridades no les gusta escuchar, al parecer.
Quienes dirigen a este país, tienen la extraña afición de inventarle nombre o cambiarle el color a las cosas cuando anuncian que harán cambios profundos. Así, como una medida supuestamente mejor a la que se recomendaba a nivel mundial en su momento, acá tuvimos “cuarentenas dinámicas” en vez de cuarentenas totales. Del mismo modo, hoy tenemos la “fatiga pandémica” como excusa para justificar este injustificable relajo de las medidas, al momento exacto en que ingresa esta nueva variante “de preocupación”.
Está claro que los manejos que se han hecho de la pandemia, en este país, son cualquier cosa menos sanitarios y que el gobierno parece seguir únicamente interesado en la posibilidad de control social que este escenario le propina, ya nadie puede dudar de aquello.
No fuimos pocos de hecho, quienes, justo antes de las últimas elecciones, señalamos que ese “repentino” retroceso a cuarentena total, de toda la región, justo el fin de semana de los comicios, no era más que una sucia treta para tratar de interferir de algún modo la participación ciudadana. Esta es la tan burda obviedad a la que nos referíamos al comienzo de este texto.
Vistos los resultados en cuanto a participación, se podría aducir que lo lograron, al menos en cierto grado. Ya ha trascendido, por más de un medio, que la gratuidad en la locomoción colectiva que se prometió para la primera vuelta de mayo, no fue tal, y es más, en muchos sectores de la capital se reportaron aún menos micros que las habituales.
Es cierto que la abstención del voto es también la elección de otra cosa ajena a las urnas, ya hemos tratado aquí aquello en las columnas anteriores, pero es igual de cierto que quienes nos mandatan no nos dicen todo lo que deberían decirnos, o nos lo dicen a medias, o nos lo dicen de manera tan enredada que al final es imposible entender lo que se supone que nos quieren decir.
Como sea, el hecho es innegable… no nos dicen lo que deberíamos saber por el solo e inalienable derecho que tenemos a saberlo. Ante tal escenario, siempre lo he sostenido, solo nos queda enterarnos poniendo toda nuestra atención en lo que no nos dicen cuando nos están diciendo.
Nunca mejor dicho el dicho, de que no dan puntada sin hilo estos.
Menos de 24 horas logró sostener el gobierno, su afirmación oficial de que la paciente portadora de la variante Delta del Coronavirus, había cumplido la cuarentena correspondiente al ingresar al país.
Usted podrá cuestionar, con todo derecho, el sustento que tiene esta argumentación, y puede que tenga razón, pero este escándalo, que ya ha tomado ribetes judiciales incluso, al declararse la querella, por violación de la normativa sanitaria en contra del ministro de salud – Enrique Paris, la subsecretaria de la cartera – Paula Daza y la Seremi de Salud de la RM – Paula Labra, además de la investigación penal en contra de la mujer contagiada que introdujo la cepa.
Esta querella no hace más que volver a mostrar que, justamente, no nos están diciendo lo que deberían decirnos mientras nos confunden diciéndonos otras cosas.
El hecho indigna, por supuesto, pero lo realmente terrible del caso, es que estos hechos se siguen sucediendo invariablemente y luego continuamos sumidos en la rutina hasta que el próximo escándalo vuelva a indignarnos, cuando nuevamente nos enteremos por la prensa o porque “alguien” filtró un audio o alguna otra fuente, que nos volvieron a mentir.
Lo que sí han dicho diversas personalidades del quehacer económico nacional (¿porqué sanitario, para qué verdad?) frente a la situación, son lo que han declarado personajes como del ministro de Economía, Lucas Palacios, quien señaló que «no nos gusta restringir las libertades, menos a este Gobierno. Sin embargo, estamos ante una pandemia y tenemos que ser responsables (…). Cada uno tiene que hacerse responsable para cuidar al resto».
Por su parte, Héctor Sandoval, presidente de Conapyme, aseguró que «obviamente existe preocupación sobre la variante Delta, pero también tenemos claro que hay que reactivar la economía».
Marcos Rivas, presidente de la Asociación de Emprendedores de Chile, declaró que «no nos puede paralizar una nueva cepa, porque como ésta, vendrán otras». Desde la Cámara Nacional de Comercio, su presidente Ricardo Mewes, dijo que “hay que estar muy atentos” (al desarrollo de esta variante) y que «(…) de lo que sí estamos seguros es que nuestro sector, en especial las pymes del comercio y del turismo, ya no son capaces de soportar nuevos cierres».
Carlos Soublette, gerente general de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), agregó que «si bien existe preocupación en el sector por las repercusiones que podría generar esta nueva variante del coronavirus, creemos que lo más importante es que todos continuemos manteniendo las medidas que hasta ahora han demostrado que son seguras (…) como gremio hemos propuesto aumentar los aforos porque el comercio formal desde que comenzó la pandemia ha aplicado todas las medidas seguridad para poder operar».
