Cierto rastacuerismo intelectual, que en poco o nada colaboró en la lucha contra la dictadura, a la cual contribuyó a instalar, anda pontificando acerca de quiénes pueden participar en la conmemoración de la victoria del NO en el Plebiscito de 1988, hecho que, además, distorsiona con la falaz afirmación de que Pinochet fue derrotado con un lápiz.
Además de una arrogante tergiversación de la historia, es una falta de respeto para los que verdaderamente combatieron a la dictadura sin otro armamento que coraje, rebeldía y determinación, por lo cual pagaron un alto costo en muerte y sangre.
Qué distintos a los relamidos intelectuales que atribuyen el triunfo del NO a la franja electoral de la televisión, en la cual se predicó una alegría que no llegó.
Todo empezó en marzo de 1983, en Punta Arenas, incluso antes de la primera protesta nacional, cuando un atónito y desencajado Pinochet escuchó por primera que le gritaban asesino vez en su cara.
https://www.youtube.com/watch?v=z_9-E7ryXf4
En junio de 1989, Pinochet inspeccionó las obras del nuevo edificio del Congreso, entonces en construcción en Valparaíso, y se llevó una inesperada sorpresa.
Entre la Primera Jornada Nacional de Protesta, el 11 de mayo de 1983 y el Paro Nacional del 2 y 3 de julio de 1986, se registraron 11 grandes jornadas de protesta que movilizaron a millones de personas, principalmente de extracción popular, que registraron un saldo de 141 muertos y miles de heridos, según cifras del Informe Rettig.
En 1983, un equipo de la televisión francesa vino a reportear el resultado de los primeros diez años de la Dictadura.
Centrado en la situación de la población La Victoria, el reportaje muestra la debacle económica que se vive en el país tras la crisis de 1982 y el gran movimiento popular que se desarrollara como consecuencia de ello.
La investigación habla de la precariedad de los programas de empleo mínimo (PEM y POJH), la organización de las primeras ollas comunes y el permanente temor a la represión que se extiende en los sectores populares. Se incluyen entrevistas a pobladores y al padre Pierre Dubois, párroco de La Victoria. Subtitulada en español.
A diferencia de las protestas post-dictadura, en aquel tiempo la fuerza principal la hacían los trabajadores, y principalmente, los pobladores.
Por ello, la represión a las poblaciones fue intensa, masiva, violenta y prolongada.
La población La Legua, fue una de las poblaciones que más más reprimidas, pero los pobladores supieron resistir.
En resumen, estas grandes y pequeñas luchas fueron las que posibilitaron la salida de la dictadura.
Ese rastacuerismo intelectual, ese que hoy falsifica la historia, ese que se jacta de lo que no hizo, fue el que pactó con la dictadura su proyección institucional.
El pueblo luchó, pero la alegría no llegó; y si lo hizo, fue para el Gran Empresariado, que en este país está en Jauja.
La democracia real, no el remedo de hoy, sigue siendo una tarea pendiente.