A una semana de dejar el cargo, la Jefa de Estado, Michelle Bachelet, firmó el proyecto de Ley de Reforma Constitucional que establece una Nueva Carta Fundamental para Chile, y que es resultado del Proceso Constituyente iniciado en octubre de 2015.
Entre abril y agosto de 2016 participaron 204 mil personas que dialogaron en Encuentros y Cabildos Ciudadanos. Y otras 17 mil personas que participaron en la Consulta Indígena Constituyente.
“El resultado de ese diálogo fue procesado sistemática y respetuosamente por el Consejo Ciudadano de Observadores y el Comité de Sistematización, dando lugar a la entrega de las bases ciudadanas del Proceso Constituyente -aquí en La Moneda- en enero del 2017.Las bases dieron cuenta de los grandes anhelos y acuerdos que los chilenos aspiran a que sean los pilares de la Carta Magna que rijan nuestra vida común. A partir de esas bases, apoyados en la tradición constitucional chilena y en el juicio de connotados expertos, elaboramos, con la detención y madurez que exige una tarea de esta envergadura, el proyecto de Nueva Constitución que hoy día enviamos al Congreso Nacional”, señaló la máxima autoridad del país, al comienzo de su intervención.
Luego, la Mandataria se refirió al contenido del proyecto que ingresará hoy al Congreso:
“En lo general, propone una nueva manera de comprender los derechos fundamentales y la estructura de poderes del Estado, y se sostiene en los valores basales de nuestra sociedad, como son los de la dignidad, la libertad, la igualdad, la solidaridad, el respeto de los derechos fundamentales de todos los seres humanos. Junto con ello, se propone un nuevo marco para la interpretación del texto constitucional, sobre la base del establecimiento de un Estado de derecho democrático y social, en el cual el Estado está al servicio de las personas y su finalidad es el bien común”.
Agregó:
“Se reconoce a los pueblos indígenas como parte fundamental de nuestro orden constitucional, debiendo el Estado promover y respetar su integridad, sus derechos y su cultura. Al mismo tiempo, se reconoce el derecho a contar con representación parlamentaria en el Congreso Nacional y se hace cargo de nuestra deuda histórica con los pueblos indígenas, reconociendo sus derechos culturales y lingüísticos”.
Posteriormente, apuntó a los cambios que fortalecen el poder de la ciudadanía y la democracia:
“Toda persona vulnerada en sus derechos podrá recurrir ante cualquier tribunal ordinario de primera instancia y solicitar su tutela, cuestión que podrá ser apelable ante el Tribunal Constitucional. Así se establece un sistema que ubique en la misma posición a las libertades individuales, económicas y los derechos sociales en su consagración y amparo. Por otro lado, y en cuanto al régimen político, se fortalece el equilibrio entre el Poder Ejecutivo y Legislativo, se eliminan los quórums supramayoritarios de las leyes, por lo que sólo existirán la mayoría simple y la mayoría absoluta. El único quórum mayor a los anteriores será el quórum de reformas a la Constitución de 3/5”.
Al finalizar sus palabras, explicó las modificaciones en materia de justicia constitucional:
“Se elimina el control preventivo que pueda, hasta ahora, requerir una minoría ante el Tribunal Constitucional, y sólo se podrá controlar obligatoriamente ciertas leyes con un quórum de 4/5 partes, es decir, 8 de 10 ministros del Tribunal Constitucional. Y sólo cuando exista una clara y fuerte mayoría de acuerdos sobre la inconstitucionalidad de una ley, ésta podrá ser controlada por dicho órgano. Además, propone un nuevo sistema de nombramiento de los ministros del Tribunal Constitucional, con la intervención de los tres poderes del Estado”.
Discurso de la Presidenta
Amigas y amigos:
En octubre del año 2015, abrimos el Proceso Constituyente a un verdadero diálogo cívico para que la nueva Carta Fundamental fuera una construcción colectiva, legítima y que nos permita asumir los nuevos desafíos del Chile de hoy.