Finalmente, Máximo Picallo, presidente de la Asociación Chilena de Gastronomía (Achiga), señaló que «esto de que llegue una nueva variante es algo a lo que nos vamos a tener que acostumbrar, esta no va a ser la última variante que va a aparecer en el mundo (…). El sector no resiste nuevos cierres».
Tales son las perlas que se pueden encontrar en la prensa, en donde todos estos “expertos” han dado su parecer, mientras la comunidad científica y el ColMed son cuestionados cada vez que señalan alternativas para paliar la situación.
Todos quienes han dado estas declaraciones, invariablemente, aluden a la responsabilidad de las personas para mitigar las consecuencias de la pandemia, todos apelan al cuidado que merecen los pequeños emprendedores a punto de quebrar y todos, de igual manera, se escudan en el que es justamente uno de los aspectos sanitarios más abandonados en este país, el de la salud mental, como argumento para otorgar mayores libertades.
¿Para qué ser proactivo si se puede ser reactivo, verdad?
La banda “Los Tres” cantaba, por allá por los años ’90, su canción Tontos no pesados, que me ronda hoy de la misma manera que me rondan las mismas preguntas de entonces (y esto es ciertamente triste) y es que, aun después de tanto tiempo, no puedo determinar aún si nuestros gobernantes son tontos o son pesados
Si fuera tontera, no se justifican sus acciones, pero sí se harían al menos algo comprensibles, en el entendido de que su falta de inteligencia no les permitiría proceder distinto.
¿Pero si son pesados? Digo, ¿si hacen lo que hacen con la decidida intención de molestarnos…de jodernos?
Y es que, literalmente, agotaríamos varias columnas, solo enumerando los distintos embustes en que ha incurrido el gobierno (todos, es cierto, pero éste es el que nos convoca) y sus amigos.
La manera en que se condonan deudas millonarias, fraudes y coimas acá, es realmente impresentable.
Cencosud aprovechándose de la ley de protección al empleo hace apenas un año, mientras se repartía las ganancias del periodo anterior. Compra de ventiladores que nunca fue. Cajas con mercadería, que no llegaron a todos quienes las necesitaban, compradas específicamente en Jumbo (también Cencosud).
Isapres, aseguradores y Administradoras de fondos de pensiones marcando números azules aun cuando acusaban supuestas pérdidas desde el estallido social hasta acá.
Pagos a residencias sanitarias que no se usan o que mienten ocupantes.
Salvatajes a aerolíneas que amenazan con causar gran desempleo si terminan quebrando (el año pasado LATAM se acogió al artículo 159 del código laboral, que versa sobre “causas fortuitas”, para despedir a quien no firmara el abusivo acuerdo unilateral con que le bajaron el sueldo a todos sus trabajadores).
Pagando cifras estratosféricas, como en el infame Plan Colchane, en que a través del ministerio del interior, este gobierno firmó un contrato de 12 meses con SKY (de Holger Paulmann, sobrino de Horst, dueño de Cencosud) por 1500 millones, para sacar a los migrantes irregulares en el país, sin derecho a apelar la resolución judicial que los exilia.
¿Uno no puede creer que todo eso sea tontera, cierto?
Frente a estos hechos, además, la táctica siempre es la misma, hacer mucho ruido ante esa pequeña “ofensa” de parte “nuestra”, para hacer parecer que la misma es una gran herida a toda la nación. Mientras que respecto a las heridas profundas que la clase político-económica le sigue infringiendo al país, guardan el más absoluto silencio y se las hace parecer como el necesario costo del desarrollo, o la manera en la que se logran los acuerdos por la paz social.
Todos rasgan hoy vestiduras, desde el derechismo más duro hasta columnistas famosos que se venden como progres, por el hecho de que el programa de un presidenciable contiene un apartado que contempla la planificación de una real libertad de medios, mientras que ninguno de ellos menciona el hecho de que el actual presidente llamó a La Moneda a todos los directores de canales de televisión, en pleno estallido social, para controlar lo que emitía cada señal. Por ejemplo.
Igual pasa con los debates, en donde le preguntan solo a un sector por violaciones a los derechos humanos sobre los cuales no tienen ninguna injerencia, mientras se omite del todo la consulta a quienes sí tienen muchas cuentas que rendir al respecto.
Igual cuando les duele tanto que los distingan por su nombre a estos infelices.
No en lo que nos dicen, sino que en lo que no nos dicen, amigas y amigos, es en donde hay que poner la atención para adivinar la verdad, para descoser de una buena vez todas sus mentiras de este campo de flores bordado, y enredarles para siempre ese hilo con el que están tan habituados a dar sus puntadas.