Y fuimos avanzando en ese proceso etapa por etapa, tal como nos habíamos propuesto: dialogando, respetando las diferencias, incorporando todas las voces, en todos los rincones de Chile y en los lugares del mundo donde había chilenos. De hecho, recuerdo que vino alguien que me contó que en Nueva York habían hecho una discusión súper interesante.
Un proceso que entre abril y agosto del 2016 contó con 204 mil personas que dialogaron en Encuentros y Cabildos Ciudadanos. Y yo quiero decir que fueron más de 204 mil personas, porque hubo gente que me contó que hizo el Encuentro -el ELA, que se llamaba-, pero que no pudieron meterse a la página web. Entonces, como había que meterse a la página web, había que mostrar la foto, para que nadie estuviera inventando, digamos. Entonces, hay mucha que no lo logró. Pero, por lo menos, 204 mil personas certificadas. Y otras 17 mil personas que participaron en la Consulta Indígena Constituyente.
La etapa participativa fue en sí misma, yo creo, un logro valioso. Contra todos los pesimismos, pudimos demostrarnos que somos un pueblo que quiere conversar, expresar su diversidad de opiniones y hacerlo en un clima de respeto y con ánimo constructivo.
Y el resultado de ese diálogo fue procesado sistemática y respetuosamente por el Consejo Ciudadano de Observadores y el Comité de Sistematización, dando lugar a la entrega de las bases ciudadanas del Proceso Constituyente -aquí en La Moneda- en enero del 2017.
Las bases dieron cuenta de los grandes anhelos y acuerdos que los chilenos aspiran a que sean los pilares de la Carta Magna que rijan nuestra vida común.
Y a partir de esas bases, apoyados en la tradición constitucional chilena y en el juicio de connotados expertos, elaboramos, con la detención y madurez que exige una tarea de esta envergadura, el proyecto de Nueva Constitución que hoy día enviamos al Congreso Nacional. Hoy día aparecen titulares “a 5 días del Gobierno, envían Proyecto Constitucional”. Yo lo he dicho, vamos a gobernar hasta el último día. Así que eso no es algo que deba sorprender a nadie.
Este proyecto de Constitución es el fruto de esa reflexión que hemos hecho como comunidad, y surge de las etapas previas. Ahora, lo decía anoche en la Cadena Nacional -quienes la habrán escuchado- que no se trata de partir de cero, porque Chile es una nación con historia y aprendizaje. Por eso que hemos recogido esa herencia republicana, democrática, social, de avance y también de retroceso, y la hemos perfeccionado.
Y es una propuesta que respeta nuestra tradición constitucional y sigue la senda de dos siglos de construcción de la patria.
Es nueva, porque modifica sustancialmente la Carta Política vigente, pero mantiene muchas de sus disposiciones, casi todas las introducidas en las reformas realizadas desde 1989, y muchas de las cuales provienen también del texto de 1925.
¿Cuáles son los principales elementos de la nueva Constitución?
En lo general, propone una nueva manera de comprender los derechos fundamentales y la estructura de poderes del Estado, y se sostiene en los valores basales de nuestra sociedad, como son los de la dignidad, la libertad, la igualdad, la solidaridad, el respeto de los derechos fundamentales de todos los seres humanos.
Junto con ello, se propone un nuevo marco para la interpretación del texto constitucional, sobre la base del establecimiento de un Estado de derecho democrático y social, en el cual el Estado está al servicio de las personas y su finalidad es el bien común.
Pero no sólo el bien común individual, sino también el que busca crear las condiciones necesarias para el desarrollo integral y sostenible de la comunidad y de cada uno de sus miembros.
Y en una materia inaplazable se reconoce a los pueblos indígenas como parte fundamental de nuestro orden constitucional, debiendo el Estado promover y respetar su integridad, sus derechos y su cultura.
Al mismo tiempo, se reconoce el derecho a contar con representación parlamentaria en el Congreso Nacional y se hace cargo de nuestra deuda histórica con los pueblos indígenas, reconociendo sus derechos culturales y lingüísticos.
En cuanto a los derechos -ya lo decía- la nueva Constitución se basa en los derechos fundamentales de las personas. Establece, por un lado, un perfeccionamiento de los derechos actuales, tales como la igualdad y no discriminación, el debido proceso, la libertad de objeción de conciencia, la salud, la educación, la libertad de enseñanza como derecho inherente a la educación y el derecho al trabajo, entre otros.
Asimismo, se establecen nuevos derechos que dan cuenta de los cambios políticos, sociales y culturales que hemos experimentado en los últimos años, estableciendo el derecho a libre desarrollo de la personalidad, el derecho a la igualdad entre hombres y mujeres -en especial la prohibición de discriminación en materia salarial-, los derechos de los niños, niñas y adolescentes, el derecho a la participación en los asuntos públicos, el derecho al acceso a la información albergada en los órganos del Estado, las aguas como bienes nacionales de uso público.
Pero una Constitución no es tal sin la garantía de sus derechos. Es por ello que el proyecto crea un mecanismo de tutela universal de ellos, sin distinción según el tipo de derechos como ocurre hasta ahora, donde hay algunos que valen más que otros en cuanto a su protección.
Toda persona vulnerada en sus derechos podrá recurrir ante cualquier tribunal ordinario de primera instancia y solicitar su tutela, cuestión que podrá ser apelable ante el Tribunal Constitucional. Así se establece un sistema que ubique en la misma posición a las libertades individuales, económicas y los derechos sociales en su consagración y amparo.
Por otro lado, y en cuanto al régimen político, se fortalece el equilibrio entre el Poder Ejecutivo y Legislativo, se eliminan los quórums supramayoritarios de las leyes, por lo que sólo existirán la mayoría simple y la mayoría absoluta. El único quórum mayor a los anteriores será el quórum de reformas a la Constitución de 3/5.
Ésta es una de las principales profundizaciones democráticas, pues permitirá el real juego de mayorías y minorías, reglas bajo las cuales se podrán desarrollar los distintos proyectos políticos.
Junto con lo anterior, se atribuye iniciativa legal al Congreso en materia laboral, de seguridad social y en la creación de servicios públicos.
Paralelamente, el proyecto profundiza la democracia a través del mecanismo de innovación democrática como es la Iniciativa Ciudadana de Ley, que podrá activar el 5% de los ciudadanos con derecho a sufragio.
Ése es también el propósito del establecimiento de audiencias públicas en el Senado o en la Cámara de Diputados para todos los nombramientos de autoridades.
En materia de justicia constitucional, se elimina el control preventivo que pueda, hasta ahora, requerir una minoría ante el Tribunal Constitucional, y sólo se podrá controlar obligatoriamente ciertas leyes con un quórum de 4/5 partes, es decir, 8 de 10 ministros del Tribunal Constitucional.
Y sólo cuando exista una clara y fuerte mayoría de acuerdos sobre la inconstitucionalidad de una ley, ésta podrá ser controlada por dicho órgano.
Además, propone un nuevo sistema de nombramiento de los ministros del Tribunal Constitucional, con la intervención de los tres poderes del Estado.
Finalmente, en cuanto al mecanismo de generación de una nueva Constitución, el proyecto recoge la propuesta que presenté en abril del año pasado al Congreso Nacional, y se propone que sea una convención constitucional la sede para conocer y deliberar un nuevo texto fundamental.
Debe ser aprobado en un plebiscito final donde los ciudadanos y ciudadanas expresen si aprueban o rechazan ese nuevo texto.
Lo que enviaremos al Congreso es, en definitiva, una gran oportunidad de reencontrarnos en torno a un texto moderno y ajustado a lo que aspiramos como país.
Éste es un proyecto que estamos enviando, el Parlamento hará lo que corresponde, y estoy segura que nuestros parlamentarios van a tener la sabiduría de coronar este proceso histórico con un debate elevado y respetuoso de la voluntad popular.
Y estoy segura que a futuro, cuando recordemos cada paso de esta construcción colectiva, tendremos la satisfacción de haber estado en lo correcto al darnos como país la opción de fortalecer nuestra cohesión y nuestra democracia.
Muchas gracias.
a ultima hora quiere cambiar la constitución ..! después de haberse mandado las medias embarradas..! inundando el país de negros, los indios quemando bosques..!, etc en definitiva un gobierno malo y ambiguo a lo Daniela vega…!